ATARAXIO
Madmaxista
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Según Allen, el establishment del país, incluida la familia real, vio con espanto cómo se saltaba Eduardo la neutralidad política que exigía su posición. Si como príncipe exhibió sin pudor su germanofilia y admiración por el fascismo y la Alemania nancy, una vez en el trono insistió en entrometerse en los asuntos de Estado, sobre todo en política exterior. Una actitud tan irresponsable le incapacitaba para ser rey, y Allen ha aventurado que el gobierno y las altas jerarquías se confabularon para destronar a Eduardo.
El príncipe, preocupado por el bienestar de la clase trabajadora –desde una perspectiva elitista, para salvaguardar el orden social y la monarquía–, consideraba que la nueva ideología en boga no solo había demostrado ser un éxito en lo social y económico en Italia y Alemania, sino que era la mejor barrera para que el comunismo no se extendiese por Europa.
de las conversaciones privadas pasó a las muestras públicas de apoyo al fascismo y las dictaduras de Mussolini y Hitler. Valoró positivamente la Unión Británica de Fascistas
Declaró sin ambages la necesidad de que Inglaterra, una “democracia chapucera” en sus propias palabras, se acercara a la Alemania nancy.
Jorge V murió el 20 de enero de 1936, y Eduardo ascendió al trono como Eduardo VIII.
El nuevo rey se mostró favorable y dispuesto a entrevistarse con Hitler. Por si fuera poco, el indiscreto Eduardo confió a su primo su deseo de convertirse en un rey político. El duque, al parecer, informó a Hitler: “El rey Eduardo está decidido a concentrar en su persona todos los asuntos del gobierno”.
La alarma crecía entre los miembros del gobierno y la clase política británica. Henry Channon, parlamentario correligionario de Stanley Baldwin, escribió en sus diarios: “El rey está haciendo lo que el dictador [Hitler] quiere, y es germanófilo. No me extrañaría que tuviera intención de tras*formarse en una especie de dictador moderado”.
La intromisión política de Eduardo alcanzó también los asuntos internos. Durante una visita al sur de Gales, manifestó que había que “hacer algo” respecto a los mineros desempleados, lo que se interpretó como una crítica directa al gobierno. Este resolvió no enviarle documentos confidenciales por miedo a que desvelara su contenido a la señora Simpson o a sus amistades nazis. Los servicios secretos habían espiado los movimientos de la señora Simpson, invitada a numerosas recepciones en la embajada alemana y amiga, si no amante ocasional, de Joachim von Ribbentrop, nombrado embajador en Londres en agosto de 1936.
Eduardo VIII: ayudó a Hitler a invadir Francia para recuperar el trono británico del que lo habían echado los judíomasones, por negarse a iniciar la mayor devastación que conoció la humanidad y que causó 70 millones de asesinatos.
exiliado en Francia, duda entre desvelarse como aliado de Hitler o desplazarse a España que en esos momentos estaba a punto de entrar en guerra con Inglaterra.
De hecho, el Ejército español estaba atrincherándose frente a Gibraltar porque se pensaba en la idea que Hitler iba a llegar a los Pirineos y que, si decidía seguir, mejor ser amigos de él. A caballo ganador, Franco pensó que alguna tajada tendría. Franco pensaba en el jovenlandia francés…
hay hasta una carta que el Gobierno español manda a Alemania felicitándola por la victoria en Francia y comprometiéndose a entrar en guerra con la conquista de Gibraltar.
El Gobierno español sólo puso dos condiciones:
La primera, que la conquista de Gibraltar fuese una acción únicamente del ejército español, sin ayuda alemana. Se quería que fuera algo de honor.
La segunda condición era que España diría la fecha de ataque a Gibraltar y de entrar en guerra.
¿Qué reacción tienen en Alemania?
– Le piden al Gobierno español que retengan lo máximo posible a los Duques en España por si hay que negociar con ellos. Hitler pensaba firmar un tratado de paz o un armisticio con el antiguo Rey, con Eduardo, y que los ingleses se echarían a la calle encantados con la paz y, también, porque una parte del pueblo inglés que ve a Hitler como una contención contra el comunismo. La burguesía inglesa está volcada en la paz. Piensan que si hay guerra entre Inglaterra y Alemania, los dos países van a quedar tan débiles que los rusos van a invadir Alemania e Inglaterra sin demasiadas dificultades.
¿Cómo logran retener a Eduardo VIII en Madrid?
– Pues se le trata a cuerpo de rey. Él tampoco tenía muchas ganas de irse de Madrid, ciertamente. Estuvo dos días en Barcelona. Luego, un día en Zaragoza. A los ingleses no les gusta nada lo que hace Eduardo VIII en España. Incluso su ayudante de campo tiene que desmentir que haya una orden de detención para Eduardo del gobierno inglés, que se pone muy nervioso. Hasta el punto que le mandan numerosos telegramas a Eduardo para pedirle que se marche de España porque eso iba a crear malos entendidos con el resto del mundo. Temían que se pensara que Eduardo estaba negociando con los alemanes.
– ¿Cuál es su reacción?
– Él no hace ni caso. Se queda en Madrid.
Miguel Primo de Rivera es quien les va a sacar de excursión a Toledo, al guanol y a las trincheras de la Ciudad Universitaria.
Miguel Primo de Rivera, era el Gobernador de Madrid y, además, amigo de Eduardo desde 1927, desde que Eduardo VIII era Príncipe de Gales y vino a España invitado por Alfonso XXIII, que era su tío.
En esa primera visita, le presentaron como anfitrión a Miguel Primo de Rivera y recorrieron Andalucía juntos. Luego, volvieron a encontrarse.
– El Gobierno de Franco estaría encantado también con esa visita ilustre.
Era el antiguo Rey de un Imperio que abarcaba el 25 por ciento del Planeta y 1.500 millones de habitantes. En el Ritz viven a cuerpo de rey y les organizan banquetes en muchos sitios de Madrid.
– ¿Y qué hace Eduardo en Madrid tanto tiempo?
entra en contacto con alemanes o con gente del Régimen. Hasta el extremo que hay un antes y un después. Su hermano, Jorge VI, el Rey tartamudo, y Winston Churchill, se enteran de lo que hace en Madrid, Eduardo VIII hace una serie de contactos en Madrid y a partir de entonces, se congelan las relaciones entre Jorge VI y su hermano Eduardo.
No le perdonan su estancia en Madrid. Le recomiendan irse a Portugal. Eduardo pensó en irse a Inglaterra desde Portugal y… tan feliz. Pero no fue así. Les mandaron a las Bahamas e, incluso, pensaron en mandarles a las Malvinas, más lejos todavía.
– Les castigan.
– Desde ese momento, Eduardo y Wallis ya no existen. A los siete años de estos hechos, en 1947, se casa Isabel II, la actual reina, sobrina de ellos, y no les invitan a la boda.
Poco después, muere Jorge VI e Isabel II es coronada. Tampoco les invitan a la Coronación.
En 1960, 20 años más tarde de la estancia en Madrid, se casa Margarita, la hermana de Isabel II. Solamente invitan a Eduardo pero no va.
El príncipe, preocupado por el bienestar de la clase trabajadora –desde una perspectiva elitista, para salvaguardar el orden social y la monarquía–, consideraba que la nueva ideología en boga no solo había demostrado ser un éxito en lo social y económico en Italia y Alemania, sino que era la mejor barrera para que el comunismo no se extendiese por Europa.
de las conversaciones privadas pasó a las muestras públicas de apoyo al fascismo y las dictaduras de Mussolini y Hitler. Valoró positivamente la Unión Británica de Fascistas
Declaró sin ambages la necesidad de que Inglaterra, una “democracia chapucera” en sus propias palabras, se acercara a la Alemania nancy.
Jorge V murió el 20 de enero de 1936, y Eduardo ascendió al trono como Eduardo VIII.
El nuevo rey se mostró favorable y dispuesto a entrevistarse con Hitler. Por si fuera poco, el indiscreto Eduardo confió a su primo su deseo de convertirse en un rey político. El duque, al parecer, informó a Hitler: “El rey Eduardo está decidido a concentrar en su persona todos los asuntos del gobierno”.
La alarma crecía entre los miembros del gobierno y la clase política británica. Henry Channon, parlamentario correligionario de Stanley Baldwin, escribió en sus diarios: “El rey está haciendo lo que el dictador [Hitler] quiere, y es germanófilo. No me extrañaría que tuviera intención de tras*formarse en una especie de dictador moderado”.
La intromisión política de Eduardo alcanzó también los asuntos internos. Durante una visita al sur de Gales, manifestó que había que “hacer algo” respecto a los mineros desempleados, lo que se interpretó como una crítica directa al gobierno. Este resolvió no enviarle documentos confidenciales por miedo a que desvelara su contenido a la señora Simpson o a sus amistades nazis. Los servicios secretos habían espiado los movimientos de la señora Simpson, invitada a numerosas recepciones en la embajada alemana y amiga, si no amante ocasional, de Joachim von Ribbentrop, nombrado embajador en Londres en agosto de 1936.
Eduardo VIII: ayudó a Hitler a invadir Francia para recuperar el trono británico del que lo habían echado los judíomasones, por negarse a iniciar la mayor devastación que conoció la humanidad y que causó 70 millones de asesinatos.
exiliado en Francia, duda entre desvelarse como aliado de Hitler o desplazarse a España que en esos momentos estaba a punto de entrar en guerra con Inglaterra.
De hecho, el Ejército español estaba atrincherándose frente a Gibraltar porque se pensaba en la idea que Hitler iba a llegar a los Pirineos y que, si decidía seguir, mejor ser amigos de él. A caballo ganador, Franco pensó que alguna tajada tendría. Franco pensaba en el jovenlandia francés…
hay hasta una carta que el Gobierno español manda a Alemania felicitándola por la victoria en Francia y comprometiéndose a entrar en guerra con la conquista de Gibraltar.
El Gobierno español sólo puso dos condiciones:
La primera, que la conquista de Gibraltar fuese una acción únicamente del ejército español, sin ayuda alemana. Se quería que fuera algo de honor.
La segunda condición era que España diría la fecha de ataque a Gibraltar y de entrar en guerra.
¿Qué reacción tienen en Alemania?
– Le piden al Gobierno español que retengan lo máximo posible a los Duques en España por si hay que negociar con ellos. Hitler pensaba firmar un tratado de paz o un armisticio con el antiguo Rey, con Eduardo, y que los ingleses se echarían a la calle encantados con la paz y, también, porque una parte del pueblo inglés que ve a Hitler como una contención contra el comunismo. La burguesía inglesa está volcada en la paz. Piensan que si hay guerra entre Inglaterra y Alemania, los dos países van a quedar tan débiles que los rusos van a invadir Alemania e Inglaterra sin demasiadas dificultades.
¿Cómo logran retener a Eduardo VIII en Madrid?
– Pues se le trata a cuerpo de rey. Él tampoco tenía muchas ganas de irse de Madrid, ciertamente. Estuvo dos días en Barcelona. Luego, un día en Zaragoza. A los ingleses no les gusta nada lo que hace Eduardo VIII en España. Incluso su ayudante de campo tiene que desmentir que haya una orden de detención para Eduardo del gobierno inglés, que se pone muy nervioso. Hasta el punto que le mandan numerosos telegramas a Eduardo para pedirle que se marche de España porque eso iba a crear malos entendidos con el resto del mundo. Temían que se pensara que Eduardo estaba negociando con los alemanes.
– ¿Cuál es su reacción?
– Él no hace ni caso. Se queda en Madrid.
Miguel Primo de Rivera es quien les va a sacar de excursión a Toledo, al guanol y a las trincheras de la Ciudad Universitaria.
Miguel Primo de Rivera, era el Gobernador de Madrid y, además, amigo de Eduardo desde 1927, desde que Eduardo VIII era Príncipe de Gales y vino a España invitado por Alfonso XXIII, que era su tío.
En esa primera visita, le presentaron como anfitrión a Miguel Primo de Rivera y recorrieron Andalucía juntos. Luego, volvieron a encontrarse.
– El Gobierno de Franco estaría encantado también con esa visita ilustre.
Era el antiguo Rey de un Imperio que abarcaba el 25 por ciento del Planeta y 1.500 millones de habitantes. En el Ritz viven a cuerpo de rey y les organizan banquetes en muchos sitios de Madrid.
– ¿Y qué hace Eduardo en Madrid tanto tiempo?
entra en contacto con alemanes o con gente del Régimen. Hasta el extremo que hay un antes y un después. Su hermano, Jorge VI, el Rey tartamudo, y Winston Churchill, se enteran de lo que hace en Madrid, Eduardo VIII hace una serie de contactos en Madrid y a partir de entonces, se congelan las relaciones entre Jorge VI y su hermano Eduardo.
No le perdonan su estancia en Madrid. Le recomiendan irse a Portugal. Eduardo pensó en irse a Inglaterra desde Portugal y… tan feliz. Pero no fue así. Les mandaron a las Bahamas e, incluso, pensaron en mandarles a las Malvinas, más lejos todavía.
– Les castigan.
– Desde ese momento, Eduardo y Wallis ya no existen. A los siete años de estos hechos, en 1947, se casa Isabel II, la actual reina, sobrina de ellos, y no les invitan a la boda.
Poco después, muere Jorge VI e Isabel II es coronada. Tampoco les invitan a la Coronación.
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