Detectados residuos de cesio radiactivo en la central nuclear de Garoña

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Fueron hallados bajo tres contenedores de hormigón que no se movían desde 2009

La última inspección realizada en la nuclear de Garoña ha detectado el rastro de un antiguo vertido de cesio radiactivo junto al almacén temporal de bidones y residuos de la central, que “no se detectó en su momento o no se descontaminó adecuadamente”.

La contaminación fue hallada el pasado 20 de junio, durante una inspección rutinaria, debajo de tres contenedores de hormigón sin moverse desde 2009, según refleja el último acta de la reunión plenaria del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) publicada en su web este lunes.

La contaminación de cesio-137 afecta a unos 2 metros cuadrados de suelo y durante su retirada se sacaron de dicho área dos bidones de tierra, según se explica en el acta, donde también se afirma que “aparentemente se trata del rastro dejado de un derrame producido hace muchos años del que no queda constancia documental”.

El diputado de Unidos-Podemos por Álava Juan López de Uralde asegura que el cesio es un elemento radiactivo “muy peligroso” y del que hay que tener cuidado, aunque el CSN alegó que “el material radiactivo encontrado estaba confinado y sin ningún tipo de salida al exterior”.

Ante esta situación, la formación ecologista Equo presentó una pregunta al Gobierno para saber si tenía conocimiento de este suceso debido a que, al parecer, no había sido notificado al consejo regulador. Según Uralde, el CSN contestó públicamente con una nota asegurando que lo tenía todo “bajo control” cuando, a su juicio, el tema estaba bastante oculto.

Esta actuación, aseguró el diputado, pone de manifiesto la situación de “abandono y dejadez” que rodea a Garoña y que, una vez decidido el cierre de la centralnuclear, la situación puede revertir en una relajación de las políticas de seguridad, algo que Uralde tilda de peligroso.

Además insiste en que Garoña alberga elementos radiactivos, y por lo tanto mientras no se lleve a cabo el desmantelamiento, un proceso largo y complejo, hay que estar alerta y garantizar que se cumplan todas las medidas de seguridad.

Proceso costoso La central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos), la más antigua de las siete que operaban en España y cuya actividad está parada desde diciembre de 2012, dejará de funcionar tras la decisión del Gobierno tomada el 1 de agosto de no renovar la autorización.

Los motivos de esta decisión, según indicó el ministro de Energía, Álvaro Nadal, son que las “circunstancias actuales” no garantizan la suficiente certidumbre, en referencia al rechazo de todos los grupos políticos de la oposición a la reapertura y a las discrepancias sobre el futuro de la planta entre los propietarios de la misma: Iberdrola y Endesa.

De ese modo, Garoña se convirtió en la primera central nuclear en llegar hasta los 60 años de operación y abre el camino al resto de centrales españolas, que se van acercando hasta los 40 años de vida útil, en pleno proceso del Gobierno por definir el modelo energético del futuro.

Inversión

La titularidad de la central nuclear se tras*ferirá a Enresa a través de un proceso complejo de “varios años” y cuyo coste supondrá una inversión de más de 600 millones de euros, a pagar a medias entre la propietaria y la administración general del Estado.

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