Da Grappla Reloaded
Madmaxista
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Cuando los conspiranoicos tienen razón
De entre las múltiples palabras paracrimen que hay en el lenguaje moderno, una destaca para descalificar a la opinión disidente. Se trata de conspiranoia que viene de teoría de la conspiración. Basta con que una opinión discordante con la Narrativa oficial sea calificada así para que la prensa "seria" la descarte completamente, o al menos la use como ejemplo de lo peligrosos que son los disidentes, que están to locos, tío.
Naturalmente, es tabú aventurar siquiera la hipótesis de que dicha expresión y su uso peyorativo provengan de una conspiración. Aunque sea la verdad, se trata de un término inventado por la CIA y circulado entre la prensa afín para descalificar a gente que consideraba irresponsable el comportamiento del Gobierno de los EEUU en la crisis de los misiles, Vietnam o la investigación del asesinato de JFK. De ahí fue adoptado por el resto de medios de comunicación.
Lo cierto es que si a los antiguos se les dijese que se consideraba de locos la posibilidad de que hubiera conspiraciones para alcanzar el poder, y que éstas a veces triunfasen, se echaría las manos a la cabeza. Las conjuras, complots y falsedades son algo tan antiguo como el mundo. El asesinato de Julio César fue una conspiración. La Revolución Francesa fue un nido de conspiraciones donde los jacobinos conspiraban contra los monárquicos, los hebertistas contra los girondinos, los girondinos contra Marat... y Fouché y Talleyrand contra todos. De algún modo se pretende que tras el triunfo del paradigma revolucionario esa manía conspiratoria terminó, dado que al fin tenemos "democracia".
Bobadas. Una hiena no deja de ser un animal carroñero por hacerse la líder de la manada.
Es por eso por lo que traigo a colación una serie de "conspiranoicos" que resultó que tenían razón. No voy a hablar aquí de reptilianos, de ovnis o brujería. Hablaré de hechos demostrados y verificables. Aunque no deje de ser representativo que el único comunicador español al que dejan hablar con libertad de temas como el que hoy traigo a colación sea uno asociado a la ufología y los fantasmas, Iker Jiménez. A partir de aquí, se abre el abismo.
La caza de brujas
En los años 40 y 50 del siglo XX hubo en los EEUU un organismo llamado el Comité de Actividades Antiamericanas. Su cometido era identificar a todos aquéllos que pudieran ser agentes de influencia de potencias extranjeras y muy en especial la URSS. Al frente de ella estaba el senador McCarthy, y estaba apoyado por la CIA cuyo jefe era James Jesus Angleton. Consideraban que la infiltración comunista llegaba a todos los ámbitos de la sociedad, muy en especial la cultura, el espectáculo y la diplomacia. En la tormenta subsiguiente de acusaciones se llegaría a realizar una lista de color de personajes de Hollywood y a acusar al Departamento de Estado de estar al servicio de Moscú. Tanto McCarthy como Angleton serían relevados del servicio al poco tiempo.
Pero lo cierto es que de esa lista de color de Hollywood eran comunistas la mayoría. Cuando se quejan de lo dura que fue la caza de brujas, lo cierto es que en una época en la que las purgas en la URSS se llevaban por delante a decenas de judíos por "querer envenenar a Stalin", sólo ejecutaron a un par de personas en EEUU, y fue por dar secretos nucleares a la URSS. Por muy incómodo que fuera tener que escribir bajo seudónimo los guiones, gente como Dalton Trumbo, Pete Seeger o Arthur Miller pudieron seguir adelante sin renegar de su militancia comunista y ser aclamados por la crítica. Seeger llegó incluso a tocar en la toma de posesión de Obama. Traten ahora de decirme un solo autor de simpatías fascistas o nazis que no haya sufrido damnatio memoriae. Hasta Ezra Pound, el mayor poeta modernista en lengua inglesa del siglo XX, está en el ostracismo en su país natal y casi sólo se le recuerda por las actividades de Casa Pound, que son to de derechass tío.
Lo del departamento de Estado ya clamaba al cielo: una serie de documentos soviéticos interceptados por los EEUU, los papeles VENONA, lo decían bien clarito. No había un solo papel que llegase al Presidente que ellos no hubieran visto antes y, en su caso, redactado incluso, dado que la mano derecha de Roosevelt, Harry Hopkins, era uno de los suyos. Las instituciones que gobiernan el mundo efectivamente, entre ellas la ONU, el Banco Mundial y el FMI, fueron levantadas por gente que aparece en los papeles VENONA como trabajando para la URSS (Harry Dexter White, Alger Hiss y otros).
Y esto es lo que ya huele a cuerno quemado. Que una acusación que era cierta haya acabado formando parte del relato de victimismo de la izquierda nos revela quién detenta realmente el poder de imponer la Narrativa. Ponen como excusa que a McCarthy lo perdían las formas al igual que a su asistente (y posible amante) Roy Cohn. Pero él tenía razón, y los acusados eran traidores.
La red Gladio
No sólo los comunistas tenían sus tramas ocultas durante la Guerra Fría. También la OTAN y sus aliados la tenían. Inspirados en los Werwölfe SS, una red de guerrillas que tenía pensado actuar tras la rendición del Reich contra las fuerzas de ocupación alemanas, los aliados crearon una red clanestina para, en caso de oleada turística por parte del Pacto de Varsovia, mantener actividad partisana en Europa occidental. Hasta ahí algo lógico. El problema fue que se usó para muchas otras cosas que poco tenían que ver con eso. Se les asocia con la escalada de la violencia en los años 70 en países como Italia o Bélgica. En Italia en particular el partido comunista era muy potente, y la Democracia Cristiana con Aldo jovenlandés había llegado a un compromiso histórico para que ambos partidos se apoyasen para que gobierne el más votado y acabar con la inestabilidad de la época (¿de qué nos sonará eso?). Sin embargo Italia en los años 70 no es España en la década de 2010, y dar cualquier legitimidad a un partido comunista era un gran riesgo en un país OTAN. Es por ello que empezaron a cometerse atentados atroces de autoría poco clara atribuidos a bandas terroristas tanto de extrema izquierda como de ultraderecha. Estos años de plomo culminaron con una guerra entre bandas mafiosas y el escándalo Tangentopoli, que estalló cuando caía la URSS.
Se supo por entonces, en una de las últimas intervenciones como Primer Ministro de Giulio Andreotti, de la existencia de Gladio. Andreotti era uno de los más salpicados por la corrupción y su reacción entra dentro del "para lo que me queda en el convento, me cago dentro". Se supo entonces que lo que los conspiranoicos decían desde los años 70, que el Estado estaba involucrado en el terrorismo como parte de una estrategia de la tensión, era cierto. Por eso convenía apiolar a los periodistas que, como Mino Pecorelli, se atrevían a investigarla. Pecorelli por cierto había sido miembro de la X Flotilla MAS que sirvió de germen a Gladio en Italia. Muchos miembros del Gladio italiano también fueron miembros de la logia masónica P2, en la que han estado gente como Berlusconi. Naturalmente hablar de conspiraciones y hablar de masonería es hablar de lo mismo, aunque no se puede decir en público. Porque es de conspiranoico declarar que la prensa y el Estado están trufados de masones. Aunque sea cierto.
En Bélgica la red Gladio se relaciona con una serie de violentos atracos a bancos en Brabante durante los años 70, terminados tan súbitamente como empezaron. Pero el caso más curioso es el de España: oficialmente Gladio nunca operó aquí, sin embargo pistoleros como Stefano Delle Chiaie, que colaboraron con Gladio, vivieron durante años en España. Hay incluso la posibilidad de que Gladio participase en el asesinato de Carrero Blanco, por no hablar de que permitiese operar a ETA y GRAPO. No deja de ser representativo que entre los asesinados por ETA hay muchos que lucharon contra la corrupción como Gregorio Ordóñez o el matrimonio Jiménez-Becerril, pero ningún Bárcenas o Gürteliano. También mucho militar del bunker, falangistas de la vieja escuela irreformables e imposibles de comprar. No deja de ser representativo que fueran los años de la castración de las fuerzas armadas y su correspondiente doma. Tanto el infiltrado Mikel Lejarza, Lobo como Felipe González han declarado que a ETA se la pudo haber desarticulado pero no se hizo.
En suma, las conspiraciones existen. Para otro día podemos dejar el papel de Arabia Saudita en el terrorismo islamista y la oleada turística fiel a la religión del amora de Europa. Y la falsedad de esas ficciones llamadas "Organizaciones No Gubernamentales", que rara vez carecen del apoyo de un Estado u otro. Pero ante todo esa gran conspiración, aunque no sea explícita y en muchos casos sea involuntaria, bajo la cual la izquierda, y en particular la izquierda subversiva de raigambre marxista, se hizo con el control de la cultura y la educación. Sí, otra vez el Marxismo Cultural. Abran bien los ojos, conecten los puntos y sigan disintiendo.
Simonow
https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=862027587259458&id=530482607080626
https://twitter.com/Disidencia_info/status/783982336715157505
De entre las múltiples palabras paracrimen que hay en el lenguaje moderno, una destaca para descalificar a la opinión disidente. Se trata de conspiranoia que viene de teoría de la conspiración. Basta con que una opinión discordante con la Narrativa oficial sea calificada así para que la prensa "seria" la descarte completamente, o al menos la use como ejemplo de lo peligrosos que son los disidentes, que están to locos, tío.
Naturalmente, es tabú aventurar siquiera la hipótesis de que dicha expresión y su uso peyorativo provengan de una conspiración. Aunque sea la verdad, se trata de un término inventado por la CIA y circulado entre la prensa afín para descalificar a gente que consideraba irresponsable el comportamiento del Gobierno de los EEUU en la crisis de los misiles, Vietnam o la investigación del asesinato de JFK. De ahí fue adoptado por el resto de medios de comunicación.
Lo cierto es que si a los antiguos se les dijese que se consideraba de locos la posibilidad de que hubiera conspiraciones para alcanzar el poder, y que éstas a veces triunfasen, se echaría las manos a la cabeza. Las conjuras, complots y falsedades son algo tan antiguo como el mundo. El asesinato de Julio César fue una conspiración. La Revolución Francesa fue un nido de conspiraciones donde los jacobinos conspiraban contra los monárquicos, los hebertistas contra los girondinos, los girondinos contra Marat... y Fouché y Talleyrand contra todos. De algún modo se pretende que tras el triunfo del paradigma revolucionario esa manía conspiratoria terminó, dado que al fin tenemos "democracia".
Bobadas. Una hiena no deja de ser un animal carroñero por hacerse la líder de la manada.
Es por eso por lo que traigo a colación una serie de "conspiranoicos" que resultó que tenían razón. No voy a hablar aquí de reptilianos, de ovnis o brujería. Hablaré de hechos demostrados y verificables. Aunque no deje de ser representativo que el único comunicador español al que dejan hablar con libertad de temas como el que hoy traigo a colación sea uno asociado a la ufología y los fantasmas, Iker Jiménez. A partir de aquí, se abre el abismo.
La caza de brujas
En los años 40 y 50 del siglo XX hubo en los EEUU un organismo llamado el Comité de Actividades Antiamericanas. Su cometido era identificar a todos aquéllos que pudieran ser agentes de influencia de potencias extranjeras y muy en especial la URSS. Al frente de ella estaba el senador McCarthy, y estaba apoyado por la CIA cuyo jefe era James Jesus Angleton. Consideraban que la infiltración comunista llegaba a todos los ámbitos de la sociedad, muy en especial la cultura, el espectáculo y la diplomacia. En la tormenta subsiguiente de acusaciones se llegaría a realizar una lista de color de personajes de Hollywood y a acusar al Departamento de Estado de estar al servicio de Moscú. Tanto McCarthy como Angleton serían relevados del servicio al poco tiempo.
Pero lo cierto es que de esa lista de color de Hollywood eran comunistas la mayoría. Cuando se quejan de lo dura que fue la caza de brujas, lo cierto es que en una época en la que las purgas en la URSS se llevaban por delante a decenas de judíos por "querer envenenar a Stalin", sólo ejecutaron a un par de personas en EEUU, y fue por dar secretos nucleares a la URSS. Por muy incómodo que fuera tener que escribir bajo seudónimo los guiones, gente como Dalton Trumbo, Pete Seeger o Arthur Miller pudieron seguir adelante sin renegar de su militancia comunista y ser aclamados por la crítica. Seeger llegó incluso a tocar en la toma de posesión de Obama. Traten ahora de decirme un solo autor de simpatías fascistas o nazis que no haya sufrido damnatio memoriae. Hasta Ezra Pound, el mayor poeta modernista en lengua inglesa del siglo XX, está en el ostracismo en su país natal y casi sólo se le recuerda por las actividades de Casa Pound, que son to de derechass tío.
Lo del departamento de Estado ya clamaba al cielo: una serie de documentos soviéticos interceptados por los EEUU, los papeles VENONA, lo decían bien clarito. No había un solo papel que llegase al Presidente que ellos no hubieran visto antes y, en su caso, redactado incluso, dado que la mano derecha de Roosevelt, Harry Hopkins, era uno de los suyos. Las instituciones que gobiernan el mundo efectivamente, entre ellas la ONU, el Banco Mundial y el FMI, fueron levantadas por gente que aparece en los papeles VENONA como trabajando para la URSS (Harry Dexter White, Alger Hiss y otros).
Y esto es lo que ya huele a cuerno quemado. Que una acusación que era cierta haya acabado formando parte del relato de victimismo de la izquierda nos revela quién detenta realmente el poder de imponer la Narrativa. Ponen como excusa que a McCarthy lo perdían las formas al igual que a su asistente (y posible amante) Roy Cohn. Pero él tenía razón, y los acusados eran traidores.
La red Gladio
No sólo los comunistas tenían sus tramas ocultas durante la Guerra Fría. También la OTAN y sus aliados la tenían. Inspirados en los Werwölfe SS, una red de guerrillas que tenía pensado actuar tras la rendición del Reich contra las fuerzas de ocupación alemanas, los aliados crearon una red clanestina para, en caso de oleada turística por parte del Pacto de Varsovia, mantener actividad partisana en Europa occidental. Hasta ahí algo lógico. El problema fue que se usó para muchas otras cosas que poco tenían que ver con eso. Se les asocia con la escalada de la violencia en los años 70 en países como Italia o Bélgica. En Italia en particular el partido comunista era muy potente, y la Democracia Cristiana con Aldo jovenlandés había llegado a un compromiso histórico para que ambos partidos se apoyasen para que gobierne el más votado y acabar con la inestabilidad de la época (¿de qué nos sonará eso?). Sin embargo Italia en los años 70 no es España en la década de 2010, y dar cualquier legitimidad a un partido comunista era un gran riesgo en un país OTAN. Es por ello que empezaron a cometerse atentados atroces de autoría poco clara atribuidos a bandas terroristas tanto de extrema izquierda como de ultraderecha. Estos años de plomo culminaron con una guerra entre bandas mafiosas y el escándalo Tangentopoli, que estalló cuando caía la URSS.
Se supo por entonces, en una de las últimas intervenciones como Primer Ministro de Giulio Andreotti, de la existencia de Gladio. Andreotti era uno de los más salpicados por la corrupción y su reacción entra dentro del "para lo que me queda en el convento, me cago dentro". Se supo entonces que lo que los conspiranoicos decían desde los años 70, que el Estado estaba involucrado en el terrorismo como parte de una estrategia de la tensión, era cierto. Por eso convenía apiolar a los periodistas que, como Mino Pecorelli, se atrevían a investigarla. Pecorelli por cierto había sido miembro de la X Flotilla MAS que sirvió de germen a Gladio en Italia. Muchos miembros del Gladio italiano también fueron miembros de la logia masónica P2, en la que han estado gente como Berlusconi. Naturalmente hablar de conspiraciones y hablar de masonería es hablar de lo mismo, aunque no se puede decir en público. Porque es de conspiranoico declarar que la prensa y el Estado están trufados de masones. Aunque sea cierto.
En Bélgica la red Gladio se relaciona con una serie de violentos atracos a bancos en Brabante durante los años 70, terminados tan súbitamente como empezaron. Pero el caso más curioso es el de España: oficialmente Gladio nunca operó aquí, sin embargo pistoleros como Stefano Delle Chiaie, que colaboraron con Gladio, vivieron durante años en España. Hay incluso la posibilidad de que Gladio participase en el asesinato de Carrero Blanco, por no hablar de que permitiese operar a ETA y GRAPO. No deja de ser representativo que entre los asesinados por ETA hay muchos que lucharon contra la corrupción como Gregorio Ordóñez o el matrimonio Jiménez-Becerril, pero ningún Bárcenas o Gürteliano. También mucho militar del bunker, falangistas de la vieja escuela irreformables e imposibles de comprar. No deja de ser representativo que fueran los años de la castración de las fuerzas armadas y su correspondiente doma. Tanto el infiltrado Mikel Lejarza, Lobo como Felipe González han declarado que a ETA se la pudo haber desarticulado pero no se hizo.
En suma, las conspiraciones existen. Para otro día podemos dejar el papel de Arabia Saudita en el terrorismo islamista y la oleada turística fiel a la religión del amora de Europa. Y la falsedad de esas ficciones llamadas "Organizaciones No Gubernamentales", que rara vez carecen del apoyo de un Estado u otro. Pero ante todo esa gran conspiración, aunque no sea explícita y en muchos casos sea involuntaria, bajo la cual la izquierda, y en particular la izquierda subversiva de raigambre marxista, se hizo con el control de la cultura y la educación. Sí, otra vez el Marxismo Cultural. Abran bien los ojos, conecten los puntos y sigan disintiendo.
Simonow
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