castguer
Madmaxista
Dijo Bochaca que: “Lo que suele llamarse la “opinión pública” en la práctica no es más que la opinión publicadaOPINIÓN PUBLICADA, por periódicos, radios y televisiones “medios de comunicación” ya sean privados u oficiales”.
Lo que tras*cribo a continuación, ocurrió a principios del siglo XX, en la fiesta de despedida ofrecida al gran periodista norteamericano John Swinton, quien fue, durante años, redactor-gerente del diario The New York Times, por sus compañeros. Por ese entonces el NYT ya era uno de los oráculos de la prensa yanky, y de la mundial. ¡A confesión de parte, relevo de pruebas!. He aquí parte del discurso, pronunciado inmediatamente después del brindis, ante sus, supongo, estupefactos compañeros, con un par:
“No existe lo que se llama prensa independiente, a menos que se trate de un periódico de una pequeña villa rural. Vosotros lo sabéis y yo lo se. No hay ni uno solo entre vosotros que ose expresar por escrito su honrada opinión, pero, si lo hiciera, sabéis perfectamente que vuestro escrito no sería nunca publicado.
Me pagan 150 dólares semanales para que no publique mi honrada opinión en el periódico en el cual he trabajado tantos años. Muchos, entre vosotros, reciben salarios parecidos por un trabajo similar… y si uno cualquiera de vosotros estuviera lo suficientemente chiflado para escribir su honrada opinión se encontraría en medio de la calle buscando un empleo cualquiera, exceptuando el de periodista.
El trabajo de periodista de Nueva York consiste en destruir LA VERDAD, mentir claramente, pervertir, envilecer, arrojarse a los pies de Mammón, vender su propia raza y su patria para asegurarse el pan cotidiano.
Vosotros lo sabéis, y yo lo se; así pues ¿a qué viene esa locura de brindar a la salud de una prensa independiente?.
Somos las herramientas y los lacayos de unos hombres extraordinariamente ricos que permanecen entre bastidores. Somos unos polochinelas; ellos tiran de los hilos y nosotros bailamos al son que ellos quieren. Nuestros talentos, nuestras posibilidades y nuestras vidas, son propiedad de otros hombres. Nosotros somos unos prostitutos intelectuales”. (Fuente: Adrien Arcand: “A bas la haine!”, Eds. La Vérité; Montreal, 1965, Pag.78)
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Ese mismo concepto lo refrendaba el profesor Ward, de la Universidad de Yale que afirmaba que: “el periódico es, aquí simplemente, un órgano de engaño. Todo gran periódico es defensor de algún interés, y cuando hace o dice va encaminado a sostener ese interés. Un periódico defensor de principios es cosa que, en realidad, no existe. La obligación de un periódico es deformar la verdad, mentir, retocar, calumniar, reverenciar al BECERRO DE ORO y vender a su pueblo y a su patria y, en definitiva, prostituirse por treinta perversoss denarios”.
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“El Confidencial” es un instrumento del ala neoliberal (liberalismo económico, que no social, ese rol lo juega el ala progre), de la pinza mundialista. La gente del OPUS ****I está muy implicada con EL BECERRO DE ORO... Más allá de que en la columna de “el teatro del dinero” se analicen muy bien las CAUSAS y las CONSECUENCIAS de la debacle, pero sin IDENTIFICAR JAMÁS EL MEOLLO DEL ASUNTO.
Estos mercenarios, que están usando la crisis para completar el expolio, cargan sistemáticamente contra el ala progre de la pinza. Y punto, no esperen más, ese es su trabajo, en esas lides desgastan las energías de la masa alienada y estulta. ¿Por qué no cargan contra los “bancos” como lo hacen contra las “cajas”? Porque están a por la labor de que Botín se quede, precisamente, con el “botín”.
Toda la prensa nacional está endeudada y es financiada con publicidad de LOS BANCOS. ¿Alguien piensa que nos van a decir la verdad acerca de sus verdaderos balances y de sus estafas?. Son voceros de la Monarquía y del “sistema de partidos”, los que a su vez, no son más que Gerentes Ocasionales del SÚCUBO.
Demos
Lo que tras*cribo a continuación, ocurrió a principios del siglo XX, en la fiesta de despedida ofrecida al gran periodista norteamericano John Swinton, quien fue, durante años, redactor-gerente del diario The New York Times, por sus compañeros. Por ese entonces el NYT ya era uno de los oráculos de la prensa yanky, y de la mundial. ¡A confesión de parte, relevo de pruebas!. He aquí parte del discurso, pronunciado inmediatamente después del brindis, ante sus, supongo, estupefactos compañeros, con un par:
“No existe lo que se llama prensa independiente, a menos que se trate de un periódico de una pequeña villa rural. Vosotros lo sabéis y yo lo se. No hay ni uno solo entre vosotros que ose expresar por escrito su honrada opinión, pero, si lo hiciera, sabéis perfectamente que vuestro escrito no sería nunca publicado.
Me pagan 150 dólares semanales para que no publique mi honrada opinión en el periódico en el cual he trabajado tantos años. Muchos, entre vosotros, reciben salarios parecidos por un trabajo similar… y si uno cualquiera de vosotros estuviera lo suficientemente chiflado para escribir su honrada opinión se encontraría en medio de la calle buscando un empleo cualquiera, exceptuando el de periodista.
El trabajo de periodista de Nueva York consiste en destruir LA VERDAD, mentir claramente, pervertir, envilecer, arrojarse a los pies de Mammón, vender su propia raza y su patria para asegurarse el pan cotidiano.
Vosotros lo sabéis, y yo lo se; así pues ¿a qué viene esa locura de brindar a la salud de una prensa independiente?.
Somos las herramientas y los lacayos de unos hombres extraordinariamente ricos que permanecen entre bastidores. Somos unos polochinelas; ellos tiran de los hilos y nosotros bailamos al son que ellos quieren. Nuestros talentos, nuestras posibilidades y nuestras vidas, son propiedad de otros hombres. Nosotros somos unos prostitutos intelectuales”. (Fuente: Adrien Arcand: “A bas la haine!”, Eds. La Vérité; Montreal, 1965, Pag.78)
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Ese mismo concepto lo refrendaba el profesor Ward, de la Universidad de Yale que afirmaba que: “el periódico es, aquí simplemente, un órgano de engaño. Todo gran periódico es defensor de algún interés, y cuando hace o dice va encaminado a sostener ese interés. Un periódico defensor de principios es cosa que, en realidad, no existe. La obligación de un periódico es deformar la verdad, mentir, retocar, calumniar, reverenciar al BECERRO DE ORO y vender a su pueblo y a su patria y, en definitiva, prostituirse por treinta perversoss denarios”.
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“El Confidencial” es un instrumento del ala neoliberal (liberalismo económico, que no social, ese rol lo juega el ala progre), de la pinza mundialista. La gente del OPUS ****I está muy implicada con EL BECERRO DE ORO... Más allá de que en la columna de “el teatro del dinero” se analicen muy bien las CAUSAS y las CONSECUENCIAS de la debacle, pero sin IDENTIFICAR JAMÁS EL MEOLLO DEL ASUNTO.
Estos mercenarios, que están usando la crisis para completar el expolio, cargan sistemáticamente contra el ala progre de la pinza. Y punto, no esperen más, ese es su trabajo, en esas lides desgastan las energías de la masa alienada y estulta. ¿Por qué no cargan contra los “bancos” como lo hacen contra las “cajas”? Porque están a por la labor de que Botín se quede, precisamente, con el “botín”.
Toda la prensa nacional está endeudada y es financiada con publicidad de LOS BANCOS. ¿Alguien piensa que nos van a decir la verdad acerca de sus verdaderos balances y de sus estafas?. Son voceros de la Monarquía y del “sistema de partidos”, los que a su vez, no son más que Gerentes Ocasionales del SÚCUBO.
Demos