Cuatro proyectos urbanísticos que “destruirán” la costa andaluza

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El almacén de Gas Natural en Doñana, la construcción de una refinería iraní en las costas de Huelva o Cádiz, la construcción de viviendas en la Ribera de Algaida, último pulmón verde del litoral almeriense o la ciudad del surf en Tarifa enumeran los cuatro proyectos urbanísticos que, según el último comunicado de Greenpeace España, podrían “destrozar” el litoral andaluz. Pilar Marcos, responsable de costas de la organización, relata a Público que el planteamiento de estas construcciones son de “tiempos pasados y producen un fuerte impacto ambiental”. Señala dos principales consecuencias. La destrucción de espacios protegidos y la sobreexplotación por el “aumento considerable de turistas que albergan estas zonas de costa”.

Volver al "ladrillazo"

El informe del Observatorio de Sostenibilidad (OS), realizado por el Instituto Geográfico Nacional (IGN), advierte que entre “los años 1987 y 2011 la urbanización de la primera línea del litoral ha crecido un 33 por ciento en España y ha dejado provincias como Málaga, urbanizada al 81 por ciento en su línea de costa”. Para Marcos la situación es límite. “Volver al modelo del ladrillo y hormigón en la costa la va asfixiando poco a poco”. Además destaca que el entramado de construcciones de los años 70 en primera línea de mar no se han modernizado para “hacerlos más sostenibles y eficientes” a lo largo de las últimas décadas.
“La ley reduce la protección de la costa de 100 a 20 metros en cualquier tramo del litoral, declarándolo suelo urbanizable”

“Es imprescindible salvaguardar los tramos de costa que aún quedan sin urbanizar en Andalucía”, apunta Marcos con una “urgente modificación de la ley de costas” del año 2013, tal y como rebate Greenpeace al gobierno del Partido Popular. “El articulado tiene medidas muy graves, ya que permite la reducción de la protección de la costa de 100 a 20 metros en cualquier tramo del litoral, declarándolo suelo urbanizable”. Una normativa que facilita las concesiones a los proyectos citados.

El almacén de Gas Natural en Doñana

En el caso de Doñana la situación es más que alarmante. Marcos afirma que si ya “dos de los pozos de almacenamiento de gas están en la periferia del parque que está atravesado por carreteras ilegales y parcelas de cultivo de fresas, el almacenamiento de gas con las consecuentes explosiones que puede haber o vertidos, aumenta considerablemente la presión humana en esta zona”.

Greenpeace ha enviado multitud de cartas a la Junta de Andalucía para que la Consejería de Medio Ambiente retroceda en este proyecto. La filial de Gas Natural Fenosa, Petroleum Oil & Gas España, explotaría el área con “un alto riesgo de contaminación del subsuelo, acuíferos y pérdida, en muchos casos, de especies amenazadas”.
La refinería iraní en las Marismas del Odiel

El proyecto de la refinería de petróleo iraní sigue hacia delante, siendo la primera que se instalaría en España. El proyecto no tiene aún decidida la ubicación. Permitiría la extracción de 200.000 barriles diarios con el consecuente riesgo de vertidos que puede provocar en las costas de Huelva y Cádiz. Greenpeace apunta que los “impactos del crudo en los océanos tiene un efecto de décadas con irremediables consecuencias para las especies, la calidad de las aguas y la salud humana” de los habitantes cercanos a la actividad petrolera.
8.000 viviendas que destruirán el último pulmón verde de Almería

La responsable de costas de Greenpeace España señala que el municipio de Roquetas de Mar (Almería) tiene un 25 por ciento de viviendas vacías. En la actualidad, un nuevo complejo inmobiliario en el pueblo llevaría a la construcción de 8.000 nuevas viviendas y varios hoteles en el entorno de este municipio y la Ribera de Algaida. La denuncia de Greenpeace señala que el nuevo complejo destruiría “el último tramo de salinas que queda libre de urbanizaciones”. Por ello piden que “haya respeto a los últimos espacios naturales de nuestro territorio al ser el pulmón de la zona”, con la residencia de 150 especies de aves. Entre ellas la cerceta pardilla, una especie amenazada.

La capacidad de Greenpeace está permitiendo “hacer ruido” para que el ayuntamiento de Roquetas de Mar revoque el plan. Organizaciones como Serbal y Ecologistas en Acción han recogido 20.000 firmas para evitar la “desaparición total de las antiguas salinas y un golpe mortal" a este espacio que encierra el yacimiento arqueológico de Turaniana.

Macrocomplejo de surf en Tarifa

El nuevo complejo, previsto por la empresa Metrovacesa, ocupará 162.000 metros cuadrados de suelo natural en Tarifa. Sus promotores lo anuncian como una “joya emblemática de la costa española” con 600 plazas hoteleras. La llamada ciudad del surf “no tiene el impacto ambiental en los cien primeros metros de costa”, apunta Marcos. “Sin embargo, un resort en Tarifa saturada todos los veranos de turistas, donde no hay abastecimiento para recoger las basuras, y con la presión que ejerce sobre la playa de los Lances, llevaría a un mayor impacto para la ciudadanía con la saturación del municipio”. Por ello Greenpeace aboga por la creación de un plan turístico estratégico, acorde a esta zona emblemática por su alto valor natural.

Cuatro proyectos urbanísticos que
 
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Jugué de niño en las ruinas romanas de Carteya, por aquel entonces abandonadas y ya amenazadas por la refineria, y me bañaba en el Guadarranque.

Entre La Linea y Algeciras había un vergel de marismas y bosques, solo interrumpido por Campamento donde recalaban las cigüeñas en migración.

La bahía de Algeciras no tenia nada que envidiar en belleza al litoral asturiano, por decir algo. Era una costa verde y exuberante con clima semitropical rodeada de montañas húmedas con dehesas de alcornoques y vacas retintas, a un lado el Peñon siempre cubierto por una nube y al fondo Africa y el Jebel Muza.

En fotos antiguas se ve que Algeciras, ahora tan antiestética, era un pueblo bonito antes de que llegara el urbanismo sesentero.

Todo eso se convirtió en una ponzoña industrial densamente urbanizada, que es irreconocible para los que pasamos la infancia allí hace ya muchos años, y total para qué, si el paro sigue siendo brutal en la zona.

La costa desde Tarifa hasta Conil va cayendo poco a poco. El envite mayor fue durante la burbuja inmobiliaria, cuando urbanizaron gran parte de Zahara y empezaron a proliferar casas semiilegales en Zahora y El Palmar, y Conil se llenó de urbanizaciones. Tarifa se quedó en puertas, pero tarde o temprano le meterán la dentellada.
 
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