El Conde del Alfoz
Madmaxista
Barcelona
7/10/2024 - 9:15
La Cataluña de los botiguers, que se preciaba de poseer un vibrante tejido de pequeños tenderos, va perdiendo fuelle. Según los últimos datos de afiliados al RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos), la comunidad lideró en septiembre la desaparición intermensual de comercios en España.
En concreto, Cataluña perdió 731 tiendas en comparación con las 116 de Madrid, las 168 de País Vasco, las 463 de Andalucía y las 545 de la Comunidad Valenciana. Esto significa que entre agosto y septiembre Cataluña registró cada día el cierre de 23 comercios.
Si bien es cierto que en términos porcentuales el retroceso fue más acusado en autonomías como Baleares (-1,90%) y Galicia (-0,80%), Cataluña se situó en la franja media con un descenso de autónomos del comercio del 0,60%.
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Además, la comunidad catalana se anotó unos datos mediocres de afiliación al RETA. El mes de septiembre terminó con un aumento de 1.333 afiliados respecto al mes de agosto, lo que representa un total de 3.371.345 afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos. Pese a esta tendencia al alza, en Cataluña la cifra disminuyó levemente con la pérdida de 53 afiliados.
En declaraciones a elEconomista.es, Daniel García, presidente de CTAC-Autònoms de UGT de Cataluña (organización asociada a UPTA), vincula los malos datos de autónomos del comercio con las secuelas de la reciente escalada de precios y el impacto del cobi19.
"Mucha gente seguramente cerró por vacaciones en el mes de julio y abandonó finalmente su actividad en agosto tras acumular la experiencia de dos crisis importantes: el alza del IPC y el el bichito-19. Muchas personas en esta situación, en ocasiones cerca de la jubilación, han decidido dejar definitivamente el negocio", reflexiona.
A este desistimiento, que a menudo oculta una falta de relevo generacional, habría que sumar el cambio de fisonomía comercial experimentado por los grandes núcleos urbanos, sobre todo en el centro.
"Si damos un paseo por nuestras ciudades no nos sorprende ver locales con la persiana bajada y, a la vez, ver nuevos tipos de establecimientos como las franquicias de hornos degustación que pueden permitirse el pago de rentas y suministros elevados. Estos nuevos modelos de negocio son inversiones de propietarios que buscan una rentabilidad pero no quieren estar al frente del establecimiento", explica el presidente de CTAC.
Por su parte, el profesor del Departamento de Empresa de la Universidad de Barcelona (UB), Emili Vizuete, enumera otros factores desencadenantes de esta coyuntura. El principal: un cambio radical en los patrones de consumo.
"El pequeño comercio debe jugar sus armas. En la etapa más dura de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo muchos mercados y comercios abrieron listas de difusión en Facebook y WhatsApp. Yo mismo estoy en una de una pescadería de Palamós que sirve su producto en Barcelona. Debes luchar contra la comodidad de Amazon y pensar que el mundo ya no es analógico, sino digital", sigue este experto.
Vizuete también enfatiza que la "presión fiscal" que soportan las pymes, tanto en España como especialmente en Cataluña, que cuenta con una de las fiscalidades más gravosas a nivel nacional, dificultan aún más la supervivencia del pequeño tejido comercial. "España es uno de los pocos países de la OCDE que ha subido impuestos tras la crisis del cobi19. También hay que recordar que la inflación no se ha revertido sino que ha ralentizado su crecimiento", puntualiza.
La Cataluña de los botiguers, que se preciaba de poseer un vibrante tejido de pequeños tenderos, va perdiendo fuelle. Según los últimos datos de afiliados al RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos), la comunidad lideró en septiembre la desaparición intermensual de comercios en España.
En concreto, Cataluña perdió 731 tiendas en comparación con las 116 de Madrid, las 168 de País Vasco, las 463 de Andalucía y las 545 de la Comunidad Valenciana. Esto significa que entre agosto y septiembre Cataluña registró cada día el cierre de 23 comercios.
Si bien es cierto que en términos porcentuales el retroceso fue más acusado en autonomías como Baleares (-1,90%) y Galicia (-0,80%), Cataluña se situó en la franja media con un descenso de autónomos del comercio del 0,60%.
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Naturgy y EDP se enzarzan ante la justicia de
EEUU por un arbitraje de 198 millones
Además, la comunidad catalana se anotó unos datos mediocres de afiliación al RETA. El mes de septiembre terminó con un aumento de 1.333 afiliados respecto al mes de agosto, lo que representa un total de 3.371.345 afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos. Pese a esta tendencia al alza, en Cataluña la cifra disminuyó levemente con la pérdida de 53 afiliados.
Cierres generalizados
A nivel nacional, el comercio ha sido el sector más afectado tras el fin del verano. En el conjunto del país han echado el cierre 3.921 tiendas durante el pasado mes, lo que supone una media diaria de 126 clausuras comerciales. Esta dinámica viene de lejos. Desde septiembre de 2023, han desaparecido 10.987 pequeños comerciantes en España, de los cuales 1.795 estaban ubicados en Cataluña.En declaraciones a elEconomista.es, Daniel García, presidente de CTAC-Autònoms de UGT de Cataluña (organización asociada a UPTA), vincula los malos datos de autónomos del comercio con las secuelas de la reciente escalada de precios y el impacto del cobi19.
"Mucha gente seguramente cerró por vacaciones en el mes de julio y abandonó finalmente su actividad en agosto tras acumular la experiencia de dos crisis importantes: el alza del IPC y el el bichito-19. Muchas personas en esta situación, en ocasiones cerca de la jubilación, han decidido dejar definitivamente el negocio", reflexiona.
A este desistimiento, que a menudo oculta una falta de relevo generacional, habría que sumar el cambio de fisonomía comercial experimentado por los grandes núcleos urbanos, sobre todo en el centro.
"Si damos un paseo por nuestras ciudades no nos sorprende ver locales con la persiana bajada y, a la vez, ver nuevos tipos de establecimientos como las franquicias de hornos degustación que pueden permitirse el pago de rentas y suministros elevados. Estos nuevos modelos de negocio son inversiones de propietarios que buscan una rentabilidad pero no quieren estar al frente del establecimiento", explica el presidente de CTAC.
Por su parte, el profesor del Departamento de Empresa de la Universidad de Barcelona (UB), Emili Vizuete, enumera otros factores desencadenantes de esta coyuntura. El principal: un cambio radical en los patrones de consumo.
Impacto del 'online'
"En los años 80, el comercio de proximidad ya sufrió por la irrupción de los grandes centros comerciales. Las personas tenían menos tiempo para comprar y decidían centrar sus compras en una de estas instalaciones. Alrededor de Barcelona casi todas las ciudades cuentan todavía hoy con un centro comercial. La siguiente revolución ha sido la del e-commerce, que por cierto también ha afectado a los centros comerciales donde hay muchos locales vacíos. O los pequeños empresarios se adaptan o su negocio será inviable", resume el docente."El pequeño comercio debe jugar sus armas. En la etapa más dura de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo muchos mercados y comercios abrieron listas de difusión en Facebook y WhatsApp. Yo mismo estoy en una de una pescadería de Palamós que sirve su producto en Barcelona. Debes luchar contra la comodidad de Amazon y pensar que el mundo ya no es analógico, sino digital", sigue este experto.
Vizuete también enfatiza que la "presión fiscal" que soportan las pymes, tanto en España como especialmente en Cataluña, que cuenta con una de las fiscalidades más gravosas a nivel nacional, dificultan aún más la supervivencia del pequeño tejido comercial. "España es uno de los pocos países de la OCDE que ha subido impuestos tras la crisis del cobi19. También hay que recordar que la inflación no se ha revertido sino que ha ralentizado su crecimiento", puntualiza.
