El complejo del "salvador blanco": por qué puede ser racista hacerse fotos con niños neցros en tu viaje a África

Sir Connor

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Una hora con ellos no ha sido suficiente! Feliz por haberlos hecho sonreír. Ahora tienen nuestras gafas de recuerdo, yo sus sonrisas y el tiempo con ellos". La frase acompañaba una de las imágenes publicadas por la influencer Aida Domenech, Dulceida, durante su viaje promocional a Sudáfrica. Debajo, tres niños neցros posan con las gafas de sol haciendo la V de Victoria.


"

La fotografía, ya borrada, ha desatado una lluvia de críticas en redes sociales por lo que muchos usuarios consideraron una falta de sensibilidad por parte de la modelo, que este martes se ha disculpado por el revuelo causado en un comunicado.


Dulceida no ha sido la primera, ni la única. Fotos como las suyas son una práctica común: en un afán por documentar sus experiencias en redes sociales y sin voluntad de hacer daño, muchos viajeros y voluntarios occidentales que visitan países jovenlandeses suelen compartir imágenes y, junto a ellas, textos que terminan alimentando estereotipos racistas que pesan sobre la población del continente.
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El "complejo de salvador blanco"
Son fotos en apariencia inocentes, por ejemplo aquellas en las que los viajeros se retratan a sí mismos repartiendo, por un día, lápices o dulces a menores "de un país africano sin nombre". Estas imágenes, señalan, prolongan la idea de que solo la ayuda occidental salvará a África de la miseria, lo que se conoce como el "complejo del salvador blanco", un término ligado a la época colonial según el cual los europeos tenían la misión de "civilizar" el continente africano.
 
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El supuesto "supremacismo blanco" tan de moda ahora en el discurso oficial es un término popularizado por la gran prensa judía y el mundo académico en general, en el que hay representado de todo un poco, marxistas, liberales, masones, neցros y un montón de ****n. La escuela de sociología de Chicago estuvo a la cabeza en este tipo de pretensiones ideológicas desde finales del siglo XIX. En realidad, lo único que encubre es su repruebo a la raza blanca, contra la que están puestas todas las dianas del mundo actual.

Hace poco se publicó el libro "Culture Warlords: My Journey into the Dark Web of White Supremacy" (Señores de la guerra de la cultura: mi viaje hacia la web oscura de la supremacía blanca), escrito por dos académicas hebreas norteamericanas, Talia Lavin y Jessie Daniels. Esta última publicó en 1997 otra obra con el sugerente título "Mentiras blancas. Raza, clase, género y sexualidad en el discurso supremacista blanco". En realidad, toda esta narrativa que impone el mito del "blanco malísimo", y toda esta literatura tendenciosa encuentra por desgracia un amplio y rápido eco y divulgación. No es otra cosa que un ataque frontal contra la identidad de la raza blanca que los "antirracistas" enmascaran cambiando el nombre al acusado.

Por su parte, fue el sociólogo afroestadounidense W.E.B. Du Bois, un negrito educado en Harvard y otras prestigiosas universidades liberales, quien, además de ser masón, habló por primera vez de la idea del "privilegio blanco" en la década de 1930.

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Más de 40 años después, el trabajo de Du Bois inspiró al intelectual y activista estadounidense de ideología comunista Theodore W. Allen a escribir el libro "La Invención de la raza blanca" (1975), un detallado análisis sobre la creación del "racismo" en EE.UU., con el que el autor se convirtió en uno de los primeros en hablar de los privilegios de la población blanca dentro de la sociedad norteamericana.

Pero fue en 1989 que este término entró en el léxico, cuando la académica feminista y antirracista Peggy McIntosh lo empleó en un artículo titulado "Privilegio blanco y privilegio masculino: un relato personal de venir a ver las correspondencias a través del trabajo en estudios de mujeres". No obstante, el concepto de "privilegio blanco" fue desarrollado en realidad por el historiador judío Noel Ignatiev (no Peggy McIntosh), conocido por su llamamiento a abolir la "blancura", es decir, por homologar a nivel institucional el genocidio blanco. Este personajillo (foto), hijo de judíos rusos establecidos en yankilandia, fue coeditor de la revista Race Traitor, que promovió la idea de que "la traición a la blancura es lealtad a la humanidad".

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