Crimen de Susqueda: seis años sin resolver la fin a tiros de Marc y Paula

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El de Susqueda es uno de esos crímenes en los que muchas piezas han sido comprobadas pero no terminan de encajar | Los Mossos d’Esquadra y la Fiscalía tienen un principal sospechoso: Jordi Magentí
CARLOS FRÍAS
13/08/23 - 00: 10





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Composición donde se ve a Marc y Paula y el coche de ella, cuando se sacaba del pantano de Susqueda.

Composición donde se ve a Marc y Paula y el coche de ella, cuando se sacaba del pantano de Susqueda.
24 de agosto de 2017. Cataluña vivía uno de sus momentos más tensos. A la deriva soberanista, que desembocó en el referéndum ilegal del 1 de octubre, se le sumaron los atentados de La Rambla y Cambrils. El foco mediático estaba centrado en episodio histórico de la historia de España.
A 120 kilómetros del centro de Barcelona, Marc Hernández y Paula Mas se subieron al Opel Zafira de ella. Querían pasar una noche en el campo, como habían hecho otras veces. Los jóvenes, de 23 y 21 años, abatían los asientos traseros y echaban un colchón sobre ellos para dormir. Pusieron rumbo hacia el pantano de Susqueda, un pequeño pueblo que quedó ahogado por el embalse que ahora lleva su nombre. También llevaban un kayak con el que tenían planeado navegar.
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Pasaron por un restaurante de carretera y tomaron algo rápido. La última imagen que se tiene de elos es la que tomó la cámara de un cajero, en La Cellera de Ter, del que sacaron dinero. Nunca más se les volvió a ver. Nunca volvieron de aquel embalse donde fueron asesinados a tiros y en el que se les intentó hundir con piedras en sus mochilas. Han pasado seis años de un crimen que sigue sin resolverse.
El principal sospechoso
El de Susqueda es uno de esos crímenes en los que muchas piezas han sido comprobadas pero no terminan de encajar. Los Mossos d’Esquadra y la Fiscalía tienen un principal sospechoso: Jordi Magentí. Este vecino de la zona pasó un año en la guandoca, pero terminó en libertad por falta de indicios suficientes. No había ADN suyo en la ropa de las víctimas, no había un móvil para acabar con los chicos ni se ha encontrado el arma del crimen.
Nadie vio el asesinato de Marc y Paula, pero sí oyeron los disparos que, supuestamente, acabaron con sus vidas. Los testigos son de diversa naturaleza: un ermitaño que decidió recluirse en una cabaña de la zona (que ni vio ni escuchó nada aquel día y que terminó ahorcándose dos años después), unos hippies que pasaban unos días entre raves, unos franceses que estaban de visita. Casi todos coinciden en haber escuchado algún tiro. Unos dijeron que dos, otros que más, alguno que sólo uno. La dificultad estriba en poder situar el origen de esas detonaciones. Para ello hay que hacer un “estudio paramétrico” de la propagación del sonido, pero se necesitan reproducir las condiciones de aquel mismo día.
Magentí siempre ha sido el principal sospechoso. Reconoció que estuvo en una zona cercana, la Retrica, pescando aquel día a la hora a la que se supone que los dos chicos fueron asesinados. Además, cuenta con antecedentes: mató a su exmujer en 1997. Se cruzó con los chicos con su coche, un Land Rover blanco. Las cámaras del pantano lo captaron poco después de ver pasar al Opel Zafira de Paula en dirección al embalse de Susqueda. Tenía armas en su casa, dos pistolas, pero no coincidían con las del crimen.
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El hijo de Magentí tenía una plantación de marihuana en la zona. Una de las hipótesis que barajaron los investigadores es que Marc y Paula la encontrasen, lo que habría desencadenado el asesinato. El sospechoso, durante su estancia en la prisión de Puig de les Basses, en Figueres, de manera provisional, compartió intimidades con su compañero de celda. Este contó que Magentí le confesó que en realidad fue su hijo quien había acabado con la pareja. Encubrirlo sería la forma de compensar haber apiolado a su progenitora 20 años antes. No se ha podido relacionar al vástago con el asesinato.
El crimen y nuevas pistas
El mismo día de la desaparición de Marc y Paula se denunció la misma. Se abrió entonces una investigación sobre el caso y las distintas informaciones que se publicaron acerca del crimen de Susqueda, aquellas piezas que no encajaban, llamaron la atención de los medios de comunicación.
Lo primero que se encontró fue aquel kayak con el que querían navegar los jóvenes antes de echarse bajo las estrellas a dormir. Estaba flotando en mitad del pantano, rajado y con piedras en su interior, en la parte central. Ambos extremos, llenos de aire, eran visibles.
Más tarde apareció el Opel Zafira de Paula. Estaba en el fondo del pantano. Tenía las llaves puestas, la primera marcha metida y las ventanas bajadas. Alguien lo había hundido a propósito. Un mes mas tarde apareció el cuerpo de la chica. Estaba desnudo y con signos de violencia. El de Marc apareció más tarde. También estaba sin ropa, pero llevaba una mochila repleta de piedras y en muy mal estado. Las autopsias acreditaron que, una vez muertos, estuvieron entre 24 y 48 horas fuera del agua.
En enero de este 2023, casi seis años después, un hombre encontró varios objetos del kayak en la zona, cerca de donde apareció el cuerpo de Paula. Fueron analizados por los investigadores de los Mossos en busca de nuevos indicios o pistas que llevasen al autor del crimen. Las familias siguen esperando la resolución del caso de Susqueda.
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Recupero el hilo porque en una conversación en el trabajo ha salido el tema... la verdad es que con estas noticias se le queda a uno el cuerpo frío.


Crímenes sin resolver en España: los jóvenes asesinados en el pantano de Susqueda

Imagen del pantano de Susqueda durante la investigación
Imagen del pantano de Susqueda durante la investigación / EFE
CARMEN P. ACAL17 Diciembre, 2022 - 15:22h

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El 24 de agosto de 2017 Paula y Marc, de 21 y 23 años respectivamente, salían de excursión hacia el pantano de Susqueda, en Girona. Antes de llegar hasta allí, pararon para sacar dinero en un cajero automático que les cogía de camino y entraron a tomar algo en un restaurante de El Pasteral, otro embalse cercano. Ya no se les volvió a ver más. Habían montado su kayak en el coche porque su idea era llegar hasta allí, pasar el día navegando y luego dormir en el coche, pero a media mañana la pareja dejó de estar localizable.

Lo que se supo es que el móvil de Marc dejó de emitir señal en torno a las 10 de la mañana y el de Paula lo hizo dos horas más tarde. Ambos llegaron al pantano, pero se les perdió el rastro casi inmediatamente. Fueron los padres de Paula quienes alertaron de que les había podido pasar algo el mismo día 24 porque la chica acostumbraba a contactar con frecuencia con ellos y ese día no lo hizo.

El hallazgo de los cuerpos

Desde que se denunció la desaparición de ambos se inició un dispositivo de búsqueda que no daría sus primeros frutos hasta tres días después, cuando encontraron el kayak de la pareja flotando en mitad del pantano.

El coche de Paula aparecería al día siguiente hundido en el pantano, a siete metros de profundidad. Las llaves estaban puestas, la primera marcha estaba metida, el freno de mano se encontraba bajado, las ventillas abiertas, los asientos delanteros echados hacia delante y los traseros abatidos y sobre ellos había un colchón hinchable sobre el que Paula y Marc pretendían pasar la noche. Todo podría apuntar a un accidente si no fuera porque las ventanillas del vehículo estaban bajadas. Del cuerpo de los chicos no había ni rastro.

No sería hasta 33 días más tarde cuando dieron con el cuerpo de Paula gracias a que el nivel del pantano había bajado a consecuencia de la sequía. Estaba desnudo y atrapado entre unas rocas, con visibles signos de violencia. La autopsia determinó que había muerto de un disparo en la cabeza.

El cuerpo de Marc apareció poco después, flotando, también desnudo pero con una mochila repleta de piedras. Éste estaba en tan mal estado que ni siquiera con la autopsia se pudo determinar la causa de su fin. Ya no había duda: la pareja había sido brutalmente asesinada.

El principal sospechoso

El 25 de febrero de 2018 la Policía detuvo al principal sospechoso de haber cometido el crimen después de varios meses de investigación. Se trataba de Jordi Magentí, un hombre que vivía por la zona y que ya había sido condenado a 12 años de guandoca por apiolar a su mujer en 1997. Lo arrestaron después de que vaciara todas sus cuentas y se hubiera comprado un billete de avión a Colombia, a donde pretendía huir tras lo sucedido. Un día después ingresó en prisión de forma preventiva pero nunca reconoció haber sido autor del doble asesinato.

Los indicios

El móvil de Magentí lo situaba en la zona el día que la pareja desapareció, vivía cerca y solía ir a pescar al embalse, junto a una masía abandonada. Las piedras que aparecieron en la mochila de Marc pertenecían a las de la antigua edificación.

Por otro lado, las cámaras del embalse captaron la entrada del vehículo de los chicos y, horas más tarde, la de un Land Rover blanco que pertenecía al tío del sospechoso. Luego se supo que éste le dejaba el vehículo habitualmente a su sobrino.

Uno de los pocos testigos que podía haber en la zona era Bartomeu Soler, un hombre que vivía como un ermitaño y que no se comunicaba con nadie pero aseguró a la Policía que ese día no había visto ni oído nada. Soler fue hallado muerto unos meses más tarde en lo que parecía ser el escenario de un suicidio pero la autopsia determinó que, en realidad, había fallecido de una parada cardiaca antes de quitarse la vida.

303 días después de que el principal sospechoso ingresara en prisión, éste fue puesto en libertad porque no había indicios suficientes para que permaneciera encarcelado. No se habían encontrado restos de ADN de las víctimas en su ropa, no se dio con el arma del crimen ni había un móvil que hiciera que Magentí acabara con la vida de los chicos.

La investigación en la actualidad

Desde que tuvieron lugar los hechos y se inició la investigación, los Mossos pusieron el foco sobre una masía semiderruida como posible escenario del crimen. La particularidad de esta construcción es que aparece y desaparece según el nivel de agua que tenga el pantano, lo que dificulta conocer cuáles fueron las características que se dieron el día del doble asesinato y reproducir lo sucedido.

Pese a esto, y a sabiendas de que no se ha dado con el responsable que cometió el delito, los familiares han solicitado la realización de una prueba sonométrica. Ésta consiste en la recreación de unas condiciones lo más parecida posibles a las que se dieron el 24 de agosto de 2017 para intentar saber hasta dónde podría haber llegado el sonido del disparo que acabó con, al menos, la vida de Paula. Esto permitiría perfilar, con la declaración de los testigos, si los gritos y disparos provenían de esta zona o no. De ser así, Magentí podría verse acorralado puesto que se encontraba allí.

Se trata de una prueba muy especializada, que cuesta 18.000 euros y que se tiene que dar cuando haya unas condiciones climatológicas similares a las del día de los hechos así como el mismo nivel de agua en el embalse.

Los Mossos, la Fiscalía y el abogado de las familias de Marc y Paula consideran responsable de los crímenes a Magentí, quien llegó a contar a un compañero de celda que su hijo mató a los dos jóvenes, y él le ayudó a encubrirlo. Aunque existen más sospechosos la investigación sigue centrada en él como autor del crimen.
 
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