MAESE PELMA
por el ojo ciego una buena platano
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La embajada afgana en Tayikistán ha solicitado a Interpol el arresto del Ashraf Ghani bajo las acusaciones de saquear las arcas públicas
ABCActualizado:18/08/2021 19:18hGUARDAR
La historia la escriben los ganadores. Ante la inminente victoria relámpago de los talibanes en Afganistán, su presidente Ashraf Ghani hacía las maletas para huir del país como símbolo del colapso de un proyecto fallido de país. Ghani, una de las figuras afganas con mayor reconocimiento internacional, que había trabajado para las Naciones Unidas y el Banco Mundial, escapaba por la puerta trasera.
Sin llegar al nivel de la familia del último Sha de Persia, Mohamed Reza Pahlevi, el apellido Ghani es sinónimo del fin de una era entre el primer gobierno talibán y el que se vislumbra ahora con la retirada de Estados Unidos y la OTAN. A miles de kilómetros de distancia, en un loft de Brooklyn, vive una hija del expresidente, Mariam Ghani, de 42 años, como artista y directora de cine.
El tabloide neoyorquino 'NY Post' 'cazó' a la artista a la salida de su domicilio para contrastar la vida bohemia de la hija del expresidente con la temible situación que encaran las mujeres afganas con la llegada del nuevo régimen. Lo cierto es que más allá de sus raíces afganas, Ghani, nacida en Brooklyn y que creció en el barrio de Maryland, es puramente estadounidense.
Como describió Javier Ansorena en un perfil sobre Mariam Ghani de hace unos años, su carrera estaba establecida antes de que la empezaran a reconocer como «la hija de» tras la llegada al poder de su progenitor. De hecho, no muchos en el panorama artístico neoyorquino sabían de quién era hija Mariam Ghani antes de la caída del gobierno afgano y la toma de los talibanes. «(A ella) se le ve incómoda cuando le preguntan por él», agregaba el corresponsal de ABC en Nueva York allá por 2015.
Mientras que su padre formaba parte de los primeros gobiernos afganos postalibán, Mariam Ghani empezaba su carrera como artista y docente. Según describe en el CV subido a su página web, su trabajo ha aparecido desde entonces en algunos de los museos más reconocidos del mundo, incluidos el Guggenheim y el MOMA de Nueva York y la Tate Modern de Londres. Su obra tiene un fuerte componente político: conflictos raciales, inmi gración, tras*formaciones económicas... Entre sus proyectos, Ghani es conocida por su trabajo crítico, curatorial, de conservación y creativo con el archivo cinematográfico nacional Afghan Films.
«Su primer largometraje documental, 'What We Left Unfinished', sobre cinco películas que se iniciaron y dejaron abandonadas durante la era comunista en Afganistán, se proyecta ahora en algunos cines», apunta el 'NY Post'.
Tras la caída de Kabul, el pasado lunes Mariam Ghani publicó un post en su perfil de Instagram donde lamentaba la victoria de los talibanes. Ghani decía estar cabreada y asustada por la situación de sus familiares, amigos y colegas que se han quedado en Afganistán tras hacer todo lo que estaba en su mano, además de sugerir varias acciones para ayudar al mundo artístico afgano, que pasan a estar en el punto de mira de los talibanes.
Emiratos acoge a Ashraf Ghani
Días después de su huida, este miércoles, la embajada afgana en Tayikistán ha solicitado a Interpol el arresto del expresidente bajo las acusaciones de saquear las arcas públicas después de que trascendieran las acusaciones de Rusia de que había huido con cuatro automóviles y un helicóptero llenos de efectivo.
Emiratos Árabes Unidos ha anunciado este miércoles haber acogido al expresidente afgano y padre de Mariam, Ashraf Ghani, y su familia «por razones humanitarias». Ashraf Ghani declaró el domingo que dejó su país para evitar un «baño de sangre», reconociendo que «los talibanes ganaron».
En ese momento, el expresidente, sin decir dónde se encontraba, declaró estar convencido de que si se hubiera quedado en Afganistán, «innombrables patriotas morirían y que Kabul sería destruida».
«Los talibanes ganaron por las armas y son desde ahora los responsables del honor, del control y de la preservación del país», añadió en un mensaje en Facebook.
Circulaban numerosos rumores desde su marcha sobre su destino final: Tayikistán, Uzbekistán, Omán y, como así fue, los Emiratos Árabes Unidos.
No es la primera vez que este rico país del Golfo acoge a dirigentes internacionales. El año pasado, Don Juan Carlos, se exilió en Emiratos ante las investigaciones por corrupción que la justicia del país llevaba a cabo. En 2017, Dubái acogió al exprimer ministro tailandés, Yingluck Shinawatra, condenado por rebeldía a cinco años de prisión. La exprimera ministra paquistaní Benazir Bhutto, se exilió en Emiratos entre 1999 y octubre de 2007.
Los Emiratos, junto con Arabia Saudí y Pakistán, reconocieron al anterior gobierno talibán, de 1996 a 2001.
ABCActualizado:18/08/2021 19:18hGUARDAR
La historia la escriben los ganadores. Ante la inminente victoria relámpago de los talibanes en Afganistán, su presidente Ashraf Ghani hacía las maletas para huir del país como símbolo del colapso de un proyecto fallido de país. Ghani, una de las figuras afganas con mayor reconocimiento internacional, que había trabajado para las Naciones Unidas y el Banco Mundial, escapaba por la puerta trasera.
Sin llegar al nivel de la familia del último Sha de Persia, Mohamed Reza Pahlevi, el apellido Ghani es sinónimo del fin de una era entre el primer gobierno talibán y el que se vislumbra ahora con la retirada de Estados Unidos y la OTAN. A miles de kilómetros de distancia, en un loft de Brooklyn, vive una hija del expresidente, Mariam Ghani, de 42 años, como artista y directora de cine.
El tabloide neoyorquino 'NY Post' 'cazó' a la artista a la salida de su domicilio para contrastar la vida bohemia de la hija del expresidente con la temible situación que encaran las mujeres afganas con la llegada del nuevo régimen. Lo cierto es que más allá de sus raíces afganas, Ghani, nacida en Brooklyn y que creció en el barrio de Maryland, es puramente estadounidense.
Como describió Javier Ansorena en un perfil sobre Mariam Ghani de hace unos años, su carrera estaba establecida antes de que la empezaran a reconocer como «la hija de» tras la llegada al poder de su progenitor. De hecho, no muchos en el panorama artístico neoyorquino sabían de quién era hija Mariam Ghani antes de la caída del gobierno afgano y la toma de los talibanes. «(A ella) se le ve incómoda cuando le preguntan por él», agregaba el corresponsal de ABC en Nueva York allá por 2015.
Mientras que su padre formaba parte de los primeros gobiernos afganos postalibán, Mariam Ghani empezaba su carrera como artista y docente. Según describe en el CV subido a su página web, su trabajo ha aparecido desde entonces en algunos de los museos más reconocidos del mundo, incluidos el Guggenheim y el MOMA de Nueva York y la Tate Modern de Londres. Su obra tiene un fuerte componente político: conflictos raciales, inmi gración, tras*formaciones económicas... Entre sus proyectos, Ghani es conocida por su trabajo crítico, curatorial, de conservación y creativo con el archivo cinematográfico nacional Afghan Films.
«Su primer largometraje documental, 'What We Left Unfinished', sobre cinco películas que se iniciaron y dejaron abandonadas durante la era comunista en Afganistán, se proyecta ahora en algunos cines», apunta el 'NY Post'.
Tras la caída de Kabul, el pasado lunes Mariam Ghani publicó un post en su perfil de Instagram donde lamentaba la victoria de los talibanes. Ghani decía estar cabreada y asustada por la situación de sus familiares, amigos y colegas que se han quedado en Afganistán tras hacer todo lo que estaba en su mano, además de sugerir varias acciones para ayudar al mundo artístico afgano, que pasan a estar en el punto de mira de los talibanes.
Emiratos acoge a Ashraf Ghani
Días después de su huida, este miércoles, la embajada afgana en Tayikistán ha solicitado a Interpol el arresto del expresidente bajo las acusaciones de saquear las arcas públicas después de que trascendieran las acusaciones de Rusia de que había huido con cuatro automóviles y un helicóptero llenos de efectivo.
Emiratos Árabes Unidos ha anunciado este miércoles haber acogido al expresidente afgano y padre de Mariam, Ashraf Ghani, y su familia «por razones humanitarias». Ashraf Ghani declaró el domingo que dejó su país para evitar un «baño de sangre», reconociendo que «los talibanes ganaron».
En ese momento, el expresidente, sin decir dónde se encontraba, declaró estar convencido de que si se hubiera quedado en Afganistán, «innombrables patriotas morirían y que Kabul sería destruida».
«Los talibanes ganaron por las armas y son desde ahora los responsables del honor, del control y de la preservación del país», añadió en un mensaje en Facebook.
Circulaban numerosos rumores desde su marcha sobre su destino final: Tayikistán, Uzbekistán, Omán y, como así fue, los Emiratos Árabes Unidos.
No es la primera vez que este rico país del Golfo acoge a dirigentes internacionales. El año pasado, Don Juan Carlos, se exilió en Emiratos ante las investigaciones por corrupción que la justicia del país llevaba a cabo. En 2017, Dubái acogió al exprimer ministro tailandés, Yingluck Shinawatra, condenado por rebeldía a cinco años de prisión. La exprimera ministra paquistaní Benazir Bhutto, se exilió en Emiratos entre 1999 y octubre de 2007.
Los Emiratos, junto con Arabia Saudí y Pakistán, reconocieron al anterior gobierno talibán, de 1996 a 2001.
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