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Madmaxista
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simplememte les he respondido que por el mismo motivo por el que no celebramos el Ramadán, el Diwali o el Ashura: porque no forma parte de nuestra cultura, de nuestra religión o de nuestra tradición.
Les he explicado que en nuestra cultura, y en todas las culturas, existen una serie de celebraciones que han ido pasando de padres a hijos por cientos, a veces miles de años. Tienen un vínculo con los ritmos climáticos del lugar del mundo donde vivimos, con nuestra historia, nuestra cosmovisión colectiva o con nuestra religión y espiritualidad. A veces encierran una sabiduría esotérica (oculta a la mayoría de los celebrantes, pero con un mensaje hacia su subconsciente sólo conscientemente conocido por unos pocos eruditos).
Hubo un momento en el que aquellas celebraciones antiguas, tras*mitidas de padres a hijos sufrieron un quiebro. Los hijos ya no quisieron continuar con la tras*misión llegada de sus ancestros, les dieron la espalda y les traicionaron para comenzar a celebrar las cosas que salían en la tele o llegadas de modas artificiales. Cosas que ya no tienen ningun contacto con nuestras raices, que nuestros abuelos no podrían ni comprender, cosas que han sido inventadas o importadas para vendernos objetos de consumo que no necesitamos o a veces para engañarnos con mala intención: tras*formar nuestro modo de entender el mundo.
En nuestra familia seguiremos celebrando como lo hicieron nuestros abuelos, bisabuelos y antepasados porque nostros venimos de ellos, formamos parte de ellos.
En fin, Dios dirá.
Les he explicado que en nuestra cultura, y en todas las culturas, existen una serie de celebraciones que han ido pasando de padres a hijos por cientos, a veces miles de años. Tienen un vínculo con los ritmos climáticos del lugar del mundo donde vivimos, con nuestra historia, nuestra cosmovisión colectiva o con nuestra religión y espiritualidad. A veces encierran una sabiduría esotérica (oculta a la mayoría de los celebrantes, pero con un mensaje hacia su subconsciente sólo conscientemente conocido por unos pocos eruditos).
Hubo un momento en el que aquellas celebraciones antiguas, tras*mitidas de padres a hijos sufrieron un quiebro. Los hijos ya no quisieron continuar con la tras*misión llegada de sus ancestros, les dieron la espalda y les traicionaron para comenzar a celebrar las cosas que salían en la tele o llegadas de modas artificiales. Cosas que ya no tienen ningun contacto con nuestras raices, que nuestros abuelos no podrían ni comprender, cosas que han sido inventadas o importadas para vendernos objetos de consumo que no necesitamos o a veces para engañarnos con mala intención: tras*formar nuestro modo de entender el mundo.
En nuestra familia seguiremos celebrando como lo hicieron nuestros abuelos, bisabuelos y antepasados porque nostros venimos de ellos, formamos parte de ellos.
En fin, Dios dirá.