Vlad_Empalador
Será en Octubre
El 'cliente' de Podemos anuncia que abandona el partido: «Hay una deriva feminista totalitaria»
Jesús Rodríguez, cliente de prostíbulos, revela a THE OBJECTIVE que abandona la formación ‘jovenlandesada’ por el liderazgo de Irene Montero, que «criminaliza al varón»
Jesús Rodríguez Sendarrubias, cliente de prostíbulos y militante de Unidas Podemos en Asturias. | Cedida
Jesús Rodríguez Sendarrubias (Ciaño-Langreo 1986) saltó a la fama como el cliente de Podemos cuando, en 2018, se prodigaba por las televisiones para defender que la formación jovenlandesada debía «llenarse de pilinguis» y «escucharlas». Criticaba a Pablo Iglesias por coquetear con la abolición de la prespitación sin reunirse con las trabajadoras sensuales. Cinco años después, anuncia en exclusiva a THE OBJECTIVE que se da de baja como militante ante la «deriva puritana y totalitaria» del partido ahora que Irene Montero, que «criminaliza al varón», es la líder in pectore.
«Cuando Podemos se empezó a constituir como partido, no tenía una posición clara sobre la cuestión de la prespitación porque no tenía unos precedentes dentro de la organización de debate», explica Rodríguez, desencantado con que el partido en el que aún milita haya abrazado los postulados abolicionistas. Lo ha hecho, considera, por «el acercamiento al PSOE, que lleva defendiendo posturas abolicionistas durante muchos años, y, por otro lado, porque se ha impuesto Izquierda Unida en ese debate».
Este peculiar langreano, divorciado y padre de dos hijos, uno de ellos fruto de una relación de cinco años con una cortesana, siempre se ha confesado cliente como «un acto de sinceridad» con el que pretende «abrir un espacio de debate necesario para que escuchen a las trabajadoras sensuales y expliquen el marco normativo que ellas quieren». Una iniciativa -la de reunirse con las cortesanas-que la ministra de Igualdad no ha tenido a bien, pese a las insistencias del gremio.
«Una ley peligrosa»
El Gobierno de España, sin reunirse con el sector afectado y apoyado por el Partido Popular, impulsa una reforma del artículo 187 del Código Penal para «castigar de forma general el proxenetismo, sin exigir relación de explotación». Esto es, prisión de tres a seis años y multa de 18 a 24 meses a quien, empleando violencia intimidación, o abusando de una situación de superioridad, o de necesidad o de vulnerabilidad de la víctima, determine a una persona a ejercer o mantenerse en la prespitación.
Pero la norma también pretende castigar -y aquí estriba la polémica- al que destine de manera habitual y con ánimo de lucro un local para que se practique la prespitación, con penas de entre dos y cuatro años de prisión, así como a los clientes. Los clientes o consumidores de sesso pagado serán multados de 12 a 24 meses.
«Es una ley peligrosa que puede tener el mismo efecto que la del solo sí es sí porque amplía el tipo delictivo y reduce las penas. Como todo se considera delito, puede suceder que los proxenetas o las personas que han utilizado la violencia contra las trabajadoras sensuales tengan penas similares a quienes han alquilado una habitación para otra persona, muchas veces desconociendo si va a ejercer o no la actividad sensual remunerada», explica Jesús Rodríguez, que abunda: «Es una ley insegura, que criminaliza al sector, y que no ha aprendido de experiencias como la de Francia».
Los afectados por la abolición de la prespitación preparan un ‘verano caliente’ contra el Gobierno
Marcos Ondarra
Frente a esta, aboga por el modelo de Nueva Zelanda, que desde 2003 regula los derechos de las cortesanas. Además, apunta a lo que podría suponer para el país reconocer a este sector como trabajadoras: «Tributarían, aumentaría la afiliación a la Seguridad Social, se recaudaría con los impuestos y, por tanto, tendría un impacto positivo sobre el PIB haciendo sostenible el sistema de pensiones u otros servicios públicos». Es decir, «comportaría beneficios para la sociedad» a la par que se dotaría «de derechos sociales, laborales y sindicales» a quienes ofrecen sesso por dinero.
La trayectoria de Jesús
Jesús Rodríguez Sendarrubias cuenta con cierta trayectoria política en Podemos. En 2015 compitió contra Alberto Garzón en las primarias de Ahora en Común para encabezar la lista de la coalición Unidad Popular-IU al Congreso de los Diputados y hasta ahora había permanecido como militante raso, ya que se negó a presentarse en listas si no tenía «garantías» de que iba a estar acompañado de alguna cortesana.
Su defensa de la prespitación le llevó a un viral desencuentro televisivo en 2018, cuando la abolicionista Mabel Lozano llamó «forzador» al cliente de Podemos en Espejo Público, de Antena 3. «Nosotras hablamos con las cortesanas y no abusamos de ellas como hace usted que es un forzador de mujeres», increpó al intelecto, que recurrió a los Juzgados por un delito de calumnias. La sentencia absolutoria llegó en 2022, al argüir el juez que la tertuliana «no precisó el hecho concreto».
Jesús Rodríguez interviene en el programa ‘Espejo Público’ de Antena 3 y tiene un encontronazo con una tertuliana.
El demandante ha presentado ahora un recurso de amparo ante el Constitucional. «La resolución del Supremo es vaga, no entra a valorar realmente la calumnia en sí, y creo que en un Estado de Derecho alguien que atenta contra el honor de otra persona debe responder ante la ley por su conducta. Es de muy baja calidad democrática que en un plato de televisión una persona pueda hacer una afirmación tan grave y tan gratuita», lamenta el cliente, que considera que si el Alto Tribunal «avala esta calumnia, apelando a la jurisprudencia, permitirá avalar cualquier calumnia en adelante».
Un «huérfano político»
Su primer desencanto con el partido, relata, llegó cuando Pablo Iglesias se compró un chalet en Galapagar, a las afueras de Madrid, por una cantidad cercana a los 600.000 euros. «Yo creía que Podemos era algo distinto, nuevo, y realmente me creí aquel discurso de la vieja y la nueva política. Pero el primer palo que me llevé fue cuando la persona que había llegado a la Secretaría General del partido haciendo un discurso implacable contra la banca se pidió un macrocrédito para comprarse una casa».
Ahí percibió esa «hipocresía», esa «doble jovenlandesal», de esa «élite dirigente que ni piensa ni vive como aquellos a los que dice representar». Pero sobre todo considera que Unidas Podemos sufre un proceso de «descomposición interna» por su «línea feminista radical que estigmatiza al varón, pero que también hace daño a las madres, a las hermanas, y a todas las mujeres que aman a los hombres».
Juan Carlos Monedero, fundador de Podemos, posa con Jesús Rodríguez.
Ahora se reivindica como un «huérfano político» alejado de la izquierda, por cuanto «ha sustituido el discurso sindicalista, basado en la lucha de clases, por un feminismo andrógino, excluyente y segregacionista». «Han creado un enemigo antagónico, que ya no es el capitalismo, sino el patriarcado. Ahora el 90% de su discurso oscila en torno al feminismo, el cual utilizan para justificar cualquier barbaridad, cualquier disparate», zanja Jesús Rodríguez Sendarrubias, que descarta terminar en el PSOE.
Jesús Rodríguez, cliente de prostíbulos, revela a THE OBJECTIVE que abandona la formación ‘jovenlandesada’ por el liderazgo de Irene Montero, que «criminaliza al varón»
Jesús Rodríguez Sendarrubias, cliente de prostíbulos y militante de Unidas Podemos en Asturias. | Cedida
Jesús Rodríguez Sendarrubias (Ciaño-Langreo 1986) saltó a la fama como el cliente de Podemos cuando, en 2018, se prodigaba por las televisiones para defender que la formación jovenlandesada debía «llenarse de pilinguis» y «escucharlas». Criticaba a Pablo Iglesias por coquetear con la abolición de la prespitación sin reunirse con las trabajadoras sensuales. Cinco años después, anuncia en exclusiva a THE OBJECTIVE que se da de baja como militante ante la «deriva puritana y totalitaria» del partido ahora que Irene Montero, que «criminaliza al varón», es la líder in pectore.
«Cuando Podemos se empezó a constituir como partido, no tenía una posición clara sobre la cuestión de la prespitación porque no tenía unos precedentes dentro de la organización de debate», explica Rodríguez, desencantado con que el partido en el que aún milita haya abrazado los postulados abolicionistas. Lo ha hecho, considera, por «el acercamiento al PSOE, que lleva defendiendo posturas abolicionistas durante muchos años, y, por otro lado, porque se ha impuesto Izquierda Unida en ese debate».
Este peculiar langreano, divorciado y padre de dos hijos, uno de ellos fruto de una relación de cinco años con una cortesana, siempre se ha confesado cliente como «un acto de sinceridad» con el que pretende «abrir un espacio de debate necesario para que escuchen a las trabajadoras sensuales y expliquen el marco normativo que ellas quieren». Una iniciativa -la de reunirse con las cortesanas-que la ministra de Igualdad no ha tenido a bien, pese a las insistencias del gremio.
«Una ley peligrosa»
El Gobierno de España, sin reunirse con el sector afectado y apoyado por el Partido Popular, impulsa una reforma del artículo 187 del Código Penal para «castigar de forma general el proxenetismo, sin exigir relación de explotación». Esto es, prisión de tres a seis años y multa de 18 a 24 meses a quien, empleando violencia intimidación, o abusando de una situación de superioridad, o de necesidad o de vulnerabilidad de la víctima, determine a una persona a ejercer o mantenerse en la prespitación.
Pero la norma también pretende castigar -y aquí estriba la polémica- al que destine de manera habitual y con ánimo de lucro un local para que se practique la prespitación, con penas de entre dos y cuatro años de prisión, así como a los clientes. Los clientes o consumidores de sesso pagado serán multados de 12 a 24 meses.
«Es una ley peligrosa que puede tener el mismo efecto que la del solo sí es sí porque amplía el tipo delictivo y reduce las penas. Como todo se considera delito, puede suceder que los proxenetas o las personas que han utilizado la violencia contra las trabajadoras sensuales tengan penas similares a quienes han alquilado una habitación para otra persona, muchas veces desconociendo si va a ejercer o no la actividad sensual remunerada», explica Jesús Rodríguez, que abunda: «Es una ley insegura, que criminaliza al sector, y que no ha aprendido de experiencias como la de Francia».
Los afectados por la abolición de la prespitación preparan un ‘verano caliente’ contra el Gobierno
Marcos Ondarra
Frente a esta, aboga por el modelo de Nueva Zelanda, que desde 2003 regula los derechos de las cortesanas. Además, apunta a lo que podría suponer para el país reconocer a este sector como trabajadoras: «Tributarían, aumentaría la afiliación a la Seguridad Social, se recaudaría con los impuestos y, por tanto, tendría un impacto positivo sobre el PIB haciendo sostenible el sistema de pensiones u otros servicios públicos». Es decir, «comportaría beneficios para la sociedad» a la par que se dotaría «de derechos sociales, laborales y sindicales» a quienes ofrecen sesso por dinero.
La trayectoria de Jesús
Jesús Rodríguez Sendarrubias cuenta con cierta trayectoria política en Podemos. En 2015 compitió contra Alberto Garzón en las primarias de Ahora en Común para encabezar la lista de la coalición Unidad Popular-IU al Congreso de los Diputados y hasta ahora había permanecido como militante raso, ya que se negó a presentarse en listas si no tenía «garantías» de que iba a estar acompañado de alguna cortesana.
Su defensa de la prespitación le llevó a un viral desencuentro televisivo en 2018, cuando la abolicionista Mabel Lozano llamó «forzador» al cliente de Podemos en Espejo Público, de Antena 3. «Nosotras hablamos con las cortesanas y no abusamos de ellas como hace usted que es un forzador de mujeres», increpó al intelecto, que recurrió a los Juzgados por un delito de calumnias. La sentencia absolutoria llegó en 2022, al argüir el juez que la tertuliana «no precisó el hecho concreto».
El demandante ha presentado ahora un recurso de amparo ante el Constitucional. «La resolución del Supremo es vaga, no entra a valorar realmente la calumnia en sí, y creo que en un Estado de Derecho alguien que atenta contra el honor de otra persona debe responder ante la ley por su conducta. Es de muy baja calidad democrática que en un plato de televisión una persona pueda hacer una afirmación tan grave y tan gratuita», lamenta el cliente, que considera que si el Alto Tribunal «avala esta calumnia, apelando a la jurisprudencia, permitirá avalar cualquier calumnia en adelante».
Un «huérfano político»
Su primer desencanto con el partido, relata, llegó cuando Pablo Iglesias se compró un chalet en Galapagar, a las afueras de Madrid, por una cantidad cercana a los 600.000 euros. «Yo creía que Podemos era algo distinto, nuevo, y realmente me creí aquel discurso de la vieja y la nueva política. Pero el primer palo que me llevé fue cuando la persona que había llegado a la Secretaría General del partido haciendo un discurso implacable contra la banca se pidió un macrocrédito para comprarse una casa».
Ahí percibió esa «hipocresía», esa «doble jovenlandesal», de esa «élite dirigente que ni piensa ni vive como aquellos a los que dice representar». Pero sobre todo considera que Unidas Podemos sufre un proceso de «descomposición interna» por su «línea feminista radical que estigmatiza al varón, pero que también hace daño a las madres, a las hermanas, y a todas las mujeres que aman a los hombres».
Ahora se reivindica como un «huérfano político» alejado de la izquierda, por cuanto «ha sustituido el discurso sindicalista, basado en la lucha de clases, por un feminismo andrógino, excluyente y segregacionista». «Han creado un enemigo antagónico, que ya no es el capitalismo, sino el patriarcado. Ahora el 90% de su discurso oscila en torno al feminismo, el cual utilizan para justificar cualquier barbaridad, cualquier disparate», zanja Jesús Rodríguez Sendarrubias, que descarta terminar en el PSOE.