DE LA EUGENESIA A LA EUTANASIA (Por JUAN APARICIO)

Cojón_Vicent

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Lo pongo aquí otra vez porque lo han borrado, el post de Burbuja no se encuentra en Google (censura) Mientras, mi hijo nonato os mira desde el espacio.



La bioquímica servida por la química farmacéutica, al introducir progresivamente en el mercado las drojas milagrosas ha originado en el lenguaje conversacional un nuevo esperanto de neologismos, cuya onda explosiva llega hasta los titulares de los periódicos. Un frasco de pastillas de Nembutal ingerido por Marilyn Monroe agitó los diarios y las publicaciones mundiales con mayor sensacionalismo que el que promueven con sus técnicas depuradas los agentes de prensa y las Public-Relations de la Avenida de Madison. Las píldoras de «Enovía» que se consumían en Norteamérica sin otra tasa que los confines del prurito de paternidad, se han vuelto espantosamente aborrecidas ante la sospecha de que causan la tromboflebitis, aunque los laboratorios industriales de Chicago que las producen se desgañiten propalando que un millón de mujeres americanas, usuarias del fármaco, detuvieron su fecundidad y resultaron indemnes.

Un antibiótico inofensivo, la tetraciclina, acaba de ser denunciado por dos médicos ingleses, achacándole la misma peligrosidad, dentro de la placenta femenina en estado de gestación, que se le atribuye a la Talidomida abominable. La psicosis de pavor motivada por este divulgadísimo tranquilizante, que serenaba la inquietud mental y devolvía la juiciosa mansedumbre a loa ánimos alterados de las damas civilizadas, es una corroboración del aforismo de Pascal, repetido en los aguafuertes de Goya, sobre que los ensueños de la razón engendran monstruos. Toda una terapéutica razonable para relajarse y mejor dormir ha traído consigo esa cohorte teratológica de niños incompletos y deformados, que desbarata los planes de la Eugenesia y el ingenuo optimismo de nuestro tiempo.

Hace cincuenta años que murió el nonagenario británico sir Francis Galton, inventor de la palabra obtenida del griego, queriendo expresar que, así como se perfecciona la cría de los animales, también puede lograrse un mejoramiento en la descendencia humana. Los pueblos antiguos, precolombinos o espartanos, no aplicaban a las criaturas canijas esta práctica zoológica, que manipula con los genes antes del parto, sino que prefería despeñarlas o inmolarlas, sin ser víctimas propiciatorias. La Eugenesia aspira a ser una ciencia humanitaria y liberal que, como todos los liberales, pidió en seguida el auxilio de la autoridad y la protección de las leyes.

No hay que referirse a la reprobada legislación hitleriana en favor de una selección de la herencia, porque entre 1907 y 1960, de acuerdo con las leyes vigentes de los Estados Unidos, fueron esterilizadas obligatoriamente 50.000 personas por causas eugenésicas. Son veintiocho los Estados norteamericanos que imponen esta Eugenesia negativa, sobresaliendo California, donde fue ajusticiado Chessman, en las medidas de rigurosa prevención, de extirpación de la simiente de los individuos vesánicos criminales. Pero esta previa eliminación por parte del Estado para defender la sociedad, que tiene prueban fehacientes de las taras de los progenitores, no sólo corresponde al área de la demografía o política aritmética (Political Arithmetic), según fue bautizada por su innovador británico hace tres siglos, sino que se enfrenta y debe someterse al debate y examen de la Teología.

Quien espantó a su humanidad contemporánea, deslumbrada por las felices elucubraciones de la época de las luces, aunque la ilustración y la guillotina funcionaban juntas, fue un clérigo anglicano, el pastor Thomas Robert Malthus, con su teoría sobre el crecimiento de las poblaciones con una progresión geométrica, que dejaba atrás el paso lento y más vegetativo de los medios alimenticios. El malthusianismo fue la Talidomida para las generaciones precedentes, debiendo intervenir la Iglesia católica con su autoridad y su prudencia, cual en los casos actuales de Alemania, Francia, Inglaterra, Holanda, Suecia, Italia y los Estados Unidos, donde el terror termonuclear, en contraste con el hedonismo placentero en una etapa de propaganda desenfrenada, ha desatado los nervios de las madres en ciernes, lanzándolas a destruir sus hijos hipotéticos como si fueran trágicas Medeas.

Una figura representativa de tal colectiva demencia es la de esa locutora de la televisión del Estado de Arizona, Sherri Finkbine, una especie de nuestra Juana la Lista amedrentada por cuanto en su fantasía pudiera ocurrir a su hijo nonnato y acaso ni siquiera embrionario, que, mientras la española del cuento se redujo a llorar en la puerta o en el escalón de su bodega, se ha dirigido a los jueces del Tribunal Supremo de Phoenix demandando el aborto, y después a los médicos de Estocolmo para que le extirpen el supuesto feto maligno, no parándose allí su movilidad antimaterna, porque está dispuesta a trasladarse al Japón en busca de los paliativos legales, que allí han prosperado por el excedente demográfico. Donde estallaron las bombas de Nagasaki e Hiroshima, la talidomida conduce al aniquilamiento de las proles monstruosas, pero también de la maternidad.

Sin embargo, la Iglesia católica se opone a esta Eutanasia vergonzante, como recelaba de la descarada Eugenesia, ya que lo mejor es enemigo de lo bueno y lo bueno ha de convivir y superar a los males diarios. Un sacerdote especializado en psicología, pero más en su religión, intervino en una conferencia de Paris acerca de este tema absorbente para hacer notar que el nacimiento de un niño besugo desarrolla una corriente afectiva entre sus progenitores que los reconforta eficazmente, hallando en los pediatras, en los neurólogos y en los cirujanos una ayuda y una corrección, jovenlandesal y práctica, que atenúan su desgracia y hasta pueden conseguir una felicidad relativa. De la Eugenesia a la Eutanasia hay un abismo superior y una similitud de anomalía, a la que separa y acerca cristianamente a la cuna y a la sepultura. La Eutanasia y la Eugenesia son los monstruos de la razón fuera del Reino de Dios, en tanto que en la iglesia románica de León, San Isidoro, a través de las edades, de las herejías y de los cismas, se han conservado adyacentes una pila de cristianar por inmersión y una tumba en aquel panteón de reyes, como símbolos de la vida perdurable.

El Pueblo Gallego, 26 de agosto 1962.

Juan_Aparicio_Falange_De_la_eugenesia_a_

Remarco algunas ideas del texto que me parecen interesantes y hago un pequeño desarrollo:

‒ La eugenesia y la eutanasia son aberraciones racionalistas. La ilustración y la guillotina suelen funcionar juntas.

‒ La eugenesia se propone acabar con las proles «defectuosas» pero al final acaba también con las proles sanas. Es un poco lo que está ocurriendo en nuestra época.

‒ Lo mejor es enemigo de lo bueno. En el fondo de la eugenesia, la eutanasia y el malthusianismo late una obsesión por la perfección, por la calidad, que acaba provocando la fin cuando no se alcanza el listón. Dentro del ámbito contrarrevolucionario se ha convertido en un lugar común decir que preferimos la calidad a la cantidad. Como norma general puede ser correcta, pero no es aplicable a todos los casos y lo cristiano es buscar un equilibrio entre calidad y cantidad. Antes de preocuparse por la calidad, hay que preocuparse por la cantidad, pues es condición necesaria de la existencia. Esto es muy aplicable a las políticas de población y al drama que estamos viviendo con la ausencia de reemplazos generacionales desde hace varias décadas. La eugenesia es una obsesión por la calidad de la estirpe que, paradójicamente, acaba produciendo la fin de la estirpe. Esto suele ocurrir cuando se le concede a la calidad un valor absoluto frente a la cantidad, o cuando se desprecia por completo lo material en nombre de lo espiritual. El cristianismo quiere que lo espiritual tenga amplia primacía sobre lo material, pero no desprecia las cuestiones materiales; antes bien, procura resolverlas para que podamos dedicarnos a lo espiritual. El desprecio absoluto por la materia y por la cantidad es típicamente gnóstico. En el fondo, el antinatalismo es una reformulación de aquella vieja idea gnóstica de que el mundo material fue creado por el malo, con lo que sería mejor no traer descendientes al mundo. Es sabido que los gnósticos evitaban tener descendencia y practicaban métodos anticonceptivos, en especial aquellos que hoy se denominan eufemísticamente «planificación familiar natural» en ciertos ambientes católicos. Hemos metido el enemigo en casa.

‒ La eutanasia es una extensión del mismo razonamiento que concede un valor absoluto a la calidad: si una vida no cumple determinados requisitos de calidad, es indigna de ser vivida, con lo que conviene acelerar la fin.
 
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El hilo que abrí yo hace poco aquí en burbuja se puede acceder sin "poblema".

De la eugenesia a la eutanasia (de JUAN APARICIO)

Puedes acceder tú, por ser el incauto engañado que lo ha puesto, pero yo, que soy usuarío anónimo leí el título ayer, hoy lo busco en google y no aparece por ninguna parte en mi google (censura).

Hay una entrada en mi tercera línea de google que me lleva supuestamente a "temas calientes", pero en realidad te llleva al foro en general, no al hilo, como pasa (o pasaba sobre todo) (ahora vuelve a pasar) en la mayoría de mis post.
 
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