De la mañana que Bienzobas mató a Tomás y Valiente

Clavisto

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10 Sep 2013
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La mañana que mataron a Tomás y Valiente yo estaba en Madrid.

Me había apuntado a un curso sobre cine en la UNED, ("¿es que AHORA vas a ser director de cine?" me dijo un tío mío mirándome de aquella manera), y era mi primer encuentro con el profesor que se suponía iba a dirigir mi trabajo.

Llegué en tren, pillé un autobús que iba prácticamente vacío y ahí fue donde escuché por la radio la noticia: "Acaban de asesinar a Tomás y Valiente en la Universidad...". Bueno, una pena, en fin, yo no sabía quien shishi era ése tío, otro más para el zurrón etarra, qué le vamos a hacer, yo voy a hablar de mi libro y tal...

Estaba un poco nervioso, así que me hice un canuto y me lo fumé antes de pasar a la entrevista; goma buena, de primera...me relajé.

Había muy poca gente; la verdad, yo qué sé, me esperaba un maremagnum de personal para arriba y abajo, pero no, mejor...pasé al despacho de ése tío:

- "Hola...buenos días"
- "Hola..."
- "Soy Kufistóteles..."
- "Ah, sí...pasa, pasa..."

El notas era un tipo cuarentón, con gafas, delgado, medio alopécico, feo, sentado en una mesa inundada de papeles, con un ordenador y tal, lo típico. Empezamos la charla, quiero hacer un trabajo sobre Kubrick y eso...el tío me miraba como diciendo: "otro pimpollo abducido por La Naranja Mecánica...", me preguntaba alguna cosa, miraba al ordenador, se callaba, me callaba, mi "globo" aumentando, estaba empezando a emparanoiarme, "bajada" al canto y tal, "éste tío no me hace ni puñetero caso"...así que lo solté:

- "Acaban de decir por la radio que han asesinado a Tomás y Valiente, los etarras..."

El tío se descompuso.

- "¿Cómo?"

Para qué quería más...no sé si sería su padre, o su tío, o un familiar suyo, o un colega, pero lo cierto es que empezó a llamar por teléfono para confirmarlo, nervioso, voceando, histérico...Y yo ahí, mirándolo, "puesto".

Después de unos minutos en los que llegué a pensar que me había evaporado, el tío reparó en mí, mirándome como a un marciano.

- "Ah sí...todavía estás aquí (¿dónde querías que me fuera, cacho cabrón?)...bueno ve abajo a la biblioteca y que te den estos libros...te los estudias y vuelves dentro de un mes. Adiós"

Y se dió la vuelta para seguir colgado del teléfono.

Pillé el papel, me levanté y me fuí, alucinado. "¿Pero quién huevones era ese tío?" me preguntaba sobre el tipo que acababan de freír a tiros. No sé, ni que hubieran apiolado al puñetero Rey...

En la biblioteca el personal ya se estaban enterando del notición, eso era un pandemonium.

- "Buenos días, vengo por estos libros que me ha dicho el profesor..."
- "Un momento por favor..."

Ni puñetero caso. Después de un buen rato una vieja bruja se dignó a atenderme:

- "Estos libros son de pago. Tienes que comprarlos en la librería..."
- "¿Cuanto cuestan?"

Una barbaridad. "me acuerdo de la leche fruta".

Salí de aquella casa de locos pensando qué hacer. Había pagado treintatantas mil pelas por esa fruta cosa y no me habían hecho ni caso, y ahora me decían que tenía que comprar unos libros que serían de oro por su precio..."¡a tomar por ojo ciego!".

Me fuí para Atocha; policía, sirenas, secretas...saqué el billete y salí afuera, me senté, le pegué un bocao a un sandwich de la máquina, lo escupí y lo tiré, "que esta cosa sea legal y el costo no...", compré un bote de cerveza y me hice otro petardo, la mañana estaba fresquita, nublada, agradable, yo me encontraba bien, muy bien, oía las sirenas y fumaba, echaba un trago, miraba a la gente, a las palomas, a uno que estaba durmiendo cerca de mí...

Regresé a casa. Del curso nunca más se supo. Me enviaron alguna carta. Pasé de todo. Mi tío volvió a preguntarme, "¿cuando haces tu primera película Kufisto?", "pronto, tío", "anda, ve a atender aquella mesa...".

Tiempo después ví la foto del que se cargó al pobre Tomás y Valiente, un tal Bienzobas sino recuerdo mal, tenía cara de iluso, de lactante, de menso...¡bien me jodistes, hijomio! ahora que podría tener un par de Oscars y una mansión en Honolulú...otro sueño más al cubo de la sarama.


En memoria de Francisco Tomás y Valiente, con mi respeto y admiración.



(Ahora que termino veo que fue un 14 de febrero cuando se lo cargaron. Paradojas de la vida.)
 
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