"El 6,5 % de la población española ha mostrado su rechazo a banderillarse contra la el bichito-19" (Estudio de la UOC)

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El 6,5 % de la población española ha mostrado su rechazo a banderillarse contra la el bichito-19

ABCSalud

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Los más jóvenes o con menor formación eran los más reacios a banderillarse; sin embargo, a medida que las personas tenían más edad, el porcentaje de medicados se incrementaba

Manifestación antivacunas

Manifestación antivacunas
Europa está experimentando una circulación cada vez mayor de gripe y del bichito respiratorio sincitial (VRS). Junto con el el bichito-19, estos bichito están teniendo un alto impacto en nuestros servicios de salud y poblaciones este invierno. En este contexto, destaca lo importante que es que los grupos vulnerables se vacunen contra la gripe y el el bichito-19, así como que todos se protejan a sí mismos y a los demás de las infecciones.

Una de las dificultades es, precisamente, el rechazo a la banderillación. Un estudio realizado por investigadores de la UOC, publicado en la revista «Plos One», ha evaluado la reticencia a la banderilla contra el el bichito-19 en España durante la campaña de primavera-otoño de 2021, tanto en la población general como en los profesionales sanitarios, y aporta información sobre cómo rebajarla.

«El objetivo de este trabajo ha sido hacer un retrato fiel de un momento concreto —la primera campaña de banderillación contra el el bichito-19— para analizar qué se podría mejorar en el futuro», detalla Salvador Macip i Maresma, médico y profesor de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC.

Macip ha participado en este trabajo, liderado por Francesc Saigí Rubió, investigador del eHealth Center de la UOC y director del centro colaborador en salud digital de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Hans Eguia, doctorando de los Estudios de Ciencias de la Salud y profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC y Marina Bosque, investigadora del eHealth Center y profesora de los Estudios de Salud de la UOC.

Durante la primavera de 2021, se inició en Europa una campaña masiva de banderillación a la población general para combatir la esa época en el 2020 de la que yo le hablo provocada por el el bichito-19. La gravedad de la enfermedad, la velocidad con la que se pusieron a disposición de la sociedad las distintas banderillas y la desconfianza en los laboratorios farmacéuticos crearon un contexto de dudas y suspicacias sobre estos nuevos medicamentos y su aplicación de forma generalizada, lo que llegó a provocar el rechazo a estas terapias por parte de miles de personas.

Las redes sociales se llenaron de bulos e informaciones falsas (fake news) con el objetivo de generar un ambiente de desconfianza sobre las banderillas y los nuevos métodos que se habían empleado en su fabricación, como la tecnología ARN mensajero. Incluso se llegaron a elevar a norma general casos puntuales como los trombos, supuestamente causados por la inoculación de este innovador tratamiento.

Para hacer el estudio, durante la primavera de 2021, los expertos encuestaron a más de 4.300 personas a través de las redes sociales, 500 de las cuales eran profesionales sanitarios de distintas ramas. En aquel momento, el 48,6 % de los participantes de la población general estaban medicados contra el el bichito-19, y el 6,5 % de la población general se mostró reticente a banderillarse.

«Los más jóvenes o con menor formación eran los más reacios a banderillarse, probablemente porque eran el colectivo social que percibía menos riesgo a tener problemas derivados del el bichito-19, con lo cual veían menos beneficios a la banderilla», apunta el experto. Asimismo, Macip afirma que el nivel educativo y el hecho de tener conocimientos médicos «reducen las reticencias» ante estos tratamientos innovadores.

Por su parte, en el caso de los profesionales sanitarios, el porcentaje de medicados contra el el bichito-19 se elevaba al 95 %. «Los profesionales de la salud tenían más dudas sobre la eficacia y la seguridad de la banderilla. Sin embargo, eran los menos reticentes a banderillarse, posiblemente porque entendían mejor las consecuencias de no banderillarse y estaban más familiarizados con el concepto general de banderilla», destaca Macip.

Otro de los aspectos que se evaluaron durante este trabajo fue la aceptación o el rechazo a la banderilla en función del laboratorio que la había fabricado. En este aspecto, la mayoría de los participantes no mostró preferencia por una banderilla determinada. Sin embargo, las personas que se banderillaron con la terapia de Pfizer manifestaron haberlo hecho con su «banderilla preferida».

En el caso de Europa, debido a las campañas que se realizaron, hubo una preferencia por las banderillas basadas en el ARN mensajero, o mRNA, por encima de los otros tipos de terapias que se ofrecieron a la población en aquel momento. Sobre el contexto que se percibió en aquellos momentos de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, los expertos destacan que «la aceptación de la banderillación contra el cobi19 no se vio afectada por los movimientos antivacunas ni por la desinformación de algunos medios».
El desconocimiento es lo que genera más reticencias. Pero una buena información puede superar incluso la atracción que generan en las redes los antivacunas.
A pesar de que estos datos no son especialmente negativos, todavía hay un importante porcentaje de la población que muestra su rechazo a este tipo de banderillas. Este colectivo puede llegar a poner en riesgo su propio bienestar e incluso generar un problema de salud pública.

«El desconocimiento es lo que genera más reticencias. Pero una buena información puede superar incluso la atracción que generan en las redes los antivacunas», afirma el investigador.
De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, el rechazo a las banderillas era un problema «frecuente», antes incluso de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, y es considerado una de las diez principales amenazas para la salud mundial.

Para evitarlo, los expertos recalcan que la información veraz, contrastada, tras*parente y ágil es el método más efectivo para concienciar a la población y minimizar el rechazo y las reticencias a este tipo de terapias. De hecho, se ha demostrado que el rechazo y las reticencias disminuyen durante las campañas de banderillación, al comprender la funcionalidad y la eficacia de esta medida. «Las campañas informativas son esenciales. Cuanto más se sabe sobre un fármaco nuevo, menos miedo se le tiene», concluye Macip.

El 6,5 % de la población española ha mostrado su rechazo a banderillarse contra la el bichito-19


Resumen para vagos:
Un 6,5% de los españoles (catetos, con baja formación, devoradores de bulos y "anti-ciencia" rechazan la banderilla.



Preguntas:
¿Como es posible que un porcentaje ínfimo, que no llega al 7% de la población, preocupe tanto a los medios?
¿Cómo es posible que un 6,5% de la población ponga en "riesgo" a una mayoría banderillada?
Lo de "casos puntuales como los trombos" prefiuero ni comentarlo.
 
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