Medaigualtodo
Creador de Tendencias
Mi cachorrillo ya camina perfectamente, así que él y su mami van todos los días a pasear con su abuelita, salvo que haga malo, evidentemente. Habitualmente van por caminos y pistas, escoltados por mis dos perretes (y el chucho de mi Santa progenitora), lo cual está muy bien. Pero como yo quiero que mi cachorrillo sea un montaraz curtido como lo es su papi y lo fue su abuelito y no un senderista de mìerda, con motivo de la festividad del Sol Invictvs le regalé un outfit de montaraz completito como el de su papi. Gorrito de lana virgen, chaquetita cortavientos impermeable con forro polar, pantaloncitos cargo y botitas de piel natural (mejor que el gore tex). Así que después de comer le dije a mi xoxo "¿Te acuerdas por donde te llevé aquel día? ¿Sí? Pues ponle la ropita que le compré al crío porque nos vamos ahora los dos a dar un paseíto por allí". Ella se empezó a tirar de los pelitos mientras su Santa Suegra le decía "No hagas disgusto hija que ya sabes que es terco como él solo" JOJOJOJOJOJOJO Como ella seguía alegando, a medio camino entre el cabreo y el lloriqueo, no sé qué de pulmonías y esguinces y catarros y traumatismos craneoencefálicos infantiles, le dije "O lo vistes tú o lo visto yo. Y si quieres vete preparando la boda para que así puedas pedirme el divorcio JAJAJAJAJAJAJAJAJA". Al final cedió y entre progenitora y abuela vistieron a mi miniyó mientras yo bajaba a sacar el montero. Subí a buscarlo y lo bajé al garaje. Allí tuve que quitarle una de las dos camisetas térmicas, uno de los dos pares de calcetines térmicos, las calzas térmicas, el jersey de lana, la parka con capucha y los guantes. Cogimos la cantimplora de 5 litros (papi rezuma mucho y necesita mucha hidratación jejejejejejejejeje) y una tableta de 1880 (blandito para que no le duelan los dientecitos), nos subimos al coche y nos fuimos por la carretera hasta aquí:
En la foto no se distingue bien pero es la entrada de un camino que bajaba desde la cima de la montaña hasta el río y que fue atravesado por la carretera cuando fue construida, dejándolo sin uso ya que a pesar de dar un gran rodeo es más cómodo ir por la carretera. Como la entrada estaba llena de maleza, papi sacó el machete y empezó a abrirse paso en plan hermono cobriso en un botellón JAJAJAJAJAJAJAJAJA Una vez despejada la entrada, nos adentramos en el camino:
Como se puede apreciar, el camino aún es fácilmente practicable, a pesar de algún tronco caído como el que se puede ver en la foto, que papi salvó saltando sobre él y su cachorrillo rodando de lado motu proprio por debajo JOJOJOJOJOJOJO Esta primera zona es relativamente llana y la pendiente relativamente suave, así que avanzamos un trecho por el camino, cortando papi alguna que otra zarza inoportuna que tenía la osadía de interponerse mientras su miniyó reclamaba un minimachete para cortar zarzas él también JAJAJAJAJAJAJAJAJA Pero como no habíamos ido a deambular por caminos pueblerinos como unos paletos cualquiera, llegados a un punto en donde bajaba una acequia que antaño (cuando allí había prados y más abajo junto al río viñas y tierras de labranza) recogía las aguas de aluvión para canalizarlas para que no causasen estragos allí y sirviesen para regadío más abajo, abandonamos el camino y subimos por la susodicha acequia:
Ascendimos en vertical, recurriendo a un par de oportunos machetasos nomás cuando era menester y salvando tres pinos caídos que obstruían nuestro avance. Alcanzamos así el final de la acequia y llegamos a la etapa final, una ladera muy pendiente constituida por una sucesión de bancales que en su tiempo fueron prados de pastura para las vaquitas. Este es el trecho que distingue a los paletos amateur de los montaraces pro:
La subida fue ardua y dificultosa, pero cuando papi intentaba coger a su cachorrillo para cargarlo sobre sus hombros, éste, a pesar de que la fatiga ya le hacía mella, se negaba y seguía dando pasitos ladera arriba, tirándose de barriga sobre los muretes más bajos para subirse a ellos y escalando los más altos con el auxilio de su papi JOJOJOJOJOJOJO Cuando ya por fin el cansancio lo venció y se sentó, consintió al fin en subir a hombros de papá y así culminaron la ascensión. Cuando llegaron a la cima, se sentaron, bebieron todo el agua que les cupo en la barriga y se comieron enterita la tableta de turrón JOJOJOJOJOJOJO Cuando hubieron descansado, iniciaron el descenso, no sin antes sacar una última foto:
En la foto no se distingue bien pero es la entrada de un camino que bajaba desde la cima de la montaña hasta el río y que fue atravesado por la carretera cuando fue construida, dejándolo sin uso ya que a pesar de dar un gran rodeo es más cómodo ir por la carretera. Como la entrada estaba llena de maleza, papi sacó el machete y empezó a abrirse paso en plan hermono cobriso en un botellón JAJAJAJAJAJAJAJAJA Una vez despejada la entrada, nos adentramos en el camino:
Como se puede apreciar, el camino aún es fácilmente practicable, a pesar de algún tronco caído como el que se puede ver en la foto, que papi salvó saltando sobre él y su cachorrillo rodando de lado motu proprio por debajo JOJOJOJOJOJOJO Esta primera zona es relativamente llana y la pendiente relativamente suave, así que avanzamos un trecho por el camino, cortando papi alguna que otra zarza inoportuna que tenía la osadía de interponerse mientras su miniyó reclamaba un minimachete para cortar zarzas él también JAJAJAJAJAJAJAJAJA Pero como no habíamos ido a deambular por caminos pueblerinos como unos paletos cualquiera, llegados a un punto en donde bajaba una acequia que antaño (cuando allí había prados y más abajo junto al río viñas y tierras de labranza) recogía las aguas de aluvión para canalizarlas para que no causasen estragos allí y sirviesen para regadío más abajo, abandonamos el camino y subimos por la susodicha acequia:
Ascendimos en vertical, recurriendo a un par de oportunos machetasos nomás cuando era menester y salvando tres pinos caídos que obstruían nuestro avance. Alcanzamos así el final de la acequia y llegamos a la etapa final, una ladera muy pendiente constituida por una sucesión de bancales que en su tiempo fueron prados de pastura para las vaquitas. Este es el trecho que distingue a los paletos amateur de los montaraces pro:
La subida fue ardua y dificultosa, pero cuando papi intentaba coger a su cachorrillo para cargarlo sobre sus hombros, éste, a pesar de que la fatiga ya le hacía mella, se negaba y seguía dando pasitos ladera arriba, tirándose de barriga sobre los muretes más bajos para subirse a ellos y escalando los más altos con el auxilio de su papi JOJOJOJOJOJOJO Cuando ya por fin el cansancio lo venció y se sentó, consintió al fin en subir a hombros de papá y así culminaron la ascensión. Cuando llegaron a la cima, se sentaron, bebieron todo el agua que les cupo en la barriga y se comieron enterita la tableta de turrón JOJOJOJOJOJOJO Cuando hubieron descansado, iniciaron el descenso, no sin antes sacar una última foto:
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