Segismunda
Reina de los Trolls
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No es una pregunta baladí. Cada vez más hombres deciden propinarse enculadas pavorosas pero el JUSTIPRECIO del papo sigue al alza.
Sobre estas líneas, un apuesto varón permite que un colega lo encule ante la carestía del tesorito.
¿Un 10% valdría? ¿Y un 25%? Algunos creen que, dada la naturaleza hiperselectiva de la hembra, solo un porcentaje de enculamientos disparatado (80%) mermaría el valor del cagabebés, pues las mujeres seguirían persiguiendo a los mismos hombres: los alfotas top.
Media docena de penes interactuando entre sí, al margen de las hembras.
Sin embargo yo sostengo que el porcentaje de hombres que debe practicar el enculing para pinchar la burbuja del papo es mucho más bajo. La razón: el efecto dominó. Ante la falta de alfotas supremos, muchos hombres serían ascendidos de categoría. Por ejemplo, el típico chico atlético que en los 90 se consideraba mazado y hoy es casi un cuerpoescombro. El atractivo no es rígido y evoluciona al compás de la economía.
Una mujer peritando esta colleja interracial para comprobar que todo se ajusta a derecho.
Esta recalificación empujaría hacia abajo y mejoraría la situación de casi todos los hombres, salvo los omegazos más irrecuperables. El clásico nerdo guapete y con un sueldazo que hoy no ama ni pagando se consideraría un beta-proveedor aceptable. Aunque se tuviese que conformar con una gordibuena de voz chillona.
Sobre estas líneas, otro fenotipo de hombre que podría verse beneficiado por esta cascada de recalificaciones. Incapaces de competir en el mercado sensual actual. Pajadictos, virgendoritos, abocados al consumo masivo de pronografía. Alguno de estos adolescentes crónicos puede salir de su infierno.
El JUSTIPRECIO del papo podría explotar solo con un 2% más de gaiismo. Estamos a unas cuantas enculadas de vivir un auténtico terremoto sociológico.
¡ENCÚLESE!
.
Sobre estas líneas, un apuesto varón permite que un colega lo encule ante la carestía del tesorito.
¿Un 10% valdría? ¿Y un 25%? Algunos creen que, dada la naturaleza hiperselectiva de la hembra, solo un porcentaje de enculamientos disparatado (80%) mermaría el valor del cagabebés, pues las mujeres seguirían persiguiendo a los mismos hombres: los alfotas top.
Media docena de penes interactuando entre sí, al margen de las hembras.
Sin embargo yo sostengo que el porcentaje de hombres que debe practicar el enculing para pinchar la burbuja del papo es mucho más bajo. La razón: el efecto dominó. Ante la falta de alfotas supremos, muchos hombres serían ascendidos de categoría. Por ejemplo, el típico chico atlético que en los 90 se consideraba mazado y hoy es casi un cuerpoescombro. El atractivo no es rígido y evoluciona al compás de la economía.
Una mujer peritando esta colleja interracial para comprobar que todo se ajusta a derecho.
Esta recalificación empujaría hacia abajo y mejoraría la situación de casi todos los hombres, salvo los omegazos más irrecuperables. El clásico nerdo guapete y con un sueldazo que hoy no ama ni pagando se consideraría un beta-proveedor aceptable. Aunque se tuviese que conformar con una gordibuena de voz chillona.
Sobre estas líneas, otro fenotipo de hombre que podría verse beneficiado por esta cascada de recalificaciones. Incapaces de competir en el mercado sensual actual. Pajadictos, virgendoritos, abocados al consumo masivo de pronografía. Alguno de estos adolescentes crónicos puede salir de su infierno.
El JUSTIPRECIO del papo podría explotar solo con un 2% más de gaiismo. Estamos a unas cuantas enculadas de vivir un auténtico terremoto sociológico.
¡ENCÚLESE!
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