De cuando el vino de Jerez salvó a Cádiz.

Bartleby

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“Si mil hijos tuviera, el primer principio humano que les enseñaría sería de abjurar de toda bebida insípida y dedicarse por entero al Jerez”. Esta frase no la escribió uno cualquiera, la trazó un inglés, y si subrayamos que fue y es uno de los grandes dramaturgos occidentales más importantes y que su nombre es William Shakespeare la cosa cambia bastante.

Inglaterra ha sido siempre uno de los grandes mercados internacionales del Jerez, el más popular, sin duda alguna. Donde nuestros vinos han dado motivo a toda clase de inspiración.

Todo tiene un principio, donde la historia refleja su parte más cruel para con estos lazos mercantiles. Tras el primer ataque a Cádiz por Francis Drake y el segundo por el Conde de Essex, la pobre localidad gaditana terminó siendo quemada, saqueada y destrozada por las hordas ‘hooligans’, aunque en el S.XVI y XVII no iban a beber cerveza hasta la saciedad. De lo que se percataron entonces fue mucho mejor, conocieron el vino de Jerez, o lo que es lo mismo; el Dry Sack, Sherry Sack o simplemente Sherry.

Algunos autores como Richard Ford en ‘The spaniards and their country’, relacionan etimológicamente la expresión inglesa ‘Sack’ a ‘Saco’ o Saqueo, mientras otras vertientes denominan al ‘Sherry Sack’ como ‘Saca’ de vino de Jerez. En el tras*curso de esos asaltos anglosajones las tropas inglesas se apoderaron de ingentes cantidades de vinos del Marco, contribuyendo a su popularización en la Inglaterra Moderna y dando, al mismo tiempo, origen a leyendas de que las tropas asaltaban la ciudad para hacerse con el vino.

Nuestra atención se percata en una de esas incursiones de la marina inglesa al mando del Vizconde de Wimbledon, Edward Cecil. En este caso ayudados por los holandeses, son los que contribuyen a contar un acontecimiento poco conocido. El 15 de octubre de 1625 zarparon de Inglaterra y Holanda 90 naves con cerca de 10.000 soldados, más de 100 caballos y 5.500 tripulantes hacia la ‘Tacita de Plata’. Su objetivo, como siempre, era la denominada ‘Flota de Indias’ con su cargamento habitual de oro y plata procedente de las Américas. Al llegar a la Bahía, las torres y puestos de defensa de la costa dieron la voz de alarma a las localidades cercanas, para acudir en auxilio del inminente saqueo de Cádiz.

En el caso de Jerez, Luis Portocarrero, Corregidor de la ciudad, reagrupó para ir al frente a más de 2.000 hombres y siete cañones, dejando en su retaguardia cuatro mil soldados. Avanzó desde Jerez hasta el llamado ‘Puente Zuazo’, en la Isla de León. Los ingleses desembarcaron en el ‘Puntal’ y “con más hambre que el alcoyano y el perro de un ciego juntos”, alcanzando a duras penas San Fernando. Allí, cerca de ocho mil anglos sonrosados, y a la cabeza del ejército el Vizconde Edward Cecil, se apostaron para parar a los españoles. En ese mismo momento, y en uno de los saqueos de los almacenes que se encontraban allí, se hallaron unas cuantas botas de Jerez dispuestas a embarcarse para las Indias. Imaginaros los ojos de los ingleses cuando vieron esas soleras del “Si mil hijos tuviera (…)”.

Lo que ocurrió más adelante, simplemente fueron peleas y grescas entre ellos por apoderarse y beber ese preciado elixir. De las buenas soleras surgieron motines, revueltas e insubordinación al estupefacto Vizconde. La borrachera fue enorme, y no imaginamos sus cánticos al ‘Firms Style Hools’ a la llegada de las tropas de Portocarrero. ‘Al verse venir’ la funesta situación, Cecil decide retirarse hasta el Puntal y hacer su particular ‘espantá etniana’ de los jerezanos que empezaban a mofarse de su situación. El final, reembarque del Vizconde, mil hombres menos, treinta barcos hundidos, la Flota de Indias ilesa con dirección a Sanlúcar, y Cádiz intacta. Puede que al final los ingleses no montaran su primer tabanco en la isla, pero lo que sí es cierto es que el Jerez también ha ganado sus batallas.

Autor: Francisco José Becerra Marín (Redactor de La Sacristía del Caminante)

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Los ingleses aprendieron la lección de que hay que drojar al enemigo para vencerle, y lo hicieron con los chinos en el siglo XIX.
 
Algunos autores como Richard Ford en ‘The spaniards and their country’, relacionan etimológicamente la expresión inglesa ‘Sack’ a ‘Saco’ o Saqueo, mientras otras vertientes denominan al ‘Sherry Sack’

Etimología barata. El saco de Roma es previo a todo ello. De ahí el "entrar a saco".
 
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