El 23-F fue una gaiada, conozcan estas otras dos intentonas REALES y POSTERIORES silenciadas

Octubris

Madmaxista
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El 23-F fue una encerrona del cliente para atrapar de derechass y asentar la nueva tónica pactada con los Estados Unidos para España, una tónica de corrupción, socialismo paco, inclusión en la OTAN, desmantelamiento de España y sumisión al orden imperial anglo con pucheritos intrascendentes rojunos.

Pero hay otras dos conspiraciones posteriores que fueron reales, y muy bestias: apiolar a las principales personalidades políticas del país (incluído el Rey) bajo el sello ETA.

De ellas no se ha hablado ni un 0.2% del 23-F (que ensalza al Bojbón anualmente) porque DESVELAN el modus operandi de los atentados de falsa bandera - que los militares conocen perfectamente y el común de los mortales no. Atentados de falsa bandera que hemos plausiblemente sufrido después.

Recordemos que estos consisten en (normalmente) un Estado -el propio o extranjero- que atenta contra civiles y culpa a una nebulosa terrorista para obtener X motivos, ejemplo: atentar el 11-M contra civiles españoles para destruír a un Aznar y una España mini-potencia culpando a Al Qaeda, o crear una estrategia de la tensión anti-ETA por motivos electorales que refuerzan a un Estado central y sus medidas duras contra el soberanismo, o incluso (y aquí cabría una buena himbestigación burbujarra) liquidar militares fascistas recalcitrantes y otra gente incómoda durante los 80, culpando a ETA, etc.

Adelante pues con estos dos muy reveladores episodios:

Conspiración golpista para el 27 de octubre de 1982


ENLACE: Conspiración golpista para el 27 de octubre de 1982 - Wikipedia, la enciclopedia libre


El plan
El plan, con la clave “MN”, posiblemente en relación al Movimiento Nacional, consistía en preparar varias acciones violentas contra personalidades progresistas, autonomistas y de izquierdas, para posteriormente culminar con una gran explosión en un bloque de viviendas militares de Madrid. De todo ello se culparía a ETA y a la ineficacia en la lucha contra el terrorismo, todo lo cual justificaría la intervención militar.

El golpe se llevaría a cabo el 27 de octubre, víspera de las elecciones generales. A cierta hora que no estaba concretada, se ocuparía la Academia de Artillería de Fuencarral donde se encontraba Milans del Bosch. Posteriormente se neutralizaría la cadena de mando ocupando la Capitanía General de Madrid y el centro de operaciones de la Junta de Jefes de Estado Mayor. Se declararía el estado de guerra y 80 comandos se dispondrían en tres anillos que cercarían la capital, controlando todas las sedes de poder, como el palacio de la Zarzuela (residencia del rey), la Moncloa (residencia del presidente), los ministerios, TVE, las emisoras de radio... Para todo ello tenían asegurada la participación de la Unidad de Helicópteros de Colmenar Viejo y las dos Compañías de Operaciones Especiales (COES) de la capital.

Consecuencias
Los tres detenidos fueron procesados, pero no se profundizó en la investigación. El consejo de guerra emitió sentencia el 14 de abril de 1984 con una pena de 12 años y un día de prisión por un delito de conspiración para la rebelión.1 La estrategia del PSOE, que ganó las elecciones del 28 de octubre por mayoría absoluta, fue la de minimizar esta conspiración para intentar restablecer unas relaciones con un ejército desconfiado.


Conspiración golpista para el 2 de junio de 1985

ENLACE: Conspiración golpista para el 2 de junio de 1985 - Wikipedia, la enciclopedia libre

La conspiración golpista para el 2 de junio de 1985 que se produjo en España fue un intento de Golpe de Estado liderado por un grupo de militares, apoyados por civiles, que debió haberse llevado a cabo en La Coruña, durante el desfile militar del Día de las Fuerzas Armadas. El plan fue desmantelado desde el principio por el CESID, si bien el Gobierno de Felipe González optó por no tomar medidas una vez descabezado el golpe.1234

El plan
La conspiración fue auspiciada, presuntamente, por altos mandos militares. El objetivo era crear un vacío de poder que facilitase la intervención del ejército en la política española, produciendo así una involución política.

Para ello planearon asesinar al entonces Presidente del Gobierno, Felipe González, al vicepresidente primero, Alfonso Guerra, al ministro de Defensa, Narcís Serra, a los jefes de la cúpula militar, los almirantes Ángel Liberal y Guillermo Salas y los tenientes generales José María Sáenz de Tejada y José Santos Peralba. Asimismo, los golpistas planearon acabar con la vida del Rey don Juan Carlos, de la Reina Sofía y de las infantas Elena y Cristina. El múltiple magnicidio se llevaría a cabo mediante la explosión de una o varias bombas situadas bajo la tribuna de autoridades, durante el desfile militar del Día de las Fuerzas Armadas, que se celebraría el 2 de junio de 1985 en la ciudad española de La Coruña. Al acto también asistieron el Presidente del Congreso, el presidente del Senado, el presidente del Tribunal Constitucional, el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, así como otros miembros del gobierno de Felipe González.

Los militares implicados en la conspiración tenían previsto alquilar un edificio con sótano próximo a la tribuna y horadar un túnel en el que colocar más de 100 kilos de potentes explosivos. Estos habrían sido proporcionados por un empleado de una empresa constructora, pues el uso de material explosivo procedente de las fuerzas armadas habría delatado la conspiración militar. Más tarde, ETA habría sido culpada del ataque.

El desmantelamiento
La intentona fue abortada durante la Semana Santa de 1985 por los mismos organizadores. Sin embargo, nadie fue detenido ni juzgado y el asunto permaneció oculto para la opinión pública durante más de quince años. El CESID hizo notar a los conspiradores que se encontraban estrechamente vigilados, tras lo cual decidieron detener sus planes.

Las sospechosas visitas entre los militares, algunos de ellos en prisión, y la colaboración de uno de los conspiradores con los servicios de inteligencia ayudaron a detectar y frenar el golpe.

Consecuencias
Ninguno de los organizadores, ni siquiera aquellos que se encontraban en activo fue perseguido. Fuentes del Gobierno socialista de 1985 aseguran que los conspiradores eran muy pocos y que se encontraban vigilados y controlados, por lo que no suponían ningún riesgo. Asimismo, no disponían de capacidad de liderazgo para dirigir el país en caso de que el golpe hubiera triunfado y ni siquiera contaban con un plan en caso de contar con éxito.

El gobierno, en su afán por no hacer pública la fragilidad de la democracia española meses antes de la entrada de España en la Unión Europea, y con el objetivo de no dar a la ultraderecha más mártires que los que ya se encontraban en prisión, decidió limitar su acción, no llevar a cabo ningún tipo de actuación y ocultar el asunto. En 1997, Felipe González, ya en la oposición, realizó unas declaraciones en las que hacía público esta nueva intentona golpista. Hasta la fecha, es la última conspiración militar de la que se tiene constancia en España.
 
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Arribita y añado otro caso (¿el caso de casos?) de terrorismo de falsa bandera culpando a ETA para desviar pesquisas.

Si los militares fascistas quisieron atentar contra las primerísimas personalidades demócratas del Estado (y militares rasos, al parecer, algo terrible que habría que comprobar) y culpar a ETA para tener excusa y retomar el poder (¿podrían volver a hacerlo?), sus némesis (USA, Departamento de Estado, Kissinger, Juan Carlos I, y PSOE) también son capaces de hacerlo.

Caso Carrero Blanco, que fue discreta mano derecha de Franco durante 30 años.

 
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