El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
El centro de Madrid se ha convertido en una Meca a la que, en estas fechas, peregrinan decenas de miles de ciudadanos para curtir sus paciencias. Un bautismo de fuego para turistas o visitantes que por primera vez venían a la capital "para ver las luces", como José Enrique, extremeño poco acostumbrado a lidiar entre tumultos. "No te puedes ni tomar un café... Está todo colapsado", decía ayer, mientras caminaba como un nazareno por la calle del Carmen, totalmente saturada, con la voluntad de ver de cerca el árbol iluminado de Sol. "Se me están quitando las ganas", añadía a cada paso.
Colas para subirse al tiovivo frente al Palacio Real o para comprar algodón de azúcar en alguno de los puestos callejeros; aglomeraciones para conseguir el mejor selfie junto a la de derechasda del hotel Four Seasons o de Cortylandia... Y qué decir de las hileras humanas que se formaban junto a la pista de patinaje de Plaza de España o frente a las puertas de la chocolatería de San Ginés o de Doña Manolita, donde esas colas llegaban hasta bien entrada la Gran Vía.
"Se lleva con paciencia... Todo para que estos dos disfruten", contaba Verónica, señalando a sus dos retoños, que ansiaban deslizarse sobre la pista de hielo de una plaza de España abarrotada. Sus bocas de Metro presentaban un chorreo incesante de personas, que bien iban o bien venían, y entre las que era más que común ver caras de asombro y algún que otro resoplido ante el panorama. "Es totalmente intransitable, qué agobio", apuntaba María, quien se había citado con un amigo para tomar algo, tarea que no les resultó fácil: "Quedamos en Callao. En los primeros cinco sitios que miramos nos dijeron que no había sitio. Finalmente terminamos en un restaurante chino, cerca del Templo de Debod... Estaba todo imposible".
Tampoco lo pasaban bien algunos artistas callejeros, de esos que se disfrazan para fotografiarse con los niños a cambio de la voluntad. "Recogiendo y nos vamos", le decía una pareja de policías municipales a un hombre que, sin licencia, se escondía dentro de un gigantesco traje de gorila. El varón, de origen sudamericano, salió como pudo de su uniforme de trabajo y asentía a cada palabra de las autoridades. "Hemos sido bastante benevolentes, ya te lo hemos advertido varias veces...", le remarcaban. Tras este último aviso, y mientras recogía todos sus bártulos, comentaba a este diario: "No entiendo por qué sólo me lo dicen a mí y no al resto (señalando a un oso polar, un dinosaurio y a un Mario Bros que deambulaban cerca de él). Voy a ver si encuentro otro sitio donde colocarme".
Una pareja de Policías 'echan' a un 'gorila' sin licencia.D. S.
La Policía Municipal estaba muy encima de este tipo de actividades, así como de los vendedores ambulantes. Frente a Cortylandia, enclave muy visitado por padres con sus hijos, un agente veterano hacía un pequeño sprint para cazar a un joven que hacía su agosto vendiendo globos con luces. "Te dije que no quería verte más aquí", le espetaba el uniformado. Tras requisarle la mercancía (concretamente dos de estos globos que introdujo en un coche patrulla, cuya parte de atrás estaba llena de estos productos), le dejó marchar sin problemas.
Todo en un Puente de la Constitución en el que el Ayuntamiento ha tenido que activar un desconocido nivel neցro. Algo que se ha traducido en una mayor presencia en las calles de policías para velar por la seguridad de todos los presentes ante la previsión de un gran número de visitantes en la capital.
"Vamos a buscar una calle secundaria y mejor nos vamos a casa, ya vendremos a verlo más tranquilos entre semana", contaba, mientras intentaba avanzar por la calle Arenal, una joven que, junto a su pareja, tiraba la toalla sin visos de poder avanzar. "Me estoy poniendo muy nerviosa, no imaginé que todas las calles iban a estar así".
Aunque lo que para muchos era «agobiante», desde la Comunidad de Madrid, en boca de su consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Mariano de Paco, lo tachan de "éxito". Hasta que no finalice el puente no se sabrán las cifras oficiales de asistentes, pero para De Paco estos días festivos son "uno de los momentos más importantes para el turismo de la capital", con cada vez más respaldo del visitante internacional.
Colas para subirse al tiovivo frente al Palacio Real o para comprar algodón de azúcar en alguno de los puestos callejeros; aglomeraciones para conseguir el mejor selfie junto a la de derechasda del hotel Four Seasons o de Cortylandia... Y qué decir de las hileras humanas que se formaban junto a la pista de patinaje de Plaza de España o frente a las puertas de la chocolatería de San Ginés o de Doña Manolita, donde esas colas llegaban hasta bien entrada la Gran Vía.
"Se lleva con paciencia... Todo para que estos dos disfruten", contaba Verónica, señalando a sus dos retoños, que ansiaban deslizarse sobre la pista de hielo de una plaza de España abarrotada. Sus bocas de Metro presentaban un chorreo incesante de personas, que bien iban o bien venían, y entre las que era más que común ver caras de asombro y algún que otro resoplido ante el panorama. "Es totalmente intransitable, qué agobio", apuntaba María, quien se había citado con un amigo para tomar algo, tarea que no les resultó fácil: "Quedamos en Callao. En los primeros cinco sitios que miramos nos dijeron que no había sitio. Finalmente terminamos en un restaurante chino, cerca del Templo de Debod... Estaba todo imposible".
Tampoco lo pasaban bien algunos artistas callejeros, de esos que se disfrazan para fotografiarse con los niños a cambio de la voluntad. "Recogiendo y nos vamos", le decía una pareja de policías municipales a un hombre que, sin licencia, se escondía dentro de un gigantesco traje de gorila. El varón, de origen sudamericano, salió como pudo de su uniforme de trabajo y asentía a cada palabra de las autoridades. "Hemos sido bastante benevolentes, ya te lo hemos advertido varias veces...", le remarcaban. Tras este último aviso, y mientras recogía todos sus bártulos, comentaba a este diario: "No entiendo por qué sólo me lo dicen a mí y no al resto (señalando a un oso polar, un dinosaurio y a un Mario Bros que deambulaban cerca de él). Voy a ver si encuentro otro sitio donde colocarme".
Una pareja de Policías 'echan' a un 'gorila' sin licencia.D. S.
La Policía Municipal estaba muy encima de este tipo de actividades, así como de los vendedores ambulantes. Frente a Cortylandia, enclave muy visitado por padres con sus hijos, un agente veterano hacía un pequeño sprint para cazar a un joven que hacía su agosto vendiendo globos con luces. "Te dije que no quería verte más aquí", le espetaba el uniformado. Tras requisarle la mercancía (concretamente dos de estos globos que introdujo en un coche patrulla, cuya parte de atrás estaba llena de estos productos), le dejó marchar sin problemas.
Todo en un Puente de la Constitución en el que el Ayuntamiento ha tenido que activar un desconocido nivel neցro. Algo que se ha traducido en una mayor presencia en las calles de policías para velar por la seguridad de todos los presentes ante la previsión de un gran número de visitantes en la capital.
"Vamos a buscar una calle secundaria y mejor nos vamos a casa, ya vendremos a verlo más tranquilos entre semana", contaba, mientras intentaba avanzar por la calle Arenal, una joven que, junto a su pareja, tiraba la toalla sin visos de poder avanzar. "Me estoy poniendo muy nerviosa, no imaginé que todas las calles iban a estar así".
Aunque lo que para muchos era «agobiante», desde la Comunidad de Madrid, en boca de su consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Mariano de Paco, lo tachan de "éxito". Hasta que no finalice el puente no se sabrán las cifras oficiales de asistentes, pero para De Paco estos días festivos son "uno de los momentos más importantes para el turismo de la capital", con cada vez más respaldo del visitante internacional.
El centro de Madrid, un hervidero donde forjar paciencias: "No te puedes ni tomar un café... Está todo colapsado"
El centro de Madrid se ha convertido en una Meca a la que, en estas fechas, peregrinan decenas de miles de ciudadanos para curtir sus paciencias. Un bautismo de fuego para turistas...
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