El constitucional frances valida las corridas de toros

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Pues he puesto esto en el subforo de política pero nadie ha hecho caso porque todos los hilos están con Qataruña para arriba y para abajo; no se qué nueva humorada se les habrá ocurrido a ese gran pueblo indómito, rebelde e inconquistable, y por tantas centurias sometido al implacable, atroz y sanguinario yugo español.

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El Constitucional francés valida las corridas de toros - Terra España
El Tribunal Constitucional galo ha desestimado la demanda promovida por los antitaurinos, por lo que la tauromaquia seguirá siendo legal en el país vecino y, por tanto, seguirá habiendo corridas de toros.

El Comité Radicalmente Anticorrida (CRA), que presentó la denuncia, sostenía que los toros son contrarios a la Constitución francesa puesto que solo se permiten en una zona muy determinada del país y no en el resto. "En un país las leyes tienen que ser iguales para todos. En este caso, el maltrato de animales, que es un delito penado por la ley en el 90% del territorio francés, no lo es en el 10%. Es aberrante", afirmó el vicepresidente del CRA, Jean-Pierre Garrigues.

La denuncia fue presentada en septiembre pasado por los antitaurinos después de que a principios de 2011 el Ministerio francés de Cultura inscribiera los toros en el patrimonio cultural galo. La querella llegó hasta el Consejo de Estado, que en junio pasado decidió admitir a trámite la cuestión previa de constitucionalidad presentada por los demandantes por considerar que la ley, tal y como está redactada, puede ir en contra de la carta magna.

La legislación francesa prevé penas de hasta dos años de guandoca y 30.000 euros de multa para quienes causen daños crueles a los animales. Sin embargo, establece una excepción para las corridas y las peleas de gallos en aquellas ciudades donde exista una tradición de estos espectáculos.

Fue en 1951 cuando los diputados adoptaron esta excepción que legalizaba las corridas en el sur del país, una situación que los diferentes Gobiernos han mantenido. El CRA considera que el expresidente, Nicolas Sarkozy, dio un impulso decisivo a la tauromaquia en Francia, lo que se tradujo en su inscripción en el patrimonio cultural del país. Pero creen que el actual Ejecutivo socialista tampoco tiene previsto ir en contra de las corridas.



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José Tomás hace historia en Nimes


José Tomás hace historia en Nimes
El torero sale en hombros en medio del delirio de la afición después de haber cortado once orejas y un regazo


Nimes. (EFE).- José Tomás salió hoy a hombros del anfiteatro de Nimes, en el sur de Francia, en medio del delirio de la afición después de haber cortado en esta penúltima corrida de feria once orejas y un regazo, y de haber indultado al cuarto, de Parladé, un toro más noble que bravo de nombre "Ingrato". Con un lleno de "no hay billetes" con la reventa por las nubes, el torero español lidió en corrida matutina seis toros de seis ganaderías distintas.

De Victoriano del Río, rellenito y bien hecho, noble, pero de recorrido algo corto; de Jandilla, encastado, algo complicado pero agradecido; de El Pilar, alto, largo, encastado y noble por el derecho; de Parladé, bonito, muy doble, indultado a pesar de no haberlo visto en el caballo, donde fue al relance y sin ponerlo en suerte; de Garcigrande, bajo de casta; y de Toros de Cortés, descastado y parado.

José Tomás, de pizarra y oro, cosechó, sucesivamente, dos orejas; dos orejas; dos orejas; dos orejas y regazo simbólicos en el de indulto; dos orejas, y una oreja. Salió a hombros por la Puerta de los Cónsules en medio de un delirio inde******ible. En casi todos los toros dejo quites variados y marcados del sello de su aguante. Si hay que ponerle un pero a este festejo ya calificado de histórico, será que, de los seis muy bonitos toros, los tres últimos carecieron algo de trapío, y que ninguno se pudo lucir en varas.

Según Aristóteles, la catarsis es la facultad de la tragedia de redimir al espectador de sus propias bajas pasiones al verlas proyectadas en los personajes de la obra, y al permitirle ver el castigo merecido e inevitable de éstas; pero sin experimentar dicho castigo él mismo. Y de esto se trató durante la matinal de Nimes gracias a un José Tomás más solemne y ético que nunca, gracias al cual el público pudo comprobar la diferencia que existe entre el toreo puro y el que lo es menos, a pesar de haberse puesto de moda.

En la historia del anfiteatro de Nimes, que es a la tauromaquia lo que la Fenice o la Scala al arte lírico, habrá pues un antes y un después de la encerrona de José Tomás, no solo por la estadística -once orejas y un regazo simbólico con indulto incluido en seis toros-, que, por si sola dice mucho, sino sobre todo por la manera de conseguir cada uno de estos trofeos.

Hubo triunfalismo, por supuesto, y la cosa empezó con una ola digna de la final del Mundial, antes incluso de que empezara el paseíllo. Pero este triunfalismo fue lo de menos en una matinal en la que prevaleció el toreo clásico, hondo y ligado, que tanto se añora a lo largo de muchas tardes, donde el toreo posmoderno se ha convertido en una noria sin fin durante la cual desaparecen las reglas más clásicas del toreo. Lo que hizo José Tomás en Nimes fue, al contrario, enseñar otra vez la verdad del toreo a base de muletazos que tenían un principio y un final, eso sí, ligados en los terrenos adecuados, sin abusar del toro recortando en demasía las distancias.

El toreo de siempre, con mucha naturalidad, y el valor a prueba de bomba que se le conoce desde siempre y que no han mermado las horribles cornadas que ha padecido a lo largo de su carrera. Como bien dijo alguien: ahí está la Puerta de Alcalá, y el que quiera que la edifique. De los seis toros escogidos con mimo para la efeméride, decepcionaron el de Toros de Cortés, lidiado en último lugar, y el de Garcigrande, en quinto: el primero de ellos, por rajado, y el otro, por falta de raza y movilidad.

No le importó mucho a José Tomás, que en ambos casos demostró su gran capacidad actual, estando muy por encima de ambos, cortando además las dos orejas del quinto, al que mató, como toda la mañana, de un espadazo fulminante. Por supuesto, esto de apiolar pronto de forma ortodoxa, sin usar algunas de las trampillas al uso desde hace unos años, influyó en el resultado numérico de la matinal. Pero lo más importante fue lo otro: un toreo solemne que ya no se ve en los ruedos, un empaque majestuoso basado en mucha verticalidad y aguante, y, sobre todo, una capacidad tremenda para templar con mucha verdad.

La gran virtud de la catarsis aristotélica -y en este caso de la tomista- es que, cuando se produce de verdad, hunde a los espectadores en una experiencia única, de la cual, tras haber sentido la compasión y el miedo sin tener que jugarse la vida puesto que otro con el que se identifican lo hace por ellos, experimentan la purificación del alma de esas pasiones.

Eso es lo que pasó en Nimes, donde 14.000 almas salieron de la plaza soñando con el toreo de verdad, y echando de menos probablemente que esto no se repita treinta veces al año y en cosos de mayor relieve: Sevilla, Madrid, Bilbao... Si tal fuera el caso, la Fiesta se desempolvaría probablemente de muchas de las imperfecciones que poco a poco se van considerando como norma. Pero ahí queda José Tomás, y, si no se prodiga, que por lo menos sus compañeros se vayan inspirando, bebiendo como él de la fuente clásica del toreo y de su ética.
 
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El torero sale en hombros en medio del delirio de la afición después de haber cortado once orejas y un regazo

-En la actualidad las leyes proporcionan
cobertura jurídica a las agresiones que sufren los no humanos en todos los ámbitos. Permiten y fomentan la vivisección, consienten y promueven el consumo de productos de origen animal, y justifican espectáculos públicos con animales no humanos que ya causaban repulsión a las personas sensibles
en la época de Cicerón:
¿Qué placer puede haber para un hombre de gustos refinados al contemplar
cómo un hombre débil es descuartizado por un animal extraordinariamente
fuerte, o cómo un espléndido animal es atravesado por la lanza de un cazador? Se trata de espectáculos que, aunque fueran dignos de verse, ya se han visto antes con frecuencia y no son nada nuevo. Y yo, que estaba presente en los juegos, no presencié nada nuevo. El último día fue el de los elefantes, en el que se produjo un gran asombro en el vulgo y en la muchedumbre, pero ningún espectáculo agradable. Originó incluso una cierta misericordia y una sensación de que había algo en común entre esos animales y la humanidad. Marco Tulio Cicerón, Cartas a los Familiares, Libro VII, Carta I (CXXVI), Carta a M. Mario.


-El Papa San Pío V, en su bula papal De Salute Gregis, del 1 de noviembre
de 1567, prohibió formalmente las corridas de toros, amenazando con la excomunión a todos los príncipes que las organizaran, y prohibió los entierros eclesiásticos para los hombres que murieran en ellas, afirmando lo siguiente: “Consideramos esos espectáculos contrarios a la piedad y a la caridad cristianas, y deseamos abolir esos sangrientos y vergonzosos espectáculos
que son propios de demonios y no de hombres”. Durante los siglos posteriores, el Vaticano continuó tácitamente mostrando su rechazo a las corridas de toros mediante la negativa de todos los Papas a recibir oficialmente
a personas relacionadas con las corridas.
 
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