Kalanders
Jolly Roger
Os adjunto tres noticias sobre un caso que sigo desde hace algún tiempo y me llama la atención.
Se trata del caso de un chico veinteañero de Alicante que lleva 20 meses en prisión acusado de robo con violencia y lesiones y condenado a más de 10 años.
El teléfono móvil de este chico, fue encontrado junto a diversos objetos sustraidos por unos delincuentes, lo cual fue suficiente para que fuese condenado.
Lo curioso del asunto, (algunos de los datos los encontraréis en las noticias que adjunto y otros bucenado un poco en la red, podcasts etc) es que:
-El chico perdió el móvil días antes de este hecho, notificando a la compañia telefónica lo ocurrido para que procediesen con la baja, la cual le remitió justificante de este hecho.
-Por otro lado, Fernando tiene una coartada que le situaba alejado del lugar donde acontecieron los hechos, junto con pertinentes testigos.
-Cuando la policía logró detener a los autores de los actos delictivos, no se encontraron huellas ni ningún tipo de indicio que demostrase que Fernando hubiese estado en el vehículo que utilizaron los delincuentes.
-No fue identificado en ruedas de reconocimiento y tal solo en el juicio (un año después) alguna de las víctimas afirmo haberlo reconocido pero sin ninguna seguridad.
-Los presuntos autores, negaron rotundamente conocer a Fernando.
Los padres de Fernando, junto con el apoyo de 60.000 firmas han pedido al supremo que se reabra el caso ya que existieron numerosas incongruencias en el proceso encausatorio y disponen de nuevas pruebas que defienden la inocencia del hijo.
En el país de lo absurdo, cualquiera es culpable hasta que se demuestra lo contrario.
El padre de un preso inicia una huelga de hambre para defender su inocencia
El joven lleva 20 meses en prisión porque su móvil, que había dado de baja dos días antes, se encontró en manos de unos ladrones
Perdió el móvil y acabó en prisión
El padre de un joven alicantino condenado a diez años de prisión por dos robos con violencia ha iniciado hoy una huelga de hambre para "defender" la inocencia de su hijo, cuya detención se produjo después de que su móvil, que días antes había perdido y dado de baja, apareciera entre los efectos sustraídos. Ningún juez le creyó cuando aseguró que previamente lo había perdido, a pesar de que llamó a la compañúia telefónica para darlo de baja.
"Aunque me cueste la vida seguiré con la huelga de hambre para alertar del error a la Justicia", ha afirmado a Efe el padre de Fernando Enrique Muñoz Martínez, en prisión desde el 7 de noviembre de 2011.
Ante la sede de la Audiencia Provincial de Alicante, Fernando Muñoz ha iniciado esta huelga de hambre que, según ha apuntado, también ha sido secundada por su hijo desde el centro penitenciario de Villena (Alicante).
Con el apoyo de 60.000 firmas, los padres han pedido al Tribunal Supremo que revise el caso, pues consideran que la investigación y el posterior enjuiciamiento presentan "incongruencias e incertidumbres", y, además, existen "nuevas pruebas" que acreditan la inocencia de su hijo.
El joven fue condenado a diez años de prisión por dos robos con violencia registrados en la madrugada del 21 de febrero de 2010 en la autovía que enlaza Alicante con el municipio alicantino de Elda. Según las investigaciones, un grupo de personas a bordo de un turismo forzó colisiones con otros vehículos con la falsa apariencia de accidentes. Posteriormente, y en medio de la confusión, robaron las pertenencias de los otros pasajeros.
Días después, Fernando Enrique, que carece de antecedentes penales, fue detenido como uno de los presuntos autores de estos hechos ya que su teléfono móvil fue hallado en el interior de un bolso sustraído aquella noche.
El joven fue condenado por dos robos con violencia y absuelto de los otros cinco hechos delictivos registrados aquella madrugada. Los padres sostienen que no se hallaron pruebas de ADN o huellas dactilares que probaran que su hijo viajara en el coche usado para cometer los asaltos.
La prueba a la que se agarran los padres de Fernando y que éste también expuso en el juicio es que el móvil fue extraviado dos días antes por el joven, hecho que fue comunicado a la empresa de telefonía.
Su padre, Fernando Muñoz, ha explicado a Efe que uno de los documentos remitidos al Tribunal Supremo es una certificación de la compañía telefónica sobre el bloqueo del móvil un día antes a los asaltos. "Es imposible que Fernando estuviera o lo dejase allí", ha agregado.
Además, según ha explicado, ninguna de las víctimas identificó al joven en la rueda de reconocimiento, si bien durante el juicio alguna de éstas afirmaron reconocerlo pero "con muchas dudas". El padre del ahora condenado ha aseverado que los supuestos autores de aquellos hechos han exculpado a su hijo.
"Pedimos que le concedan el tercer grado o la suspensión provisional de la condena hasta que el caso sea revisado", ha manifestado la progenitora del joven, Teresa Martínez.
El padre de un preso inicia una huelga de hambre para defender su inocencia | Sociedad | EL PAÍS
¿Presunto inocente?
Los padres de un joven alicantino encarcelado por una condena de más de 10 años por robos piden al Supremo la reapertura del caso tras lograr una prueba que creen que exculpa a su hijo
PEDRO CERRADA Los padres de Fernando Muñoz han emprendido una lucha contrarreloj para demostrar su inocencia y sacarlo de la guandoca, pero por ahora no han logrado que el Supremo reabra el caso de este joven alicantino de 22 años y continúa ingresado en la prisión de Villena. Un juzgado de Alicante le condenó en 2011 a más de diez años de prisión por dos robos con violencia y lesiones la Audiencia confirmó la pena. Una de las pruebas que le incriminó fue su teléfono móvil, que apareció en una cuneta junto al bolso de una de las víctimas. Hasta tres abogados han llevado el caso desde el inicio e inexplicablemente no ha sido hasta hace unos días cuando el letrado Santiago Talavera, cuarto defensor que intenta probar la inocencia de este joven, ha conseguido que la compañía Orange certifique que dos días antes de cometerse los asaltos -por los que fueron condenados Fernando y otros dos jóvenes- se recibió una llamada telefónica para bloquear su móvil porque lo había perdido. El abogado defensor realizará un segundo intento para que el Tribunal Supremo revise la sentencia al estimar que se trata de una nueva prueba que exculpa a Fernando.
Por si no bastara esta prueba, tres reclusos han llegado a confesar, bien por carta, en sede judicial o en conversaciones con el director de la guandoca, Feliciano Crelgo, y con el subdirector de la prisión, que Fernando no participó en los robos con violencia. Las gestiones realizadas por estos responsables de la prisión para identificar a los autores de los robos permitieron que el pasado año un juzgado de Alicante reabriera el caso. Sus testimonios se utilizaron para revisar la sentencia en el Supremo, pero no ha dado credibilidad a los reclusos. Uno de estos presos fue condenado por los mismos robos que Fernando y los otros dos fueron supuestamente los que participaron en los hechos, pero no llegaron a ser procesados.
En su contra Fernando tiene que las víctimas que encontraron su móvil, donde ya vieron su fotografía al abrirlo, no le identificaron en la rueda de reconocimiento realizada en sede judicial poco después de los hechos, pero sí el día del juicio un año más tarde, lo que ha tenido más valor en opinión del juzgado que le condenó y de la Audiencia. En otro robo, una víctima dijo que se parecía pero la estatura no coincidía, mientras que en otros cuatro hechos delictivos por los que fue juzgado no le reconocieron.
El caso esta rodeado de interrogantes que siembran de dudas la condena a Fernando y deja en entredicho la defensa del joven en el juicio, lo que reconocen en privado varios juristas consultados por este diario. Baste como ejemplo que Fernando alegó que el día que perdió el móvil celebró su 19 cumpleaños en el chalé de sus abuelos en El Rebolledo y la noche de los asaltos cenó en su casa con dos amigos y ya no salió. También estaban sus padres en el domicilio, pero incomprensiblemente ninguna de estas personas fue citada a la vista oral para confirmar que no se trataba de una coartada falsa.
Hasta esta causa Fernando no había tenido ninguna detención, mientras que los otros dos condenados, uno de los cuales también ha sido exculpado por los presos que salieron en defensa del joven, sí cuentan con un amplio historial delictivo. Hasta el propio juez de guardia que le tomó declaración tras su arresto ya mostraba esas dudas y le dejó en libertad.
Fernando está encarcelado desde noviembre de 2011 y además del nuevo recurso que preparan para que el Tribunal Supremo revise el caso, su abogado y su familia han comenzado a recoger firmas para solicitar la revisión de la sentencia. Una de las primeras rúbricas estampadas ha sido precisamente la de una de las víctimas de los robos, que en el juicio dijo que se le parecía mucho en la cara pero no en la estatura.
Los padres del joven, Fernando y Teresa, agradecen el gesto de esta joven y quieren que acabe cuanto antes esta pesadilla. Creen que la certificación del bloqueo del móvil de su hijo es una prueba más de que han encarcelado a una persona inocente y reclaman que el Supremo reabra el caso.
Su hijo, que trabajaba en el taller de un familiar cuando ocurrieron los hechos, también está desesperado y hace unos días le dijo a su progenitora que no aguanta más y si no se logra pronto su excarcelación comenzará una huelga de hambre. Su abogado ha solicitado el tercer grado al juzgado de Vigilancia Penitenciaria para que al menos pueda salir a trabajar.
Los hechos que dieron lugar a este proceso sucedieron entre la noche del día 20 y la madrugada del 21 de febrero de 2010. En ese periodo se cometieron casi una decena de robos con violencia en Petrer, Novelda y Alicante. Fueron varios jóvenes que iban simulando accidentes con un coche robado para obligar a las víctimas a detener sus vehículos y a continuación robarles. En uno ocurrido en el barrio alicantino de San Gabriel arrollaron a tres mujeres tras quitarles sus bolsos y estas fueron las que, cuando regresaban a Elda, vieron a la salida de Alicante uno de los bolsos en la cuneta. Al bajar vieron que había cerca un teléfono móvil y al abrirlo vieron la foto de Fernando y pensaron que era uno de los ladrones, aunque luego en la rueda de reconocimiento no le identificaron. El móvil acabó esa madrugada en comisaría y a la mañana siguiente la Policía de Elda localizó al padre del joven para que acudiera a recogerlo y así lo hizo. "Si era una prueba de un delito ¿cómo me lo devuelven?", se pregunta el padre mientras muestra el móvil que aún guarda. Unos días más fue detenido el joven y comenzó la pesadilla. Un cúmulo de fatalidades parece que condujeron a Fernando hasta la guandoca de Villena, cuyo director ha declarado que es la primera vez en 33 años que piensa que un penado es inocente. Los padres, que lamentan que "le han partido la vida", confían en que la verdad resplandezca al final.
¿Presunto inocente? - Informacion.es
Perdió el móvil y acabó en prisión
Un preso lleva año y medio encarcelado por dos robos que, asegura, no cometió
Días antes del delito denunció el extravío de su teléfono, la prueba que lo condenó
Aquel 19 de febrero de 2010, Fernando Enrique Muñoz llamó a su compañía telefónica para denunciar la pérdida de su móvil y bloquearlo. El teléfono desapareció de su bolsillo durante la celebración de su cumpleaños y este joven de 22 años, empleado de un taller, no quería que los ladrones pudieran usarlo. Dos días después, el 21 de febrero, la Policía de Elda (Alicante) lo devolvió a su padre. Había aparecido entre algunos objetos robados esa misma madrugada. Unos individuos, a bordo de un coche robado, habían embestido varios vehículos. Cuando sus víctimas bajaron para comprobar los daños o hacer el papeleo, las desvalijaron. A los pocos días, la policía detuvo a Fernando y una juez lo condenó a 10 años de guandoca por esos robos basándose, precisamente, en que su móvil estaba allí. Ningún juez le creyó cuando aseguró que previamente lo había perdido. Hoy, cuando lleva un año y medio en prisión, está en grado de demostrarlo.
Durante el proceso seguido en el juzgado de lo Penal número 8 de Alicante y en el recurso que se estudió en la Audiencia de esa provincia, el anterior abogado de Fernando intentó en vano que los jueces aceptaran como prueba la factura telefónica del fijo de sus padres en la que se recogía la llamada del 19 de febrero al número de información de Orange (su compañía de teléfonos) con la que Fernando solicitó el bloqueo del teléfono. “No tiene eficacia alguna el documento aportado para justificar un presunto extravío (...) al no constar dato alguno que permita asegurar que ha sido emitido por una compañía telefónica”, aseguraron los magistrados de la sección segunda de la Audiencia de Alicante, que no creyeron conveniente hacer ninguna otra gestión con la compañía.
Un certificado de Orange prueba que pidió el bloqueo dos días antes del asalto
Después de enormes esfuerzos con la empresa, el pasado 7 de mayo, el nuevo defensor de Fernando, Santiago Talavera, y los padres de este, Fernando y Teresa, obtuvieron otro documento de la compañía en el que se confirma lo que el joven siempre ha mantenido y nadie ha querido escuchar. Que el 19 de febrero, dos días antes de los robos por los que se le condenó, según él, injustamente, llamó a Orange para solicitar el “bloqueo por hurto” de su móvil como dice el propio certificado. El documento recoge también otra llamada del 21 de febrero —el día en que se produjeron los robos y el que la policía le devolvió el teléfono— solicitando que lo reactivaran al haberlo recobrado. Las siguientes llamadas de Fernando a la compañía son ya para tratar de demostrar su inocencia. El 21 de abril solicita un comprobante de que pidió el bloqueo de su teléfono el 19 de febrero para demostrar que se lo quitaron antes de los robos, algo que, hasta ahora, no había logrado.
Para poder condenar a Fernando, además de la presencia del móvil entre los enseres robados que los ladrones abandonaron, los jueces tuvieron en cuenta el testimonio de varias víctimas que lo señalaron como autor. Las primeras fueron las tres mujeres que encontraron el teléfono del joven a cinco kilómetros del lugar donde habían sido atracadas. Las víctimas aseguraron que entre las fotos grabadas en el aparato estaba la de Fernando y lo identificaron como uno de los ladrones. Después ratificaron esa identificación en el juicio “sin dudas”, según la sentencia.
Otras dos asaltadas también señalaron a Fernando como uno de los delincuentes, aunque su acusación fue mucho más dudosa. Ambas aseguraron que se correspondía con una de las fotos que les enseñó la policía pero, al verlo durante el juicio, la primera sostuvo que aunque “no podía” reconocerlo, estaba segura de que “tenía mechas rubias”, como él. Su compañera mantuvo que el rubio, es decir, Fernando, se parecía mucho al que los agentes le habían enseñado en foto. “El rubio se parece muchísimo al de la foto”, declaró. “Por su altura no lo sé, pero por la cara sí era él”, añadió. Y luego: “Parecía más de mi altura”. Es decir, la cara de Fernando se parecía a la del ladrón, sobre todo por las mechas rubias, pero ambos diferían en su envergadura.
No solo Fernando, sus padres -que incluso iniciaron una recogida de firmas presencial y en change.org- y su abogado sostienen su inocencia. Feliciano Crelgo, el director de la prisión en la que permanece internado, la de Villena, inició una investigación por su cuenta ante la sospecha de que hubiera sido injustamente encarcelado. Crelgo habló con la pesona que fue condenada junto a Fernando por los robos, Israel Torres, y este le dijo que tanto Fernando como otro sentenciado, Juan de Dios Díaz Moreno, no habían participado en los hechos y que al primero no lo conocía de nada. Así lo declaró el propio Crelgo en el juzgado de Instrucción 6 de Alicante ante cuyo titular aseguró que no era habitual que hiciera gestiones de este tipo: “En 33 años que llevo trabajando, es la primera vez que pienso que un penado no ha participado en los hechos por los que ha sido condenado”. Crelgo añadió que Fernando no tenía “nada que ver” con el resto de internos. “Tiene un caracter apocado y su entorno y circunstancias personales no tienen nada en común con el resto”.
Una de las testigos dijo que se parecía en el pelo al ladrón, pero no en la altura
Otro preso que no fue condenado por esos delitos, José Antonio Amador, envió una carta al juzgado que condenó Fernando y a Israel, su supuesto cómplice, en la que decía: “Juan de Dios Díaz Moreno y Fernando Enrique Muñoz, fueron injustamente condenados, dicho sea con respeto, al haberse equivocado la testigo en el reconocimiento que efectuó”. Después añadía que el delito lo había cometido él mismo junto con Israel Torres, sentenciado junto a Fernando, y otro preso que no fue juzgado por esos hechos, José Manuel Cortés, que también se dirigió al juzgado para asegurar que Fernando y Juan de Dios eran inocentes de esos robos, aunque sin asumir él mismo la culpa.
Con todos esos testimonios, Santiago Talavera, el abogado de Fernando, inició los trámites del recurso extraordinario de revisión en la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (el trámite que sirve para revocar sentencias manifiestamente injustas). Pero el pasado 22 de febrero, los magistrados Juan Saavedra, Joaquín Giménez y José Manuel Maza denegaron la autorización para presentarlo al considerar que las manifestaciones de los presos carecían de “aptitud suficiente” para acreditar la inocencia.
En mayo, Fernando obtuvo, finalmente, una nueva prueba que difícilmente podrá ser considerada, como las otras, insuficiente: el documento de Orange que certifica que solicitó el bloqueo de su teléfono al haberlo perdido dos días antes de que se produjeran los robos por los que fue condenado. Con él, su abogado pedirá de nuevo al Tribunal Supremo, el mes que viene, que autorice la revisión de su condena. Porque, como dice el letrado, es imposible que él dejara allí entre otros objetos robados, el aparato cuya desaparición había denunciado dos días antes.
Perdió el móvil y acabó en prisión | Sociedad | EL PAÍS
Se trata del caso de un chico veinteañero de Alicante que lleva 20 meses en prisión acusado de robo con violencia y lesiones y condenado a más de 10 años.
El teléfono móvil de este chico, fue encontrado junto a diversos objetos sustraidos por unos delincuentes, lo cual fue suficiente para que fuese condenado.
Lo curioso del asunto, (algunos de los datos los encontraréis en las noticias que adjunto y otros bucenado un poco en la red, podcasts etc) es que:
-El chico perdió el móvil días antes de este hecho, notificando a la compañia telefónica lo ocurrido para que procediesen con la baja, la cual le remitió justificante de este hecho.
-Por otro lado, Fernando tiene una coartada que le situaba alejado del lugar donde acontecieron los hechos, junto con pertinentes testigos.
-Cuando la policía logró detener a los autores de los actos delictivos, no se encontraron huellas ni ningún tipo de indicio que demostrase que Fernando hubiese estado en el vehículo que utilizaron los delincuentes.
-No fue identificado en ruedas de reconocimiento y tal solo en el juicio (un año después) alguna de las víctimas afirmo haberlo reconocido pero sin ninguna seguridad.
-Los presuntos autores, negaron rotundamente conocer a Fernando.
Los padres de Fernando, junto con el apoyo de 60.000 firmas han pedido al supremo que se reabra el caso ya que existieron numerosas incongruencias en el proceso encausatorio y disponen de nuevas pruebas que defienden la inocencia del hijo.
En el país de lo absurdo, cualquiera es culpable hasta que se demuestra lo contrario.
El padre de un preso inicia una huelga de hambre para defender su inocencia
El joven lleva 20 meses en prisión porque su móvil, que había dado de baja dos días antes, se encontró en manos de unos ladrones
Perdió el móvil y acabó en prisión
El padre de un joven alicantino condenado a diez años de prisión por dos robos con violencia ha iniciado hoy una huelga de hambre para "defender" la inocencia de su hijo, cuya detención se produjo después de que su móvil, que días antes había perdido y dado de baja, apareciera entre los efectos sustraídos. Ningún juez le creyó cuando aseguró que previamente lo había perdido, a pesar de que llamó a la compañúia telefónica para darlo de baja.
"Aunque me cueste la vida seguiré con la huelga de hambre para alertar del error a la Justicia", ha afirmado a Efe el padre de Fernando Enrique Muñoz Martínez, en prisión desde el 7 de noviembre de 2011.
Ante la sede de la Audiencia Provincial de Alicante, Fernando Muñoz ha iniciado esta huelga de hambre que, según ha apuntado, también ha sido secundada por su hijo desde el centro penitenciario de Villena (Alicante).
Con el apoyo de 60.000 firmas, los padres han pedido al Tribunal Supremo que revise el caso, pues consideran que la investigación y el posterior enjuiciamiento presentan "incongruencias e incertidumbres", y, además, existen "nuevas pruebas" que acreditan la inocencia de su hijo.
El joven fue condenado a diez años de prisión por dos robos con violencia registrados en la madrugada del 21 de febrero de 2010 en la autovía que enlaza Alicante con el municipio alicantino de Elda. Según las investigaciones, un grupo de personas a bordo de un turismo forzó colisiones con otros vehículos con la falsa apariencia de accidentes. Posteriormente, y en medio de la confusión, robaron las pertenencias de los otros pasajeros.
Días después, Fernando Enrique, que carece de antecedentes penales, fue detenido como uno de los presuntos autores de estos hechos ya que su teléfono móvil fue hallado en el interior de un bolso sustraído aquella noche.
El joven fue condenado por dos robos con violencia y absuelto de los otros cinco hechos delictivos registrados aquella madrugada. Los padres sostienen que no se hallaron pruebas de ADN o huellas dactilares que probaran que su hijo viajara en el coche usado para cometer los asaltos.
La prueba a la que se agarran los padres de Fernando y que éste también expuso en el juicio es que el móvil fue extraviado dos días antes por el joven, hecho que fue comunicado a la empresa de telefonía.
Su padre, Fernando Muñoz, ha explicado a Efe que uno de los documentos remitidos al Tribunal Supremo es una certificación de la compañía telefónica sobre el bloqueo del móvil un día antes a los asaltos. "Es imposible que Fernando estuviera o lo dejase allí", ha agregado.
Además, según ha explicado, ninguna de las víctimas identificó al joven en la rueda de reconocimiento, si bien durante el juicio alguna de éstas afirmaron reconocerlo pero "con muchas dudas". El padre del ahora condenado ha aseverado que los supuestos autores de aquellos hechos han exculpado a su hijo.
"Pedimos que le concedan el tercer grado o la suspensión provisional de la condena hasta que el caso sea revisado", ha manifestado la progenitora del joven, Teresa Martínez.
El padre de un preso inicia una huelga de hambre para defender su inocencia | Sociedad | EL PAÍS
¿Presunto inocente?
Los padres de un joven alicantino encarcelado por una condena de más de 10 años por robos piden al Supremo la reapertura del caso tras lograr una prueba que creen que exculpa a su hijo
PEDRO CERRADA Los padres de Fernando Muñoz han emprendido una lucha contrarreloj para demostrar su inocencia y sacarlo de la guandoca, pero por ahora no han logrado que el Supremo reabra el caso de este joven alicantino de 22 años y continúa ingresado en la prisión de Villena. Un juzgado de Alicante le condenó en 2011 a más de diez años de prisión por dos robos con violencia y lesiones la Audiencia confirmó la pena. Una de las pruebas que le incriminó fue su teléfono móvil, que apareció en una cuneta junto al bolso de una de las víctimas. Hasta tres abogados han llevado el caso desde el inicio e inexplicablemente no ha sido hasta hace unos días cuando el letrado Santiago Talavera, cuarto defensor que intenta probar la inocencia de este joven, ha conseguido que la compañía Orange certifique que dos días antes de cometerse los asaltos -por los que fueron condenados Fernando y otros dos jóvenes- se recibió una llamada telefónica para bloquear su móvil porque lo había perdido. El abogado defensor realizará un segundo intento para que el Tribunal Supremo revise la sentencia al estimar que se trata de una nueva prueba que exculpa a Fernando.
Por si no bastara esta prueba, tres reclusos han llegado a confesar, bien por carta, en sede judicial o en conversaciones con el director de la guandoca, Feliciano Crelgo, y con el subdirector de la prisión, que Fernando no participó en los robos con violencia. Las gestiones realizadas por estos responsables de la prisión para identificar a los autores de los robos permitieron que el pasado año un juzgado de Alicante reabriera el caso. Sus testimonios se utilizaron para revisar la sentencia en el Supremo, pero no ha dado credibilidad a los reclusos. Uno de estos presos fue condenado por los mismos robos que Fernando y los otros dos fueron supuestamente los que participaron en los hechos, pero no llegaron a ser procesados.
En su contra Fernando tiene que las víctimas que encontraron su móvil, donde ya vieron su fotografía al abrirlo, no le identificaron en la rueda de reconocimiento realizada en sede judicial poco después de los hechos, pero sí el día del juicio un año más tarde, lo que ha tenido más valor en opinión del juzgado que le condenó y de la Audiencia. En otro robo, una víctima dijo que se parecía pero la estatura no coincidía, mientras que en otros cuatro hechos delictivos por los que fue juzgado no le reconocieron.
El caso esta rodeado de interrogantes que siembran de dudas la condena a Fernando y deja en entredicho la defensa del joven en el juicio, lo que reconocen en privado varios juristas consultados por este diario. Baste como ejemplo que Fernando alegó que el día que perdió el móvil celebró su 19 cumpleaños en el chalé de sus abuelos en El Rebolledo y la noche de los asaltos cenó en su casa con dos amigos y ya no salió. También estaban sus padres en el domicilio, pero incomprensiblemente ninguna de estas personas fue citada a la vista oral para confirmar que no se trataba de una coartada falsa.
Hasta esta causa Fernando no había tenido ninguna detención, mientras que los otros dos condenados, uno de los cuales también ha sido exculpado por los presos que salieron en defensa del joven, sí cuentan con un amplio historial delictivo. Hasta el propio juez de guardia que le tomó declaración tras su arresto ya mostraba esas dudas y le dejó en libertad.
Fernando está encarcelado desde noviembre de 2011 y además del nuevo recurso que preparan para que el Tribunal Supremo revise el caso, su abogado y su familia han comenzado a recoger firmas para solicitar la revisión de la sentencia. Una de las primeras rúbricas estampadas ha sido precisamente la de una de las víctimas de los robos, que en el juicio dijo que se le parecía mucho en la cara pero no en la estatura.
Los padres del joven, Fernando y Teresa, agradecen el gesto de esta joven y quieren que acabe cuanto antes esta pesadilla. Creen que la certificación del bloqueo del móvil de su hijo es una prueba más de que han encarcelado a una persona inocente y reclaman que el Supremo reabra el caso.
Su hijo, que trabajaba en el taller de un familiar cuando ocurrieron los hechos, también está desesperado y hace unos días le dijo a su progenitora que no aguanta más y si no se logra pronto su excarcelación comenzará una huelga de hambre. Su abogado ha solicitado el tercer grado al juzgado de Vigilancia Penitenciaria para que al menos pueda salir a trabajar.
Los hechos que dieron lugar a este proceso sucedieron entre la noche del día 20 y la madrugada del 21 de febrero de 2010. En ese periodo se cometieron casi una decena de robos con violencia en Petrer, Novelda y Alicante. Fueron varios jóvenes que iban simulando accidentes con un coche robado para obligar a las víctimas a detener sus vehículos y a continuación robarles. En uno ocurrido en el barrio alicantino de San Gabriel arrollaron a tres mujeres tras quitarles sus bolsos y estas fueron las que, cuando regresaban a Elda, vieron a la salida de Alicante uno de los bolsos en la cuneta. Al bajar vieron que había cerca un teléfono móvil y al abrirlo vieron la foto de Fernando y pensaron que era uno de los ladrones, aunque luego en la rueda de reconocimiento no le identificaron. El móvil acabó esa madrugada en comisaría y a la mañana siguiente la Policía de Elda localizó al padre del joven para que acudiera a recogerlo y así lo hizo. "Si era una prueba de un delito ¿cómo me lo devuelven?", se pregunta el padre mientras muestra el móvil que aún guarda. Unos días más fue detenido el joven y comenzó la pesadilla. Un cúmulo de fatalidades parece que condujeron a Fernando hasta la guandoca de Villena, cuyo director ha declarado que es la primera vez en 33 años que piensa que un penado es inocente. Los padres, que lamentan que "le han partido la vida", confían en que la verdad resplandezca al final.
¿Presunto inocente? - Informacion.es
Perdió el móvil y acabó en prisión
Un preso lleva año y medio encarcelado por dos robos que, asegura, no cometió
Días antes del delito denunció el extravío de su teléfono, la prueba que lo condenó
Aquel 19 de febrero de 2010, Fernando Enrique Muñoz llamó a su compañía telefónica para denunciar la pérdida de su móvil y bloquearlo. El teléfono desapareció de su bolsillo durante la celebración de su cumpleaños y este joven de 22 años, empleado de un taller, no quería que los ladrones pudieran usarlo. Dos días después, el 21 de febrero, la Policía de Elda (Alicante) lo devolvió a su padre. Había aparecido entre algunos objetos robados esa misma madrugada. Unos individuos, a bordo de un coche robado, habían embestido varios vehículos. Cuando sus víctimas bajaron para comprobar los daños o hacer el papeleo, las desvalijaron. A los pocos días, la policía detuvo a Fernando y una juez lo condenó a 10 años de guandoca por esos robos basándose, precisamente, en que su móvil estaba allí. Ningún juez le creyó cuando aseguró que previamente lo había perdido. Hoy, cuando lleva un año y medio en prisión, está en grado de demostrarlo.
Durante el proceso seguido en el juzgado de lo Penal número 8 de Alicante y en el recurso que se estudió en la Audiencia de esa provincia, el anterior abogado de Fernando intentó en vano que los jueces aceptaran como prueba la factura telefónica del fijo de sus padres en la que se recogía la llamada del 19 de febrero al número de información de Orange (su compañía de teléfonos) con la que Fernando solicitó el bloqueo del teléfono. “No tiene eficacia alguna el documento aportado para justificar un presunto extravío (...) al no constar dato alguno que permita asegurar que ha sido emitido por una compañía telefónica”, aseguraron los magistrados de la sección segunda de la Audiencia de Alicante, que no creyeron conveniente hacer ninguna otra gestión con la compañía.
Un certificado de Orange prueba que pidió el bloqueo dos días antes del asalto
Después de enormes esfuerzos con la empresa, el pasado 7 de mayo, el nuevo defensor de Fernando, Santiago Talavera, y los padres de este, Fernando y Teresa, obtuvieron otro documento de la compañía en el que se confirma lo que el joven siempre ha mantenido y nadie ha querido escuchar. Que el 19 de febrero, dos días antes de los robos por los que se le condenó, según él, injustamente, llamó a Orange para solicitar el “bloqueo por hurto” de su móvil como dice el propio certificado. El documento recoge también otra llamada del 21 de febrero —el día en que se produjeron los robos y el que la policía le devolvió el teléfono— solicitando que lo reactivaran al haberlo recobrado. Las siguientes llamadas de Fernando a la compañía son ya para tratar de demostrar su inocencia. El 21 de abril solicita un comprobante de que pidió el bloqueo de su teléfono el 19 de febrero para demostrar que se lo quitaron antes de los robos, algo que, hasta ahora, no había logrado.
Para poder condenar a Fernando, además de la presencia del móvil entre los enseres robados que los ladrones abandonaron, los jueces tuvieron en cuenta el testimonio de varias víctimas que lo señalaron como autor. Las primeras fueron las tres mujeres que encontraron el teléfono del joven a cinco kilómetros del lugar donde habían sido atracadas. Las víctimas aseguraron que entre las fotos grabadas en el aparato estaba la de Fernando y lo identificaron como uno de los ladrones. Después ratificaron esa identificación en el juicio “sin dudas”, según la sentencia.
Otras dos asaltadas también señalaron a Fernando como uno de los delincuentes, aunque su acusación fue mucho más dudosa. Ambas aseguraron que se correspondía con una de las fotos que les enseñó la policía pero, al verlo durante el juicio, la primera sostuvo que aunque “no podía” reconocerlo, estaba segura de que “tenía mechas rubias”, como él. Su compañera mantuvo que el rubio, es decir, Fernando, se parecía mucho al que los agentes le habían enseñado en foto. “El rubio se parece muchísimo al de la foto”, declaró. “Por su altura no lo sé, pero por la cara sí era él”, añadió. Y luego: “Parecía más de mi altura”. Es decir, la cara de Fernando se parecía a la del ladrón, sobre todo por las mechas rubias, pero ambos diferían en su envergadura.
No solo Fernando, sus padres -que incluso iniciaron una recogida de firmas presencial y en change.org- y su abogado sostienen su inocencia. Feliciano Crelgo, el director de la prisión en la que permanece internado, la de Villena, inició una investigación por su cuenta ante la sospecha de que hubiera sido injustamente encarcelado. Crelgo habló con la pesona que fue condenada junto a Fernando por los robos, Israel Torres, y este le dijo que tanto Fernando como otro sentenciado, Juan de Dios Díaz Moreno, no habían participado en los hechos y que al primero no lo conocía de nada. Así lo declaró el propio Crelgo en el juzgado de Instrucción 6 de Alicante ante cuyo titular aseguró que no era habitual que hiciera gestiones de este tipo: “En 33 años que llevo trabajando, es la primera vez que pienso que un penado no ha participado en los hechos por los que ha sido condenado”. Crelgo añadió que Fernando no tenía “nada que ver” con el resto de internos. “Tiene un caracter apocado y su entorno y circunstancias personales no tienen nada en común con el resto”.
Una de las testigos dijo que se parecía en el pelo al ladrón, pero no en la altura
Otro preso que no fue condenado por esos delitos, José Antonio Amador, envió una carta al juzgado que condenó Fernando y a Israel, su supuesto cómplice, en la que decía: “Juan de Dios Díaz Moreno y Fernando Enrique Muñoz, fueron injustamente condenados, dicho sea con respeto, al haberse equivocado la testigo en el reconocimiento que efectuó”. Después añadía que el delito lo había cometido él mismo junto con Israel Torres, sentenciado junto a Fernando, y otro preso que no fue juzgado por esos hechos, José Manuel Cortés, que también se dirigió al juzgado para asegurar que Fernando y Juan de Dios eran inocentes de esos robos, aunque sin asumir él mismo la culpa.
Con todos esos testimonios, Santiago Talavera, el abogado de Fernando, inició los trámites del recurso extraordinario de revisión en la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo (el trámite que sirve para revocar sentencias manifiestamente injustas). Pero el pasado 22 de febrero, los magistrados Juan Saavedra, Joaquín Giménez y José Manuel Maza denegaron la autorización para presentarlo al considerar que las manifestaciones de los presos carecían de “aptitud suficiente” para acreditar la inocencia.
En mayo, Fernando obtuvo, finalmente, una nueva prueba que difícilmente podrá ser considerada, como las otras, insuficiente: el documento de Orange que certifica que solicitó el bloqueo de su teléfono al haberlo perdido dos días antes de que se produjeran los robos por los que fue condenado. Con él, su abogado pedirá de nuevo al Tribunal Supremo, el mes que viene, que autorice la revisión de su condena. Porque, como dice el letrado, es imposible que él dejara allí entre otros objetos robados, el aparato cuya desaparición había denunciado dos días antes.
Perdió el móvil y acabó en prisión | Sociedad | EL PAÍS
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