Kovaliov
Madmaxista
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El cine ignora la bisexualidad: 30 personajes en dos décadas de éxitos taquilleros
Una tesis de la Universidad de Vigo desvela que el 97,7% son heterosexuales tras analizar las mil películas de Hollywood más vistas entre 2000 y 2019 | Priman los estereotipos y el recurso cómico
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Una tesis de la Universidad de Vigo desvela que el 97,7% son heterosexuales tras analizar las mil películas de Hollywood más vistas entre 2000 y 2019 | Priman los estereotipos y el recurso cómico
Cuando Freddie Mercury se sincera con su novia y le dice que cree ser bisexual, ella le contesta rotunda: “Freddie, tú eres lgtb”. La escena de la exitosa Bohemian Rhapsody (2018) ilustra la invisibilidad que esta realidad sensual sigue teniendo en la sociedad actual y que también se traslada a la gran pantalla. “Es curioso que sea uno de los pocos casos en lo que se utiliza esta palabra en una película y que inmediatamente quede deslegitimada. La bisexualidad no es reconocida como identidad propia, no hay conciencia de que existe en la sociedad”, subraya Estrela Rivas, que analizó su representación en el millar de películas de Hollywood más taquilleras durante dos décadas, cincuenta por año.
La tesis revela que el 97,7% de los 8.408 personajes que dieron vida a los títulos más exitosos entre 2000 y 2019 eran heterosexuales. Los gais solo representaron el 1,6%, las lesbianas un 0,4% y las personas bisexuales, un 0,3%, esto es, 30 personajes en total.
“Tenemos la imagen de que las cosas han mejorado, pero realmente no ha cambiado nada hasta el día de hoy. La mayoría de esos treinta no son protagonistas e igual aparecen en una única escena o tienen una sola frase. Pasa los mismos con los personajes de gais y lesbianas, pero la bisexualidad prácticamente no está presente”, comenta Rivas, graduada en Lenguas Extranjeras.
Solo 10 de los 202 personajes no heterosexuales tuvieron roles principales en veinte años. Otros 59 eran secundarios y la gran mayoría, 133, tenían pequeñas partes. “En el cine de Hollywood todo es muy superficial y los personajes no son tridimensionales, sobre todo, cuando son gayses o bisexuales. Y nunca se explora este tipo de historias”, apunta Rivas, que centró su análisis cualitativo en tres títulos, Belleza prohibida, (2004), Disobedience (2017) y la ganadora de ocho Oscar Moonlight (2016).
Así que la tendencia es que la sexualidad sea el rasgo principal que define al personaje y que se perpetúen los estereotipos: “En los últimos años se tienen un poco más de peso en las historias, pero siguen sin ser protagonistas. Y la mayor parte aparecen en comedias [81 de las 113 películas analizadas] como el típico personaje gracioso, el lgtb femenino o la lesbiana masculina. Se utilizan para hacer reír al público, como recurso cómico”.
Además de Mercury, otros de los escasos protagonistas bisexuales son Jack Twist (Brokeback Mountain; 2005), Nina Sayers (Cisne neցro; 2010) o Lisbeth Salander (La chica del dragón tatuado; 2011). Rivas apunta cómo la falta de reconocimiento de esta identidad sensual en la sociedad también influye en su invisibilidad en el cine.
“Cuando aparece un personaje bisexual el público lo interpreta como lesbiana o lgtb. El caso más conocido es el de Brokeback Mountain. Todo el mundo los identifica como los cowboys gais. Otras veces es una mujer que dice que en el pasado se acostó con una chica, pero es una frase en una película de dos horas y nadie va a interpretar que es bisexual. Si el público no tiene el chip de que existen otras sexualidades más allá de la heterosexualidad y la gaysidad no lo va a percibir”, subraya.
Su tesis también se fija en la raza o etnia de los personajes no heterosexuales y casi el 73% son blancos: “Esto demuestra que cuando se visibiliza al colectivo se hace a través de personas blancas y de clase media o alta. Es decir, se invisibiliza a otras identidades dentro de esta representación”.
Rivas se centra en el cine estadounidense por ser el de mayor influencia global, pero cree que sería interesante analizar también el español y el europeo. “Puede que los resultados fuesen diferentes porque la industria de Hollywood busca ganar dinero y los dueños de los estudios controlan y limitan muchísimo el contenido que se puede producir. Pero aquí puede que haya más libertad para explorar temas más diversos y de forma más compleja”, comenta.
Su tesis tiene mención internacional y estuvo dirigida por la catedrática de la UVigo Belén Martín Lucas y por Andrea Ruthven, actualmente en la Universidad de Baleares. Rivas ya enfocó sus trabajos finales de grado y máster al análisis de películas y series desde la perspectiva de las teorías de género y el feminismo. Y en ambos también tuvo la supervisión de Martín Lucas, a la que considera “todo un referente”.
"Tardé 23 años en salir del armario como bisexual"
El desarrollo de la tesis coincidió además con un periodo vital en el que Rivas reconoció su bisexualidad: “Tardé 23 años en darme cuenta y salir del armario. Como me gustaban los chicos, para que te ibas a plantear nada más. La bisexualidad se identifica con un comportamiento sensual, es decir, experimentación, una fase... Pero no como una identidad de verdad como la gaysidad. Ni siquiera se acepta como algo real. Este trabajo también era un modo de encontrar respuestas y me ayudó. Fue un poco desalentador porque los resultados son bastante negativos pero encontrar a mucha gente trabajando en estos temas también ayuda”.
En su tesis subraya como “imperativo” que la sociedad abandone su concepción “binaria” del mundo y que la diversidad que existe en la sociedad también se traslade al cine. Para reflejarla y también ofrecer referentes. “Muchas veces, el mundo audiovisual es el único lugar que tiene la gente para conocer otras realidades y para verse reflejada. Por eso es importante fijarse en la clase de imágenes que estamos creando y en lo que estamos produciendo para que ese público lo vea”, concluye.