Cirujano de hierro
Será en Octubre
El punto de droja donde se vendía cannabis de diferentes variedades se hacía pasar por un club de fumadores
Como los quioscos en los que venden chucherías y bolsas de patatas pero con cannabis en sus diferentes variedades. Una pizarra mostraba la extensa oferta de una narcotienda ubicada en un bajo del distrito madrileño de Ciudad Lineal, cerca de un colegio y de parques infantiles. Cada producto de un tonalidad. En una operación conjunta de la policía nacional y la municipal han desmantelado este punto de venta de droja que se hacía pasar por club de fumadores. En apenas cinco días, los agentes contabilizaron a 400 clientes, tanto mayores como menores de edad, del ilícito negocio y a varios de ellos les intervinieron hachís y marihuana.
Todo comenzó hace dos meses, cuando varios vecinos dieron la voz de alarma de que en ese bajo se vendía droja. Muchos de los clientes habituales se ponían a consumirla nada más salir o permanecían en los alrededores mientras fumaban sus canutos, porque no hacían un gran esfuerzo por ocultarse, tal vez, creyendo que los agentes no podrían acceder a una propiedad privada. Muchas veces en las puertas de un centro escolar cercano o en los parques de la zona. Pero las pesquisas y las vigilancias dieron fruto, y los policías consiguieron reunir las pruebas suficientes para que la justicia permitiera atravesar esa puerta.
Al acceder, el pasado 12 de enero, los agentes descubrieron un auténtico antro, con droja almacenada en un secreter de madera, objetos disponibles para la compra en una vitrina de cristal y varias cajas apiladas en distintas estancias. Los policías detuvieron a las seis personas que gestionaban el negocio, cada una con su papel: el vigilante, el que manipulaba la droja, el que la vendía... Había hasta un puesto de recepción. También requisaron una báscula de precisión, una caja con dinero donde se recogía la recaudación, una caja de seguridad con una importante cantidad de marihuana y hachís en su interior... Hasta ocho kilos de estupefacientes.
En las reuniones que en los últimos meses han mantenido las asociaciones ciudadanas con la delegada de Gobierno, Mercedes González, y el jefe superior de Policía, Manuel Soto, los vecinos de Ciudad Lineal destacaron el problema de los narcopisos, pero trasladaron sus temores a posibles represalias si denunciaban. Soto les tranquilizó y les animó a denunciar, algo que ha sucedido en este caso que ha acabado con el desmantelamiento.
A los detenidos, cuatro hombres y dos mujeres, se les imputan delitos de responsables de un delito contra la salud pública, asociación ilícita y pertenencia a organización criminal.
Desmantelada una narcotienda al lado de un colegio de Madrid que atendió a 400 clientes en cinco días
Como los quioscos en los que venden chucherías y bolsas de patatas pero con cannabis en sus diferentes variedades. Una pizarra mostraba la extensa oferta de una narcotienda ubicada en un bajo del distrito madrileño de Ciudad Lineal, cerca de un colegio y de parques infantiles. Cada producto de un tonalidad. En una operación conjunta de la policía nacional y la municipal han desmantelado este punto de venta de droja que se hacía pasar por club de fumadores. En apenas cinco días, los agentes contabilizaron a 400 clientes, tanto mayores como menores de edad, del ilícito negocio y a varios de ellos les intervinieron hachís y marihuana.
Todo comenzó hace dos meses, cuando varios vecinos dieron la voz de alarma de que en ese bajo se vendía droja. Muchos de los clientes habituales se ponían a consumirla nada más salir o permanecían en los alrededores mientras fumaban sus canutos, porque no hacían un gran esfuerzo por ocultarse, tal vez, creyendo que los agentes no podrían acceder a una propiedad privada. Muchas veces en las puertas de un centro escolar cercano o en los parques de la zona. Pero las pesquisas y las vigilancias dieron fruto, y los policías consiguieron reunir las pruebas suficientes para que la justicia permitiera atravesar esa puerta.
Al acceder, el pasado 12 de enero, los agentes descubrieron un auténtico antro, con droja almacenada en un secreter de madera, objetos disponibles para la compra en una vitrina de cristal y varias cajas apiladas en distintas estancias. Los policías detuvieron a las seis personas que gestionaban el negocio, cada una con su papel: el vigilante, el que manipulaba la droja, el que la vendía... Había hasta un puesto de recepción. También requisaron una báscula de precisión, una caja con dinero donde se recogía la recaudación, una caja de seguridad con una importante cantidad de marihuana y hachís en su interior... Hasta ocho kilos de estupefacientes.
En las reuniones que en los últimos meses han mantenido las asociaciones ciudadanas con la delegada de Gobierno, Mercedes González, y el jefe superior de Policía, Manuel Soto, los vecinos de Ciudad Lineal destacaron el problema de los narcopisos, pero trasladaron sus temores a posibles represalias si denunciaban. Soto les tranquilizó y les animó a denunciar, algo que ha sucedido en este caso que ha acabado con el desmantelamiento.
A los detenidos, cuatro hombres y dos mujeres, se les imputan delitos de responsables de un delito contra la salud pública, asociación ilícita y pertenencia a organización criminal.
Desmantelada una narcotienda al lado de un colegio de Madrid que atendió a 400 clientes en cinco días
