Oligofrenico
Madmaxista
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Como ya habréis visto en un mensaje anteriormente escrito, he recordado a una mujer antigua conocida, de origen vasco llamada ache. Obviamente debido a su origen su nombre es más complicado. Pero me referiré a ella como 'ache', que suena más cariñoso.
Es memorable esta moza porque me pone mucho. Excitaba mis sentidos y mi instinto copulador hasta el punto de creer que me había enamorado.
Sólo de recordarlo para compartirlo con vosotros ya me entran ganas de tocarme.
Y lo más extraño es que a simple vista esta chica parece normal. Una vasca más del montón.
antiestética, si me apuras.
Normalucha de cara, tenía voz de rata y ojo ciego casi de carpeta.
Pero su nariz era chata, como de cerdita, que siempre han excitado y excitaran nuestros penes. Porque subliminalmente nos inducen que son desvergonzadas y se atreverán a complacernos con guarradas (que siempre dan más gustito).
La voz de gallo exalta su juventud chortinita, lo que simboliza virginidad y una vagina más suave y estrechita.
Y su ojo ciego plano... se le perdona por sus milagrosas piernas, un remate digno.
Como ya os conté la conocí trabajando en un hotel de cosa.
Nuestro encuentro fué breve y distante. Yo fregaba platos como un pringao y ella pasaba cerca de mí hacia una puerta. Me miró un poco y desapareció por la puerta. Noté que le hacía un poco de tilín. Ella me hizo mucho tolon.
Había oido hablar de ella por su amiga maite, de nombre también complicao y que abrevio. Y me había dicho que estaba de vacaciones cuando yo llegué a esa cosa de hotel. (Por cierto, fui ahí con la agencia anglojet, un timo)
Maite trabajaba también de camarera-limpiadora-pringada, y era guapita de cara. Me gustaba pero tenía un toque de falsedad contundente. Molesto.
Así que la que acaparaba mis pensamientos copuladores era ache.
Poco después de encontrarnos por primera vez, ache tuvo que enseñarme cómo usar la cosa-máquina de la lavandería-que por cierto usábamos metiendo dinero- de ese hotel-timo de cosa.
Era una cámara estrecha y angosta tipo zulo, lo que me permitió arrimarme a mi ache. Mientras poníamos la ropa, o el jabón- o las pilinguis monedas - mis manos rozaban las suyas, sintiendo placer en mi puntita inmediatamente, pues eran sus manos muy suaves y placenteras.
Ella, que estaba ruborizada debido al tilín que yo le hacía, adquiría un tono borde-española y el eco del zulo hacia sonar su voz de rata como más de rata. Un poco molesto.
Siempre es molesto que la chica que te gusta se te ponga borde. Pero aún así fui rápido a eyacular nada más irse ella, como natural alivio a la tensión sensual. Grité su nombre.
El paso cotidiano en el hotel era tenso y desagradable. Era vivir en un fraude contínuo. Debía de ser una de ésas empresas zombi que ya lo tiene todo perdido y el banco la sostiene para no irse a la cosa también.
Sólo trabajaban fracasados e inútiles.
Mi mejor pasatiempo era, en la casi nula intimidad, pajearme pensando en ache.
Cuando pensaba en ella la rigidez* era inmediata, y llegaba muy pronto a la eyaculación y era más prolongada y placentera. Recuerdo que lo ponía todo perdido de leche. Me costaba pero lo limpiaba, con una bayeta.
Ache tenía novio. El jefe.
Todos le odiaban y despreciaban. Siempre por temas de trabajo.
La verdad es que era un tipo totalmente neutral. Sin emociones ni opinión, como un robot.
Era el supervisor y su jefa, la de todos, era una subida de peso antiestética odiosa.
Mi enquina consistía en que se amaba a ache.
La fauna de aquel sitio era como ya me habíais advertido muchos de vosotros, gente de Europa del este, pobre, que se les importa como producto de explotación.
Checos y eslovacos casi todos, eran los amos entre los currantes. Los españoles éramos de segunda.
Por éso tanto maite como ache se emparejaron rápidamente nada más llegar, mucho antes de que yo fuese ahí. Lógicamente es algo que deduzco.
Si se echaban un novio privilegiado tendrían una estancia más cómoda.
Y ache eligió al jefe.
Los checos despreciaban a los eslovacos.
Siempre que se reunían con toneladas de cerveza aprovechaban para despreciar Eslovaquia, los eslovacos y al jefe. Sobre todo al jefe, el novio de mi chica. Además de jefe era eslovaco. Y además tipo rudo y sin muchas luces.
Era guapo, eso sí. Aunque pronto empecé a sospechar que no le gustaban las mujeres. Entonces, si además se descubría que era homo, estaría estropeado de verdad. Por éso estaba con ache. - o éso quiero pensar -.
Un día, después de hacer como que trabajábamos, me llamaron para hablar con el jefe. Ache hacía de traductora al primitivo y erróneo inglés de su acaparador.
Me dijeron que tenía que trabajar mejor, sino me echarían de aquel trabajo por el cual había pagado 900€!!! cuando sólo llevaba 2 semanas (aunque el trabajo era caótico y éso da igual). Es lo que pasa cuando te timan - anglojet-.
Ache se erigía frente a mí, chatita, fresca, sexi...
El disgusto no me dejaba sentir apetencia hacia ache en ése momento. Me enfureci y preocupé.
Hay que jorobarse cómo es el timo.
Yo venía de ver y aguantar muchos timos en España, que es país de timadores e me gusta la fruta, pero en éste nuevo país me esperaba algo distinto. Error.
Pero aún el contrato lo firmé en una calle madrileña. Local de anglojet, la agencia que me timó.
El timo siempre, siempre tiene sus rasgos y señales. Las caras de los timadores(También del timado).
Sus gestos siempre son iguales. Cambia acaso la intensidad, en función de su impunidad.
Ache es fruta. Quiero decir que es española. Esto la convierte en fruta. Al menos con un comportamiento propio de una.
Y ella sonreía mientras me decía que me iban a echar. Sonreía de forma despreciativa y muy sumisa con la jefa.
Su sonrisa es sensual y acentúa su naricilla y carita de juca.
Pero aún no la había visto puesta de noche, arreglada para salir y gustar cuando su chico no estaba.
La primera vez que salió con nosotros, el grupo de pringados checo-eslovacos-polacos (imaginaos qué panda) traía pintura y pelo suelto rizado. No sólo estaba sexi, sino también guapa.
Ahí me sentí muy celoso del macho cabrío del jefe. Aunque seguramente él estuviera amandose a la subida de peso en ése momento, como decia la panda de checos a espaldas de ache.
Otra noche hubo fiestaca padre. Celebrabamos alguna cosa del hotel para fortalecer lazos compañeriles o alguna estupidez humillante así.
Vino esta vez la pareja de ache. Todos íbamos lo más guapos posible, pero ache estaba increíble. Me provocó rigidez*. Bueno, éso siempre. Pero esta vez, es que rompía.
Llegado un momento de la noche, en un pub-discoteca de cosa del pueblo de cosa en el que estábamos, después de los saludos y alagos falsos y mezquinos de rigor, al jefe le da por mostrarnos un tatuaje que se había hecho con el emblema de la empresa, el iluso, orgullosisimo.
Le daba aspecto de esclavo-pertenencia del hotel y de la subida de peso jefa.
Entonces, aprovechando que el jefe hablaba con otras esclavitas eslovacas, casi con desprecio hacia él, ache salta a la pista de baile junto con maite y el chico disabled retard que le quita taxes a la empresa, y yo las sigo.
A ritmo de regueton macarra ache menea su cuerpo sensual en plan juca delante de mí. Fiuuuuu...
Qué buena está ache.
Unas horas antes, al encontrarnos los diferentes grupitos de colegas falsos mezquinos, ache me vislumbro entre el gentío de un pub de cosa del pueblo de cosa, e inmediatamente apartó su mirada. Entonces durante un rato sus ojos se tornarian ausentes y nerviosos.
Yo fantaseo con que se había enamorado de mí. Pero en realidad parece mas creíble la teoría de que el jefe le habría dicho que a mí pensaban largarme desde el principio.
Quizá éso le afectaba al verse cómplice de alguna manera por no decírmelo.
Pero yo sigo queriendo creer que me amaba y que deseaba hacerme el amor.
Reconozco que ese carácter de juca-fruta siempre me ha dado cierto morbo. Al menos en ache.
Una chortinita pilinguilla y prepotente, antipática y descaradamente hipergama, que siente atracción por lo chulesco matón, que exhibe su lado más puñetero y poligonero en vez de ocultarlo con vergüenza.
Se ríe del débil sin miramiento, adula el abuso y la brutalidad. Impone su jovenlandesalidad en forma de lo que le apetezca y punto...
Todo éso evidencia un salvajismo, un primitivismo que nos llega directamente al miembro viril en forma de placer. Nos llena de deseo hacia la hembra. Incita nuestra puntita a eyacular...
Es memorable esta moza porque me pone mucho. Excitaba mis sentidos y mi instinto copulador hasta el punto de creer que me había enamorado.
Sólo de recordarlo para compartirlo con vosotros ya me entran ganas de tocarme.
Y lo más extraño es que a simple vista esta chica parece normal. Una vasca más del montón.
antiestética, si me apuras.
Normalucha de cara, tenía voz de rata y ojo ciego casi de carpeta.
Pero su nariz era chata, como de cerdita, que siempre han excitado y excitaran nuestros penes. Porque subliminalmente nos inducen que son desvergonzadas y se atreverán a complacernos con guarradas (que siempre dan más gustito).
La voz de gallo exalta su juventud chortinita, lo que simboliza virginidad y una vagina más suave y estrechita.
Y su ojo ciego plano... se le perdona por sus milagrosas piernas, un remate digno.
Como ya os conté la conocí trabajando en un hotel de cosa.
Nuestro encuentro fué breve y distante. Yo fregaba platos como un pringao y ella pasaba cerca de mí hacia una puerta. Me miró un poco y desapareció por la puerta. Noté que le hacía un poco de tilín. Ella me hizo mucho tolon.
Había oido hablar de ella por su amiga maite, de nombre también complicao y que abrevio. Y me había dicho que estaba de vacaciones cuando yo llegué a esa cosa de hotel. (Por cierto, fui ahí con la agencia anglojet, un timo)
Maite trabajaba también de camarera-limpiadora-pringada, y era guapita de cara. Me gustaba pero tenía un toque de falsedad contundente. Molesto.
Así que la que acaparaba mis pensamientos copuladores era ache.
Poco después de encontrarnos por primera vez, ache tuvo que enseñarme cómo usar la cosa-máquina de la lavandería-que por cierto usábamos metiendo dinero- de ese hotel-timo de cosa.
Era una cámara estrecha y angosta tipo zulo, lo que me permitió arrimarme a mi ache. Mientras poníamos la ropa, o el jabón- o las pilinguis monedas - mis manos rozaban las suyas, sintiendo placer en mi puntita inmediatamente, pues eran sus manos muy suaves y placenteras.
Ella, que estaba ruborizada debido al tilín que yo le hacía, adquiría un tono borde-española y el eco del zulo hacia sonar su voz de rata como más de rata. Un poco molesto.
Siempre es molesto que la chica que te gusta se te ponga borde. Pero aún así fui rápido a eyacular nada más irse ella, como natural alivio a la tensión sensual. Grité su nombre.
El paso cotidiano en el hotel era tenso y desagradable. Era vivir en un fraude contínuo. Debía de ser una de ésas empresas zombi que ya lo tiene todo perdido y el banco la sostiene para no irse a la cosa también.
Sólo trabajaban fracasados e inútiles.
Mi mejor pasatiempo era, en la casi nula intimidad, pajearme pensando en ache.
Cuando pensaba en ella la rigidez* era inmediata, y llegaba muy pronto a la eyaculación y era más prolongada y placentera. Recuerdo que lo ponía todo perdido de leche. Me costaba pero lo limpiaba, con una bayeta.
Ache tenía novio. El jefe.
Todos le odiaban y despreciaban. Siempre por temas de trabajo.
La verdad es que era un tipo totalmente neutral. Sin emociones ni opinión, como un robot.
Era el supervisor y su jefa, la de todos, era una subida de peso antiestética odiosa.
Mi enquina consistía en que se amaba a ache.
La fauna de aquel sitio era como ya me habíais advertido muchos de vosotros, gente de Europa del este, pobre, que se les importa como producto de explotación.
Checos y eslovacos casi todos, eran los amos entre los currantes. Los españoles éramos de segunda.
Por éso tanto maite como ache se emparejaron rápidamente nada más llegar, mucho antes de que yo fuese ahí. Lógicamente es algo que deduzco.
Si se echaban un novio privilegiado tendrían una estancia más cómoda.
Y ache eligió al jefe.
Los checos despreciaban a los eslovacos.
Siempre que se reunían con toneladas de cerveza aprovechaban para despreciar Eslovaquia, los eslovacos y al jefe. Sobre todo al jefe, el novio de mi chica. Además de jefe era eslovaco. Y además tipo rudo y sin muchas luces.
Era guapo, eso sí. Aunque pronto empecé a sospechar que no le gustaban las mujeres. Entonces, si además se descubría que era homo, estaría estropeado de verdad. Por éso estaba con ache. - o éso quiero pensar -.
Un día, después de hacer como que trabajábamos, me llamaron para hablar con el jefe. Ache hacía de traductora al primitivo y erróneo inglés de su acaparador.
Me dijeron que tenía que trabajar mejor, sino me echarían de aquel trabajo por el cual había pagado 900€!!! cuando sólo llevaba 2 semanas (aunque el trabajo era caótico y éso da igual). Es lo que pasa cuando te timan - anglojet-.
Ache se erigía frente a mí, chatita, fresca, sexi...
El disgusto no me dejaba sentir apetencia hacia ache en ése momento. Me enfureci y preocupé.
Hay que jorobarse cómo es el timo.
Yo venía de ver y aguantar muchos timos en España, que es país de timadores e me gusta la fruta, pero en éste nuevo país me esperaba algo distinto. Error.
Pero aún el contrato lo firmé en una calle madrileña. Local de anglojet, la agencia que me timó.
El timo siempre, siempre tiene sus rasgos y señales. Las caras de los timadores(También del timado).
Sus gestos siempre son iguales. Cambia acaso la intensidad, en función de su impunidad.
Ache es fruta. Quiero decir que es española. Esto la convierte en fruta. Al menos con un comportamiento propio de una.
Y ella sonreía mientras me decía que me iban a echar. Sonreía de forma despreciativa y muy sumisa con la jefa.
Su sonrisa es sensual y acentúa su naricilla y carita de juca.
Pero aún no la había visto puesta de noche, arreglada para salir y gustar cuando su chico no estaba.
La primera vez que salió con nosotros, el grupo de pringados checo-eslovacos-polacos (imaginaos qué panda) traía pintura y pelo suelto rizado. No sólo estaba sexi, sino también guapa.
Ahí me sentí muy celoso del macho cabrío del jefe. Aunque seguramente él estuviera amandose a la subida de peso en ése momento, como decia la panda de checos a espaldas de ache.
Otra noche hubo fiestaca padre. Celebrabamos alguna cosa del hotel para fortalecer lazos compañeriles o alguna estupidez humillante así.
Vino esta vez la pareja de ache. Todos íbamos lo más guapos posible, pero ache estaba increíble. Me provocó rigidez*. Bueno, éso siempre. Pero esta vez, es que rompía.
Llegado un momento de la noche, en un pub-discoteca de cosa del pueblo de cosa en el que estábamos, después de los saludos y alagos falsos y mezquinos de rigor, al jefe le da por mostrarnos un tatuaje que se había hecho con el emblema de la empresa, el iluso, orgullosisimo.
Le daba aspecto de esclavo-pertenencia del hotel y de la subida de peso jefa.
Entonces, aprovechando que el jefe hablaba con otras esclavitas eslovacas, casi con desprecio hacia él, ache salta a la pista de baile junto con maite y el chico disabled retard que le quita taxes a la empresa, y yo las sigo.
A ritmo de regueton macarra ache menea su cuerpo sensual en plan juca delante de mí. Fiuuuuu...
Qué buena está ache.
Unas horas antes, al encontrarnos los diferentes grupitos de colegas falsos mezquinos, ache me vislumbro entre el gentío de un pub de cosa del pueblo de cosa, e inmediatamente apartó su mirada. Entonces durante un rato sus ojos se tornarian ausentes y nerviosos.
Yo fantaseo con que se había enamorado de mí. Pero en realidad parece mas creíble la teoría de que el jefe le habría dicho que a mí pensaban largarme desde el principio.
Quizá éso le afectaba al verse cómplice de alguna manera por no decírmelo.
Pero yo sigo queriendo creer que me amaba y que deseaba hacerme el amor.
Reconozco que ese carácter de juca-fruta siempre me ha dado cierto morbo. Al menos en ache.
Una chortinita pilinguilla y prepotente, antipática y descaradamente hipergama, que siente atracción por lo chulesco matón, que exhibe su lado más puñetero y poligonero en vez de ocultarlo con vergüenza.
Se ríe del débil sin miramiento, adula el abuso y la brutalidad. Impone su jovenlandesalidad en forma de lo que le apetezca y punto...
Todo éso evidencia un salvajismo, un primitivismo que nos llega directamente al miembro viril en forma de placer. Nos llena de deseo hacia la hembra. Incita nuestra puntita a eyacular...