elvaquilla
Himbersor
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Los hechos que voy a contar a continuación son 100% reales. Si os los cuento es para que os sirvan de ejemplo y si alguna vez os veis tentados por un súcubo sepáis identificarlo y no caigáis en el mismo error que mi amigo.
Ya os hablé en otras ocasiones del cliente metalero, pero voy a haceros un poco de memoria. Lo conocí en un grupo de telegram hará un par de años y enseguida me llamó la atención: 23 años, pelo largo, adicto a las caricias, aficionado al metal y pinta de no haberse duchado durante días. Además, solía frecuentar cortesanas, de ahi su nombre. Su padre lo abandonó de pequeño con una peruana y su progenitora lo sustituyó por 4 neցros: Mandingo, Ndongo y su querida progenitora, que la taladraban noche y dia.
Un día, cansado de las pilinguis y las caricias, el cliente metalero conoció en otro grupo de telegram a súcubo. Súcubo pasaba ya los 30 años y tenia la típica apariencia de charo cenicero: tatuajes, piti siempre en la mano, medio pote de maquillaje encima, pestazo a colonia barata, chicle en la boca para ocultar el hedor a tabaco y con un pasado que trataba de ocultar.
Sucubo buscaba encontrar a su nueva pareja con la que perecer. A causa de su pasado debía utilizar telegram como su coto de caza, ya que en Valencia tenia mala fama y eso le estaba impidiendo formalizar una relación. Ultras del Valencia, nazis y demás lumpen habían sido su plato favorito en la juventud.
La susodicha se hablaba conmigo y otro chaval antes de conocer al cliente metalero. El pobre insensato cayó enseguida en su hechizo de diablo en forma de mujer y perdió la cabeza por ella. Aunque en un principio ella era reticente a quedar con él, finalmente accedió.
El cliente metalero se fue de Bcn a Valencia a conocerla, con una venda en los ojos, ignorando todas las señales de alarma. Tras la primera cita y sin haberse visto previamente, ya se instaló de forma definitiva en Valencia, en casa de sucubo. Al principio la relación fue como flor de mayo. Sucubo le daba el amor que tanto anhelaba y sesso en abundancia. Pero pronto empezaría el calvario.
El cliente metalero empezó poco a poco a dejar de hablarnos, ahora su mundo era la charo cenicero. Cuando se lo recriminábamos nos echaba en cara que le teníamos envidia por su nueva vida. Sin embargo, su felicidad iba a ir truncándose poco a poco.
Pasó de vivir de fumi con su progenitora a independizarse con su nueva novia, por lo que ahora necesitaba un trabajo para mantenerse y compartir los gastos con sucubo. Friegaplatos fue lo que encontró. A causa del tiempo perdido en su nuevo curro su sueño de convertirse en culturista se fue desdibujando y la amargura llenó su cuerpo.
La relación con súcubo empezó a resentirse, el sesso disminuyó y su mujer le empezó a gritar y chillar. La tos seca por las noches a causa del tabaco de la charo cenicero no le dejaba dormir bien y estaba catabolizando su músculo. Y lo peor, empezó a descubrir cada vez mas cosas del pasado de ella. Pudo saber que media grada del Valencia la conocia profundamente, ya me entendéis. Encontró audios filtreando con otros hombres de índole sensual muy recientes. Pero las garras del sucubo ya estaban muy clavadas en él y terminó perdonandola.
Lo último que supe de él fue que un momento de lucidez consiguió reunir fuerzas y huir a Bcn. Allí, se encontró con un antiguo rollete suyo de 50 años, y desesperado, la besó con la ilusión de que le sacase de su oscura vida en Valencia. Pero los poderes y magia de color de súcubo fueron tan fuertes que le hicieron regresar a Valencia. Una vez allí le confesó lo que habia hecho en la ciudad condal. Enfadada, la charo cenicero le rompió el mobil y le dijo que iba a amarse a 10 tipos como venganza. Al cliente metalero le dió un ataque tan grande de ira y depresión que acabó rompiendo una puerta del piso, la cual tuvo que pagar de su sueldo de friegaplatos. Estaba atrapado para siempre. Fin.
Por favor, si alguna vez os cruzais con un súcubo en forma de charo cenicero huir. Huir antes de que sea demasiado tarde y termineis envueltos entre humo de tabaco y escuchando los gritos de vuestra mujer, porque entonces ya no podreis escapar.
Ya os hablé en otras ocasiones del cliente metalero, pero voy a haceros un poco de memoria. Lo conocí en un grupo de telegram hará un par de años y enseguida me llamó la atención: 23 años, pelo largo, adicto a las caricias, aficionado al metal y pinta de no haberse duchado durante días. Además, solía frecuentar cortesanas, de ahi su nombre. Su padre lo abandonó de pequeño con una peruana y su progenitora lo sustituyó por 4 neցros: Mandingo, Ndongo y su querida progenitora, que la taladraban noche y dia.
Un día, cansado de las pilinguis y las caricias, el cliente metalero conoció en otro grupo de telegram a súcubo. Súcubo pasaba ya los 30 años y tenia la típica apariencia de charo cenicero: tatuajes, piti siempre en la mano, medio pote de maquillaje encima, pestazo a colonia barata, chicle en la boca para ocultar el hedor a tabaco y con un pasado que trataba de ocultar.
Sucubo buscaba encontrar a su nueva pareja con la que perecer. A causa de su pasado debía utilizar telegram como su coto de caza, ya que en Valencia tenia mala fama y eso le estaba impidiendo formalizar una relación. Ultras del Valencia, nazis y demás lumpen habían sido su plato favorito en la juventud.
La susodicha se hablaba conmigo y otro chaval antes de conocer al cliente metalero. El pobre insensato cayó enseguida en su hechizo de diablo en forma de mujer y perdió la cabeza por ella. Aunque en un principio ella era reticente a quedar con él, finalmente accedió.
El cliente metalero se fue de Bcn a Valencia a conocerla, con una venda en los ojos, ignorando todas las señales de alarma. Tras la primera cita y sin haberse visto previamente, ya se instaló de forma definitiva en Valencia, en casa de sucubo. Al principio la relación fue como flor de mayo. Sucubo le daba el amor que tanto anhelaba y sesso en abundancia. Pero pronto empezaría el calvario.
El cliente metalero empezó poco a poco a dejar de hablarnos, ahora su mundo era la charo cenicero. Cuando se lo recriminábamos nos echaba en cara que le teníamos envidia por su nueva vida. Sin embargo, su felicidad iba a ir truncándose poco a poco.
Pasó de vivir de fumi con su progenitora a independizarse con su nueva novia, por lo que ahora necesitaba un trabajo para mantenerse y compartir los gastos con sucubo. Friegaplatos fue lo que encontró. A causa del tiempo perdido en su nuevo curro su sueño de convertirse en culturista se fue desdibujando y la amargura llenó su cuerpo.
La relación con súcubo empezó a resentirse, el sesso disminuyó y su mujer le empezó a gritar y chillar. La tos seca por las noches a causa del tabaco de la charo cenicero no le dejaba dormir bien y estaba catabolizando su músculo. Y lo peor, empezó a descubrir cada vez mas cosas del pasado de ella. Pudo saber que media grada del Valencia la conocia profundamente, ya me entendéis. Encontró audios filtreando con otros hombres de índole sensual muy recientes. Pero las garras del sucubo ya estaban muy clavadas en él y terminó perdonandola.
Lo último que supe de él fue que un momento de lucidez consiguió reunir fuerzas y huir a Bcn. Allí, se encontró con un antiguo rollete suyo de 50 años, y desesperado, la besó con la ilusión de que le sacase de su oscura vida en Valencia. Pero los poderes y magia de color de súcubo fueron tan fuertes que le hicieron regresar a Valencia. Una vez allí le confesó lo que habia hecho en la ciudad condal. Enfadada, la charo cenicero le rompió el mobil y le dijo que iba a amarse a 10 tipos como venganza. Al cliente metalero le dió un ataque tan grande de ira y depresión que acabó rompiendo una puerta del piso, la cual tuvo que pagar de su sueldo de friegaplatos. Estaba atrapado para siempre. Fin.
Por favor, si alguna vez os cruzais con un súcubo en forma de charo cenicero huir. Huir antes de que sea demasiado tarde y termineis envueltos entre humo de tabaco y escuchando los gritos de vuestra mujer, porque entonces ya no podreis escapar.
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