Cuba alcanza nuevas cimas como referente mundial del degrowth y la ecosostenibilidad

KUTRONIO

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10 Mar 2010
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Poco hablamos de Cuba. Sin embargo deberíamos hacerlo con cierta frecuencia. Cada vez que se ha experimentado en laboratorio si el comunismo funciona ha sido un fracaso. El fracaso más reciente sería el venezolano. Ahora todos los comunistas del resto del mundo se desmarcan de ese fracaso, pero hace unos años nos aseguraban que Venezuela encarnaba el socialismo del siglo XXI y era la prueba palpable de que, mientras el mundo capitalista braceaba contra la crisis de 2008, era posible otro modelo económico. Había que observar atentamente el experimento venezolano desde todos los puntos del globo mientras se pensaba que el experimento iba bien, ahora nos dicen que no miremos en absoluto, que ya está bien de hablar de Venezuela y que hablemos de otros países. Pues muy bien, hablemos de Cuba.



Las noticias que están llegando estos días desde Cuba, opacadas por nuestra propia catarata catastrófica, resultan de lo más preocupantes. Sin llegar todavía a los niveles de Haití, parece que los cubanos están afrontando por estas fechas una situación extrema desde el punto de vista energético y alimentario. Lo cierto es que ya antes de esto podía pensarse que los cubanos afrontaban una situación extrema de penuria, que de hecho vivían instalados en ella, pero parece que cuando el comunismo toca suelo siempre puede seguir escarbando.



Todo esto debería resultarnos menos ajeno y lejano de lo que se deduce por la atención que le estamos prestando. Primero porque Cuba es un país hermano, y segundo porque tenemos un problema en España con el comunismo. Probablemente no sólo en España. Recordemos que en España no sólo es que proliferan las fuerzas y líderes que jalean el comunismo como modelo económico y la dictadura comunista como forma de gobierno, sino que esas fuerzas y líderes las tenemos en España metidas en el Consejo de Ministros. Y las que no están dentro del gobierno, lo están sosteniendo desde fuera y determinando sus políticas con puño de hierro.



¿Por qué en España y en otros lugares seguimos jaleando ideas y aplicando políticas que se han demostrado fracasadas en todos aquellos lugares y momentos en que se han puesto a prueba? El problema es que el comunismo ha caído mucho antes que la fe en el comunismo. Cayó el Muro de Berlín y con él los regímenes comunistas de todos los países del Este, pero cayó por un colapso material, no por un proceso de autocrítica y reflexión. Es más, los comunistas siguen sin entender por qué cayó. Por eso siguen siendo comunistas. Y los demás, al ver que el bloque tras el Muro había colapsado, dimos por hecho que el derrumbe material y el ideológico iban de suyo paralelos. Pues bien, parece que no. No basta con ver caer a los regímenes comunistas, además hay que explicar su caída. O en caso contrario se mantendrán vivas las legiones de comunistas dispuestos a repetir el experimento, como si al enésimo intento dos más dos fueran a sumar diecisiete.

Por lo demás, no cabe duda de que Cuba nos lleva al resto del mundo una gran ventaja en esto del degrowth, de la restauración de la naturaleza, de la pobreza sostenible y de la felicidad de no tener nada. Lo que pasa es que no se les ve muy felices. A nadie se le escapa tampoco que, por lo que pudiera pasar, la base del comunismo es no consultar libremente a la gente si con el comunismo son felices o no.
 
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