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El coronel Pedro Baños habla tras su no nombramiento como Director Nacional de Seguridad
El coronel Baños ha roto su silencio. Y es de tal contundencia, de tal elegancia, de tal caballerosidad y de tal patriotismo la respuesta del coronel Pedro Baños que nosotros, desde La Tribuna de Cartagena, donde apoyamos su nombramiento y le defendimos de los da repelúsntes y malintencionados ataques que estaba recibiendo y que por fin lograron su objetivo, no podemos añadir ni una sola coma a su escrito.
Si acaso sólo una reflexión: ¿Cómo puede España permitirse desaprovechar el talento, la sabiduría y el patriotismo de sus mejores hijos?
Este es el texto íntegro de la carta publicada por el coronel Pedro Baños.
Pedro Baños, un valiente al que quieren dar 'Jaque Mate' - YouTube
El coronel Baños ha roto su silencio. Y es de tal contundencia, de tal elegancia, de tal caballerosidad y de tal patriotismo la respuesta del coronel Pedro Baños que nosotros, desde La Tribuna de Cartagena, donde apoyamos su nombramiento y le defendimos de los da repelúsntes y malintencionados ataques que estaba recibiendo y que por fin lograron su objetivo, no podemos añadir ni una sola coma a su escrito.
Si acaso sólo una reflexión: ¿Cómo puede España permitirse desaprovechar el talento, la sabiduría y el patriotismo de sus mejores hijos?
Este es el texto íntegro de la carta publicada por el coronel Pedro Baños.
“Una vez conocido el desenlace del que iba a ser mi nombramiento como Director de Seguridad Nacional, ha llegado el momento de romper el silencio que la debida prudencia hasta ahora me había impuesto.
Antes de nada, a mi querido General Miguel Ángel Ballesteros, maestro y amigo, ya oficialmente nombrado para el puesto de Director de Seguridad Nacional, le deseo la mejor de las suertes, al tiempo que me pongo a su disposición para lo que precise.
Tampoco puedo dejar de mostrar mi agradecimiento al señor Presidente del Gobierno y a su jefe del gabinete, Iván Redondo, por haber pensado inicialmente en mí, lo que ya de por sí me ha supuesto un inmenso honor.
Han sido días muy intensos, en los que no han cesado las críticas más mordaces e injustificadas, pero también los apoyos de miles de personas, que me han mostrado su solidaridad en privado y en público. Y para estos últimos vaya mi agradecimiento desde lo más profundo de mi corazón, por haberse volcado en defenderme de los ataques infundados, de las ofensas a mi honor y de las agresiones a mi profesionalidad.
En cuanto a los medios, periodistas, tertulianos y políticos agraviadores, decirles que no se lo tengo en cuenta, pues prefiero pensar que no lo hacían por pura maldad, intereses espurios personales o en beneficio de fuerzas foráneas u oscuras, sino porque de verdad estaban convencidos de hacer un bien a su patria y a la seguridad de los españoles si conseguían evitar mi nombramiento.
Siempre he avalado que en democracia los militares no deben interferir en la política nacional en modo alguno. Nunca nadie me habrá oído manifestar en público la menor opinión sobre asuntos nacionales. Además de que sea un imperativo legal, creo firmemente que es el mejor servicio que los militares podemos prestar en un país democrático. Pero en la Academia General Militar me enseñaron a ni pedir ni rehusar cuando se trata de servir a España, allá donde se nos encomiende. Y ni pedí ser nombrado para cargo alguno en el actual gobierno, ni tampoco rehusé cuando se me propuso ser Director de Seguridad Nacional. Ni por un segundo, pues también me enseñaron a acudir presto a los puestos de mayor riesgo y fatiga. Personal y familiarmente me iba a suponer un gran trastorno, pero por encima de todo estaba España y unos españoles que me han permitido desarrollar mi labor profesional durante casi 40 años y a los que tenía la obligación de devolver lo que me han entregado, pues a ellos debo todo lo que soy. Como manifesté desde el primer instante, hubiera servido en tamaña responsabilidad con absoluta lealtad y la mayor disciplina, aunque también brindando mi opinión sincera aun cuando no gustara.
Se me ha acusado falsamente de las mayores barbaridades, las cuales no desmentí en su momento por no alimentar la cadena de difamaciones. Pero, una vez pasada la tormenta mediática, ha llegado el momento de proceder a restituir la verdad.
Para empezar, ni que decir tiene que no trabajo para ningún servicio de inteligencia ruso: ni FSB, ni SVR ni GRU. Por más que esté convencido de que la Unión Europea ha cometido un grave error al separarse de Rusia y dirigirse a un enfrentamiento con ella que cada vez parece más obvio, esto no significa que sea un vasallo del señor pilinguin, como algunos se han empeñado en trasmitir. Al contrario, mi único propósito ha sido siempre evitar que nos lleven a guerras en las que solo se defienden intereses de otros países y que acarrean un grave perjuicio a nuestra patria.
Tampoco me he dedicado a avistar ovnis, pues tan solo mencioné en el programa Cuarto Milenio que la CIA, en los años de la guerra fría, planeó emplear platillos volantes para acciones militares o de inteligencia, como así lo atestiguan documentos oficiales estadounidenses desclasificados.
Por si alguien tiene alguna duda, puede visionar, entre otros muchos, este link:
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Del mismo modo, tampoco he sido cazador de fantasmas. Es cierto que participe en un programa de Cuarto Milenio que trataba sobre fenómenos paranormales, pero precisamente me llevaron como persona que no creía en estos temas y para dar fe de lo que allí sucediera. Y aprendí que hay personas que tienen percepciones ultrasensoriales que la mayoría no llegaremos nunca a entender.
Otra falacia ha sido citarme como habitual en los medios de comunicación rusos, en concreto en la cadena de televisión Russia Today (RT) y en el medio digital Sputnik. He participado en más de 400 programas de televisión y radio, en cadenas de toda orientación política. De ellos, tan solo he colaborado un par de veces en RT, en 2015 y 2016, y Sputnik me realizó una entrevista en 2015. Es decir, tres ocasiones en total.
También debo aclarar que no fui yo quien hizo público en primer lugar mi previsto nombramiento, pues la noticia saltó en el programa Espejo Público, de Antena 3, a primera hora de la mañana del jueves 7, cuando ni siquiera había ido a Moncloa para recibir los detalles del puesto, el cual me había sido ofrecido por teléfono la mañana anterior. Por supuesto, desmiento rotundamente a los malintencionados que han afirmado que todo ha sido una estratagema para vender mi libro “Así se domina el mundo”; afortunadamente, antes de ese día ya se estaba imprimiendo la 8ª edición y está siendo un bestseller mundial, por lo que no precisaba de publicidad añadida.
A pesar de los disparates que me han llegado a través de Twitter, nunca he bloqueado a nadie y jamás lo haré, pues creo firmemente en la libertad de expresión como pilar democrático básico. Además, las críticas, por más que a veces tengan finalidad destructiva, nos hacen crecer y evolucionar, pues los elogios y las alabanzas nos pueden adormecer y estancarnos.
Por otro lado, siempre he mantenido una coherencia intelectual, no variando mi discurso dependiendo del medio en que lo exponía. Por ello, tampoco he borrado ni borraré ninguno de mis tuits o mensajes en Facebook o LinkedIn. Además, todos mis análisis están basados en decenas de años de experiencia en puestos de responsabilidad, con el objetivo de acercar los entresijos de la geopolítica a todos los públicos, con tras*parencia y honestidad.
Este breve pero intenso periodo de mi vida también me ha ofrecido importantes lecciones. La primera, descubrir quiénes eran los falsos amigos, aquellos que, como veletas, enseguida cambiaron de bando al menor inconveniente. Pero sobre todo me ha permitido saber con quién de verdad puedo contar y quiénes son mis amigos sinceros, pues la auténtica amistad se demuestra en los momentos difíciles, cuando dar el apoyo al amigo puede suponer un riesgo para uno mismo. Como, de forma tan ejemplar, ha hecho Iker Jiménez, al que nunca dejaré de agradecer su gesto tan generoso y valiente, como siempre es él.
Para terminar, solo pediría que los españoles fuéramos capaces de unirnos de verdad, que dejáramos de lado nuestra herencia cainita y autodestructora, que abandonáramos la práctica perversa de aniquilar a cualquier precio al adversario político, sin pensar en el daño que se hace a España. Cuando lo consigamos, y dejemos de estar debilitados por injerencias externas, no tengo la menor duda de que seremos un país puntero y respetado. El pueblo español es maravilloso: solo precisa de líderes con miras de Estado, y no partidistas ni personalistas. Puede parecer una utopía, pero debemos luchar por ella.
Muchas gracias nuevamente a todas las personas que me han manifestado su apoyo!!”
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