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Un ‘fiel anónimo’ decapitó una estatua que representaba del modo más crudo a la Virgen María durante el parto en la Catedral de Linz. “Frente a esta caricatura abominable y blasfema, era necesaria una acción urgente y decisiva», confiesa el perpetrador en un mensaje en Telegram.
Desde el pasado viernes hasta el ataque reciente podía verse en la Catedral de Linz, en Austria, una estatua de la Virgen dando a luz sentada sobre una roca. La representación difícilmente podía resultar más cruda y, para muchos, cuestionable si no abiertamente blasfema.
La artista Esther Strauss explica en un ***eto a la entrada de la capilla que Nuestra Señora es la mujer más pintada del mundo, pero el momento de su nacimiento no se encuentra en ninguna pintura o escultura, alega que «en el cristianismo, las diosas madres de la antigüedad se tras*formaron en diosas progenitora asexuales» y confiesa que su objetivo es luchar contra esas natividades que «durante tanto tiempo ha estado dominada por las fantasías y los intereses de los hombres». La diócesis consideraba la obra, oficialmente, como “muy poética”.
No lo veían así los fieles, uno de los cuales decapitó de forma anónima la estatua, una acción que explicó posteriormente a través del servicio de mensajería online Telegram. Allí asegura que no pretende contradecir lo que hace el obispo Manfred Scheuer de Linz, sino “evitar cualquier difamación contra Dios y su Santísima progenitora».
Como su progenitora lo protege todos los días, él quería estar ahí para ella. El presunto «católico» explica por qué actuó en lugar de buscar el diálogo: «Lamentablemente, la diócesis de Linz ignora los correos electrónicos, las llamadas telefónicas se interrumpen bruscamente y no hay salida para las críticas». Además, “frente a esta caricatura abominable y blasfema, era necesaria una acción urgente y decisiva».
Al principio, el ‘católico’ quiso cortar el busto de la estatua. Pero se dio cuenta de que sería demasiado ruidoso y llevaría demasiado tiempo. Así que cambió de plan en el acto y optó por la cabeza: «Sin la cabeza y la aureola, no habría duda de que se trataba de una caricatura de la Virgen María».