silenus
Será en Octubre
Insultos y acoso a los vecinos que protestan en Marinaleda: "¡Esto es nuestra Cuba!"
Insultos y acoso a los vecinos que protestan en Marinaleda: "¡Esto es nuestra Cuba!"
Marinaleda se instala en un clima guerracivilista para criticar las empleadas municipales que se han declarado en huelga por sus derechos laborales. Una ya ha abandonado por miedo
Marinaleda ha puesto en marcha las tinieblas, ese pequeño infierno que Juan Manuel Sánchez Gordillo prometió para todos aquellos que no le votaron en las elecciones municipales de mayo de 2019. La caza de brujas lleva 15 días en pie e incluye amenazas, insultos y denuncias judiciales contra los vecinos que han alzado la voz para clamar por sus derechos. Primero una familia se atrincheró durante seis días en el ayuntamiento para exigir que se abra la bolsa pública de empleo, cerrada desde 2016, y luego seis trabajadoras municipales se declararon en huelga por abuso laboral. Esto ha puesto furiosos al alcalde y sus colaboradores. De momento, ya se han cobrado la cabeza de una de las huelguistas, que ha abandonado la protesta y también su empleo por miedo y ansiedad.
“¿Sabéis lo que representa este pequeño municipio de 2.700 habitantes en Andalucía, en el Estado español y en Europa? ¿Sabéis lo que representa? ¡Esto es nuestra Cuba!”, exclamó este martes [ver vídeo más arriba] Diego Cañamero, histórico líder del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) y ex diputado nacional por Unidas Podemos (2016-2019), en lo alto de la escalera que da acceso al ayuntamiento. Gordillo y Cañamero han sido uña y carne durante décadas en innumerables protestas, marchas y huelgas campesinas, y Cañamero no ha pestañeado al acudir al rescate de su “hermano de sangre”.
“El que intente dañar al pueblo de Marinaleda se está dañando a él mismo por una mezquina reivindicación que hay que tratar internamente, como siempre se ha hecho aquí, en la asamblea, en el diálogo, buscando lo mejor para el pueblo”, prosiguió Cañamero en una arenga en la que estuvo al borde de las lágrimas. “¿Pero buscando fuera de Marinaleda a los enemigos que quieren destruir el pueblo y lo que representa? ¡No, por ahí no! ¡Los egoísmos personales no caben en los proyectos colectivos!”.
El líder sindical dio su discurso ante unas 60 personas, entre ellas una decena de alcaldes, reunidas en Marinaleda para arropar a Sánchez Gordillo en su momento más bajo en 40 años. El alcalde, que llevaba varios meses sin aparecer en público debido a su delicado estado de salud, asistió al acto de apoyo pero no habló.
Lo surrealista del asunto es que Gordillo y el SAT se han lanzado a una histriónica guerra por su supervivencia y contra el ataque de los “fascistas” que quieren hundir Marinaleda por un conflicto laboral con seis trabajadoras que solamente piden que se les reconozcan la antigüedad, les den vacaciones y les dejen conciliar tras 20 años trabajando para el ayuntamiento como asistentas de ayuda a domicilio. Cuesta creer que Marinaleda, un pueblo famoso por defender a capa y espada los derechos de la clase obrera, haya montado semejante ‘aquelarre’ con el único objetivo de reprimir a unas trabajadoras que cobran menos de 1.000 euros en contratos de diez meses, lo que les impide generar antigüedad o disfrutar de vacaciones. El ayuntamiento, confirman las afectadas, sigue sin querer hablar con ellas.
La huelga continúa
Tras las arengas en favor de Gordillo y el clima guerracivilista generado el martes en Marinaleda, las trabajadoras cumplieron un día después, el miércoles, su segunda jornada de huelga frente al consistorio. Estaban aterradas por lo visto un día antes y lo que vivieron la anterior semana.
“El miércoles pasado lo pasamos muy mal, casi nos da un ataque de nervios”, cuenta Mari Cruz Sierra, una de las huelguistas. “Empezamos a las 9 de la mañana y al poco vemos que empieza a juntarse gente en el parquecito de enfrente, mirándonos. Luego alguna gente que pasaba nos insultaba, ‘qué poca vergüenza tenéis’, ‘lo que le estáis haciendo a vuestro pueblo, sinvergüenzas’, y cosas así. Eran los de siempre, los fieles de Gordillo, y poco a poco la cosa se fue caldeando hasta que unas 30 personas nos acosaron y nos insultaron a pocos centímetros de nuestras caras con el dedo en alto. Muchas eran personas con las que nos cruzamos cada día y nos saludamos. Queríamos salir de allí huyendo, a algunas se nos saltaban las lágrimas, pero aguantamos. Estuvieron dos horas insultándonos y se fueron. No salió nadie del ayuntamiento a decir nada. Nos temblaron las piernas todo el día”.
Afortunadamente para ellas, en esta ocasión no se produjo ningún incidente.
De las seis huelguistas, una ha abandonado el empleo y la lucha debido a la presión social y a una notificación de denuncia del ayuntamiento, que le reclama haber trabajado en un hospital paralelamente a su empleo precario como asistente a domicilio. Esta trabajadora, asustada, declinó contar su versión a este periódico. No es la única huelguista denunciada por el ayuntamiento.
Te desafían con la mirada, gente con la que antes hablabas cruza la calle cuando te ve. Es muy duro vivirlo cada día
“Lo sentimos cada día. Te desafían con la mirada, gente con la que antes hablabas cruza la calle cuando te ve. Es muy duro vivirlo cada día, pero no nos van a amedrentar, lo único que queremos es que se respeten nuestros derechos laborales”, prosigue Sierra. Las huelguistas temen perder el empleo como represalia cuando terminen sus contratos. O incluso antes bajo cualquier pretexto.
Guerra entre sindicatos
El ayuntamiento de Marinaleda sigue sin ofrecer sus puntos de vista. Ni siquiera quiere hablar con las trabajadoras ni con CGT, el sindicato que las representa. Este punto es clave y explica parte del delirio que se vive en el pueblo. Gordillo y el SAT han montado en cólera porque otro sindicato ha entrado en el pueblo a romper su monopolio. De ahí en parte el mítin de Diego Cañamero, en el que acusó a CGT de querer “explotar Marinaleda” y bailarle el agua a la “prensa fascista”. Tal es el enfado por la intromisión en Marinaleda, que el SAT ha roto oficialmente relaciones con CGT.
Diego Rodríguez es secretario de Acción Sindical de CGT en Andalucía y explica esta aparatosa guerra sindical. “El SAT nos llamó en su día y nos dijo ‘Marinaleda somos nosotros y nosotros somos Marinaleda'. Es a lo que están acostumbrados. Lo triste es que Cañamero, en su mensaje en tono de conflicto cuasi armado, no hiciera mención a las condiciones de las trabajadoras. Llamar al pueblo de Marinaleda para que se levante contra las traidoras es una bestialidad, que un sindicato defienda a la patronal, que es el ayuntamiento, y eche a la gente contra unas trabajadoras no tiene nombre. Además que el SAT no tiene ningún papel en este conflicto”.
"Que un sindicato defienda a la patronal, que es el ayuntamiento, y eche a la gente contra unas trabajadoras no tiene nombre", afirma CGT
De hecho, el SAT está viviendo un proceso de desafección parecido al de Sánchez Gordillo. Muchos simpatizantes no entienden por qué estas trabajadoras son fascistas y mezquinas por defender sus derechos laborales, y por qué el ayuntamiento se niega a negociar. La cosa podría ser incluso más grave. Según un buen conocedor de la realidad de Marinaleda y el SAT, que pide el anonimato por miedo a represalias, el sindicato habría coaccionado a 14 trabajadoras de la bolsa de empleo de ayuda a domicilio de Marinaleda para que firmaran un documento criticando a sus compañeras en huelga bajo amenaza de no llamarlas más.
Así lo expresó en una carta en redes sociales dirigida al SAT. “Este comunicado está redactado por Sergio y Loli [Sergio Gómez y Dolores Tejada, concejales de máxima confianza de Sánchez Gordillo], y las 14 supuestas firmantes son en su mayoría integrantes de la bolsa de trabajo que en algún momento de los últimos años han sido llamadas para cubrir 15 días o un par de meses cuando obligaban a las trabajadoras de la plantilla a salirse al desempleo. Muchas de esas supuestas 14 firmantes han llegado a reconocer en privado que firmaron coaccionadas, aun estando en contra de lo que el documento decía, porque si no lo hacían sufrirían las famosas ‘tinieblas' y no volverían a trabajar”.
Cuando los que violan los derechos elementales son colegas, ahora toca reprimir y machacar
Y remató en el mismo escrito: “Es muy triste lo que está pasando. Toda la vida apoyando al trabajador, al obrero, al de abajo, y cuando los que violan los derechos elementales son colegas, ahora toca reprimir y machacar a estos trabajadores, acosarlos y destruirlos. Por suerte, en estos dos meses pude hablar con amigos del SAT que tenían criterio propio, que veían la realidad y que entendían que lo que no se puede defender no se puede defender, y que cuando algo está podrido hay que limpiarlo y sanarlo, y no tratar de tapar las miserias con sarama como estáis haciendo”.
Las huelguistas aseguran que mantendrán su parón cada miércoles hasta que Sánchez Gordillo las escuche o se resuelva la denuncia que han interpuesto contra el ayuntamiento. El consistorio, entretanto, va a la suya y ha cubierto el 100% de los puestos de trabajo en huelga con personal de la bolsa de empleo. Sustituir a los trabajadores es una acción que viola la Ley de Libertad Sindical y contempla sanciones muy duras. “¡Mucho ánimo y a vencer a la dictadura, a vender a los fascistas, a vencer a la derecha!”, terminó Cañamero su llamada a las armas a una Marinaleda dividida y sin un rumbo claro.
Vaya, vaya, no era la izquierda patria tan feminista? Se ve que defender sus derechos como trabajadoras es de de derechass, como en Cuba...
Insultos y acoso a los vecinos que protestan en Marinaleda: "¡Esto es nuestra Cuba!"
Marinaleda se instala en un clima guerracivilista para criticar las empleadas municipales que se han declarado en huelga por sus derechos laborales. Una ya ha abandonado por miedo
Marinaleda ha puesto en marcha las tinieblas, ese pequeño infierno que Juan Manuel Sánchez Gordillo prometió para todos aquellos que no le votaron en las elecciones municipales de mayo de 2019. La caza de brujas lleva 15 días en pie e incluye amenazas, insultos y denuncias judiciales contra los vecinos que han alzado la voz para clamar por sus derechos. Primero una familia se atrincheró durante seis días en el ayuntamiento para exigir que se abra la bolsa pública de empleo, cerrada desde 2016, y luego seis trabajadoras municipales se declararon en huelga por abuso laboral. Esto ha puesto furiosos al alcalde y sus colaboradores. De momento, ya se han cobrado la cabeza de una de las huelguistas, que ha abandonado la protesta y también su empleo por miedo y ansiedad.
“¿Sabéis lo que representa este pequeño municipio de 2.700 habitantes en Andalucía, en el Estado español y en Europa? ¿Sabéis lo que representa? ¡Esto es nuestra Cuba!”, exclamó este martes [ver vídeo más arriba] Diego Cañamero, histórico líder del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) y ex diputado nacional por Unidas Podemos (2016-2019), en lo alto de la escalera que da acceso al ayuntamiento. Gordillo y Cañamero han sido uña y carne durante décadas en innumerables protestas, marchas y huelgas campesinas, y Cañamero no ha pestañeado al acudir al rescate de su “hermano de sangre”.
“El que intente dañar al pueblo de Marinaleda se está dañando a él mismo por una mezquina reivindicación que hay que tratar internamente, como siempre se ha hecho aquí, en la asamblea, en el diálogo, buscando lo mejor para el pueblo”, prosiguió Cañamero en una arenga en la que estuvo al borde de las lágrimas. “¿Pero buscando fuera de Marinaleda a los enemigos que quieren destruir el pueblo y lo que representa? ¡No, por ahí no! ¡Los egoísmos personales no caben en los proyectos colectivos!”.
El líder sindical dio su discurso ante unas 60 personas, entre ellas una decena de alcaldes, reunidas en Marinaleda para arropar a Sánchez Gordillo en su momento más bajo en 40 años. El alcalde, que llevaba varios meses sin aparecer en público debido a su delicado estado de salud, asistió al acto de apoyo pero no habló.
Lo surrealista del asunto es que Gordillo y el SAT se han lanzado a una histriónica guerra por su supervivencia y contra el ataque de los “fascistas” que quieren hundir Marinaleda por un conflicto laboral con seis trabajadoras que solamente piden que se les reconozcan la antigüedad, les den vacaciones y les dejen conciliar tras 20 años trabajando para el ayuntamiento como asistentas de ayuda a domicilio. Cuesta creer que Marinaleda, un pueblo famoso por defender a capa y espada los derechos de la clase obrera, haya montado semejante ‘aquelarre’ con el único objetivo de reprimir a unas trabajadoras que cobran menos de 1.000 euros en contratos de diez meses, lo que les impide generar antigüedad o disfrutar de vacaciones. El ayuntamiento, confirman las afectadas, sigue sin querer hablar con ellas.
La huelga continúa
Tras las arengas en favor de Gordillo y el clima guerracivilista generado el martes en Marinaleda, las trabajadoras cumplieron un día después, el miércoles, su segunda jornada de huelga frente al consistorio. Estaban aterradas por lo visto un día antes y lo que vivieron la anterior semana.
“El miércoles pasado lo pasamos muy mal, casi nos da un ataque de nervios”, cuenta Mari Cruz Sierra, una de las huelguistas. “Empezamos a las 9 de la mañana y al poco vemos que empieza a juntarse gente en el parquecito de enfrente, mirándonos. Luego alguna gente que pasaba nos insultaba, ‘qué poca vergüenza tenéis’, ‘lo que le estáis haciendo a vuestro pueblo, sinvergüenzas’, y cosas así. Eran los de siempre, los fieles de Gordillo, y poco a poco la cosa se fue caldeando hasta que unas 30 personas nos acosaron y nos insultaron a pocos centímetros de nuestras caras con el dedo en alto. Muchas eran personas con las que nos cruzamos cada día y nos saludamos. Queríamos salir de allí huyendo, a algunas se nos saltaban las lágrimas, pero aguantamos. Estuvieron dos horas insultándonos y se fueron. No salió nadie del ayuntamiento a decir nada. Nos temblaron las piernas todo el día”.
Afortunadamente para ellas, en esta ocasión no se produjo ningún incidente.
De las seis huelguistas, una ha abandonado el empleo y la lucha debido a la presión social y a una notificación de denuncia del ayuntamiento, que le reclama haber trabajado en un hospital paralelamente a su empleo precario como asistente a domicilio. Esta trabajadora, asustada, declinó contar su versión a este periódico. No es la única huelguista denunciada por el ayuntamiento.
Te desafían con la mirada, gente con la que antes hablabas cruza la calle cuando te ve. Es muy duro vivirlo cada día
“Lo sentimos cada día. Te desafían con la mirada, gente con la que antes hablabas cruza la calle cuando te ve. Es muy duro vivirlo cada día, pero no nos van a amedrentar, lo único que queremos es que se respeten nuestros derechos laborales”, prosigue Sierra. Las huelguistas temen perder el empleo como represalia cuando terminen sus contratos. O incluso antes bajo cualquier pretexto.
Guerra entre sindicatos
El ayuntamiento de Marinaleda sigue sin ofrecer sus puntos de vista. Ni siquiera quiere hablar con las trabajadoras ni con CGT, el sindicato que las representa. Este punto es clave y explica parte del delirio que se vive en el pueblo. Gordillo y el SAT han montado en cólera porque otro sindicato ha entrado en el pueblo a romper su monopolio. De ahí en parte el mítin de Diego Cañamero, en el que acusó a CGT de querer “explotar Marinaleda” y bailarle el agua a la “prensa fascista”. Tal es el enfado por la intromisión en Marinaleda, que el SAT ha roto oficialmente relaciones con CGT.
Diego Rodríguez es secretario de Acción Sindical de CGT en Andalucía y explica esta aparatosa guerra sindical. “El SAT nos llamó en su día y nos dijo ‘Marinaleda somos nosotros y nosotros somos Marinaleda'. Es a lo que están acostumbrados. Lo triste es que Cañamero, en su mensaje en tono de conflicto cuasi armado, no hiciera mención a las condiciones de las trabajadoras. Llamar al pueblo de Marinaleda para que se levante contra las traidoras es una bestialidad, que un sindicato defienda a la patronal, que es el ayuntamiento, y eche a la gente contra unas trabajadoras no tiene nombre. Además que el SAT no tiene ningún papel en este conflicto”.
"Que un sindicato defienda a la patronal, que es el ayuntamiento, y eche a la gente contra unas trabajadoras no tiene nombre", afirma CGT
De hecho, el SAT está viviendo un proceso de desafección parecido al de Sánchez Gordillo. Muchos simpatizantes no entienden por qué estas trabajadoras son fascistas y mezquinas por defender sus derechos laborales, y por qué el ayuntamiento se niega a negociar. La cosa podría ser incluso más grave. Según un buen conocedor de la realidad de Marinaleda y el SAT, que pide el anonimato por miedo a represalias, el sindicato habría coaccionado a 14 trabajadoras de la bolsa de empleo de ayuda a domicilio de Marinaleda para que firmaran un documento criticando a sus compañeras en huelga bajo amenaza de no llamarlas más.
Así lo expresó en una carta en redes sociales dirigida al SAT. “Este comunicado está redactado por Sergio y Loli [Sergio Gómez y Dolores Tejada, concejales de máxima confianza de Sánchez Gordillo], y las 14 supuestas firmantes son en su mayoría integrantes de la bolsa de trabajo que en algún momento de los últimos años han sido llamadas para cubrir 15 días o un par de meses cuando obligaban a las trabajadoras de la plantilla a salirse al desempleo. Muchas de esas supuestas 14 firmantes han llegado a reconocer en privado que firmaron coaccionadas, aun estando en contra de lo que el documento decía, porque si no lo hacían sufrirían las famosas ‘tinieblas' y no volverían a trabajar”.
Cuando los que violan los derechos elementales son colegas, ahora toca reprimir y machacar
Y remató en el mismo escrito: “Es muy triste lo que está pasando. Toda la vida apoyando al trabajador, al obrero, al de abajo, y cuando los que violan los derechos elementales son colegas, ahora toca reprimir y machacar a estos trabajadores, acosarlos y destruirlos. Por suerte, en estos dos meses pude hablar con amigos del SAT que tenían criterio propio, que veían la realidad y que entendían que lo que no se puede defender no se puede defender, y que cuando algo está podrido hay que limpiarlo y sanarlo, y no tratar de tapar las miserias con sarama como estáis haciendo”.
Las huelguistas aseguran que mantendrán su parón cada miércoles hasta que Sánchez Gordillo las escuche o se resuelva la denuncia que han interpuesto contra el ayuntamiento. El consistorio, entretanto, va a la suya y ha cubierto el 100% de los puestos de trabajo en huelga con personal de la bolsa de empleo. Sustituir a los trabajadores es una acción que viola la Ley de Libertad Sindical y contempla sanciones muy duras. “¡Mucho ánimo y a vencer a la dictadura, a vender a los fascistas, a vencer a la derecha!”, terminó Cañamero su llamada a las armas a una Marinaleda dividida y sin un rumbo claro.
Vaya, vaya, no era la izquierda patria tan feminista? Se ve que defender sus derechos como trabajadoras es de de derechass, como en Cuba...