krebsvaider
Cuñado nija
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- 27 Jul 2024
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y que probabilidades tiene de derrumbarse debido a que su tecnología quede obsoleta, porque ese momento, tarde o temprano llegará.
Está claro que hoy en día el Bitcoin ha consolidado su lugar como la criptomoneda más reconocida y valorada del mundo, gracias a su tecnología pionera, su descentralización y su escasez programada. Sin embargo, la historia de la tecnología está llena de ejemplos en los que innovaciones aparentemente inamovibles han sido desplazadas por avances inesperados. Pensemos en la fotografía digital que desterró los carretes, en los teléfonos inteligentes que relegaron a las cámaras compactas o en el streaming que tras*formó la música y el cine, o la misma nube que dejó los dvds en tecnología arcaica. Entonces, ¿qué asegura que Bitcoin no se enfrente a un destino similar?
El valor de Bitcoin, al menos en su estado actual, se sustenta en dos pilares fundamentales: la confianza en su tecnología y la percepción de su escasez como una reserva de valor. Sin embargo, imaginemos un escenario donde aparezca una tecnología revolucionaria que no solo sea más eficiente, sino que aborde algunas de las críticas más fuertes contra Bitcoin. Por ejemplo, una blockchain cuántica, impenetrable incluso para computadoras cuánticas, que sea más rápida, más barata y completamente sostenible desde un punto de vista energético. O una criptomoneda que no dependa de la minería tradicional, sino de un modelo de consenso más avanzado que elimine cualquier impacto ambiental negativo.
Otra posibilidad es que una nueva tecnología permita el almacenamiento y tras*ferencia de valor de manera instantánea y casi gratuita, sin necesidad de una blockchain, pero con la misma seguridad y descentralización que hoy se considera la fortaleza de Bitcoin.
Además, no podemos ignorar el papel de las narrativas en la economía. Bitcoin es hoy en día un símbolo, un refugio frente a la inflación y un activo digital escaso. Pero, ¿qué ocurre si esa narrativa comienza a desmoronarse? ¿Si un avance tecnológico masivo, combinado con cambios regulatorios, introduce dudas en los inversores y usuarios? En un mundo donde la confianza lo es todo, bastarían unas pocas fisuras para alterar radicalmente la percepción pública y, con ella, el valor de Bitcoin.
Esto no significa que el futuro de Bitcoin esté garantizado a la baja, pero plantea una cuestión interesante: ¿qué tan preparado está para competir con innovaciones disruptivas que aún no podemos prever? Más importante aún, ¿es Bitcoin realmente el culmen de la evolución tecnológica de las criptomonedas, o estamos presenciando apenas el comienzo de un viaje donde incluso él podría volverse obsoleto?
¿O creéis que será un valor eterno y para siempre?
Está claro que hoy en día el Bitcoin ha consolidado su lugar como la criptomoneda más reconocida y valorada del mundo, gracias a su tecnología pionera, su descentralización y su escasez programada. Sin embargo, la historia de la tecnología está llena de ejemplos en los que innovaciones aparentemente inamovibles han sido desplazadas por avances inesperados. Pensemos en la fotografía digital que desterró los carretes, en los teléfonos inteligentes que relegaron a las cámaras compactas o en el streaming que tras*formó la música y el cine, o la misma nube que dejó los dvds en tecnología arcaica. Entonces, ¿qué asegura que Bitcoin no se enfrente a un destino similar?
El valor de Bitcoin, al menos en su estado actual, se sustenta en dos pilares fundamentales: la confianza en su tecnología y la percepción de su escasez como una reserva de valor. Sin embargo, imaginemos un escenario donde aparezca una tecnología revolucionaria que no solo sea más eficiente, sino que aborde algunas de las críticas más fuertes contra Bitcoin. Por ejemplo, una blockchain cuántica, impenetrable incluso para computadoras cuánticas, que sea más rápida, más barata y completamente sostenible desde un punto de vista energético. O una criptomoneda que no dependa de la minería tradicional, sino de un modelo de consenso más avanzado que elimine cualquier impacto ambiental negativo.
Otra posibilidad es que una nueva tecnología permita el almacenamiento y tras*ferencia de valor de manera instantánea y casi gratuita, sin necesidad de una blockchain, pero con la misma seguridad y descentralización que hoy se considera la fortaleza de Bitcoin.
Además, no podemos ignorar el papel de las narrativas en la economía. Bitcoin es hoy en día un símbolo, un refugio frente a la inflación y un activo digital escaso. Pero, ¿qué ocurre si esa narrativa comienza a desmoronarse? ¿Si un avance tecnológico masivo, combinado con cambios regulatorios, introduce dudas en los inversores y usuarios? En un mundo donde la confianza lo es todo, bastarían unas pocas fisuras para alterar radicalmente la percepción pública y, con ella, el valor de Bitcoin.
Esto no significa que el futuro de Bitcoin esté garantizado a la baja, pero plantea una cuestión interesante: ¿qué tan preparado está para competir con innovaciones disruptivas que aún no podemos prever? Más importante aún, ¿es Bitcoin realmente el culmen de la evolución tecnológica de las criptomonedas, o estamos presenciando apenas el comienzo de un viaje donde incluso él podría volverse obsoleto?
¿O creéis que será un valor eterno y para siempre?