inadaptat susial
Madmaxista
Los caprichos se tienen que pagar
Albert Soler 16.11.2018 | 01:11
Les xefles s'han de pagar - Diari de Girona
Se ve que Presidentmàs tendrá que pagar casi 5 millones de euros, que es el que pagamos los catalanes para organizar aquello del 9-N, una xarlotada de tantas, recuerden, «queremos votar», «in-*inde-independencia» y blablabla. O sea que en realidad el que tiene que hacer es volvernos a los catalanes nuestro dinero, que él malgastó en el que le pasó por el sombrero. Él se lo pasó muy bien, salió a todas las radios y televisiones y, en fin, se divirtió como un acondroplásico por el módico precio de cero euros, porque la factura la pagamos todos. Los políticos catalanes están tan acostumbrados a hacerse el pinxo con nuestro dinero que es comprensible que el pobre no pensara que la gente normal acostumbra a pagarse las xefles. Presidentmàs pasó sin escaleras de la niñez a la política, así que también pasó con toda naturalidad de ir a Port Aventura a cargo de los papás a divertirse a cargo de los catalanes. Ha tenido que venir un juez a explicarle que es muy legítimo querer sentirse reina por un día, pero que la fiesta se lo tiene que pagar de su bolsillo.
Presidentmàs, lo habrán notado por el tratamiento que le dispenso, continúa siendo Presidentmàs aunque no presida nada, sacado de la lista de jovenlandesesos o embargados. El llacisme tiene muy claros los protocolos, y continuará hablando de Presidentmàs incluso cuando viva en un cajero, entre cartones, igual que se refiere todavía a presidente Puigdemont por más que haya huido y dejado atrás país, casa, familia y cargo, además de la honorabilidad. Incluso hay, juro que los he escuchado, que en la intimidad hablan todavía de presidente Pujol. En Montilla no, en Montilla es sólo en Montilla, porque a pesar de que fue también presidente, pesa más que sea xarnego. Esto lo llacisme no lo perdona.
El PDeCAT -o sea la Convergencia de toda la vida- ha salido en defensa de Presidentmàs, o más muy dicho, del dinero de Presidentmàs, asegurando que hacerle pagar esta morterada es un «castigo político». Estoy seguro que lo dicen seriamente. Convergència trae tantas décadas cobrando en lugar de pagar, que cada vez que alguien los quiere cobrar una deuda, lo consideran un castigo. Imagino las colas que deben de formar sus dirigentes cuando al súper se niegan a pagar los yogures, las pizzas congeladas y los pañales -en la lista de la compra convergente no faltan nunca los pañales, de hace unos años acá- para considerarlo un castigo, y no cualquier castigo, sino castigo político.
- Seguridad? Vengan a la caja número 4, por favor. Hay un señor con gorra de capitán de barco que se niega a pagar la compra, y además pretende sustraer de la caja el 3% del importe total. Asegura que siempre se ha hecho así y que tiene prisa, que zarpa hacia Itaca. Parece peligroso.
Presidentmàs tiene a partir de ahora la opción de vivir en un cajero, la de pedir un euro a cada catalán como hizo Lola Flores hace años, o la de montar una caja de resistencia. Yo recomiendo esta última solución. Antes las estafas se hacían por el método de la Pirámide, ya saben, cada cual tenía que enredar cinco incauts, y así sucesivamente. Esto ya está superado. Se superó cuando alguien del ANC descubrió el que pasa para ser la mejor aportación de Cataluña a la humanidad: la caja de resistencia, también llamada «por qué perder el tiempo embarcándonos en largas pirámides, si podemos estafarlos a todos de una manchada». Seguimos.
-----------------------------
Original en català:
Les xefles s'han de pagar
Albert Soler 16.11.2018 | 01:11
Les xefles s'han de pagar - Diari de Girona
Es veu que Presidentmàs haurà de pagar quasi 5 milions d'euros, que és el que vam pagar els catalans per organitzar allò del 9-N, una xarlotada de tantes, recordin, «volem votar», «in-inde-independència» i blablabla. O sigui que en realitat el que ha de fer és tornar-nos als catalans els nostres diners, que ell va malgastar en el que li va passar pel barret. Ell s'ho va passar molt bé, va sortir a totes les ràdios i televisions i, en fi, es va divertir com un nan pel mòdic preu de zero euros, perquè la factura la vam pagar tots. Els polítics catalans estan tan acostumats a fer-se el pinxo amb els nostres diners que és comprensible que el pobre no pensés que la gent normal acostuma a pagar-se les xefles. Presidentmàs va passar sense escales de la infantesa a la política, així que també va passar amb tota naturalitat d'anar a Port Aventura a càrrec dels papàs a divertir-se a càrrec dels catalans. Ha hagut de venir un jutge a explicar-li que és molt legítim voler sentir-se reina per un dia, però que la festa se l'ha de pagar de la seva butxaca.
Presidentmàs, ho hauran notat pel tractament que li dispenso, continua essent Presidentmàs encara que no presideixi res, tret de la llista de jovenlandesesos o embargats. El llacisme té molt clars els protocols, i continuarà parlant de Presidentmàs fins i tot quan visqui en un caixer, entre cartons, igual que es refereix encara a president Puigdemont per més que hagi fugit i deixat enrere país, casa, família i càrrec, a més de l'honorabilitat. Fins i tot n'hi ha, juro que els he escoltat, que en la intimitat parlen encara de president Pujol. En Montilla no, en Montilla és només en Montilla, perquè tot i que va ser també president, pesa més que sigui xarnego. Això el llacisme no ho perdona.
El PDeCAT -o sigui la Convergència de tota la vida- ha sortit en defensa de Presidentmàs, o més ben dit, dels diners de Presidentmàs, assegurant que fer-li pagar aquesta morterada és un «càstig polític». Estic segur que ho diuen seriosament. Convergència porta tantes dècades cobrant en lloc de pagar, que cada vegada que algú els vol cobrar un deute, ho consideren un càstig. Imagino les cues que deuen formar els seus dirigents quan al súper es neguen a pagar els iogurts, les pizzes congelades i els bolquers -en la llista de la compra convergent no falten mai els bolquers, de fa uns anys ençà- per considerar-ho un càstig, i no qualsevol càstig, sinó càstig polític.
- Seguretat? Vinguin a la caixa número 4, per favor. Hi ha un senyor amb gorra de capità de vaixell que es nega a pagar la compra, i a més pretén sostreure de la caixa el 3% de l'import total. Assegura que sempre s'ha fet així i que té pressa, que salpa cap a Ítaca. Sembla perillós.
Presidentmàs té a partir d'ara l'opció de viure en un caixer, la de demanar un euro a cada català com va fer Lola Flores fa anys, o la de muntar una caixa de resistència. Jo recomano aquesta darrera solució. Abans les estafes es feien pel mètode de la Piràmide, ja saben, cadascú havia d'enredar cinc incauts, i així successivament. Això ja està superat. Es va superar quan algú de l'ANC va descobrir el que passa per ser la millor aportació de Catalunya a la humanitat: la caixa de resistència, també anomenada «per què perdre el temps embarcant-nos en llargues piràmides, si podem estafar-los a tots d'una tacada». Seguim.
Albert Soler 16.11.2018 | 01:11
Les xefles s'han de pagar - Diari de Girona
Se ve que Presidentmàs tendrá que pagar casi 5 millones de euros, que es el que pagamos los catalanes para organizar aquello del 9-N, una xarlotada de tantas, recuerden, «queremos votar», «in-*inde-independencia» y blablabla. O sea que en realidad el que tiene que hacer es volvernos a los catalanes nuestro dinero, que él malgastó en el que le pasó por el sombrero. Él se lo pasó muy bien, salió a todas las radios y televisiones y, en fin, se divirtió como un acondroplásico por el módico precio de cero euros, porque la factura la pagamos todos. Los políticos catalanes están tan acostumbrados a hacerse el pinxo con nuestro dinero que es comprensible que el pobre no pensara que la gente normal acostumbra a pagarse las xefles. Presidentmàs pasó sin escaleras de la niñez a la política, así que también pasó con toda naturalidad de ir a Port Aventura a cargo de los papás a divertirse a cargo de los catalanes. Ha tenido que venir un juez a explicarle que es muy legítimo querer sentirse reina por un día, pero que la fiesta se lo tiene que pagar de su bolsillo.
Presidentmàs, lo habrán notado por el tratamiento que le dispenso, continúa siendo Presidentmàs aunque no presida nada, sacado de la lista de jovenlandesesos o embargados. El llacisme tiene muy claros los protocolos, y continuará hablando de Presidentmàs incluso cuando viva en un cajero, entre cartones, igual que se refiere todavía a presidente Puigdemont por más que haya huido y dejado atrás país, casa, familia y cargo, además de la honorabilidad. Incluso hay, juro que los he escuchado, que en la intimidad hablan todavía de presidente Pujol. En Montilla no, en Montilla es sólo en Montilla, porque a pesar de que fue también presidente, pesa más que sea xarnego. Esto lo llacisme no lo perdona.
El PDeCAT -o sea la Convergencia de toda la vida- ha salido en defensa de Presidentmàs, o más muy dicho, del dinero de Presidentmàs, asegurando que hacerle pagar esta morterada es un «castigo político». Estoy seguro que lo dicen seriamente. Convergència trae tantas décadas cobrando en lugar de pagar, que cada vez que alguien los quiere cobrar una deuda, lo consideran un castigo. Imagino las colas que deben de formar sus dirigentes cuando al súper se niegan a pagar los yogures, las pizzas congeladas y los pañales -en la lista de la compra convergente no faltan nunca los pañales, de hace unos años acá- para considerarlo un castigo, y no cualquier castigo, sino castigo político.
- Seguridad? Vengan a la caja número 4, por favor. Hay un señor con gorra de capitán de barco que se niega a pagar la compra, y además pretende sustraer de la caja el 3% del importe total. Asegura que siempre se ha hecho así y que tiene prisa, que zarpa hacia Itaca. Parece peligroso.
Presidentmàs tiene a partir de ahora la opción de vivir en un cajero, la de pedir un euro a cada catalán como hizo Lola Flores hace años, o la de montar una caja de resistencia. Yo recomiendo esta última solución. Antes las estafas se hacían por el método de la Pirámide, ya saben, cada cual tenía que enredar cinco incauts, y así sucesivamente. Esto ya está superado. Se superó cuando alguien del ANC descubrió el que pasa para ser la mejor aportación de Cataluña a la humanidad: la caja de resistencia, también llamada «por qué perder el tiempo embarcándonos en largas pirámides, si podemos estafarlos a todos de una manchada». Seguimos.
-----------------------------
Original en català:
Les xefles s'han de pagar
Albert Soler 16.11.2018 | 01:11
Les xefles s'han de pagar - Diari de Girona
Es veu que Presidentmàs haurà de pagar quasi 5 milions d'euros, que és el que vam pagar els catalans per organitzar allò del 9-N, una xarlotada de tantes, recordin, «volem votar», «in-inde-independència» i blablabla. O sigui que en realitat el que ha de fer és tornar-nos als catalans els nostres diners, que ell va malgastar en el que li va passar pel barret. Ell s'ho va passar molt bé, va sortir a totes les ràdios i televisions i, en fi, es va divertir com un nan pel mòdic preu de zero euros, perquè la factura la vam pagar tots. Els polítics catalans estan tan acostumats a fer-se el pinxo amb els nostres diners que és comprensible que el pobre no pensés que la gent normal acostuma a pagar-se les xefles. Presidentmàs va passar sense escales de la infantesa a la política, així que també va passar amb tota naturalitat d'anar a Port Aventura a càrrec dels papàs a divertir-se a càrrec dels catalans. Ha hagut de venir un jutge a explicar-li que és molt legítim voler sentir-se reina per un dia, però que la festa se l'ha de pagar de la seva butxaca.
Presidentmàs, ho hauran notat pel tractament que li dispenso, continua essent Presidentmàs encara que no presideixi res, tret de la llista de jovenlandesesos o embargats. El llacisme té molt clars els protocols, i continuarà parlant de Presidentmàs fins i tot quan visqui en un caixer, entre cartons, igual que es refereix encara a president Puigdemont per més que hagi fugit i deixat enrere país, casa, família i càrrec, a més de l'honorabilitat. Fins i tot n'hi ha, juro que els he escoltat, que en la intimitat parlen encara de president Pujol. En Montilla no, en Montilla és només en Montilla, perquè tot i que va ser també president, pesa més que sigui xarnego. Això el llacisme no ho perdona.
El PDeCAT -o sigui la Convergència de tota la vida- ha sortit en defensa de Presidentmàs, o més ben dit, dels diners de Presidentmàs, assegurant que fer-li pagar aquesta morterada és un «càstig polític». Estic segur que ho diuen seriosament. Convergència porta tantes dècades cobrant en lloc de pagar, que cada vegada que algú els vol cobrar un deute, ho consideren un càstig. Imagino les cues que deuen formar els seus dirigents quan al súper es neguen a pagar els iogurts, les pizzes congelades i els bolquers -en la llista de la compra convergent no falten mai els bolquers, de fa uns anys ençà- per considerar-ho un càstig, i no qualsevol càstig, sinó càstig polític.
- Seguretat? Vinguin a la caixa número 4, per favor. Hi ha un senyor amb gorra de capità de vaixell que es nega a pagar la compra, i a més pretén sostreure de la caixa el 3% de l'import total. Assegura que sempre s'ha fet així i que té pressa, que salpa cap a Ítaca. Sembla perillós.
Presidentmàs té a partir d'ara l'opció de viure en un caixer, la de demanar un euro a cada català com va fer Lola Flores fa anys, o la de muntar una caixa de resistència. Jo recomano aquesta darrera solució. Abans les estafes es feien pel mètode de la Piràmide, ja saben, cadascú havia d'enredar cinc incauts, i així successivament. Això ja està superat. Es va superar quan algú de l'ANC va descobrir el que passa per ser la millor aportació de Catalunya a la humanitat: la caixa de resistència, també anomenada «per què perdre el temps embarcant-nos en llargues piràmides, si podem estafar-los a tots d'una tacada». Seguim.