El asesinato de Gandhi por un ultranacionalista hindú

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(De oscarizada película Gandhi (1982) dirigida por Richard Attenborough y protagonizada por Ben Kingsley).



Se decía que la India era la joya de la Corona de Su Graciosa Majestad británica, su colonia en Asia más preciada.
Pero una situación de colonialismo hoy en día--y así lo ha señalado explícitamente la ONU--se considera generalmente una situación indeseable, una situación de opresión, en la que una élite dominante y con superiores derechos explota y trata como ciudadanos de segunda a la mayor parte de la población.

Intentando remediar esa situación de injusticia surjen los movimientos nacionalistas que piden la independencia de la metrópoli.
América para los americanos decía la Doctrina Monroe. O, América para los estadounidenses, según como se mire.



No puedo evitar también acordarme de Argelia e Indochina bajo la bota francesa.

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Pero volvamos a la India. La tierra de los sadhus y del yoga.

Gandhi había sido uno de los más claros líderes nacionalistas que habían conseguido la independencia de la India en agosto de 1947. Era especialmente conocido por su filosofía de la no violencia, empeñada en molestar todo lo posible a los británicos colonialistas pero evitando el derramiento de sangre.

Yo pienso que la descolonización tras la 2GM no fue tanto por temas éticos sino por temas económicos (materialismo histórico). Mantener una administración colonial era costosísimo y en un momento dado se pensó que era menos problemática una descolonización controlada, manteniendo acuerdos comerciales y diplomáticos como el de la Commonwealth, que tener que lidiar cotidianamente con nativos reluctantes.

Gandhi señalaba a los malvados británicos y era mu güeno. Pero entonces surgieron otros problemas. Los fiel a la religión del amores indios querían separarse, no todos pero sí los que seguían a la Liga fiel a la religión del amora de Jinnah.

Empezaron una serie de acosos y matanzas entre radicales hinduístas y radicales fiel a la religión del amores que dejaron pequeños los altercados contra el colonialismo británico.

Se calcula entre 1 ó 2 millones de muertos la cifra de asesinados en los disturbios entre las dos comunidades que hasta entonces habían convivido y luchado unidas por el rechazo al europeo. Se produjeron migraciones forzadas de cerca de 14 ó 15 millones de personas, que huían de una zona donde los de la otra etnia-religión eran dominantes, para no ser masacrados.


La descolonización británica desembocó en dos Estados. Uno confesional islámico al Oeste, Pakistán. Y otro formalmente laico y con libertad religiosa que sería la India, al este. El separatismo de Bangla Desh vendría más tarde.

Sin embargo, en las fronteras del Estado indio seguían viviendo algo así como un 15% de fiel a la religión del amores. Y ello molestaba grandemente a los radicales hinduístas que consideraban que no podían tener los mismos derechos que los indios auténticos, los hindúes, según su ideología.

Gandhi se esforzó por aminorar esos conflictos e hizo llamamientos en favor de la paz y el respeto mutuo entre ambas comunidades. Para los radicales hinduístas pasó de ser un héroe patriota a ser un traidor, un vendido a los fiel a la religión del amores que no se merecían ni el agua que bebían. ¿Cómo iba a ser igual un indio que profesaba la auténtica religión de los indios que un de la religión del amor que rezaba en dirección a la Meca?

Así, uno de estos ultranacionalistas hinduístas, de nombre Nathuram Godse, decidió que su deber era salvar a la India y que para ello debía apiolar a Gandhi. A pesar de que en un principio había sido un admirador suyo.

Un tío raro el Godse ese, por otro lado. Me pregunto si no se ha reencarnado en alguno de los habituales del subforo El ático.

Nathuram Godse fue un adolescente atormentado y los primeros años de su vida condicionaron un carácter que en parte explica el asesinato de Gandhi. Nacido en 1910 en el seno de una familia marcada por la fin de sus tres hijos varones anteriores, fue educado como una niña siguiendo el consejo de un santero para proteger al pequeño de los «espíritus malignos» que habían maldecido el hogar. Este hecho marcó su difícil infancia y condicionó su visión negativa de las mujeres.

Me viene a la memoria otra película sobre el tema: Nueve horas de terror (1963), en la que Godse es interpretado, a mi modo de ver muy bien, por el actor alemán Horst Bülchholz.

 
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Jorge Luis Borges escribió un delicioso cuento que toma como punto de partida los conflictos identitarios en la India.

El acercamiento a Almotásim.

Su protagonista visible-- no se nos dice nunca su nombre--es estudiante de Derecho en Bombay. Blasfematoriamente, descree de la fe islámica de sus padres, pero al declinar la décima noche de la luna de muharram, se haya en el centro de un tumulto civil entre fiel a la religión del amores e hindúes. Es noche de tambores e invocaciones: entre la muchedumbre adversa, los grandes palios de papel de la procesión fiel a la religión del amora se abren camino. Un ladrillo hindú vuela de una azotea; alguien hunde un puñal en un vientre; alguien ¿de la religión del amor, hindú? muere y es pisoteado. Tres mil hombres pelean: bastón contra revolver, obscenidad contra imprecación, Dios el Indivisible contra los Dioses. Atónito, el estudiante librepensador entra en el motín. Con las desesperadas manos, mata (o piensa haber apiolado) a un hindú.

El estudiante huye cuando la policía de Sirkar interviene con rebencazos imparciales. Busca amparo en una torre y allí encuentra a un hombre que le confía un montón de cosas vergonzosas y viles. Habla con especial rencor y repruebo de una mujer de la casta de los ladrones. A la mañana siguiente, cuando el estudiante despierta descubre que ha sido robado. pero recuerda las palabras de su compañero de añoche. Piensa que ha sido capaz de apiolar a un idólatra, pero no de saber con certidumbre si un de la religión del amor tiene más razón que un idólatra. También decide buscar a la mujer objeto de las imprecaciones del ladrón, pues arguye que el rencor de un hombre tan minuciosamente vil comporta un elogio.

Un hombre, el estudiante incrédulo y fugitivo que conocemos , cae entre la gente más vil y se acomoda a ellos, en una especie de certamen de infamias. De golpe--con el milagroso espanto de Robinson ante la huella de un pie humano en la arena-- percibe una mitigación de esa infamia: una ternura, una exaltación, un silencio, en uno de los hombres aborrecibles. "Fue como si hubiese terciado en el diálogo un interlocutor más complejo". Sabe que el hombre vil que está conversando con él es incapaz de ese momentaneo decoro; de ahí postula que éste ha reflejado a un amigo, o amigo de un amigo. Repensando el problema llega a una convicción misteriosa: en algún lugar de la Tierra está el hombre que es igual a esa claridad. El estudiante resuelve dedicar su vida a encontrarlo. Decide arbritráriamente llamar a ese hombre Almotásim.

No voy a contar el final. Quien tenga interés y no lo conozca que vaya al original. Y, para quien lo haya leído ya, suplico que me perdone por haber fusilado el cuento.

Yo creo que a Borges no le importaban realmente los conflictos identitarios de la India ni de Argentina ni de España desde un punto de vista nacionalista, sino como catalizadores de su propia búsqueda existencial. Que puede resonar en otros también, en ti también, o no.

 
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GANDHI es otro falso héroe, engaño anglo como Nelson Mandela.
 
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