acitisuJ
Madmaxista
- Desde
- 28 Ene 2016
- Mensajes
- 43.822
- Reputación
- 196.841
OPINIÓN Guadalupe Sánchez
El dolor despolitizado: el atentado yihadista de Murcia
Los medios se han sumado a las campañas de politización de la miseria inflando o desinflando el globo en función de los requerimientos del poder
28/09/2021
Una calurosa tarde de mediados de septiembre un coche arrolla a los clientes de un bar que disfrutaban de sus consumiciones en una terraza del barrio de Chueca de Madrid. Mueren dos personas y varias resultan heridas de diversa consideración. Uno de los fallecidos es el conductor del vehículo causante del atropello, que presentaba una herida de arma blanca. Un testigo afirma que lo escuchó recitar versos del “Mein Kampf”. Tras varios días de investigaciones, la Guardia Civil concluye en su informe que nos encontramos ante un ataque terrorista perpetrado por un radical neonazi. El día antes del atentado se había rapado la cabeza y tatuado una esvástica antes de acudir a un servicio religioso.
Ante unos hechos de tal gravedad, pueden imaginar que se montaría un enorme revuelo político y mediático. El ministro de Interior comparecería para condenar el repruebo que se percibe en la sociedad madrileña desde que Isabel Díaz Ayuso gobierna en coalición con la ultraderecha representada en Vox.
En el plató de Sálvame Jorge Javier clamaría contra la homofobia de la derecha española. Pedro Sánchez convocaría de urgencia la Comisión contra los delitos de repruebo. Seguro que les suena, puesto que fuimos testigos de estas reacciones apenas hace unas semanas con ocasión de una denuncia por una agresión homófoba que resultó ser falsa y cuyos visos de verosimilitud eran escasos desde el principio.
No obstante, los hechos que les he relatado al principio sí que son veraces -según se desprende de las investigaciones-, pero han tenido escasa atención mediática y nula repercusión política. Quizás porque no acontecieron en el popular barrio de Madrid, sino en una pedanía de la localidad murciana de Torre Pacheco. Quizás porque el presunto autor no era un neonazi, sino un yihadista jovenlandés llegado a España años antes como un menor no acompañado.
Quizás porque el testigo presencial de los hechos declaró haberlo escuchado recitar versos del Corán y el día antes del atentado se había depilado y acudido a la mezquita. Estas circunstancias parecen justificar que ya no nos encontremos ante un crimen execrable que destila repruebo, sino ante un acto irracional de un chiflado. Y miren que el modus operandi se antoja idéntico a otros acontecidos en España y Europa. Pero el mero hecho de sacarlo a la palestra te tras*forma en xenófobo y racista.
A la vista está que no parece merecedor ni de una mísera comparecencia del ministro de Interior ni del interés de los medios, que han pasado por la cuestión como si se tratara de una noticia de la sección de sucesos. Y a mí eso me resulta llamativo en un país en el que se hace activismo mientras se deglute carroña. El repruebo que destila quien, desde el islamismo, concibe como pecados a erradicar lo que para nuestra sociedad son derechos y libertades civiles no merece luz y taquígrafos.
No me entiendan mal: ni nuestra clase dirigente, ni los tribunales ni las leyes deberían quebrar la presunción de inocencia en atención a cuestiones como el sesso, la nacionalidad o la religión del presunto autor. De igual forma, y siempre desde un escrupuloso respecto a ese derecho fundamental, nuestros medios de comunicación tampoco deberían desatender o ignorar determinados crímenes en función de esos mismos parámetros. Su obligación es informar objetivamente al margen de tales consideraciones y con el mismo grado de intensidad, al menos cuando la similitud entre los sucesos sea palmaria. La verdad factual no debería admitir omisiones, sesgos ni manipulaciones por mucho que ofenda o asuste.
Pero desgraciadamente no es así. La prensa se ha sumado a las campañas de politización de la miseria inflando o desinflando el globo en función de los requerimientos del poder y al margen de la gravedad o la realidad de los hechos, contribuyendo así a que el repruebo, como otras tantas cosas, deje de sustentarse en datos para tras*formarlo en relato: el que no se cuenta, no existe.
Correa de tras*misión
Eso no es prensa libre, sino servil y sumisa. Es informar a ritmo de batuta, convirtiendo la información en una mera correa de tras*misión de la voz de los amos. Convertir en noticia sólo aquel dolor ajeno que el partido puede parasitar o exprimir.
Una democracia sana con una sociedad civil crítica no puede permitirse que desaparezcan los políticos prudentes, pudorosos ante el crimen y las desgracias, que circunscriben su actuación a honrar y ayudar a las víctimas y a implementar medidas eficaces de prevención de la criminalidad. Pero tampoco puede asumir la extinción de la prensa independiente ni que los medios de comunicación sean asaltados por los voceros de los partidos, cuya preocupación por la verdad termina donde empiezan sus aspiraciones políticas. Yo doy gracias por poder hacerlo desde un diario libre y con la seguridad de quien sabe que el pago de la hipoteca no depende de lo “ajustado” de sus opiniones.
Terrorismo desinformativo: Ni una sola palabra del atentado Yihadista en Torre-Pacheco
La AN avanza en la tesis yihadista del atropello de Murcia al analizar la carta, el gesto de 'unicidad' y que se rasuró
El dolor despolitizado: el atentado yihadista de Murcia
Los medios se han sumado a las campañas de politización de la miseria inflando o desinflando el globo en función de los requerimientos del poder
28/09/2021
Una calurosa tarde de mediados de septiembre un coche arrolla a los clientes de un bar que disfrutaban de sus consumiciones en una terraza del barrio de Chueca de Madrid. Mueren dos personas y varias resultan heridas de diversa consideración. Uno de los fallecidos es el conductor del vehículo causante del atropello, que presentaba una herida de arma blanca. Un testigo afirma que lo escuchó recitar versos del “Mein Kampf”. Tras varios días de investigaciones, la Guardia Civil concluye en su informe que nos encontramos ante un ataque terrorista perpetrado por un radical neonazi. El día antes del atentado se había rapado la cabeza y tatuado una esvástica antes de acudir a un servicio religioso.
Ante unos hechos de tal gravedad, pueden imaginar que se montaría un enorme revuelo político y mediático. El ministro de Interior comparecería para condenar el repruebo que se percibe en la sociedad madrileña desde que Isabel Díaz Ayuso gobierna en coalición con la ultraderecha representada en Vox.
En el plató de Sálvame Jorge Javier clamaría contra la homofobia de la derecha española. Pedro Sánchez convocaría de urgencia la Comisión contra los delitos de repruebo. Seguro que les suena, puesto que fuimos testigos de estas reacciones apenas hace unas semanas con ocasión de una denuncia por una agresión homófoba que resultó ser falsa y cuyos visos de verosimilitud eran escasos desde el principio.
No obstante, los hechos que les he relatado al principio sí que son veraces -según se desprende de las investigaciones-, pero han tenido escasa atención mediática y nula repercusión política. Quizás porque no acontecieron en el popular barrio de Madrid, sino en una pedanía de la localidad murciana de Torre Pacheco. Quizás porque el presunto autor no era un neonazi, sino un yihadista jovenlandés llegado a España años antes como un menor no acompañado.
Quizás porque el testigo presencial de los hechos declaró haberlo escuchado recitar versos del Corán y el día antes del atentado se había depilado y acudido a la mezquita. Estas circunstancias parecen justificar que ya no nos encontremos ante un crimen execrable que destila repruebo, sino ante un acto irracional de un chiflado. Y miren que el modus operandi se antoja idéntico a otros acontecidos en España y Europa. Pero el mero hecho de sacarlo a la palestra te tras*forma en xenófobo y racista.
A la vista está que no parece merecedor ni de una mísera comparecencia del ministro de Interior ni del interés de los medios, que han pasado por la cuestión como si se tratara de una noticia de la sección de sucesos. Y a mí eso me resulta llamativo en un país en el que se hace activismo mientras se deglute carroña. El repruebo que destila quien, desde el islamismo, concibe como pecados a erradicar lo que para nuestra sociedad son derechos y libertades civiles no merece luz y taquígrafos.
No me entiendan mal: ni nuestra clase dirigente, ni los tribunales ni las leyes deberían quebrar la presunción de inocencia en atención a cuestiones como el sesso, la nacionalidad o la religión del presunto autor. De igual forma, y siempre desde un escrupuloso respecto a ese derecho fundamental, nuestros medios de comunicación tampoco deberían desatender o ignorar determinados crímenes en función de esos mismos parámetros. Su obligación es informar objetivamente al margen de tales consideraciones y con el mismo grado de intensidad, al menos cuando la similitud entre los sucesos sea palmaria. La verdad factual no debería admitir omisiones, sesgos ni manipulaciones por mucho que ofenda o asuste.
Pero desgraciadamente no es así. La prensa se ha sumado a las campañas de politización de la miseria inflando o desinflando el globo en función de los requerimientos del poder y al margen de la gravedad o la realidad de los hechos, contribuyendo así a que el repruebo, como otras tantas cosas, deje de sustentarse en datos para tras*formarlo en relato: el que no se cuenta, no existe.
Correa de tras*misión
Eso no es prensa libre, sino servil y sumisa. Es informar a ritmo de batuta, convirtiendo la información en una mera correa de tras*misión de la voz de los amos. Convertir en noticia sólo aquel dolor ajeno que el partido puede parasitar o exprimir.
Una democracia sana con una sociedad civil crítica no puede permitirse que desaparezcan los políticos prudentes, pudorosos ante el crimen y las desgracias, que circunscriben su actuación a honrar y ayudar a las víctimas y a implementar medidas eficaces de prevención de la criminalidad. Pero tampoco puede asumir la extinción de la prensa independiente ni que los medios de comunicación sean asaltados por los voceros de los partidos, cuya preocupación por la verdad termina donde empiezan sus aspiraciones políticas. Yo doy gracias por poder hacerlo desde un diario libre y con la seguridad de quien sabe que el pago de la hipoteca no depende de lo “ajustado” de sus opiniones.
El dolor despolitizado: el atentado yihadista de Murcia
Los medios se han sumado a las campañas de politización de la miseria inflando o desinflando el globo en función de los requerimientos del poder
www.vozpopuli.com
Terrorismo desinformativo: Ni una sola palabra del atentado Yihadista en Torre-Pacheco - Torre Pacheco - murcia.com
Murcia.com - Noticias de la Region de Murcia. Terrorismo desinformativo: Ni una sola palabra del atentado Yihadista en Torre-Pacheco - Torre Pacheco - murcia.com. Noticias de la Region de Murcia y sus municipios, noticias de Murcia, noticias de Cartagena, noticias de Lorca, etc.
www.murcia.com
La AN avanza en la tesis yihadista del atropello de Murcia al analizar la carta, el gesto de 'unicidad' y que se rasuró
La Audiencia Nacional, que ha abierto diligencias para investigar si el atropello en el que fallecieron...
www.europapress.es
Última edición: