MonteKarmelo
Madmaxista
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LOS CLUBES DE ALTERNE PIERDEN UN 40% DE SU FACTURACION. YA SE HAN ESFUMADO 20.000 EMPLEOS
Hay belleza en la decadencia de un letrero de neón, parpadeante.En el halo frenético de las luces encaprichadas en iluminar la carretera. El Romaní, un club de alterne, se anuncia así. Los coches lo ven a lo lejos y se guían como con un faro hacía la lujuria. Está escondido en un polígono industrial en las afueras de Valencia. El aparcamiento, con capacidad para un centenar de coches, no supera los 10.
Antaño, en vísperas de Nochebuena [es la noche del 23 de diciembre] no cabían coches. Los vehículos, cuales hormigas, se alineaban dibujando líneas y cuadraturas alrededor de las naves industriales.Según datos de la Asociación Nacional de Empresarios de Alterne [Anela], en los primeros 10 meses del año, sus socios han perdido un 40% de facturación. Es la peor debacle del negocio del sesso en España, un universo -situado entre la legalidad y la ilegalidad- que el año pasado se estimó en más de 18.000 millones de euros.El presidente de la patronal es Pablo Mayo, propietario del nightclub.
El edificio tiene unos 3.000 metros cuadrados y evoca varios estilos. Es entre hotel con paredes de piedra caliza y castillo con focos amarillos distribuidos por su estructura. En la torre, donde debería estar el campanario, una estrella de Belén.
CUENTAS. En la puerta de acceso hay tres personas. Un guardia de seguridad, la recepcionista [expende las entradas: 10 euros con derecho a una copa] y un par de muchachos vestidos de Dolce & Gabbana cuyas funciones no logro descifrar. En el acceso para trabajadores nos espera Carlos, jefe de camareros. El tour por las entrañas de esta casa de citas se inicia con su compañía.
Se estima que hay alrededor de medio millón de personas que, como él, viven de esto. No sólo son cortesanas: hay cocineros, recepcionistas, gente de limpieza, porteros.... Un grupo poblacional superior al de la ciudad de Bilbao. Por lo pronto, sin contar a las meretrices, 20.000 personas se han quedado sin empleo.Carlos ha visto como 16 compañeros han sido despedidos. Algunos nightclub han prescindido del 60% de sus trabajadoras/es. Ni ellas, ni ellos, utilizaban tacones de aguja como parte de su atuendo habitual.
Desde la entrada, las tenues luces rojizas ocultan el desierto corredor. Un pasillo corto que lleva a las barras llenas de muchachas en minifalda que charlan entre ellas. En las facciones felinas de Beatriz, húngara, se muestra la desesperación del vendedor que no cierra un trato. Lo tiene todo para conseguirlo. Cintura de hacer pilates, ojos celestes, nariz que apunta al horizonte, pelo azabache, 175 centímetros sin los zapatos de plataforma de metacrilato [que permitan que luzca las piernas más largas que vieras]. Pero no logra seducir a Andrés, un albañil que prefiere a una muchacha rubia que le hizo un descuento furibundo.
La proporción es de cuatro clientes por cada una. Así, ellas pierden.
POCAS COPAS, POCO sesso. El modelo de negocio de este lugar es simple y común. Las chicas pagan por las habitaciones unos 50 euros diarios. El dueño gana con la entrada y las consumiciones. Un mojito, 30 euros. Una botella de Moët & Chandom, 250 [precio en cualquier supermercado: 30]. El precio medio por cada servicio [30 minutos de cronómetro]: 70 euros. Pero ellas pueden hacer descuentos o especular [es triste mencionar así el negociar con el cuerpo, pero son los términos correctos]. Beatriz sigue esperando al hombre que cambie su noche.
El recorrido por los salones para striptease privados es como recorrer un museo. Todo perfecto, decorado armónicamente pero sin vida. Nadie. En un lugar de temperatura caliente, el frío predomina. María, argentina, pelo castaño claro, caderas anchas y verbo fugaz suelta su discurso en un encuentro a solas. «Es una psicosis colectiva y somos afectadas por esta situación que nada tiene que ver con nosotras que hemos decidido vivir de esto».
Comenzó a negociar con su sesso a los 18 años. «Agallas había que tener». Lo ha dejado y ha seguido. «En pocos trabajos podría ganar tantos miles de euros al mes» [aseguran sus allegados que supera los 20.000]. Tiene una niña de cinco años. Aparece en tertulias de televisión defendiendo su postura. Lo cuenta mostrando unos labios gruesos que han conocido tantos hombres como minutos tiene un año [70 euros por jornada por 15 hombres por 22 días para alcanzar el sueldo del directivo de una multinacional]. Es un decir.
«El sesso es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor», escribió -dándole un cariz poético a esta profesión- Gabriel García Márquez en Memoria de mis pilinguis Tristes. En las miradas desoladas de ellas se ve que la fiesta -lírica y onírica- se acabó. Los bolsos de Louis Vuitton son hoy de marca blanca. El champagne apenas sale de la bodega. «Aún hay clientes que se gastan miles de euros, pero no es lo convencional. Antes era la norma», dice María. Se acurruca en un sillón de tapiz de leopardo.Cruza las piernas y suspira.
Minutos después va a una de las maquinas tragaperras que hay dentro y lanza monedas en su interior. Le da a los botones mientras espera que algo cambie su suerte.
Un cincuentón coge de la cintura a Gabriela, 22 años, rumana.Recorre con la punta de los dedos su vestido rojo. Ella acaricia su mano. Pocas palabras. Le susurra al oído. El decide.
CAIDA A NIVEL MUNDIAL. En su primer día de cotización, el Daily Planet [Melbourne, Australia] logró doblar el valor de sus acciones.El 1 de mayo de 2003, los periódicos económicos de todo el orbe tras*mitieron el impacto del único burdel que se lanzó a cotizar en Bolsa. Su capital bursátil eran damiselas que parecían salidas de las portadas estivales de Sports Illustrated.
Abrió por la mañana con un valor de apertura de 31 centavos y cerró con 67 centavos de dólar australiano. Uno de sus promotores lanzó una cita memorable, digna del mejor negociante de stock options, «obviamente el precio de la empresa se va a seguir elevando. Es sesso, y todo el mundo sabe que es una buena inversión».Los analistas financieros se volcaron y se unieron al orgasmo como lección. Sus acciones llegaron triplicar su precio inicial.¿Sabe a cuánto cotiza hoy? No supera los 11 centavos. La jovenlandesaleja que nadie quiso memorizar: se puede especular con todo.
Si todas las empresas dedicadas al placer carnal cotizaran en Wall Street, necesitarían ayudas similares a las de los banqueros.Si extrapolamos los resultados de los clubes de alterne de Anela, el mercado español ha perdido ya 7.200 millones de euros [de los 18.000 millones]. Los mercados emergentes tampoco se sostienen.Las salidas para salvar las cuentas de resultados son tan asombrosas como patéticas.
En Praga, en un lugar llamado Big Sister, los clientes no pagan por retozar con la cortesana de su elección. La seleccionan en un menú electrónico. Las mujeres aparecen en un monitor de plasma. La elección no es sencilla. Las hay de todos los fenotipos.La bebida no es más cara que en cualquier bar de la capital de República Checa. Se opta por habitaciones temáticas con nombres como cielo, infierno, el harem del sultán], fetiche, montañas, igloo... El único coste por acostarte con las damiselas: tu pudor.
Big Sister puede grabar y tras*mitir el coito por internet. Su éxito no tenía precedentes. Los ingresos -en plena moda del sesso amateur- iban in crescendo hasta que el tsunami económico llegó.«Nuestros clientes no tienen el mismo nivel de ingresos que antes», reconoce Carl Borowitz, uno de sus directivos.
Ellos cobran 30 euros al mes a cada cliente de su particular pay per view. En tres meses han caído un 15% de sus ingresos.
La caída de turistas sensuales es tan alta que varios lobbies hoteleros presionan al gobierno para que legalice la prespitación siguiendo los pasos de Alemania y Holanda [por cierto, los principales burdeles germanos caen una media del 20%].
América tampoco se libra del gatillazo. El emblemático Mustang Ranch [Reno, Nevada], un símbolo de inspiración de todos los clubes de alterne del mundo [con documentales de HBO incluidos] ha despedido al 30% de su personal.
REBAJAS. La decoración del Romaní no tiene nada que envidiar al Ranch. Como el club de Reno, tiene un restaurante. Jaime, un comensal pide un revuelto de jamón y una copa de vino. Acaba de comer y se va. No se acuesta con nadie. Ha ejercido de voyeur y ha partido.
Entrar por la puerta de atrás del local permite conocer el ritmo interior. Cuando a las chicas no las ilumina la calidez de las tenues luces rojas se pueden ver sus imperfecciones y sus plataformas de metacrilato adquieren dimensiones pantagruélicas. En algunos casos, se ve su mirada de mujeres a medio vivir. Mientras comen en el comedor que hay detrás de las barras se cuentan sus peripecias.
«Antes nos llevábamos 200 euros al día. Hoy, si logro pagar la habitación, me conformo», dice Gabriela, quien gira sobre su propio eje en una cama redonda. Su pelo casi blanco cae sobre su espalda. Su lección: «También existimos».
Pablo Mayo, el dueño del Romaní, ha tomado medidas drásticas.No les cobra de lunes a jueves. «Si no lo hago se van a los pisos.Ellas son libres de hacerlo. Lo cruel es que allí estarán a merced de las mafias», dice el también presidente de la patronal del sector. «Es muy simple el análisis, hemos pasado de ganar mucho a ganar poco y a no cobrarles. Lo siguiente es el cierre. No olviden que sólo los locales de Anela dan empleo a 60.000 personas...».
LAS ESPAÑOLAS VUELVEN. Gabriela tiene 25 años. Nació y vive en Barcelona. Trabaja en su apartamento. Ha comenzado hace poco [no quiere especificarlo]. Ofrece sus servicios en la Red y en anuncios de prensa [se estima que la publicidad ha caído un 30%; en algunas publicaciones significa un millón y medio de euros menos en su cuenta de resultados]. Comenzó cobrando como una dama de compañía de lujo. «Una call girl, como la serie. Mi tarifa era de 700 euros por un par de horas», dice con coqueta voz grave.Hoy, va por los 250 cada 60 minutos. «Antes recibía a ejecutivos con corbata y trajes de Dior. Me daba el lujo de decirles que no. Si ahora me llaman no le digo que no a nadie. La competencia ha aumentado. Antes era una de las pocas españolas que se podía encontrar en internet en la ciudad [unas 400, en Cataluña]. Ahora hay demasiadas». La ONG Amaranta, orientada a la integración de ex cortesanas, ha detectado el aumento. Otra fundación, Triángulo, certifica otro fenómeno: la crisis triplica el número de españoles que ofrecen sesso a cambio de dinero [un 46,5% afirman ser gayses; 30,7%, heterosexuales; 22,8%, bisexuales]. Gabriela lanza un estudiado suspiro y acaba con la charla.
VICTIMAS COLATERALES. Loli, valenciana, 45 años, corta el jamón intentándole dar forma de cubos. Dirige la cocina. Le ayuda Elena, rumana, 49. Loli lleva una década en la misma cocina. Elena, tres años menos. Esteban, Barcelona, 24 años, lleva el pan al comedor de las chicas. Comen en relevos de 20. Arriba una peluquería, un gimnasio, dos empleos. Cuatro personas detrás de la barra.Todos temen por su trabajo. César, treintañero, discjockey, recuerda cuando tenía asistentes para poder dirigir la música de las salas, la terraza y la piscina. Hoy el sonido es monocorde en todos los ambientes. «Parecemos todos viejos contando anécdotas viejas del lugar pero así estamos», afirma César, acomodándose su larga coleta. Observando una pista de baile sin danzantes. Se pone unos auriculares y selecciona Umbrella [Rihanna y Jay-Z, material Billboard y tema fetiche de Los 40 principales]. Una mulata con las caderas de Beyoncé se contornea en un taburete. Termina su baile y se acerca.
Lección segunda de una cortesana del Romaní. «Quiero pagar impuestos», susurra y lanza una carcajada que supera en decibelios a la música que programa César.
Según recuerda Ignacio de la Torre, director del Instituto de Empresa [en su blog, Cotizalia], el producto interior bruto de Grecia aumentó un 25% cuando contabilizó el juego y la prespitación en 2006. Era puro colorete para ocultar el déficit.
A la salida, ya 24 de diciembre, veo un letrero. Se lee que a las 22 horas de Nochebuena se cerrará el local. Varias suben, desmaquilladas, a dormir a sus habitaciones. Solas y cansadas.
EL SECTOR NO LEVANTA CABEZA
Se calcula que el negocio del sesso mueve 18.000 millones de euros al año. l Medio millón de personas trabaja en este sector, que está entre la legalidad y la ilegalidad. l Las principales casas de citas de Alemania pierden también un 20% de facturación. l El Mustang Ranch, icono norteamericano que ha inspirado a clubes de alterne de todo el mundo, ha despedido al 30% de su personal.l Las acciones del Daily Planet, el único burdel que cotiza en Bolsa, llegaron a costar 99 centavos de dólar australiano. Hoy valen 11.
- EL MUNDO | Suplemento cronica 689 - EL GATILLAZO DE LA PROSTITUCION
Hay belleza en la decadencia de un letrero de neón, parpadeante.En el halo frenético de las luces encaprichadas en iluminar la carretera. El Romaní, un club de alterne, se anuncia así. Los coches lo ven a lo lejos y se guían como con un faro hacía la lujuria. Está escondido en un polígono industrial en las afueras de Valencia. El aparcamiento, con capacidad para un centenar de coches, no supera los 10.
Antaño, en vísperas de Nochebuena [es la noche del 23 de diciembre] no cabían coches. Los vehículos, cuales hormigas, se alineaban dibujando líneas y cuadraturas alrededor de las naves industriales.Según datos de la Asociación Nacional de Empresarios de Alterne [Anela], en los primeros 10 meses del año, sus socios han perdido un 40% de facturación. Es la peor debacle del negocio del sesso en España, un universo -situado entre la legalidad y la ilegalidad- que el año pasado se estimó en más de 18.000 millones de euros.El presidente de la patronal es Pablo Mayo, propietario del nightclub.
El edificio tiene unos 3.000 metros cuadrados y evoca varios estilos. Es entre hotel con paredes de piedra caliza y castillo con focos amarillos distribuidos por su estructura. En la torre, donde debería estar el campanario, una estrella de Belén.
CUENTAS. En la puerta de acceso hay tres personas. Un guardia de seguridad, la recepcionista [expende las entradas: 10 euros con derecho a una copa] y un par de muchachos vestidos de Dolce & Gabbana cuyas funciones no logro descifrar. En el acceso para trabajadores nos espera Carlos, jefe de camareros. El tour por las entrañas de esta casa de citas se inicia con su compañía.
Se estima que hay alrededor de medio millón de personas que, como él, viven de esto. No sólo son cortesanas: hay cocineros, recepcionistas, gente de limpieza, porteros.... Un grupo poblacional superior al de la ciudad de Bilbao. Por lo pronto, sin contar a las meretrices, 20.000 personas se han quedado sin empleo.Carlos ha visto como 16 compañeros han sido despedidos. Algunos nightclub han prescindido del 60% de sus trabajadoras/es. Ni ellas, ni ellos, utilizaban tacones de aguja como parte de su atuendo habitual.
Desde la entrada, las tenues luces rojizas ocultan el desierto corredor. Un pasillo corto que lleva a las barras llenas de muchachas en minifalda que charlan entre ellas. En las facciones felinas de Beatriz, húngara, se muestra la desesperación del vendedor que no cierra un trato. Lo tiene todo para conseguirlo. Cintura de hacer pilates, ojos celestes, nariz que apunta al horizonte, pelo azabache, 175 centímetros sin los zapatos de plataforma de metacrilato [que permitan que luzca las piernas más largas que vieras]. Pero no logra seducir a Andrés, un albañil que prefiere a una muchacha rubia que le hizo un descuento furibundo.
La proporción es de cuatro clientes por cada una. Así, ellas pierden.
POCAS COPAS, POCO sesso. El modelo de negocio de este lugar es simple y común. Las chicas pagan por las habitaciones unos 50 euros diarios. El dueño gana con la entrada y las consumiciones. Un mojito, 30 euros. Una botella de Moët & Chandom, 250 [precio en cualquier supermercado: 30]. El precio medio por cada servicio [30 minutos de cronómetro]: 70 euros. Pero ellas pueden hacer descuentos o especular [es triste mencionar así el negociar con el cuerpo, pero son los términos correctos]. Beatriz sigue esperando al hombre que cambie su noche.
El recorrido por los salones para striptease privados es como recorrer un museo. Todo perfecto, decorado armónicamente pero sin vida. Nadie. En un lugar de temperatura caliente, el frío predomina. María, argentina, pelo castaño claro, caderas anchas y verbo fugaz suelta su discurso en un encuentro a solas. «Es una psicosis colectiva y somos afectadas por esta situación que nada tiene que ver con nosotras que hemos decidido vivir de esto».
Comenzó a negociar con su sesso a los 18 años. «Agallas había que tener». Lo ha dejado y ha seguido. «En pocos trabajos podría ganar tantos miles de euros al mes» [aseguran sus allegados que supera los 20.000]. Tiene una niña de cinco años. Aparece en tertulias de televisión defendiendo su postura. Lo cuenta mostrando unos labios gruesos que han conocido tantos hombres como minutos tiene un año [70 euros por jornada por 15 hombres por 22 días para alcanzar el sueldo del directivo de una multinacional]. Es un decir.
«El sesso es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor», escribió -dándole un cariz poético a esta profesión- Gabriel García Márquez en Memoria de mis pilinguis Tristes. En las miradas desoladas de ellas se ve que la fiesta -lírica y onírica- se acabó. Los bolsos de Louis Vuitton son hoy de marca blanca. El champagne apenas sale de la bodega. «Aún hay clientes que se gastan miles de euros, pero no es lo convencional. Antes era la norma», dice María. Se acurruca en un sillón de tapiz de leopardo.Cruza las piernas y suspira.
Minutos después va a una de las maquinas tragaperras que hay dentro y lanza monedas en su interior. Le da a los botones mientras espera que algo cambie su suerte.
Un cincuentón coge de la cintura a Gabriela, 22 años, rumana.Recorre con la punta de los dedos su vestido rojo. Ella acaricia su mano. Pocas palabras. Le susurra al oído. El decide.
CAIDA A NIVEL MUNDIAL. En su primer día de cotización, el Daily Planet [Melbourne, Australia] logró doblar el valor de sus acciones.El 1 de mayo de 2003, los periódicos económicos de todo el orbe tras*mitieron el impacto del único burdel que se lanzó a cotizar en Bolsa. Su capital bursátil eran damiselas que parecían salidas de las portadas estivales de Sports Illustrated.
Abrió por la mañana con un valor de apertura de 31 centavos y cerró con 67 centavos de dólar australiano. Uno de sus promotores lanzó una cita memorable, digna del mejor negociante de stock options, «obviamente el precio de la empresa se va a seguir elevando. Es sesso, y todo el mundo sabe que es una buena inversión».Los analistas financieros se volcaron y se unieron al orgasmo como lección. Sus acciones llegaron triplicar su precio inicial.¿Sabe a cuánto cotiza hoy? No supera los 11 centavos. La jovenlandesaleja que nadie quiso memorizar: se puede especular con todo.
Si todas las empresas dedicadas al placer carnal cotizaran en Wall Street, necesitarían ayudas similares a las de los banqueros.Si extrapolamos los resultados de los clubes de alterne de Anela, el mercado español ha perdido ya 7.200 millones de euros [de los 18.000 millones]. Los mercados emergentes tampoco se sostienen.Las salidas para salvar las cuentas de resultados son tan asombrosas como patéticas.
En Praga, en un lugar llamado Big Sister, los clientes no pagan por retozar con la cortesana de su elección. La seleccionan en un menú electrónico. Las mujeres aparecen en un monitor de plasma. La elección no es sencilla. Las hay de todos los fenotipos.La bebida no es más cara que en cualquier bar de la capital de República Checa. Se opta por habitaciones temáticas con nombres como cielo, infierno, el harem del sultán], fetiche, montañas, igloo... El único coste por acostarte con las damiselas: tu pudor.
Big Sister puede grabar y tras*mitir el coito por internet. Su éxito no tenía precedentes. Los ingresos -en plena moda del sesso amateur- iban in crescendo hasta que el tsunami económico llegó.«Nuestros clientes no tienen el mismo nivel de ingresos que antes», reconoce Carl Borowitz, uno de sus directivos.
Ellos cobran 30 euros al mes a cada cliente de su particular pay per view. En tres meses han caído un 15% de sus ingresos.
La caída de turistas sensuales es tan alta que varios lobbies hoteleros presionan al gobierno para que legalice la prespitación siguiendo los pasos de Alemania y Holanda [por cierto, los principales burdeles germanos caen una media del 20%].
América tampoco se libra del gatillazo. El emblemático Mustang Ranch [Reno, Nevada], un símbolo de inspiración de todos los clubes de alterne del mundo [con documentales de HBO incluidos] ha despedido al 30% de su personal.
REBAJAS. La decoración del Romaní no tiene nada que envidiar al Ranch. Como el club de Reno, tiene un restaurante. Jaime, un comensal pide un revuelto de jamón y una copa de vino. Acaba de comer y se va. No se acuesta con nadie. Ha ejercido de voyeur y ha partido.
Entrar por la puerta de atrás del local permite conocer el ritmo interior. Cuando a las chicas no las ilumina la calidez de las tenues luces rojas se pueden ver sus imperfecciones y sus plataformas de metacrilato adquieren dimensiones pantagruélicas. En algunos casos, se ve su mirada de mujeres a medio vivir. Mientras comen en el comedor que hay detrás de las barras se cuentan sus peripecias.
«Antes nos llevábamos 200 euros al día. Hoy, si logro pagar la habitación, me conformo», dice Gabriela, quien gira sobre su propio eje en una cama redonda. Su pelo casi blanco cae sobre su espalda. Su lección: «También existimos».
Pablo Mayo, el dueño del Romaní, ha tomado medidas drásticas.No les cobra de lunes a jueves. «Si no lo hago se van a los pisos.Ellas son libres de hacerlo. Lo cruel es que allí estarán a merced de las mafias», dice el también presidente de la patronal del sector. «Es muy simple el análisis, hemos pasado de ganar mucho a ganar poco y a no cobrarles. Lo siguiente es el cierre. No olviden que sólo los locales de Anela dan empleo a 60.000 personas...».
LAS ESPAÑOLAS VUELVEN. Gabriela tiene 25 años. Nació y vive en Barcelona. Trabaja en su apartamento. Ha comenzado hace poco [no quiere especificarlo]. Ofrece sus servicios en la Red y en anuncios de prensa [se estima que la publicidad ha caído un 30%; en algunas publicaciones significa un millón y medio de euros menos en su cuenta de resultados]. Comenzó cobrando como una dama de compañía de lujo. «Una call girl, como la serie. Mi tarifa era de 700 euros por un par de horas», dice con coqueta voz grave.Hoy, va por los 250 cada 60 minutos. «Antes recibía a ejecutivos con corbata y trajes de Dior. Me daba el lujo de decirles que no. Si ahora me llaman no le digo que no a nadie. La competencia ha aumentado. Antes era una de las pocas españolas que se podía encontrar en internet en la ciudad [unas 400, en Cataluña]. Ahora hay demasiadas». La ONG Amaranta, orientada a la integración de ex cortesanas, ha detectado el aumento. Otra fundación, Triángulo, certifica otro fenómeno: la crisis triplica el número de españoles que ofrecen sesso a cambio de dinero [un 46,5% afirman ser gayses; 30,7%, heterosexuales; 22,8%, bisexuales]. Gabriela lanza un estudiado suspiro y acaba con la charla.
VICTIMAS COLATERALES. Loli, valenciana, 45 años, corta el jamón intentándole dar forma de cubos. Dirige la cocina. Le ayuda Elena, rumana, 49. Loli lleva una década en la misma cocina. Elena, tres años menos. Esteban, Barcelona, 24 años, lleva el pan al comedor de las chicas. Comen en relevos de 20. Arriba una peluquería, un gimnasio, dos empleos. Cuatro personas detrás de la barra.Todos temen por su trabajo. César, treintañero, discjockey, recuerda cuando tenía asistentes para poder dirigir la música de las salas, la terraza y la piscina. Hoy el sonido es monocorde en todos los ambientes. «Parecemos todos viejos contando anécdotas viejas del lugar pero así estamos», afirma César, acomodándose su larga coleta. Observando una pista de baile sin danzantes. Se pone unos auriculares y selecciona Umbrella [Rihanna y Jay-Z, material Billboard y tema fetiche de Los 40 principales]. Una mulata con las caderas de Beyoncé se contornea en un taburete. Termina su baile y se acerca.
Lección segunda de una cortesana del Romaní. «Quiero pagar impuestos», susurra y lanza una carcajada que supera en decibelios a la música que programa César.
Según recuerda Ignacio de la Torre, director del Instituto de Empresa [en su blog, Cotizalia], el producto interior bruto de Grecia aumentó un 25% cuando contabilizó el juego y la prespitación en 2006. Era puro colorete para ocultar el déficit.
A la salida, ya 24 de diciembre, veo un letrero. Se lee que a las 22 horas de Nochebuena se cerrará el local. Varias suben, desmaquilladas, a dormir a sus habitaciones. Solas y cansadas.
EL SECTOR NO LEVANTA CABEZA
Se calcula que el negocio del sesso mueve 18.000 millones de euros al año. l Medio millón de personas trabaja en este sector, que está entre la legalidad y la ilegalidad. l Las principales casas de citas de Alemania pierden también un 20% de facturación. l El Mustang Ranch, icono norteamericano que ha inspirado a clubes de alterne de todo el mundo, ha despedido al 30% de su personal.l Las acciones del Daily Planet, el único burdel que cotiza en Bolsa, llegaron a costar 99 centavos de dólar australiano. Hoy valen 11.
- EL MUNDO | Suplemento cronica 689 - EL GATILLAZO DE LA PROSTITUCION