Crónicas desde mi retrete (35) 10 PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE LOS INCIDENTES DE AYER EN BARCELONA

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A este hombre debería darsele mas difusion de la que seguramente tiene. Es un crack.

Crónicas desde mi retrete (35) 10 PREGUNTAS Y RESPUESTAS SOBRE LOS INCIDENTES DE AYER EN BARCELONA

En la época actual “el exceso de información, mata a la información”. Cada vez tenemos más y más datos sobre los sucesos de la “humanósfera”, pero cada vez entendemos menos y somos menos capaces de seleccionar datos según su credibilidad, interpretarlos en su conjunto y extraer conclusiones. Entiendo que, desde otras partes de España y desde el extranjero se interprete dramáticamente lo que esta ocurriendo en Cataluña. Pero, a poco que alguien se tome la molestia de indagar y utilizar el pensamiento crítico y la capacidad de razonamiento, se percibirá que en Cataluña no ocurre nada grave, sino que se está procediendo a la escenificación de una tragicomedia (que ha liquidado definitivamente la esperanza de convertir a BCN en “ciudad fashion” y que la relegara por décadas a meca de turistas de porro, chancletas y litrona y a campo de actuación de navajeros llegados de toda la galaxia) querida por la irresponsabilidad de todas las partes (eclecticismo del PSOE, infantilismo indepe, falta de cuajo del PP, inercias que datan de hace 40 años y errores del electorado catalán y no digamos de sus gobiernos autonómicos). Pero si queremos entender lo que ocurrió ayer, lo primero que debemos hacer es preguntarnos: ¿qué ocurrió realmente?

Y lo que ocurrió puede reducirse a esto: Ayer, especialmente a partir de las 18:00 horas prosiguió el espectáculo. Porque se trata de un espectáculo. Por definición, todo espectáculo es “espectacular” (o no es espectáculo), pero también, cualquier espectáculo se organizada para entretener, distraer, fascinar, enervar, etc. Es decir, para obtener algún efecto. Al haber varios tramoyistas en acción, no todos buscan lo mismo, y esto genera dificultades a la hora de dar una explicación unitaria. Por eso hemos recurrido a preguntas y respuestas y a organizar estas entre “lo oficial”, “lo real” y “la prueba” que demuestra nuestra tesis de por dónde ha discurrido la realidad catalana.
A la vista de que, afortunadamente, no se ha producido un muerto en los incidentes, todo induce a pensar que las escenas de incendios y violencia irán declinando y que algunos de los tramoyistas han logrado sus objetivos y otros están confirmando su derrota. Tenemos una secuencia de los hechos desde el lunes, suficientemente significativa como para establecer algunas conclusiones.
1) ¿Cuál era el objetivo de la “huelga de país” del 18 de octubre?
Oficialmente, la gencat utilizó el tema emotivo y sentimental de la sentencia a los presos por el 1-O para tratar de movilizar a las masas en solidaridad con los condenados.
Realmente, se trataba de una excusa, para encubrir el motivo auténtico: relanzar el proceso soberanista por parte de Torra.
La prueba es que él mismo había intervenido el día anterior en el parlament para presentar su programa de un nuevo referéndum de autodeterminación para el 2020.
2) ¿Cuál fue el resultado de la “huelga de país” del 18 de octubre?
Oficialmente, según la gencat, paró “algo más del 50%”
Realmente, sólo hubo paro del 90% en la Uni, en Seat nadie se declaró en huelga, los funcionarios de la propia gencat paro un 35%, en la enseñanza un 43% en las escuelas de la gencat y un 25% en el privado. En sanidad un 5%. Fracaso general sin discusiones, especialmente en lo que queda de industria. Sólo el pequeño comercio significativamente paró por miedo a lo que pudiera ocurrir. Por tanto, próximo al fracaso absoluto.
La prueba, las propias encuestas de la gencat y de otros organismos sindicales y patronales que registra La Vanguardia en su edición de hoy [ver artítulo: “Las movilizaciones de Barcelona enmascaran una huelga escasa”].
3) ¿Cuál fue el resultado de las “marchas de protesta por la sentencia?
Oficialmente, según la Guardia Urbana de Barcelona, asistieron 525.000 personas.
Realmente, la cifra fue mucho menor, en primer lugar, a las de otras ocasiones (600.000 dadas por el mismo organismo para el pasado 11-S, 1.000.000 de personas para el 11-S de 2018, 1.800.000 en 2014 apoyando el referéndum de Mas, etc, etc.) y hay que tener en cuenta que otras cifras reducen los asistentes a 250.000 e incluso 75.000 personas que seguramente está mucho más en consonancia con la realidad. La manifestación demostró que el “entusiasmo” va descendiendo en las “masas independentistas”. Incluso el Omnium reconoció la tendencia a la desmovilización. Hay que añadir que lo que se manifestó ayer en BCN (y no más de 2-4.000 personas que lo hicieron en otras capitales catalanas) era TODO lo que el independentismo podía movilizar en la calle a fecha de ayer.
La prueba, es que el “contador” de las manifestaciones, la Colau, mantiene una postura favorable y que todo lo que emane de la Guardia Urbana, históricamente, tiene el “síndrome del cubata” (ver entre doble y triple, e hinchar sistemáticamente las manifestaciones nacionalistas).
4) ¿Qué consecuencias puede extraerse de la “marcha de protesta por las sentencias” y de la “huelga de país”?
Oficialmente, la gencat declara que las movilizaciones indican el nivel de rechazo del “pueblo catalán a las medidas represivas del tribunal supremo” y se muestra
- por una parte, dispuesto a entablar negociaciones “con Madrid”, pero también a
- encontrar vías unilaterales para la independencia.
Realmente, lo que ocurrió ayer confirma la sensación que se tiene desde el mismo 1-O de 2017, cuando, al día siguiente, no pasó nada. A partir de ese momento, el “procés” se quedó sin “hoja de ruta” y se llegó al punto de inflexión que requiere de los dirigentes independentistas se replanteen de la situación y la evidencia que el independentismo no tiene posibilidad de ir más lejos de donde han llegado y reconozcan públicamente que se equivocaron pensando que la independencia era posible utilizando urnas de todo a 1 un euro.
La prueba, que, en estos momentos, salvo la ANC, la CUP y el Omnium, ERC ha dejado de apoyar propuestas alocadas de nuevos referéndums y el “frente independentista” está disgregado en media docena de siglas, ninguna de las cuales propone un camino viable y realista para mantener algo parecido a lo que fue el “procés”.
5) ¿Existe riesgo en Cataluña de batasunización y de kaleborrokismo?
Oficialmente, los “violentos son minoría” y en eso están de acuerdo, tanto el gobierno del Estado como la gencat y solamente la Colau no sabe / no contesta.

Realmente, en Cataluña nunca ha existido posibilidad de crear un movimiento terrorista similar a ETA, ni mantener formas de agitación estilo “kale borroka” por una sencilla razón: las organizaciones de las que podría emanar han sido siempre extraordinariamente débiles y solamente las circunstancias han hecho que se coagularan en la CUP. Estamos ante grupos de adolescentes con ganas de vivir una experiencia inédita en sus vidas, y con unas CUP-CDR dirigidas por maestros de escuela poco realistas, incluso infantilizados en sus discursos políticos, sin apenas capacidad organizativa, ausencia de estructura de partido, asamblearismo caótico, inestabilidad en las bases y con peso en determinadas localidades de la Cataluña profunda… lo más alejado de un movimiento que pueda derivar hacia una organización paramilitar, jerarquizadas, estable y combativa. No dan la talla, en síntesis.
La prueba, que tras todas las acciones convocadas por los CDR desde el 1-O de 2017 se han saldado con fracasos: “huelga general” del 7-O de 2017, las “columnas” que deberían confluir en la Llotja durante el consejo de ministros celebrado en BCN, otro intento de “huelga general”, para terminar con la intención que tenían ayer: realizar una gran acampada de protesta en el Paseo de Gracia o en Plaza Cataluña. Proyectos fracasados en mayor o menor medida y completamente fracasada su opción del 10 de octubre de 2019.
6) ¿Por qué se reprodujeron los incidentes de ayer hasta altas horas de la noche?
Oficialmente, porque grupos radicales estaban preparados para mantener la guerrilla urbana y sembrar la inquietud entre la población… y en esta versión están de acuerdo generalitat, ayuntamiento (no por boca de la Colau sino de Albert Batlle -nacionalista no indepe- y concejal de seguridad) y Estado.

Realmente, los incidentes se prolongaron porque nadie hizo nada efectivo para impedirlos. A las 10:00 las “autoridades” aludían a un “núcleo duro de 400 kaleborrokas arropados por unos 4.000 radicales”… dicho más claramente: un núcleo de radicales procedentes de sectores de la CUP-CDR y 4.000 críos o lumpen, incluso delincuentes, dispuestos a divertirse hasta altas horas de la noche. Dicho de otra manera: lo que podía haberse impedido desde las 18:00 horas (el “asedio” a la Jefatura de la Policía Nacional en Vía Layetana, se convirtió en un “espectáculo” que duró hasta las 24:00 horas y solamente afecto a una zona comprendida entre Urquinaona y Plaza Universidad, con el límite superior en Gran Vía y el inferior en la plaza Nova (Catedral). Un óvalo extremadamente reducido del Casco Antiguo y del Ensanche.
La prueba, que todas las imágenes que mostraron las televisiones se reducía a esta zona: el centro de Barcelona, menos de un kilómetro cuadrado en una ciudad de 102,5 km2.
7) ¿Existe la posibilidad de operaciones de “false flag” (bandera falsa)?
Oficialmente, Torra declaró que eso explicaba la violencia en las calles.

Realmente, no existe ni una sola prueba. De hecho, si es cierto que hubo una “bandera falsa” en toda esta historia: el trapo que enarbolan los indepes, sin tradición, sin historia, sin heroísmo detrás, sin más significado que el independentismo.
La prueba, que si hubiera existido algún “agente provocador” estaría localizado y detenido en estos momentos por la gencat o identificado por su “escamot mediático”. La rumorología interesada ha partido de varios puntos y no solamente de la gencat: conspiranoicos y freakys, rescatando leyendas urbanas ya conocidas (“vi a un hombre mayor con moto que entregaba 3.000 euros a un grupo de jóvenes con gasolina”, y otras por el estilo).
8) ¿Por qué los mandos políticos de las fuerzas de seguridad del Estado no disolvieron las concentraciones radicales de manera contundente a partir de las 18:00 horas?
Oficialmente para evitar que se produjeran incidentes que pudieran causar heridos graves.

Realmente, porque dejar a los radicales a sus anchas aumentaba la sensación de espectáculo. Se trataba, ciertamente, de una “operación psicológica” para identificar lo que queda del independentismo con la violencia y contribuir a desgastar un poco más el fenómeno. El independentismo ha intentado hacer lo mismo, identificando el “unionismo” con dos chavales detenidos por una paliza a un indepe. Ganan los primeros por goleada. Hoy en Barcelona, nadie se acuerda de los 60.000-250 manifestantes que llegaron especialmente de Gerona y del interior de Cataluña y se manifestaron tranquilamente, sino de las violencias que marcarán a BCN durante las próximas décadas. Una imagen es más efectiva que razonar y tratar de convencer de la inviabilidad del independentismo y demostrar sus ensoñaciones. El objetivo de la “operación psicológica” consistía, simplemente, en tratar de que Cataluña “recuperara su unidad” en el rechazo a “los violentos”.
La prueba, son los comentarios que prodigó TVE1 y el Canal 24 horas, en la tarde-noche de ayer ofreciendo varias horas sobre los incidentes y apenas unos segundos sobre la manifestación (en la proporción inversa a la de TV3) y el mensaje con el que todos los comentaristas reforzaban las imágenes destacando, sobre todo, “la perfecta coordinación entre Mossos y Policía Nacional” y el hecho de que la “seguridad ciudadana ha quedado a salvo por los Mossos, la Guardia Civil y la Policía Nacional”.
9) ¿Pero existe “peligro separatista” o “peligro de guerra civil” en Cataluña.
Oficialmente no.

Realmente, ni de coña, ni antes, ni ahora, ni nunca en la historia de España, ha existido ese riesgo. El nacionalismo independentista es víctima de su “padre”, el crecimiento económico de otra época que hizo afluir a Cataluña a millones de hombres y mujeres de otras regiones del Estado y este fenómeno ha contribuido a la pérdida de identidad catalana que la gencat, con el lavado de cerebro de sus escuelas ha conseguido “catalanizar” sólo en mínima medida (la quiebra de la escuela en España -y, por tanto, en Cataluña- es de tal magnitud que pretender “mentalizar” a los niños a través de las aulas es una quimera que solamente afecta a minorías).
La prueba es que hoy, en 2019, los independentistas están mucho más lejos en todas las encuestas del objetivo que se marcaron en 2004, cuando Carod-Rovira anunció “para el 2014, independencia”.
10) ¿Vale la pena manifestarse por la “unidad de España”?
Oficialmente, no. El gobierno del Estado, ni hoy con el PSOE, ni ayer con el PP, ha alentado manifestaciones a favor de la “unidad del Estado”, ni ha pagado viajes o bocadillos para montar manifestaciones unionistas en BCN.

Realmente, si. Si no se produce una “reacción unionista”, la gencat intentará ocultar el cadáver zombie del “procés” y negarse a reconocer su fracaso. Por tanto, es bueno, no solamente que se convoquen manifestaciones unionistas, sino que se exija al gobierno del Estado medidas drásticas para evitar el cultivo en las granjas-escuela de la gencat, de la especie tóxica indepe. En otras palabras: el unionismo debe dotarse de un programa político, por encima de las siglas de los partidos existentes y exigir, ante todo, una red pública y accesible de escuelas castellano-parlantes. Y, en segundo lugar, realizar propaganda y lucha política en la calle continuamente, demostrando el irracionalismo consistente en querer ordenar Cataluña en el siglo XXI con principios de siglos muy anteriores o con infantiles falsificaciones históricas.
La prueba es las opciones políticas que se dan dentro de una sociedad concreta, son vasos comunicantes: si “baja” el independentismo -como está bajando- el unionismo debe “subir” hasta adquirir un peso político del que hoy carece por la traición de los dos grandes partidos (desde Aznar negociando con Pujol, hasta el PSOE acampado en Chueca y ambiguo en BCN). Decenas de movimientos de la inmi gración interior ocurridos desde mediados del XIX han homogeneizado cada vez más a Cataluña con el resto del Estado y han hecho que hoy, en Cataluña, a pesar de 40 años de totalitarismo lingüístico, se hable más castellano que catalán en las calles de las grandes ciudades.
CONCLUSIÓN FINAL: EL PROBLEMA NO ES QUE LOS INDEPES ESTÉN KAPUT SINO QUE ESPAÑA ESTÁ OFF SIDE
La conclusión final: si el nacionalismo español va por detrás del independentismo a la hora de manifestarse es porque, en su sector mayoritario, aspira a defender la “constitución” como marco de convivencia y ésta deja poco lugar para entusiasmos, innovaciones y nuevas construcciones intelectuales.
En cuanto al patriotismo “no constitucional”, vive de los mismos planteamientos de ideales que en el último tercio del siglo XIX, sin integrar en su interpretación todo lo que ha ocurrido a partir de 1945 y, mucho más en concreto, desde 1989, cuando cayó el Muro de Berlín. Digamos que el nacionalismo español va demorado en dirección a la flecha de la Historia, pero el nacionalismo catalán alude a un “país” y a una “sociedad” que ya no existen y, en algunos temas, que murieron a finales del Medievo.
Puestos a elegir, obviamente, el sentido común nos sitúa “en España, con España y con el castellano”, trampolín para llegar a fórmulas más amplias de convivencia y organización (con esa comunidad continental castellanoparlante de 600 millones de almas o con esa Europa con la que estamos unidos geográfica, antropológica, y culturalmente).
Lo único dramático que tiene la actual situación española es que, cuando hoy debería de estar debatiéndose en la sociedad esta temática (si mirar a Iberoamérica o mirar a Europa) de futuro, estamos varados en una trifulca estéril, vintage, peripatética y pueblerina derivada del gran error de la tras*ición y de la constitución: el Estado de las Autonomías.
 
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