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Madmaxista
Carta a Felipe de Borbón: O despabilas o te vas por Cartagena
04/09/2017 Destacados, España Rambla Libre
Felipe de Borbón. /Foto: libertaddigital.com.
Enrique de Diego.
No estás haciendo nada. No están sudando la camiseta; aunque, bien mirado, nunca la has sudado. Discursos genéricos e inconcretos, cuando te estás jugando el sueldo y el puesto. Te recuerdo, Felipe de Borbón, de los nefastos borbones, una lacra purulenta en la historia de España, el artículo 56,1 de la Constitución: “El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones”.
¿Cuándo cada día se perpetran delitos de sedición de qué eres símbolo, Felipe? ¿Cuándo se ha presentado una Ley de tras*itoriedad diciendo que la soberanía reside en el pueblo catalán, de qué permanencia estamos hablando? ¿Cuándo de manera levantisca se convoca en Cataluña un referéndum separatista para el 1 de octubre, eres símbolo, de qué…, de este caos, de esta anarquía nacional?
Mariano Rajoy y Felipe de Borbón, dos pánfilos. /Foto: elconfidencialdigital.com.
El árbitro ni está ni se le espera, ni pita ni saca la tarjeta roja
Es obvio que existe un conflicto de las peores dimensiones entre el Gobierno, el Parlamento nacional y el Tribunal Constitucional con el ejecutivo autonómico catalán y con el Parlamento nacional y no se oye el pito del árbitro, ni se ven las tarjetas amarilla y roja. Ni está, ni se le espera.
Letizia Ortiz. /Foto: cotilleo.com.
No sirves para nada salvo para cobrar el sueldo y para que la estrambótica Letizia llene las portadas del Hola, el BOE de esta decadente y decaída dinastía borbónica-rocassolano.
Los borbones, una esa época en el 2020 de la que yo le hablo letal para España
Los borbones habéis sido una peste para España; una esa época en el 2020 de la que yo le hablo letal. Lo tenía claro ese gran patriota (buen español y buen catalán) del venerable general Juan Prim, el que cargó con los voluntarios catalanes en Castillejos enarbolando la rojigualda, que no debíais volver bajo ningún concepto, incluso trayendo a un personaje de Saboya, y lo pagó con su vida, de la manera más vil.
Ya vinisteis destrozando la nación con Felipe V, provocando una guerra de sucesión que, por de pronto, nos costó Gibraltar, abriendo una herida que sigue abierta. Luego se concatenaron una serie de nulidades dedicados al dolce far niente, hasta llegar al bochornoso patetismo de Carlos IV, María Luisa, la barragana y frutarraca de Godoy, y el simple de Fernando VII, que, en Bayona, felicitaba a Napoleón por sus victorias sobre los patriotas.
Pérdida completa del imperio donde no se ponía el sol hasta que sucedió el eclipse Borbón; guerras carlistas; Isabel II que se tiraba a toda la Corte y cuya progenie era de cualquiera menos de doña Francisquita; Cuba, Puerto Rico, Filipinas, y Alfonso XIII, el pornógrafo, el corrupto, el bon vivant, el fistro que dejó el poder en la calle tras las elecciones municipales de 1931. Decadencia, derrotas, desolación y pérdidas de soberanía. La última, con tu padre, la del Sáhara, con indignidad y de manera vergonzante. Utilizando la mentira.
Por una República presidencialista
¿Cuál es tu legitimidad? El coito de tus padres. Porque hace tiempo que no sois de origen divino y se sabe que no curáis la escrófula ni tenéis la sangre azul. Tú legitimidad es “símbolo de su unidad (del Estado) y permanencia“. ¡Menudo símbolo más endeble! ¿Quién te ha votado? Si tuviéramos una república presidencialista habría un presidente votado por todo el cuerpo electoral que plantaría cara a los sediciosos.
Pero, tú, siguiendo la estela del pinta y macarra y chorizo de tu padre, no haces más que ceder y hacerte fotos con los insurrectos como si no pasara nada, para ver si los apaciguas y tu hermana sigue en la Fundación La Caixa -en vez de llamar a todos a sacar de ahí sus ahorros- y tú sigues en La Zarzuela viviendo del cuento.
La vida te ha sido fácil. Por el hecho de nacer, viniste con una partida presupuestaria bajo el brazo. Falsos estudios, falsas academias, rodeado siempre de cortesanos y serviles. Un amigo tuyo que te conoce bien me dijo que pensabas que todo el mundo era feliz porque a todos cuantos te encontrabas de la mañana a la noche te sonreían: Alteza, Majestad (título que en estas benditas tierras siempre se reservó para Dios).
Cuando te quisiste emancipar, te hicieron un casoplón en Zarzuela, con cargo al contribuyente. Demuestra que sirves para algo. Eres un objeto de decoración caro, inútil y gravoso. Defiende a la Patria. Reúne a los políticos, exígeles firmeza. Convoca a los jueces, ordénales acción. ¡Aquí la sedición sale gratis mientras se persigue a los patriotas y mientras tú cobras el sueldo, el macarra de tu padre sigue por ahí de picos pardos, y Letizia muestra sus escuálidas carnes en la portada del Hola!.
De aquellos polvos, estos lodos.
¿Qué has hecho para merecer tu puesto y tu sueldo? Nada. Eres un lastre. ¿De dónde extraes tu legitimidad? Insistes mucho, como un sonsonete aburrido, en la tras*ición, que fue un desastre, con ese par de aventureros irresponsables de Adolfo Suárez y del macarra de tu padre. De aquellos polvos -muchos, de Sarita Montiel a Corinna, pasando por algún juguete roto que se tiró por el balcón, hasta cerca de 5.000- vienen estos lodos.
Se cedió todo a todos, se introdujo el término nacionalidades en el artículo 2, se crearon las gravosas autonomías que no hay quien las sostenga, se desmanteló el Estado con el artículo 150.2, dilapidando una herencia sin deuda, con una espléndida industrialización del 25% del PIB, con esa gran industria del turismo y con unas laboriosas clases medias que llegaron a ser el 57% de la población y que no han hecho otra cosa que menguar y empobrecerse, con la mayor convergencia con Europa en el año 1975 y una mucho mejor distribución de la riqueza.
Ese inmenso desastre del macarra de tu padre -¡menuda ficción de familia!, que llegó a venderse durante décadas como ejemplar- ha llenado todo de políticos profesionales, de sanguijuelas incrustadas en el tejido productivo de la nación, de instituciones que compiten unas con otras, llevando a la sociedad a la ruina y a la nación a la desintegración. Generó la mayor corte de todos los tiempos.
Tu padre, un chorizo y un traidor vendido a los saudíes
Y encima, para oprobio de todos, un chorizo de marca mayor vendido de manera manifiesta a los integristas saudíes, que ahora te lo afean, con razón; cobrando comisiones de los barriles de petróleo, vendiendo a la Patria como un borbón, que por estos lares debería ser uno de los peores insultos. Y siempre cediendo y cediendo: la educación, el Orden Público.
Porque este carajal no es de ahora, ni lo ha montado el pringado y perversos de Carles Puigdemont, que quiere pasar a la historia e ir a la guandoca, sin que se cumpla ese deseo, como se merece, esto se lleva deteriorando durante más de cuarenta años, aplicando la piqueta a la nación y al Estado; permitiendo, sin sonrojo, silbidos al himno, insultos a la bandera, retirando al Ejército de zonas de España, entrañables y en riesgo, desprotegiendo a los patriotas, encarcelándolos, mientras tú sigues cobrando el sueldo que no te ganas.
Más claro, agua: Es la monarquía la que ha resquebrajado a España. Los borbones siempre nos han salido caros, muy caros. Eres el final de una saga nefasta. La monarquía es inútil.
Mira, Felipe, el preparao, o despabilas o te vas por Cartagena, como tu abuelo. Y a la tercera va la vencida.
Carta a Felipe de Borbón: O despabilas o te vas por Cartagena
Y la carta de hoy:
Carta a Felipe de Borbón: Tienes que dar la cara ante el hispanicidio
Felipe de Borbón. /Foto: lavozdegalicia.es.
Enrique de Diego. Rambla Libre
Ya se ha cruzado el Rubicón del golpismo del golpismo hispanicida y tú te mantienes silente en tu refugio de Zarzuela. No tiene sentido que los patriotas hayan salido con la bandera a defender a España, que lo hayan hecho en Barcelona en la Plaza de San Jaime, mientras tú te escondes, cuando tu única función, por la que cobras, por la que llevas cobrando toda tu vida, es ser el símbolo de la unidad y la permanencia del Estado.
Esto es un golpe de Estado al margen de las leyes que pretende independizar a Cataluña y echar abajo a esta vieja y entrañable nación llamada España.
Te han convencido de que tu misión arbitral es discreta y secreta, y es un error, es mentira. En un momento tan grave como éste, tu obligación es dar la cara. Has estado durante el último año, cortejando a Carles Puigdemont, haciéndote fotos con él, como si no pasara nada, como si contigo no fuera la cosa. Te estás jugando la corona y el sueldo. Cuando la Patria está en peligro, un monarca ha de estar al frente de la nación. Dirígete a ella. tras*mite fortaleza. Traslada convicción y pasión. Demuestra la hechura de la que estás hecho.
Sólo sabemos de ti que has dejado libre tu agenda para seguir los acontecimientos, como si te hubieras comprado palomitas y fueras el espectador de algo que no te concierne. Tenías que haber estado con los patriotas en Barcelona. Estuvo bien que asistieras a la manifestación de repulsa contra la masacre de Las Ramblas, donde los sediciosos te abuchearon, pero con más motivo tenías que haber estado en la Plaza de San Jaime. Sal por la televisión tras*mitiendo la gravedad del momento y la necesidad de fortaleza, no sea que, a este paso, ante tanta debilidad no te comas el turrón.
Felipe de Borbón y Letizia Ortiz. /Foto: gettyimage.es.
Es tu deber constitucional, para eso estás. No me importa, desde luego, que se acabe la monarquía borbónica que representas, pero lo que está en peligro es España, una construcción de los siglos, un plebiscito de nuestros antepasados. Como perderás la corona, como dejarás a Leonor sin herencia, es si no haces nada, si sigues ocultándote y preservándote, pues los sediciosos no te van a respetar y los patriotas no te lo van a perdonar. Se van a preguntar, ¿para qué sirves? ¿cómo te ganas el sueldo? ¿para qué se compra sus harapos Letizia?
No puede ser, no tiene sentido, que patriotas anónimos, asumiendo riesgos personales, hagan más por la Patria que tú. Defiende a España, como es tu mínima obligación. Deshecha a quienes te susurran que eres un convidado de piedra, una estatua de sal silenciosa cuando los policías y los guardias civiles, que cobran mucho menos que tú, se están batiendo el cobre.
Te recuerdo la frase de tu abuelo en su abdicación: “Por España, todo por España“.
Carta a Felipe de Borbón: Tienes que dar la cara ante el hispanicidio
04/09/2017 Destacados, España Rambla Libre
Felipe de Borbón. /Foto: libertaddigital.com.
Enrique de Diego.
No estás haciendo nada. No están sudando la camiseta; aunque, bien mirado, nunca la has sudado. Discursos genéricos e inconcretos, cuando te estás jugando el sueldo y el puesto. Te recuerdo, Felipe de Borbón, de los nefastos borbones, una lacra purulenta en la historia de España, el artículo 56,1 de la Constitución: “El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones”.
¿Cuándo cada día se perpetran delitos de sedición de qué eres símbolo, Felipe? ¿Cuándo se ha presentado una Ley de tras*itoriedad diciendo que la soberanía reside en el pueblo catalán, de qué permanencia estamos hablando? ¿Cuándo de manera levantisca se convoca en Cataluña un referéndum separatista para el 1 de octubre, eres símbolo, de qué…, de este caos, de esta anarquía nacional?
Mariano Rajoy y Felipe de Borbón, dos pánfilos. /Foto: elconfidencialdigital.com.
El árbitro ni está ni se le espera, ni pita ni saca la tarjeta roja
Es obvio que existe un conflicto de las peores dimensiones entre el Gobierno, el Parlamento nacional y el Tribunal Constitucional con el ejecutivo autonómico catalán y con el Parlamento nacional y no se oye el pito del árbitro, ni se ven las tarjetas amarilla y roja. Ni está, ni se le espera.
Letizia Ortiz. /Foto: cotilleo.com.
No sirves para nada salvo para cobrar el sueldo y para que la estrambótica Letizia llene las portadas del Hola, el BOE de esta decadente y decaída dinastía borbónica-rocassolano.
Los borbones, una esa época en el 2020 de la que yo le hablo letal para España
Los borbones habéis sido una peste para España; una esa época en el 2020 de la que yo le hablo letal. Lo tenía claro ese gran patriota (buen español y buen catalán) del venerable general Juan Prim, el que cargó con los voluntarios catalanes en Castillejos enarbolando la rojigualda, que no debíais volver bajo ningún concepto, incluso trayendo a un personaje de Saboya, y lo pagó con su vida, de la manera más vil.
Ya vinisteis destrozando la nación con Felipe V, provocando una guerra de sucesión que, por de pronto, nos costó Gibraltar, abriendo una herida que sigue abierta. Luego se concatenaron una serie de nulidades dedicados al dolce far niente, hasta llegar al bochornoso patetismo de Carlos IV, María Luisa, la barragana y frutarraca de Godoy, y el simple de Fernando VII, que, en Bayona, felicitaba a Napoleón por sus victorias sobre los patriotas.
Pérdida completa del imperio donde no se ponía el sol hasta que sucedió el eclipse Borbón; guerras carlistas; Isabel II que se tiraba a toda la Corte y cuya progenie era de cualquiera menos de doña Francisquita; Cuba, Puerto Rico, Filipinas, y Alfonso XIII, el pornógrafo, el corrupto, el bon vivant, el fistro que dejó el poder en la calle tras las elecciones municipales de 1931. Decadencia, derrotas, desolación y pérdidas de soberanía. La última, con tu padre, la del Sáhara, con indignidad y de manera vergonzante. Utilizando la mentira.
Por una República presidencialista
¿Cuál es tu legitimidad? El coito de tus padres. Porque hace tiempo que no sois de origen divino y se sabe que no curáis la escrófula ni tenéis la sangre azul. Tú legitimidad es “símbolo de su unidad (del Estado) y permanencia“. ¡Menudo símbolo más endeble! ¿Quién te ha votado? Si tuviéramos una república presidencialista habría un presidente votado por todo el cuerpo electoral que plantaría cara a los sediciosos.
Pero, tú, siguiendo la estela del pinta y macarra y chorizo de tu padre, no haces más que ceder y hacerte fotos con los insurrectos como si no pasara nada, para ver si los apaciguas y tu hermana sigue en la Fundación La Caixa -en vez de llamar a todos a sacar de ahí sus ahorros- y tú sigues en La Zarzuela viviendo del cuento.
La vida te ha sido fácil. Por el hecho de nacer, viniste con una partida presupuestaria bajo el brazo. Falsos estudios, falsas academias, rodeado siempre de cortesanos y serviles. Un amigo tuyo que te conoce bien me dijo que pensabas que todo el mundo era feliz porque a todos cuantos te encontrabas de la mañana a la noche te sonreían: Alteza, Majestad (título que en estas benditas tierras siempre se reservó para Dios).
Cuando te quisiste emancipar, te hicieron un casoplón en Zarzuela, con cargo al contribuyente. Demuestra que sirves para algo. Eres un objeto de decoración caro, inútil y gravoso. Defiende a la Patria. Reúne a los políticos, exígeles firmeza. Convoca a los jueces, ordénales acción. ¡Aquí la sedición sale gratis mientras se persigue a los patriotas y mientras tú cobras el sueldo, el macarra de tu padre sigue por ahí de picos pardos, y Letizia muestra sus escuálidas carnes en la portada del Hola!.
De aquellos polvos, estos lodos.
¿Qué has hecho para merecer tu puesto y tu sueldo? Nada. Eres un lastre. ¿De dónde extraes tu legitimidad? Insistes mucho, como un sonsonete aburrido, en la tras*ición, que fue un desastre, con ese par de aventureros irresponsables de Adolfo Suárez y del macarra de tu padre. De aquellos polvos -muchos, de Sarita Montiel a Corinna, pasando por algún juguete roto que se tiró por el balcón, hasta cerca de 5.000- vienen estos lodos.
Se cedió todo a todos, se introdujo el término nacionalidades en el artículo 2, se crearon las gravosas autonomías que no hay quien las sostenga, se desmanteló el Estado con el artículo 150.2, dilapidando una herencia sin deuda, con una espléndida industrialización del 25% del PIB, con esa gran industria del turismo y con unas laboriosas clases medias que llegaron a ser el 57% de la población y que no han hecho otra cosa que menguar y empobrecerse, con la mayor convergencia con Europa en el año 1975 y una mucho mejor distribución de la riqueza.
Ese inmenso desastre del macarra de tu padre -¡menuda ficción de familia!, que llegó a venderse durante décadas como ejemplar- ha llenado todo de políticos profesionales, de sanguijuelas incrustadas en el tejido productivo de la nación, de instituciones que compiten unas con otras, llevando a la sociedad a la ruina y a la nación a la desintegración. Generó la mayor corte de todos los tiempos.
Tu padre, un chorizo y un traidor vendido a los saudíes
Y encima, para oprobio de todos, un chorizo de marca mayor vendido de manera manifiesta a los integristas saudíes, que ahora te lo afean, con razón; cobrando comisiones de los barriles de petróleo, vendiendo a la Patria como un borbón, que por estos lares debería ser uno de los peores insultos. Y siempre cediendo y cediendo: la educación, el Orden Público.
Porque este carajal no es de ahora, ni lo ha montado el pringado y perversos de Carles Puigdemont, que quiere pasar a la historia e ir a la guandoca, sin que se cumpla ese deseo, como se merece, esto se lleva deteriorando durante más de cuarenta años, aplicando la piqueta a la nación y al Estado; permitiendo, sin sonrojo, silbidos al himno, insultos a la bandera, retirando al Ejército de zonas de España, entrañables y en riesgo, desprotegiendo a los patriotas, encarcelándolos, mientras tú sigues cobrando el sueldo que no te ganas.
Más claro, agua: Es la monarquía la que ha resquebrajado a España. Los borbones siempre nos han salido caros, muy caros. Eres el final de una saga nefasta. La monarquía es inútil.
Mira, Felipe, el preparao, o despabilas o te vas por Cartagena, como tu abuelo. Y a la tercera va la vencida.
Carta a Felipe de Borbón: O despabilas o te vas por Cartagena
Y la carta de hoy:
Carta a Felipe de Borbón: Tienes que dar la cara ante el hispanicidio
Felipe de Borbón. /Foto: lavozdegalicia.es.
Enrique de Diego. Rambla Libre
Ya se ha cruzado el Rubicón del golpismo del golpismo hispanicida y tú te mantienes silente en tu refugio de Zarzuela. No tiene sentido que los patriotas hayan salido con la bandera a defender a España, que lo hayan hecho en Barcelona en la Plaza de San Jaime, mientras tú te escondes, cuando tu única función, por la que cobras, por la que llevas cobrando toda tu vida, es ser el símbolo de la unidad y la permanencia del Estado.
Esto es un golpe de Estado al margen de las leyes que pretende independizar a Cataluña y echar abajo a esta vieja y entrañable nación llamada España.
Te han convencido de que tu misión arbitral es discreta y secreta, y es un error, es mentira. En un momento tan grave como éste, tu obligación es dar la cara. Has estado durante el último año, cortejando a Carles Puigdemont, haciéndote fotos con él, como si no pasara nada, como si contigo no fuera la cosa. Te estás jugando la corona y el sueldo. Cuando la Patria está en peligro, un monarca ha de estar al frente de la nación. Dirígete a ella. tras*mite fortaleza. Traslada convicción y pasión. Demuestra la hechura de la que estás hecho.
Sólo sabemos de ti que has dejado libre tu agenda para seguir los acontecimientos, como si te hubieras comprado palomitas y fueras el espectador de algo que no te concierne. Tenías que haber estado con los patriotas en Barcelona. Estuvo bien que asistieras a la manifestación de repulsa contra la masacre de Las Ramblas, donde los sediciosos te abuchearon, pero con más motivo tenías que haber estado en la Plaza de San Jaime. Sal por la televisión tras*mitiendo la gravedad del momento y la necesidad de fortaleza, no sea que, a este paso, ante tanta debilidad no te comas el turrón.
Felipe de Borbón y Letizia Ortiz. /Foto: gettyimage.es.
Es tu deber constitucional, para eso estás. No me importa, desde luego, que se acabe la monarquía borbónica que representas, pero lo que está en peligro es España, una construcción de los siglos, un plebiscito de nuestros antepasados. Como perderás la corona, como dejarás a Leonor sin herencia, es si no haces nada, si sigues ocultándote y preservándote, pues los sediciosos no te van a respetar y los patriotas no te lo van a perdonar. Se van a preguntar, ¿para qué sirves? ¿cómo te ganas el sueldo? ¿para qué se compra sus harapos Letizia?
No puede ser, no tiene sentido, que patriotas anónimos, asumiendo riesgos personales, hagan más por la Patria que tú. Defiende a España, como es tu mínima obligación. Deshecha a quienes te susurran que eres un convidado de piedra, una estatua de sal silenciosa cuando los policías y los guardias civiles, que cobran mucho menos que tú, se están batiendo el cobre.
Te recuerdo la frase de tu abuelo en su abdicación: “Por España, todo por España“.
Carta a Felipe de Borbón: Tienes que dar la cara ante el hispanicidio
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