De piloto a repartidor: encuentro con los nuevos desempleados de la aviación civil

Honkytonk Man

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Cuando Patrick Pawelczak pilotó un avión totalmente vacío de Dinamarca a Antalya, Turquía, el 15 de marzo — un vuelo que generalmente está lleno de turistas — no pensó que se trataría de un punto de inflexión en su carrera.

Esa misma tarde, Go2Sky, para quien trabajaba, informó a la tripulación de que los aviones iban a dejar de volar debido a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.


Cuando empezó a trabajar para la compañía eslovaca como copiloto en 2018, Pawelczak, de origen polaco, optó por un contrato de autónomo.


Como residente en Barcelona, quería pagar impuestos en España para poder pedir un préstamo y comprarse un apartamento. Cuando la aerolínea cerró en verano, los primeros en ser despedidos fueron los autónomos.

"Nos encontramos en un momento en el que empezamos a contar el dinero y nos dimos cuenta de que nos faltaba", explica Pawelczak, con 33 años de edad y padre de dos niños.

Habían invertido la mayoría de sus ahorros en el apartamento — todavía en construcción — que habían comprado unos meses antes de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo y con el que se habían comprometido a pagar una hipoteca.




También tenían que costear un alquiler por el apartamento en el que vivían y afrontar un pago adicional por las clases que Pawelczak recibió para convertirse en piloto.

Pawelczak siempre había pensado que su licencia de instructor de vuelo le ayudaría con cualquier situación incierta en el futuro.

"Si algo va mal con la aviación, siempre puedo dedicarme a la enseñanza como instructor de vuelo. Hasta el año pasado, era un buen plan: tienes un trabajo de ensueño e incluso un plan B", se lamenta Pawelczak.

Sin embargo, todos sus intentos por encontrar trabajo en las escuelas de aviación en España o para aerolíneas dedicadas al tras*porte de carga — uno de los pocos tipos de vuelos que siguen funcionando — fueron en vano.

"Estaba buscando trabajo como jardinero, mecánico, profesor de inglés, jefe de ventas, limpiador, estaba buscando por todas partes", explica.

Un día encontró la posibilidad de trabajar como repartidor de Amazon. Sin embargo, la compañía limita este tipo de contratos a un máximo de 15 horas por semana, a un precio de 14€ la hora.

Después de pagar impuestos y combustible, Pawelczak afirma que su beneficio es de unos 5€.

También hizo turnos nocturnos como mecánico para una empresa de dulces a 80 kilómetros de Barcelona, mientras trabajaba para Amazon durante el día. Cuando se le acabó el trabajo, un amigo le pidió que se uniera a tiempo parcial como albañil.

A día de hoy hace de todo: desde construir paredes, pintar, o llevar a cabo instalaciones de agua, electricidad y aire acondicionado. Siguió repartiendo pedidos, pero al final el trabajo se acabó agotando por toda gente en paro que se iba sumando.

Siete años para convertirse en piloto
Pawelczak decidió convertirse en piloto después de empezar a trabajar como azafato para Ryanair. Estuve casi cinco años formándose y luego tardó otros dos años en encontrar un trabajo.

Con una carrera en Dirección de Empresas y experiencia profesional como director financiero y jefe de proyectos, Pawelczak confiesa que ser piloto es ahora una desventaja a la hora de encontrar trabajo.

"No queremos comprometernos con alguien que volverá a ejercer como piloto cuando se le presente la ocasión", escucha decir en las entrevistas de trabajo.

Su currículum tampoco llama mucho la atención.

"Tengo una aplicación que te da actualizaciones en vivo: 'esta compañía acaba de ver tu CV'. Y ocho segundos después: 'la compañía ha rechazado tu solicitud'. ¿Qué puedes leer en ocho segundos?", se pregunta Pawelczak.

"La gente en LinkedIn me dice: 'Qué bien que hayas dejado a un lado tu ego y que estés motivado'. Y yo les digo: '¿de qué ego me estás hablando?'", comenta Pawelczak.

"Cuando miras a tus hijos a los ojos no les puedes decir: 'cariño, hoy no se come, que tu padre es piloto y no va a trabajar de nada más'".

Alrededor de 18.000 pilotos en Europa han perdido su trabajo
"Devastación: esta es la única palabra para describir el impacto de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo en los puestos de trabajo de los pilotos en Europa", dice Otjan de Bruijn, presidente de la Asociación Europea de Pilotos (ECA).

"Hemos visto crisis antes – la crisis económica de 2008, el 11 de septiembre... Estamos acostumbrados a la naturaleza 'volátil' de la industria. Pero la esa época en el 2020 de la que yo le hablo de la el bichito-19 ha afectado de manera triste, repentina y muy profunda al empleo de los pilotos europeos", se lamenta.

Alrededor de 18.000 puestos de piloto han desaparecido o están a punto de desaparecer, de un total de 65.000, según estimaciones de la ECA.

Sin embargo, de Bruijn explica que el número exacto puede diferir ligeramente, porque muchas aerolíneas no hacen públicas las cifras reales y es complicado saber el número real de pilotos autónomos que están perdiendo su trabajo.

Según cálculos de la ECA, uno de cada cinco pilotos europeos trabajaban bajo un contrato atípico antes de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.

Hay muchos otros pilotos europeos expatriados que han vuelto de Asia y del Medio Oriente por la crisis y que han de ser tenidos en cuenta para apoyarlos, explica de Bruijn.

"La aviación es un sector en el que el desempleo tiende a durar más que en otros ámbitos, porque se trata de una industria a la que le cuesta más recuperarse", explica.

Tanja Harter, director de asuntos técnicos para la ECA advierte de la presión a la que están sometidos aquellos que todavía mantienen su trabajo.

"Creo que el objetivo general a largo plazo es recortar salarios en un 20%, a la vez que se incrementan las horas de trabajo y se debilitan los convenios colectivos de trabajo", explica.

Joe Townshend (33) fue uno de los capitanes más jóvenes de Thomas Cook y trabajó para la compañía inglesa durante 11 años. Perdió su trabajo cuando la empresa, con 178 años de historia, colapsó a finales de 2019. En enero de 2020 lo contrataron como piloto en Titan Airways. 3 meses después lo volvieron a despedir por la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.




"¿Cómo me puede volver a estar pasando esto otra vez? Después de todo lo que ha pasado en Thomas Cook no puedo volver a estar perdiendo mi trabajo tan rápido", recuerda pensar.

Townshend empezó a trabajar como repartidor para un supermercado online.

Con dos hijos, con cuatro y un años de edad, Townshend cumplía con las condiciones para recibir las ayudas estatales ofrecidas por el Reino Unido.

Después de pasar años pensando en la posibilidad de abrir un negocio, montó su propia torrefactor de café – Altitude Coffee London – a principios de año, nueve meses después de preparaciones. Ahora es él quien prepara el café, con un pequeño equipo de empleados.



Townshend siempre soñó con ser piloto y cuando era adolescente trabajó un aeródromo de la localidad lavando y repostando aeroplanos.

"La aviación siempre será mi principal pasión en la vida y me encantaría tener la oportunidad de volar otra vez", explica Townshend, quien también quiere continuar con su negocio de café.

Sin embargo, volver al trabajo no será algo inmediato para los pilotos.

"Se necesitará entrenamiento adicional y de diferentes niveles, según el tiempo que han estado lo pilotos sin volar", comenta Harter.

De Bruijn cree que los que tienen planes de licencia o acuerdos de tiempo parcial todavía podrían tener un salvavidas para un trabajo de vuelo, mientras que los despedidos enfrentan "perspectivas sombrías".

"Se enfrentan a un largo período de desempleo con un alto costo personal para mantener válidas sus licencias médicas y de piloto. Muchos simplemente no podrán permitírselo sin el apoyo específico de los gobiernos. Esos pilotos corren un alto riesgo de no tener trabajo en el futuro", explica.

"Sin un apoyo específico a largo plazo para los trabajadores de la aviación, Europa corre el riesgo de sufrir una gran pérdida de trabajadores altamente cualificados al final de esta crisis".

Maxim De Leeuw, de 22 años, de Gante, Bélgica, cumplió su sueño de la infancia de ser piloto cuando consiguió un trabajo en la aerolínea holandesa Corendon, operando vuelos vacacionales, en diciembre de 2019. Consiguió el trabajo después de más de dos años de formación práctica y teórica, en Bélgica y Arizona, EE. UU.

Comenzó a volar en marzo de 2020, tras completar una nueva capacitación con su empresa para el tipo de avión en el que tenía que pilotar.

Un mes después, su contrato terminó debido a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo.

De Leeuw volvió a su trabajo anterior como vendedor en una tienda de muebles.



"Aunque ahora me gustaría comenzar un negocio paralelo [como consultor de publicidad y editor de video], mi enfoque principal siempre será volar, es realmente una pasión", explica De Leeuw.

Para convertirse en piloto comercial, "la formación inicial lleva unos dos años y alrededor de 120.000€ sin ninguna garantía de conseguir un empleo, incluso cuando los tiempos eran buenos y la industria estaba en auge", asegura Harter de ECA.

Harter, piloto, dice que "la profesión ha perdido mucho de su atractivo incluso antes de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo".

Dice que, en promedio, un piloto tras*porta de 800 a 1.000 pasajeros por día, con a menudo 12 horas de vuelo o más a largo plazo.

Miles de trabajadores de la industria de la aviación atrapados en el suelo
No son solo los pilotos afectados por la situación del el bichito-19. A nivel mundial, alrededor de 400.000 trabajadores de aerolíneas han sido despedidos o se les ha dicho que pueden perder sus trabajos debido a la esa época en el 2020 de la que yo le hablo, calcula Bloomberg.

La Asociación de tras*porte Aéreo Internacional (IATA) advierte que unos 1,3 millones de puestos de trabajo en aerolíneas están en riesgo, a menos que los gobiernos actúen con rapidez. Esto pondría en peligro 3,5 millones de puestos de trabajo adicionales en el sector de la aviación junto con un total de 46 millones de personas en la economía en general cuyos puestos de trabajo son respaldados por la aviación.

Naila Hosni, una francesa de 30 años, trabajó durante dos años como azafata para Emirates, antes de que terminara su trabajo en junio de 2020.

Desde marzo ha tenido dos vuelos, en comparación con la situación anterior, donde trabajaba en alrededor de seis vuelos al mes, un total de 90 horas de vuelo.



Tras una entrevista de trabajo como camarera en los Emiratos Árabes Unidos, con un salario bajo, decidió volver a Francia.

"Me sentí triste, porque es un estilo de vida, no es como un trabajo normal en el que solo cambias de oficina", dice Hosni.

Desde principios de este año, ha estado trabajando como camarera para Starbucks en Suiza, a varios kilómetros de su casa en Francia.

Marine, de 34 años, también de Francia, trabajó durante más de seis años como azafata para una empresa del Medio Oriente. Terminó su contrato en diciembre de 2020, sin posibilidad de prórroga.

Fue justo antes de sus exámenes universitarios para convertirse en abogada cuando vio un anuncio de auxiliares de vuelo y decidió ir a por ello para viajar por el mundo.

Marine ahora está dudando entre encontrar un puesto de azafata o volver al campo de la abogacía, aunque lo encuentra "un poco aburrido". Espera poder volar algún día.

"Es un trabajo muy agotador y un estilo de vida no muy estable, pero echo de menos volar", dice.

Eurocontrol no espera que el número de vuelos en el espacio aéreo europeo vuelva a los niveles de 2019 hasta 2026, según su última estimación. En el escenario más optimista, con el próximo plan de banderillas para verano de 2021, la cantidad de vuelos podría volver a la normalidad para 2024.

"Es un gran cambio estar todo el tiempo en tierra, es extraño", dice Marine.


De piloto a repartidor: encuentro con los desempleados de la aviación
 
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