Antropófago
Madmaxista
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Os voy a contar mi historia, abro mi corazón a todos mis hermanos en la Fe Lonchafinista.
Siempre he sido una persona austera… tremendamente austera.
No me casé por no mantener a una mujer, no tengo hijos porque los considero una auténtica ruina económica, no tengo amigos porque suelen intentar sablearte, vivo casi como un ermitaño y esta forma de vida ha sido causa de mofa y burla por parte de familiares (depredadores financieros – devoradores de hipotecas)
Esto me acomplejaba hasta que las visiones mesiánicas del sabio Profeta Chelimo sobre el Altísimo Ahorrador y la prédica evangelizadora del hermano Pepinox reconfortaron mi alma.
Tengo un trabajo que gano el triple de lo que puede ganar una asalariado medio, casi no lo gasto y ese dinero lo dedico a acumular metales preciosos (casi siempre oro) que escondo prudentemente cual ardilla bellotera.
Asalto campos abandonados donde hay árboles cuyos frutos caen al suelo porque no los recolecta nadie y los aprovecho para mi dieta frugal.
Creo que me estoy convirtiendo en un ser huraño y empiezo a reprobar gasta cualquier cantidad de dinero por ridícula que esta pudiera parecer.
Mi progenitora me confiesa que está realmente preocupada por mi salud mental.
Dice que tengo que ir a un psicólogo, pero yo no me quiero gastar ni un céntimo en el susodicho loquero.
Tengo la bombona de butano de repuesto vacía desde hace días y me acabo de esterar que ha subido de precio de 16.32 a 17.50 euros, por no comprarla hace dos días tendré que pagar 1.18 euros más, tengo un monumental cabreo.
Creo que estoy perdiendo el norte.
Siempre he sido una persona austera… tremendamente austera.
No me casé por no mantener a una mujer, no tengo hijos porque los considero una auténtica ruina económica, no tengo amigos porque suelen intentar sablearte, vivo casi como un ermitaño y esta forma de vida ha sido causa de mofa y burla por parte de familiares (depredadores financieros – devoradores de hipotecas)
Esto me acomplejaba hasta que las visiones mesiánicas del sabio Profeta Chelimo sobre el Altísimo Ahorrador y la prédica evangelizadora del hermano Pepinox reconfortaron mi alma.
Tengo un trabajo que gano el triple de lo que puede ganar una asalariado medio, casi no lo gasto y ese dinero lo dedico a acumular metales preciosos (casi siempre oro) que escondo prudentemente cual ardilla bellotera.
Asalto campos abandonados donde hay árboles cuyos frutos caen al suelo porque no los recolecta nadie y los aprovecho para mi dieta frugal.
Creo que me estoy convirtiendo en un ser huraño y empiezo a reprobar gasta cualquier cantidad de dinero por ridícula que esta pudiera parecer.
Mi progenitora me confiesa que está realmente preocupada por mi salud mental.
Dice que tengo que ir a un psicólogo, pero yo no me quiero gastar ni un céntimo en el susodicho loquero.
Tengo la bombona de butano de repuesto vacía desde hace días y me acabo de esterar que ha subido de precio de 16.32 a 17.50 euros, por no comprarla hace dos días tendré que pagar 1.18 euros más, tengo un monumental cabreo.
Creo que estoy perdiendo el norte.