Contaminación grado premium

Janus

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Cada vez abundan más los mensajes oficiales sobre la guerra en un sentido de victoria editorial. A las lanchas polacas se une el colapso de quienes saben más y mejor del arte de la guerra.
Anda que no queda poder en las manos de pilinguin desde el uso de armas tácticas, a la implosión de una central nuclear (con el señuelo de los mismos polacos de la barca), cerrar el grifo de los cereales, morir matando cerrando el gas absolutamente .........

porque está muy claro, si el destino es el colapso y la derrota absoluta de Rusia, antes morir matando y cortando el gas, el petroleo y demás.

lo que los analistos no saben o quizá quieren callar es que si pilinguin cierra el gas y el petroleo de repente, aunque se haga mucho daño a sí mismo, la recesión de occidente es tan brutal que muy rápidamente van los alemanes y otros a ceder terreno. El colapso aleman sería inmenso de repente.




  1. Matthew Lynn
Madrid 7:00 - 13/03/2023


La demanda de su petróleo y gas se ha visto asfixiada. Las sanciones empiezan a hacer mella. Los costes de una guerra que el Kremlin esperaba que acabara en cuestión de semanas están aumentando de forma descontrolada, y el Estado tiene que recurrir cada vez más a préstamos para seguir adelante. Incluso aliados del régimen como el multimillonario Oleg Deripaska advierten ahora de que Rusia está a punto de quedarse sin dinero. Vladimir pilinguin ignoró casi todas las lecciones de la historia cuando invadió Ucrania hace poco más de un año. Pero la que más le perseguirá es ésta. Las guerras de desgaste son brutalmente caras, y suele ganarlas quien tiene los bolsillos más llenos y la capacidad productiva para mantener la lucha durante más tiempo. Un punto ya está claro. Esa no va a ser Rusia.

En realidad, el colapso económico total de Rusia no está lejos, y ocurrirá mucho más rápido de lo que nadie cree. Cuando ocurra, Occidente tiene que estar preparado. La última vez, cuando la Unión Soviética se desmoronó en 1991, la liamos parda. Dejamos que la economía se hundiera, los oligarcas se hicieron con el control y acabamos con un Estado corrupto y gansteril empeñado en restablecer su imperio. Esta vez tenemos que asegurarnos de apoyar la economía y centrarnos en fomentar las pequeñas empresas, los emprendedores y los mercados competitivos para crear un Estado liberal y democrático. Si no lo hacemos, volveremos al punto de partida.

Ha llevado más tiempo de lo que se pensaba, pero la presión económica sobre el Kremlin está empezando a surtir efecto. Es cierto que el año pasado el país se libró de una contracción del PIB bastante modesta, del 2,2%, al menos si se creen las cifras oficiales. Este año, sin embargo, va a ser mucho peor. Se calcula que la producción cayó entre un 6% y un 7% en el último trimestre del año, y el declive se habrá acelerado desde entonces. Europa, incluido el Reino Unido, ha conseguido desprenderse del petróleo y el gas rusos, su principal cliente, mucho antes de lo previsto. El G-7 ha impuesto un precio máximo de 60 dólares al petróleo de los Urales, y aunque algunos clientes lo evitarán inevitablemente, el precio ha bajado un 20% desde diciembre, lo que ha supuesto un duro golpe para los ingresos. Es posible que las empresas hayan tardado demasiado -nadie sabe por qué Unilever, la típica empresa mojigata, sigue allí-, pero no dejan de reducir sus operaciones en el país, despidiendo personal y cerrando unidades. El déficit presupuestario aumenta a un ritmo alarmante a medida que se desploman los ingresos fiscales. "El año que viene ya no habrá dinero", dijo Deripaska, el magnate de los metales ya sometido a sanciones estadounidenses, británicas y de la UE, en una conferencia en Siberia. "Necesitaremos inversores extranjeros".
 
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