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Madmaxista
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No lo he visto publicado y me ha llamado la atención...es como que la noticia ha pasado muuuy de puntillas...
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Podrán ser fijos discontinuos hasta dos años sin garantizar un periodo mínimo de actividad para ellos, según su convenio
Las empresas de la industria del calzado en España que tengan dificultades económicas, técnicas, organizativas o productivas podrán convertir a todos los empleados que tengan contrato indefinido ordinario en fijo discontinuo, para poder así mandarlos a la inactividad -y, si tienen derecho, al paro- sin necesidad de despedirlos.
Se trata de una especie de cláusula de salvaguarda que ha quedado recogida en el Convenio colectivo de la industria del calzado, suscrito en enero por patronales y sindicatos y publicado este lunes en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y que, en lugar de utilizar el contrato fijo discontinuo para garantizar la mayor estabilidad de los empleados del sector, usa esta figura como herramienta alternativa al despido en caso de complicaciones.
"En caso de que las empresas del sector atraviesen por dificultades, y como posible alternativa menos lesiva a la extinción colectiva de contratos por causas económicas, técnicas, organizativas o productivas que se pretendan llevar a cabo, se priorizará la eventual tras*formación de los contratos indefinidos en fijos discontinuos como mecanismo siempre para evitar la destrucción de empleo", recoge el convenio en su disposición adicional cuarta. Se trata de un mecanismo de protección del empleo que no había sido explorado hasta la fecha.
Una vez convertido a fijo discontinuo, el trabajador no tendrá ninguna garantía de cuánto tiempo al año trabajará, ya que el convenio, a diferencia de otros, no fija por ahora ningún periodo mínimo de actividad, sino que se marca como objetivo hacerlo en un plazo de medio año con la orientación de dejarlo en seis meses. "Las partes negociadoras adquieren el compromiso de que en el plazo máximo de seis meses desde la firma del presente Convenio consensuarán un modelo de contrato fijo discontinuo que responda a las peculiaridades del Sector del Calzado, regulando a tal efecto la forma de llamamiento, periodo mínimo de actividad, etc., estableciéndose orientativamente un periodo mínimo de actividad de seis meses", recoge.
El propio documento establece que esa tras*formación deberá ser acordada entre la empresa y la representación legal de los trabajadores, y aceptada por los trabajadores afectados, que previsiblemente preferirán pasar de indefinidos a fijos discontinuos que ser despedidos. El plazo máximo en el que podrán estar con esta figura contractual será de dos años, aunque si antes de ese tiempo la empresa supera las condiciones que han dado lugar a la tras*formación, se podrá volver a la situación inicial tras una negociación.
"Es una utilización de flexibilidad interna del contrato fijo discontinuo ciertamente novedosa que va en la senda del diseño del contrato fijo discontinuo, la llamada 'flexiseguridad', las empresas tienen un instrumento flexible y los trabajadores tienen la seguridad de una relación laboral estable", explican a EL MUNDO fuentes de UGT, uno de los sindicatos firmantes del convenio.
Convertir al trabajador en fijo discontinuo puede ser más ventajoso para la empresa que activar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), ya que mientras en el primer caso no tiene que abonar cotizaciones sociales si el trabajador pasa a la inactividad, en el segundo sí deberá hacerlo.
DIFICULTADES DEL SECTOR
La industria del calzado en España pasó de 44.213 afiliados medios en febrero de 2020 a 30.449 en abril, casi 14.000 empleos menos en dos meses. Desde entonces se ha ido recuperando el empleo del sector, pero a cierre de marzo de este año sigue por debajo del nivel prepandemia (en 42.914 empleados, un 3% menos que entonces).
"El sector del calzado es un entramado de pequeñas y medianas empresas donde los costes laborales representan más del 50 % del coste del producto", recordaba la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE) durante la negociación del convenio, en el que se han incluido subidas de sueldo y una cláusula de revisión salarial conforme a la inflación.
Desde la Asociación de Empresas de Componentes del Calzado (AEC), apuntaban que "la presión de los costes laborales se ha agravado por la exagerada subida del salario mínimo español en los últimos años, que ahora es, proporcionalmente, el más caro de Europa; y la rigidez impuesta por la reforma laboral, dificulta la adaptación del contrato fijo discontinuo a las necesidades productivas reales de las empresas", a lo que se suma que "tanto las ventas, como la producción en las empresas del sector están descendiendo".
Según la Memoria Anual de esta patronal, el consumo de calzado evoluciona de forma más débil que antes de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo: "En Europa la recuperación fue mucho más débil, con un aumento del consumo per cápita de solo 2 pares en 2022, quedándose lejos de los 4,4 pares alcanzados en 2019". De cara a las previsiones de 2023, la inflación seguirá haciendo mella en el sector, por lo que se espera que este año "podría traer una perdida de 56 millones de consumo de pares en Europa".
"Teniendo en cuenta la economía de los hogares, las cuales se han visto fuerte castigadas, se estima que a corto y medio plazo se contraiga la capacidad de compra de los consumidores, siendo la ropa y el calzado los productos más castigados por los consumidores al tratarse de productos de moda y por lo tanto mucho más prescindibles que otros, como: ocio, alimentos, cuidado del hogar, belleza, servicios de comida, electrónica, accesorios y viajes", señalan.
Señalan que la industria del calzado "ha ido perdiendo fuerza dentro del mercado español en los últimos años y la difícil situación económica derivada de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo de el bichito-19 no ha hecho sino acrecentar el problema. En los últimos doce meses, la producción industrial del sector de fabricación de calzado en España ha llegado a experimentar una caída de más del 81% respecto a 2015. A esta realidad se ha unido, además, una disminución considerable del consumo aparente de zapatos por parte de la población", lamentan.
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Podrán ser fijos discontinuos hasta dos años sin garantizar un periodo mínimo de actividad para ellos, según su convenio
Las empresas de la industria del calzado en España que tengan dificultades económicas, técnicas, organizativas o productivas podrán convertir a todos los empleados que tengan contrato indefinido ordinario en fijo discontinuo, para poder así mandarlos a la inactividad -y, si tienen derecho, al paro- sin necesidad de despedirlos.
Se trata de una especie de cláusula de salvaguarda que ha quedado recogida en el Convenio colectivo de la industria del calzado, suscrito en enero por patronales y sindicatos y publicado este lunes en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y que, en lugar de utilizar el contrato fijo discontinuo para garantizar la mayor estabilidad de los empleados del sector, usa esta figura como herramienta alternativa al despido en caso de complicaciones.
"En caso de que las empresas del sector atraviesen por dificultades, y como posible alternativa menos lesiva a la extinción colectiva de contratos por causas económicas, técnicas, organizativas o productivas que se pretendan llevar a cabo, se priorizará la eventual tras*formación de los contratos indefinidos en fijos discontinuos como mecanismo siempre para evitar la destrucción de empleo", recoge el convenio en su disposición adicional cuarta. Se trata de un mecanismo de protección del empleo que no había sido explorado hasta la fecha.
Una vez convertido a fijo discontinuo, el trabajador no tendrá ninguna garantía de cuánto tiempo al año trabajará, ya que el convenio, a diferencia de otros, no fija por ahora ningún periodo mínimo de actividad, sino que se marca como objetivo hacerlo en un plazo de medio año con la orientación de dejarlo en seis meses. "Las partes negociadoras adquieren el compromiso de que en el plazo máximo de seis meses desde la firma del presente Convenio consensuarán un modelo de contrato fijo discontinuo que responda a las peculiaridades del Sector del Calzado, regulando a tal efecto la forma de llamamiento, periodo mínimo de actividad, etc., estableciéndose orientativamente un periodo mínimo de actividad de seis meses", recoge.
El propio documento establece que esa tras*formación deberá ser acordada entre la empresa y la representación legal de los trabajadores, y aceptada por los trabajadores afectados, que previsiblemente preferirán pasar de indefinidos a fijos discontinuos que ser despedidos. El plazo máximo en el que podrán estar con esta figura contractual será de dos años, aunque si antes de ese tiempo la empresa supera las condiciones que han dado lugar a la tras*formación, se podrá volver a la situación inicial tras una negociación.
"Es una utilización de flexibilidad interna del contrato fijo discontinuo ciertamente novedosa que va en la senda del diseño del contrato fijo discontinuo, la llamada 'flexiseguridad', las empresas tienen un instrumento flexible y los trabajadores tienen la seguridad de una relación laboral estable", explican a EL MUNDO fuentes de UGT, uno de los sindicatos firmantes del convenio.
Convertir al trabajador en fijo discontinuo puede ser más ventajoso para la empresa que activar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), ya que mientras en el primer caso no tiene que abonar cotizaciones sociales si el trabajador pasa a la inactividad, en el segundo sí deberá hacerlo.
DIFICULTADES DEL SECTOR
La industria del calzado en España pasó de 44.213 afiliados medios en febrero de 2020 a 30.449 en abril, casi 14.000 empleos menos en dos meses. Desde entonces se ha ido recuperando el empleo del sector, pero a cierre de marzo de este año sigue por debajo del nivel prepandemia (en 42.914 empleados, un 3% menos que entonces).
"El sector del calzado es un entramado de pequeñas y medianas empresas donde los costes laborales representan más del 50 % del coste del producto", recordaba la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE) durante la negociación del convenio, en el que se han incluido subidas de sueldo y una cláusula de revisión salarial conforme a la inflación.
Desde la Asociación de Empresas de Componentes del Calzado (AEC), apuntaban que "la presión de los costes laborales se ha agravado por la exagerada subida del salario mínimo español en los últimos años, que ahora es, proporcionalmente, el más caro de Europa; y la rigidez impuesta por la reforma laboral, dificulta la adaptación del contrato fijo discontinuo a las necesidades productivas reales de las empresas", a lo que se suma que "tanto las ventas, como la producción en las empresas del sector están descendiendo".
Según la Memoria Anual de esta patronal, el consumo de calzado evoluciona de forma más débil que antes de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo: "En Europa la recuperación fue mucho más débil, con un aumento del consumo per cápita de solo 2 pares en 2022, quedándose lejos de los 4,4 pares alcanzados en 2019". De cara a las previsiones de 2023, la inflación seguirá haciendo mella en el sector, por lo que se espera que este año "podría traer una perdida de 56 millones de consumo de pares en Europa".
"Teniendo en cuenta la economía de los hogares, las cuales se han visto fuerte castigadas, se estima que a corto y medio plazo se contraiga la capacidad de compra de los consumidores, siendo la ropa y el calzado los productos más castigados por los consumidores al tratarse de productos de moda y por lo tanto mucho más prescindibles que otros, como: ocio, alimentos, cuidado del hogar, belleza, servicios de comida, electrónica, accesorios y viajes", señalan.
Señalan que la industria del calzado "ha ido perdiendo fuerza dentro del mercado español en los últimos años y la difícil situación económica derivada de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo de el bichito-19 no ha hecho sino acrecentar el problema. En los últimos doce meses, la producción industrial del sector de fabricación de calzado en España ha llegado a experimentar una caída de más del 81% respecto a 2015. A esta realidad se ha unido, además, una disminución considerable del consumo aparente de zapatos por parte de la población", lamentan.
