Markkus
Madmaxista
Estoy hasta los huevones, dicho sinceramente, no puedo más, no puedo más. Compartir sociedad con gentes tan decadentes me irrita, me pone de mala leche. Demasiadas horas de mi vida se han consumido leyendo filosofía y moviendo hierros y eso a la larga pasa factura; no es que me haya tras*formado en un fiel discípulo de la escuela vitalista y revolucionaria de la filosofía alemana (con barra en el maletero para solventar litigios, a tomar por ojo ciego el Estado, la justicia la imparto yo) de tanto leer a Hegel, Nietzsche o Marx. Tampoco es que mi instinto me conduzca a hacer cosas punibles canalizando la vocación bárbara hacia quehaceres poco mainstream.
Decía Guy Debord que (filósofo situacionista francés, aunque el situacionismo como tal no existe la filosofía situacionista es de lo mejor en las últimas décadas; filosofía de primera calidad bien cortada y siempre fresca para un subidón de mala leche revolucionaria, y es que no se debe perder la esencia, la identidad, el puñetero Quico Sabaté cruzando él solito los Pirineos con la Stein preparada para entrar en combate con los mamporreros del régimen, el puñetero Durruti y Ascaso expropiando bancos y destinando los fondos a la causa revolucionaria, la Hispanidad GUERRILLERA movilizada, las esencias de la PATRIA IBÉRICA) todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en una mera representación o la declinación de ser en tener, y de tener en simplemente parecer
Lo que pasa es que estoy hasta la platano de ver a tanto iluso viviendo vidas de fantasía, alienados por el sistema, insertados en la dinámica del tiempo muerto (Hegel manda) corriendo cual hamsters en una fruta rueda que girará eternamente. Que sí que me la rezuma, yo hago mi vida y el resto tres huevones me importa pero soy perfectamente consciente de que mientras los demás estén alienados (leed a Marx) colectivamente nos tocará seguir esclavizados por el sistema capitalista. No me gusta quejarme, pero hoy voy a dirigir mis reflexiones hacia ese tipo de hombre débil, amorfo, que no destaca por su genuina esencia u originalidad. Ese hombre oveja de rebeño cuyo destino es mecido por los vientos del sistema.
El tema es que en los últimos meses estoy viendo a cada vez más gente en el mundillo del TEMPLO hacer las cosas rematadamente mal. Hoy sin ir más lejos en el curro comiendo apareció un chavalin de 23 (que por cierto luego se pasó toda la fruta tarde limpiando hierros con la radial a ver si se espabila) con una mochila de esas preparadas para llevar tappers. El notas no va y se saca un tapper (llevaba 4) y yo que soy muy pícaro pues le tiro de la lengua y el tío me suelta el rollo de que si tiene que meterse tanta cantidad de proteinas e hidratos, que si luego un batido de no sé qué. Casi que me parto de risa en su cara.
Luego en el TEMPLO veo a gente toda preparada con sus mallas, sus auriculares inalámbricos y un sinfín de pamplinas más haciendo el iluso. Porque si entrenaran con huevonES como es debido no habría problema, pero no lo hacen. Van a hacer el iluso todo enclaustrados en sus mercancías (entiendo que todo el mundo tiene que encontrar una identidad y sentir pertenencia a algún grupo, pero esto es hacerlo de la forma equivocada) y a posturear; que si fotito, que si las tías te miren, que si con el puñetero móvil entre serie y serie. me acuerdo de la fruta cómo se puede ser tan iluso. Al TEMPLO se va a aislarse de todo, a entrenar intensa y disciplinadamente moviendo hierros para sentir esa congestión, esa quemazón, esa mala leche reflejada en el brillo de la mirada y a sentir al TORO congestionado y con ganas de expresar su bravura con el hierro. Al TEMPLO (moviendo hierros con contundencia y mala leche desde 2005-2006) se va a exprimir y engrasar la máquina de guerrear que constituye la mente y cuerpo masculino. El TEMPLO son VALORES para HOMBRES DEL RENACIMIENTO, para hijos de la gran fruta como yo que refuerzan el vínculo con el hierro forjando una buena disciplina, valentía, heroicidad, constancia, determinación.
Luego me ha pasado alguna vez que estoy yo ahí dándolo todo subiendo la fruta barra olímpica por encima de la cabeza con 100 kg y me viene un puñetero cosas de estos a decirme que si me falta mucho. Entonces yo ya no me reprimo y en el TEMPLO emito algún que otro rugido ya para marcar territorio a saco y que no me vengan con historias que la lío.
Porque en la vida hay que ser honesto. Y es que una sana VIRILIDAD da para más, para mucho más que reducir el entrenamiento con cargas a un mero resquicio de identidad, afición puntual o forma de engordar el ego. Lo que hay que entender es que tú cuando eres HOMBRE la naturaleza te ha brindado unos recursos que no son sino armas que blandir existencialmente. Son las herramientas para el soldado de su propia guerra individual. Y tales son la TESTOSTERONA, los huevonES, la AGRESIVIDAD, la TERRITORIALIDAD, la FUERZA, la MALA leche, la VOLUNTAD, el INSTINTO etc. Entonces tú cuando empleas tus herramientas naturales vas a saco con todo. Porque estos recursos son aplicados en toda esfera de la vida, social e individual. Esto es lo que los débiles, los betas, los mediocres jamás entenderán. Para ellos todo esto está de adorno, de uso de emergencia si se quiere.
Entones ni tappers, ni tanta pamplina ni tanta tontería. A currar como un cabrón 10 horas diarias (en pie desde las 5 de la mañana con Café Quijano a toda leche marcando el ritmo con el alemán por la circunvalación hacia la obra, hay que estar activado con un buen carajillo) y después cuando acabas de generar tu buen cash (se empieza a ser HOMBRE cuando se gana su propia dinero) que te dota de una vida cómoda, sofisticada, de tipo virtuoso, pues te vas directo al TEMPLO a entrenar porque existe la necesidad fisiológica de mantener, reforzar y seguir desarrollando una musculatura potente. Y sin tanta tontería de ay que estoy cansado, sin tanto tapper y sin tanto puñetero macronutriente. La vida da para mucho más aunque la cita con el TEMPLO es impostergable. Claro cuando eres un tío de éxito, con buen cash, buena montura pues te puedes permitir igual irte con algún colega de la obra a pegar unos tragos porque después de trabajar como un HOMBRE 10 horas el descanso también se torna necesario. O mismamente como yo tengo por costumbre ir a cenar al italiano con mesa reservada de antemano con un vinito huevonudo y una buena comida que sacia a la bestia. El tema es no caer en la unidimensionalidad de vivir por y para el TEMPLO, que vuestra virilidad no sea enclaustrada en mover solamente hierros con fines puramente egocéntrico. Que sí oye, que no tiene nada de malo ir el finde a chulear de músculo después de toda una semana tragando cosa, es algo lógico y necesario también llegar al garito, tener tu mesa VIP con botella y demás, 300 o 400 euros para fundir y el BMW cerca del local (BMW trifoco con matricula española manda) por si algún grupo de jovenlandeses, albanés, turcos o la fruta que los parió te quiere tocar los huevones. El puñetero Bardem encamisado a las 3 de la mañana es un momento más de la semana y eso a las hembrotas las pone perrísimas. Pero el TEMPLO es algo espiritual, el encuentro con él se inscribe en letras que escapan de los vaivenes cotidianos. El TEMPLO es poesía.
Por cada alfa hay 9 betas al menos. Es decir son el 90% de la población masculina Y ESO NO VA A CAMBIAR, uno no decide ser ALFAS, naces así. Uno no se hace ALFA por comprarse un BMW, o ganar quince kilos de masa muscular. Eso son síntomas, símbolos de su alfismo, expresiones. NO MODOS DE LLEGAR A ÉL. Uno nace alfa o nace beta y no hay más. Entonces hay que apostar decididamente por sacrificarlo todo a la consecución de un objetivo.
Decía Guy Debord que (filósofo situacionista francés, aunque el situacionismo como tal no existe la filosofía situacionista es de lo mejor en las últimas décadas; filosofía de primera calidad bien cortada y siempre fresca para un subidón de mala leche revolucionaria, y es que no se debe perder la esencia, la identidad, el puñetero Quico Sabaté cruzando él solito los Pirineos con la Stein preparada para entrar en combate con los mamporreros del régimen, el puñetero Durruti y Ascaso expropiando bancos y destinando los fondos a la causa revolucionaria, la Hispanidad GUERRILLERA movilizada, las esencias de la PATRIA IBÉRICA) todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en una mera representación o la declinación de ser en tener, y de tener en simplemente parecer
Lo que pasa es que estoy hasta la platano de ver a tanto iluso viviendo vidas de fantasía, alienados por el sistema, insertados en la dinámica del tiempo muerto (Hegel manda) corriendo cual hamsters en una fruta rueda que girará eternamente. Que sí que me la rezuma, yo hago mi vida y el resto tres huevones me importa pero soy perfectamente consciente de que mientras los demás estén alienados (leed a Marx) colectivamente nos tocará seguir esclavizados por el sistema capitalista. No me gusta quejarme, pero hoy voy a dirigir mis reflexiones hacia ese tipo de hombre débil, amorfo, que no destaca por su genuina esencia u originalidad. Ese hombre oveja de rebeño cuyo destino es mecido por los vientos del sistema.
El tema es que en los últimos meses estoy viendo a cada vez más gente en el mundillo del TEMPLO hacer las cosas rematadamente mal. Hoy sin ir más lejos en el curro comiendo apareció un chavalin de 23 (que por cierto luego se pasó toda la fruta tarde limpiando hierros con la radial a ver si se espabila) con una mochila de esas preparadas para llevar tappers. El notas no va y se saca un tapper (llevaba 4) y yo que soy muy pícaro pues le tiro de la lengua y el tío me suelta el rollo de que si tiene que meterse tanta cantidad de proteinas e hidratos, que si luego un batido de no sé qué. Casi que me parto de risa en su cara.
Luego en el TEMPLO veo a gente toda preparada con sus mallas, sus auriculares inalámbricos y un sinfín de pamplinas más haciendo el iluso. Porque si entrenaran con huevonES como es debido no habría problema, pero no lo hacen. Van a hacer el iluso todo enclaustrados en sus mercancías (entiendo que todo el mundo tiene que encontrar una identidad y sentir pertenencia a algún grupo, pero esto es hacerlo de la forma equivocada) y a posturear; que si fotito, que si las tías te miren, que si con el puñetero móvil entre serie y serie. me acuerdo de la fruta cómo se puede ser tan iluso. Al TEMPLO se va a aislarse de todo, a entrenar intensa y disciplinadamente moviendo hierros para sentir esa congestión, esa quemazón, esa mala leche reflejada en el brillo de la mirada y a sentir al TORO congestionado y con ganas de expresar su bravura con el hierro. Al TEMPLO (moviendo hierros con contundencia y mala leche desde 2005-2006) se va a exprimir y engrasar la máquina de guerrear que constituye la mente y cuerpo masculino. El TEMPLO son VALORES para HOMBRES DEL RENACIMIENTO, para hijos de la gran fruta como yo que refuerzan el vínculo con el hierro forjando una buena disciplina, valentía, heroicidad, constancia, determinación.
Luego me ha pasado alguna vez que estoy yo ahí dándolo todo subiendo la fruta barra olímpica por encima de la cabeza con 100 kg y me viene un puñetero cosas de estos a decirme que si me falta mucho. Entonces yo ya no me reprimo y en el TEMPLO emito algún que otro rugido ya para marcar territorio a saco y que no me vengan con historias que la lío.
Porque en la vida hay que ser honesto. Y es que una sana VIRILIDAD da para más, para mucho más que reducir el entrenamiento con cargas a un mero resquicio de identidad, afición puntual o forma de engordar el ego. Lo que hay que entender es que tú cuando eres HOMBRE la naturaleza te ha brindado unos recursos que no son sino armas que blandir existencialmente. Son las herramientas para el soldado de su propia guerra individual. Y tales son la TESTOSTERONA, los huevonES, la AGRESIVIDAD, la TERRITORIALIDAD, la FUERZA, la MALA leche, la VOLUNTAD, el INSTINTO etc. Entonces tú cuando empleas tus herramientas naturales vas a saco con todo. Porque estos recursos son aplicados en toda esfera de la vida, social e individual. Esto es lo que los débiles, los betas, los mediocres jamás entenderán. Para ellos todo esto está de adorno, de uso de emergencia si se quiere.
Entones ni tappers, ni tanta pamplina ni tanta tontería. A currar como un cabrón 10 horas diarias (en pie desde las 5 de la mañana con Café Quijano a toda leche marcando el ritmo con el alemán por la circunvalación hacia la obra, hay que estar activado con un buen carajillo) y después cuando acabas de generar tu buen cash (se empieza a ser HOMBRE cuando se gana su propia dinero) que te dota de una vida cómoda, sofisticada, de tipo virtuoso, pues te vas directo al TEMPLO a entrenar porque existe la necesidad fisiológica de mantener, reforzar y seguir desarrollando una musculatura potente. Y sin tanta tontería de ay que estoy cansado, sin tanto tapper y sin tanto puñetero macronutriente. La vida da para mucho más aunque la cita con el TEMPLO es impostergable. Claro cuando eres un tío de éxito, con buen cash, buena montura pues te puedes permitir igual irte con algún colega de la obra a pegar unos tragos porque después de trabajar como un HOMBRE 10 horas el descanso también se torna necesario. O mismamente como yo tengo por costumbre ir a cenar al italiano con mesa reservada de antemano con un vinito huevonudo y una buena comida que sacia a la bestia. El tema es no caer en la unidimensionalidad de vivir por y para el TEMPLO, que vuestra virilidad no sea enclaustrada en mover solamente hierros con fines puramente egocéntrico. Que sí oye, que no tiene nada de malo ir el finde a chulear de músculo después de toda una semana tragando cosa, es algo lógico y necesario también llegar al garito, tener tu mesa VIP con botella y demás, 300 o 400 euros para fundir y el BMW cerca del local (BMW trifoco con matricula española manda) por si algún grupo de jovenlandeses, albanés, turcos o la fruta que los parió te quiere tocar los huevones. El puñetero Bardem encamisado a las 3 de la mañana es un momento más de la semana y eso a las hembrotas las pone perrísimas. Pero el TEMPLO es algo espiritual, el encuentro con él se inscribe en letras que escapan de los vaivenes cotidianos. El TEMPLO es poesía.
Por cada alfa hay 9 betas al menos. Es decir son el 90% de la población masculina Y ESO NO VA A CAMBIAR, uno no decide ser ALFAS, naces así. Uno no se hace ALFA por comprarse un BMW, o ganar quince kilos de masa muscular. Eso son síntomas, símbolos de su alfismo, expresiones. NO MODOS DE LLEGAR A ÉL. Uno nace alfa o nace beta y no hay más. Entonces hay que apostar decididamente por sacrificarlo todo a la consecución de un objetivo.