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Javier Somoza se casó con Valentina Suraeva en 2010. Cuando el matrimonio se rompió ella falsificó su firma y se sometió a una inseminación 'in vitro' con su esperma pero sin su consentimiento. Ahora le chantajea con ver a su hijo a cambio de dinero. Este ex directivo de banca lleva gastados...
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"E
lla se convirtió en una Natasha, como los rusos conocen a las femmes fatales que se casan y tienen hijos con occidentales para conseguir de ellos su dinero y una vida acomodada.
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Javier Somoza, delante del portón de entrada a su chalet en A Coruña.Mónica Ferreirós.
Lo primero que hizo Valentina tras casarse fue bombardear al coruñés con exigencias tan absurdas como incumplibles. Le pidió que vendiera parte de su patrimonio, que le asignara un salario mensual para sus gastos y que le comprara un apartamento. Eso sí, sin hipoteca.
Luego le puso como condición indispensable para convivir juntos en España que echara de su casa a sus tres hijos, fruto de un matrimonio anterior, y de los que tiene la custodia."
"En el contrato de donación de leche especificó que un mes después de la fecha del depósito (26 de julio de 2011), la muestra debía destruirse. Además, señaló que “sólo él podría ampliar el período de su conservación de forma presencial y en un nuevo documento”.
"Pero el matrimonio se rompió definitivamente, Valentina y Javier dejaron de verse y él, pasado el plazo del mes, pensó que la muestra de sus espermatozoides habría sido destruida de aquel hospital, el Mariinski de San Petersburgo. Pero no fue así."
Ver archivo adjunto 1975423
"Desde entonces, Javier le ha entregado 23.000 euros para poder mantener contacto con el niño, que hoy en día tiene 4 años y medio. Pero ahora Valentina le exige 1,4 millones de rublos (otros 22.000 euros).
Javier lleva ya gastados 200.000 euros entre viajes, abogados... Pero Valentina aún ha ido más allá. Para evitar que el padre vea al chaval se ha instalado en
Myski, un pueblo perdido en mitad del sur de Siberia, más próximo a Mongolia, China y Kazajstán que a la capital de su país, Moscú."
Otro caso:
"Heber Serrano es granadino, tiene 37 años. Conoció a su exmujer, Natalia, en 2002, cuando estudiaba filología eslava en Moscú. Un año después ella se mudó con él a España y tuvieron un hijo en 2005. Al año siguiente se casaron. La convivencia fue complicada. Ella le amenazaba con llevarse al niño y con denunciarlo
por violencia machista."
Y otro:
"Rafael Reyes es cordobés pero vive en Málaga. Tiene 37 años y es
ingeniero informático. En 2003 conoció a una rusa llamada Olga durante el Erasmus que ambos hacían en Finlandia. Dos años después los chicos se casaron en Moscú y registraron la boda en España, donde se instalaron. En 2006 nació su hija, Emma.
Pero en agosto de 2007 la progenitora cogió a la hija y se la llevó a Moscú. Supuestamente, para unas vacaciones. Aunque llevaba billete de vuelta, nunca más volvió. La Justicia española le dio la razón a Javier, le entregó la guardia custodia de la niña, la patria potestad y dijo que aquello era una sustracción de un menor.
En cambio, en Rusia le entregaron la custodia a la progenitora, quien le reclama un cuarto de su sueldo al mes. Ahora Rafael ha presentado una demanda judicial en un juzgado de Moscú para tratar de recuperar a su niña, a la que no ha visto desde hace una década."