Cuando a Montero le hacen una entrevista, le aprietan y no puede evitar sacar su verdadera personalidad.

Sí, a pesar del ardor de estomago que siento por el personaje, he hecho el acto que creo que todos deberíamos hacer más habitualmente: escuchar una entrevista a alguien a quien detestas y hacerlo con la mente abierta para ver qué tiene que decir; en qué puedes estar de acuerdo y en qué estar totalmente en contra.

La entrevista fue hecha este jueves por Jordi Basté en RAC1. No fue especialmente larga. Se trataron varios temas pero principalmente la ley tras*.

Soy totalmente sincero cuando digo que empecé a escucharla evitando todo prejuicio contra ella. Si bien al principio empezó bien hablando de derechos humanos y evitarle a los chavales el acoso escolar y tal; luego la cosa empezó a torcerse cuando dijo que la disforia de género no está considerada a día de hoy como una enfermedad mental por parte de la OMS y eso me llevó a buscar Información al respecto, de lo que saco la siguiente frase:

“ Algunos estudiosos sostienen que el diagnóstico de disforia de género es principalmente una afección médica, relacionada con trastornos del desarrollo sensual, y no un trastorno mental en absoluto.” Disforia de género y tras*exualidad
Por George R. Brown , MD, East Tennessee State University

Bueno, ahí se podría discutir. Pero luego la cosa fue in crescendo y Montero, que inicialmente se mostró en todo momento muy tranquila y sincera, fue sacando cada vez más su auténtica personalidad.

El primer punto caliente fue cuando Basté le puso un fragmento de una entrevista a un activista LGTBI (creo que fue al Samantha Hudson ese, pero honestamente no me acuerdo) en el que decía que ”no le gustaba la ley tras* actual por insuficiente y principalmente porque entre los encargados de idearla y legislarla no había ninguna persona tras*exual, lo cual era absolutamente incoherente que se hicieran cosas para ellos pero sin contar con ellos, ya que sólo un tras*exual puede entender el drama de otros tras*exuales”.

Bueno, aquí a la Montero le cambió el tono a uno mucho más frío. Claramente molesta por quedar expuesto su despotismo ilustrado, argumentó que “bueno, que todo es susceptible de mejora y que estaba de acuerdo y respetaba su opinión, pero que ella había preguntado algunos tras* y que su ley era la mejor que se podía hacer sobre la materia”.

El siguiente punto caliente fue al pasar a la ronda de preguntas de los invitados.

Una periodista le preguntó a cerca de las quejas de un sector importante del feminismo, las llamadas TERF. Montero, con una actitud claramente prepotente aludió a “la necesidad de hacer más pedagogía”, que en cristiano quiere decir que quienes la critican son unas ignorantes y que no se enteran de nada.

A pregunta de otro periodista comentando que si las críticas vienen desde sectores tan opuestos como algunas feministas y el foro de la familia, igual es que algo no se está haciendo bien el todo, Montero calculadamente le contestó lo mismo “Hay que hacer más pedagogía”, claramente poniendo a ambos puntos en el mismo nivel: “ignorantes a los que hay que educar” o “si no estás conmigo, eres el enemigo”.

Otra periodista le habló del caso de México en el que varios hombres se apuntaron como mujer para entrar en el cupo de igualdad. Ella, notoriamente cabreada dijo “pero qué es ser mujer? Es que la gente no entiende que por no parecer una mujer no se es una mujer; que no es necesario hormonarse y operarse para ser un tras*exual, que todo se reduce al género”.

A partir de aquí, Montero una no podía ocultar su verdadera personalidad: prepotente, egocéntrica y hasta tiránica. La actitud desafiante ante los periodistas era hasta incómoda. Parecía una persona que realmente creía que estaba destinada a cumplir un deber superior, en ser historia. Si ante desconocidos esa es su actitud, imaginad cómo debe de dirigir a los que están por debajo de ella. Dirige su ministerio con puño de hierro.

Después de la entrevista me quedó clarísimo que es una persona que NUNCA va a desistir a menos que la deponga. Claramente se le ha subido muchísimo a la cabeza. Realmente creo que es una persona que ha confundido la obstinación y la convicción con la ceguera absoluta y hasta cierto punto el fanatismo. Creo que es una mujer terriblemente acomplejada y se ha creado una armadura de fanatismo para auto convencerse de que merece estar donde está.