En Europa, el periodo en el que los pueblos comienzan a realizar enterramientos funerarios coincide con la época en la que los poblados parece que empiezan a tener un comportamiento cada vez más sedentario.
La importancia de este yacimiento y sus enterramientos radica en el hecho de que se trata de la necrópolis más antigua de la Península Ibética, situándose su periodo en torno a los 7000 años A.C, desterrando la idea de que los enterramientos más antiguos eran los concheros portugueses, como los ubicados en los estuarios de los ríos Tajo y el Sado.
En este yacimiento fueron encontrados 15 enterramientos de los que 10 han sido datados. Inicialmente se consideraba que este yacimiento era propio del Mesolítico Tardío, aunque gracias a las dataciones realizadas se ha comprobado que pertenece al Mesolítico temprano. Por lo tanto, El Collado se convierte en el cementerio más antiguo conocido en la Península Ibérica.
Las conclusiones que se obtienen de las dataciones muestran que, mediante la comparación de los datos cronológicos con las posiciones de las tumbas, se puede observar que éstas se organizan en cierta medida de sur a norte. Así que mientras que los enterramientos más antiguos se encuentran en el sur, los más recientes tienden a estar en el extremo norte.
Asimismo, la ausencia general de solapamientos entre las tumbas, pone de manifiesto, que esta comunidad Mesolítica era de alguna manera consciente de la disposición del cementerio y por tanto era respetado su emplazamiento. Puesto que se trata de un espacio reducido, la zona destinada a los enterramientos, se puede suponer que las tumbas fueron señalizadas de algún modo, con el fin de respetar los enterramientos anteriores y así evitar su destrucción total o parcial.
Gracias a estas dataciones por Espectrometría de Masas con Acelerador, se tienen nuevos datos sobre cronología de las prácticas funerarias y de la aparición de cementerios en el suroeste de Europa.
Una conclusión relevante es que El Collado fue testigo de una actividad funeraria prolongada en el tiempo, lo que implica un uso continuado y estable de este cementerio, a lo largo de un milenio aproximadamente, mientras que un uso tan extendido en el tiempo no era conocido en otros cementerios mesolíticos ibéricos, donde la actividad funeraria duraba solo unas pocas generaciones.
Miembros del Centro Nacional de Aceleradores (Universidad de Sevilla-Junta de Andalucía-CSIC) han colaborado en este estudio con la Institución Milà i Fontanals del CSIC, la Universidad Autónoma de Barcelona y el IPHES de Tarragona. (Fuente: CNA)
Datación del yacimiento mesolítico más antiguo de la Península Ibérica
La importancia de este yacimiento y sus enterramientos radica en el hecho de que se trata de la necrópolis más antigua de la Península Ibética, situándose su periodo en torno a los 7000 años A.C, desterrando la idea de que los enterramientos más antiguos eran los concheros portugueses, como los ubicados en los estuarios de los ríos Tajo y el Sado.
En este yacimiento fueron encontrados 15 enterramientos de los que 10 han sido datados. Inicialmente se consideraba que este yacimiento era propio del Mesolítico Tardío, aunque gracias a las dataciones realizadas se ha comprobado que pertenece al Mesolítico temprano. Por lo tanto, El Collado se convierte en el cementerio más antiguo conocido en la Península Ibérica.
Las conclusiones que se obtienen de las dataciones muestran que, mediante la comparación de los datos cronológicos con las posiciones de las tumbas, se puede observar que éstas se organizan en cierta medida de sur a norte. Así que mientras que los enterramientos más antiguos se encuentran en el sur, los más recientes tienden a estar en el extremo norte.
Asimismo, la ausencia general de solapamientos entre las tumbas, pone de manifiesto, que esta comunidad Mesolítica era de alguna manera consciente de la disposición del cementerio y por tanto era respetado su emplazamiento. Puesto que se trata de un espacio reducido, la zona destinada a los enterramientos, se puede suponer que las tumbas fueron señalizadas de algún modo, con el fin de respetar los enterramientos anteriores y así evitar su destrucción total o parcial.
Gracias a estas dataciones por Espectrometría de Masas con Acelerador, se tienen nuevos datos sobre cronología de las prácticas funerarias y de la aparición de cementerios en el suroeste de Europa.
Una conclusión relevante es que El Collado fue testigo de una actividad funeraria prolongada en el tiempo, lo que implica un uso continuado y estable de este cementerio, a lo largo de un milenio aproximadamente, mientras que un uso tan extendido en el tiempo no era conocido en otros cementerios mesolíticos ibéricos, donde la actividad funeraria duraba solo unas pocas generaciones.
Miembros del Centro Nacional de Aceleradores (Universidad de Sevilla-Junta de Andalucía-CSIC) han colaborado en este estudio con la Institución Milà i Fontanals del CSIC, la Universidad Autónoma de Barcelona y el IPHES de Tarragona. (Fuente: CNA)
Datación del yacimiento mesolítico más antiguo de la Península Ibérica