Segismunda
Reina de los Trolls
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No hace falta ser un lince para darse cuenta. Una profecía autocumplida opera así:
Hey, chavalita, ¿por qué no dejas a tu novio en casa y te das una vuelta con nosotros?
La Ventana de Cóñerton está muy relacionada con el Efecto Pigmalión. Tantas historias de mujeres yaciendo con vendecedés mueven los límites de lo aceptable. Antaño, tu amiga Carmencita se habría aguantado las ganas de cabalgar a un Big Sean por el qué dirán. Pero el relato de que las mujeres se dejan gang-rapear por varios neցros feos como una nevera por detrás, cada vez que se van de vacaciones, ha normalizado su desliz.
La platano ultracomestible del cantante Big Sean hace salivar a la abuela más opusina.
Es el Efecto Pigmalión inverso, también denominado Efecto Golem. Para colmo, la visibilización del hombre neցro atractivo en series y películas hace que las chortis crezcan sintiendo un calorcito muy agradable en el chumino cuando ven un ejemplar de la subespecie congoide. Ya no son series de apartheid sensual como El Príncipe de Bel-Air, que nos enseñaba que estaba bien frotarse la amanita parrusoide pensando en Will Smith, pero no salir con él. Las chicas de hoy están socializadas en la negritud y esto lo saben muy bien los chavales, que se disfrazan de niggas para obtener su atención.
Tu novia trabaja en Decathlon y tiene que entrar en el probador porque Mamadou le ha pedido ayuda con esta prenda.
La reciente oleada de refugiados nutre España de nuevos perfiles de neցros. Antes llegaba solo el lumpen-negritariado, podían tener un cuerpo musculadito y ser bien polluditos, pero también eran feos y desaliñados. Gracias a la estafa 2030, están aprovechando para meter hasta morenos clasemedieros, que vienen con su buena ropita, su peluco de oro y su móvil de nueva generación.
Tssch... Tssch... ¿Quieres ver un miembro viril de verdad? Ven al baño, que esto tu novio no lo tiene.
En conclusión, se está produciendo una escalada amamorenista, donde lo aceptable hoy quedará desfasado mañana. Y en esto, como siempre, hay estratos más rebeldes. Si tu amiga Pili la de ADE ya está en la fase de ofrecer su cagabebés a Ndongo, tu compañera del insti, la Jessi, se encuentra en el siguiente nivel. Un nivel que implica ir al piso que comparte Ndongo con su amigo Moha, porque dan una fiesta y han invitado a Mamadou. Un nivel en el que un armagedón de platanozos que no se sabe ni de dónde vienen dejan la oquedad de Jessi como una bandeja de mollejas del Mercadona. Jessi anduvo para que Pili (se) corriese.
Ante las amigas, Vane finge una mueca de ardor de estomago al recibir esta foto por Tinder. Pero luego se inicia un proceso de racionalización obsesiva que concluye con el zumo huevonero de este africano en la glotis de la susodicha.
Las vanes y las jessis cuentan sus andanzas a las pilis y las carmencitas, que se sienten menos tras*gresoras en comparación con las anteriores y con el retrato grotesco de la manosfera. De esta forma, los conservadores abocan a la mujer a que Sienta el África. Solo tratando con naturalidad estos intercambios culturales, que se darán entre las platanos de fuera y los choleles de dentro y que son inevitables, se aminorará el amanegrismo.
El hombre español debe comprender que más vale novia amada por un neցro, que por un ciento.
Se describe una situación como real.
La sociedad la percibe como real.
Esto tiene efectos reales.
Hey, chavalita, ¿por qué no dejas a tu novio en casa y te das una vuelta con nosotros?
La Ventana de Cóñerton está muy relacionada con el Efecto Pigmalión. Tantas historias de mujeres yaciendo con vendecedés mueven los límites de lo aceptable. Antaño, tu amiga Carmencita se habría aguantado las ganas de cabalgar a un Big Sean por el qué dirán. Pero el relato de que las mujeres se dejan gang-rapear por varios neցros feos como una nevera por detrás, cada vez que se van de vacaciones, ha normalizado su desliz.
La platano ultracomestible del cantante Big Sean hace salivar a la abuela más opusina.
Es el Efecto Pigmalión inverso, también denominado Efecto Golem. Para colmo, la visibilización del hombre neցro atractivo en series y películas hace que las chortis crezcan sintiendo un calorcito muy agradable en el chumino cuando ven un ejemplar de la subespecie congoide. Ya no son series de apartheid sensual como El Príncipe de Bel-Air, que nos enseñaba que estaba bien frotarse la amanita parrusoide pensando en Will Smith, pero no salir con él. Las chicas de hoy están socializadas en la negritud y esto lo saben muy bien los chavales, que se disfrazan de niggas para obtener su atención.
Tu novia trabaja en Decathlon y tiene que entrar en el probador porque Mamadou le ha pedido ayuda con esta prenda.
La reciente oleada de refugiados nutre España de nuevos perfiles de neցros. Antes llegaba solo el lumpen-negritariado, podían tener un cuerpo musculadito y ser bien polluditos, pero también eran feos y desaliñados. Gracias a la estafa 2030, están aprovechando para meter hasta morenos clasemedieros, que vienen con su buena ropita, su peluco de oro y su móvil de nueva generación.
Tssch... Tssch... ¿Quieres ver un miembro viril de verdad? Ven al baño, que esto tu novio no lo tiene.
En conclusión, se está produciendo una escalada amamorenista, donde lo aceptable hoy quedará desfasado mañana. Y en esto, como siempre, hay estratos más rebeldes. Si tu amiga Pili la de ADE ya está en la fase de ofrecer su cagabebés a Ndongo, tu compañera del insti, la Jessi, se encuentra en el siguiente nivel. Un nivel que implica ir al piso que comparte Ndongo con su amigo Moha, porque dan una fiesta y han invitado a Mamadou. Un nivel en el que un armagedón de platanozos que no se sabe ni de dónde vienen dejan la oquedad de Jessi como una bandeja de mollejas del Mercadona. Jessi anduvo para que Pili (se) corriese.
Ante las amigas, Vane finge una mueca de ardor de estomago al recibir esta foto por Tinder. Pero luego se inicia un proceso de racionalización obsesiva que concluye con el zumo huevonero de este africano en la glotis de la susodicha.
Las vanes y las jessis cuentan sus andanzas a las pilis y las carmencitas, que se sienten menos tras*gresoras en comparación con las anteriores y con el retrato grotesco de la manosfera. De esta forma, los conservadores abocan a la mujer a que Sienta el África. Solo tratando con naturalidad estos intercambios culturales, que se darán entre las platanos de fuera y los choleles de dentro y que son inevitables, se aminorará el amanegrismo.
El hombre español debe comprender que más vale novia amada por un neցro, que por un ciento.
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