Consejo de Estudios Hispanicos Felipe II: Felipe II por Geoffrey Parker: una biografía fallida, fala

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Consejo de Estudios Hispánicos Felipe II | Fundacion Elías de Tejada

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Felipe II por Geoffrey Parker: una biografía fallida, falaz y pretenciosa
Una biografía definitivamente mal hechaComo también anticipábamos en entrada anterior, reproducimos a continuación la demoledora reseña de este libro que hace el historiador Eugenio Barrera en el número 541-542 de la revista Verbo (enero-febrero 2016):

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Geoffrey Parker, Felipe II. La biografía definitiva, Barcelona, Planeta, 2015, 1383 págs.

El último libro del autor, conocido hispanista en ambientes académicos oficiales y políticamente correctos, se ha lanzado al mercado editorial con la pretensión de ser, nada menos, que la biografía definitiva del gran monarca español. Sin embargo, para cualquier lector dotado de formación y objetividad, el resultado no puede ser más decepcionante y diferente del pretendido.

Nos hallamos ante un grueso volumen con varios cientos de páginas de un aparato crítico aparentemente impresionante, pero que carece de un elemento importante: un índice general completo que incluya los epígrafes de cada capítulo. Éstos permitirían hacerse una idea de conjunto, certera y detallada, desde el primer momento, del carácter de la obra, al encontrar títulos como «¿Un rey malo?», «Limpieza étnica», «El nuevo Salomón y María la Sanguinaria» o «¿Por qué no querían a Felipe II los españoles?», que muestran claramente la línea ideológica del autor. En cuanto a la bibliografía, a pesar de ser tan numerosa, baste un botón de muestra para apreciar su carácter sesgado: cuando se comentan los libros que, a la sazón, buscaban contrarrestar la entonces naciente Leyenda de color, se omite a Bernal Díaz del Castillo y Fray Toribio de Benavente, cuyos escritos son los principales en este punto.

Mención expresa merecen las ilustraciones centrales que se hallan en esta edición, en las que encontramos, desde juicios insultantes (eso sí, con la típica sutileza británica) como llamar al Duque de Alba «casi siniestro», a burdas tergiversaciones. Es el caso de la lámina 22, a cuyo pie se lee: «Cristo concede la insignia del poder a Felipe II, mientras el Papa mira la escena con envidia […]», cuando basta observar con algún detenimiento el grabado para poder apreciar que N.S. Jesucristo entrega la esfera del mundo tanto a uno como a otro, pues ambos la reciben con las dos manos y todos los símbolos que rodean la entrega hacen referencia al rey así como al pontífice. Es decir, se trata de una representación de la doctrina católica de siempre sobre los dos poderes, el temporal y el espiritual. Quizá la editora (que es de Historia 16, lo cual ya es muy significativo), conociendo el paupérrimo nivel cultural español, haya pensado en los que, ante un grueso volumen como el que comentamos, se limitan a «mirar los dibujos», para endosarles imágenes como ésta convenientemente falseadas por el comentario.

Según se avanza en la lectura del libro y camuflados en un estilo prolijo y detallista en extremo, van apareciendo los rasgos de la tesis fundamental del autor: se da una imagen muy negativa ya de Carlos I, rematada por la magnificación de su fracaso ante Metz y se expone en un apartado titulado «Némesis», con lo cual se está calificando de forma implícita al padre de Felipe II como un tirano soberbio. Sin embargo, en páginas anteriores, se ha reconocido que el emperador siempre buscó, a lo largo de su reinado, tanto la defensa de la Religión católica como el bien común de sus súbditos. Esta despreocupación por las contradicciones y el comenzar afirmando algo para terminar inclinándose por su contrario son otra característica del estilo del autor, siempre dentro de la vaguedad que le permite el bajar continuamente a detalles de poca o relativa importancia, y de los que se da muchísima información, ya que las citadas contradicciones quedan difuminadas en esa gran maraña de datos.

También encontramos algunos anacronismos impresionantes, entre los que destaca el de llamar «limpieza étnica» al reasentamiento de los moriscos. Un grupo de población mahometana, que usaba los mismos métodos que los «yihadistas» actuales y de siempre, convicto y confeso de todo tipo de atrocidades, de sublevarse contra el rey que les acoge y de aliarse con uno de sus peores enemigos; ¡y no sólo no se les aplica ninguna represalia fuera de la ley sino que se les realoja en otros lugares del reino! Llamar a esto «limpieza étnica» es una barbaridad que basta, por sí sola, para desacreditar todo el libro desde el punto de vista de la historia auténtica, de la fidelidad a la realidad de los hechos y del mismo sentido común.

Toda la obra se mantiene en el mismo tono general de tratamiento superficial y lleno de tópicos sobre la figura de Felipe II y su época: la política de alianzas matrimoniales de los Reyes Católicos se convierte en «casualidad dinástica»; trata los escritos de Pérez como si fuesen fuentes fiables o los de Las Casas como si no fueran una sarta de exageraciones tendenciosas; la Inquisición, por supuesto, es un ente horrible donde se hallaría todo el mal sin mezcla de bien alguno, etc. El enorme aparato crítico y de fuentes, al final, no es más que «marketing» actual para vender más y mejor el producto, dándole una apariencia de rigor por medio de la confusión de la cantidad con la calidad.

Para concluir, hay que decir que nos hallamos ante una versión retocada y actualizada de la Leyenda de color que podríamos calificar de postmoderna y, en algunos puntos, suavizada en las formas de expresión, siempre bajo las apariencias de la masa de información histórica, que en realidad no es más que acumulación de datos en una cantidad apabullante. Esos datos se manejan para sostener la tesis más rancia del anglicanismo típico «antipapista»: la Monarquía Católica Hispánica fue el Imperio Global más poderoso de su tiempo hata el fracaso de la Gran Armada contra Inglaterra, claro está. Para mantener dicha tesis se difumina hasta casi eliminar el último gran éxito de Felipe II antes de su fin, como fue el triunfo del catolicismo en el reino de Francia, gracias al apoyo español al bando ortodoxo. Aquélla es la tesis de fondo de esta reedición de la historiografía progresista y antiespañola característica del último medio siglo hasta hoy, de publicaciones pésimas, tendenciosas o propagandísticas y que no se limita al ámbito editorial, sino que abarca desde leyes como la llamada de «memoria histórica» hasta la versión estalinista de la última guerra civil que estudian, obligados a ello, nuestros hijos en colegios e institutos. Todo un programa de Revolución Cultural dirigido a pervertir y tergiversar la historia de nuestra Patria, para así arrancar y alejar a la población entera de sus orígenes y de sus raíces auténticas.

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¿Quién es Geoffrey Parker?


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Inglés

Noel Geoffrey Parker is a British historian specializing in Spanish and military history of the early modern era

Consentido del R78

Amongst the foreign honours he holds, he is a member of the Order of Alfonso X the Wise and was granted the Great Cross of the Order of Isabella the Catholic by the Spanish government.

Consultor de la BBC

Parker was a consultant and main contributor on the BBC series, Armada: 12 days to save England.

Consentido del ABC donde publican estas perlas

«Obsesivo compulsivo, indeciso y terco», así era Felipe II según Sigmund Freud - ABC.es

En su libro «Felipe II: la biografía definitiva», el hispanista Geoffrey Parker apunta que para Sigmund Freud la personalidad obsesiva se desarrolla a causa de una educación muy severa que crea mentes inseguras y temerosas.

En lo respectivo a su sexualidad, aunque el Monarca mantuvo varias relaciones ilícitas en su juventud, después de cumplir los treinta años parece haber mostrado un interés limitado en el sesso y no engendró ningún hijo ilegítimo a diferencia de su hermano Juan de Austria (como mínimo dos), su padre (como mínimo cuatro) o su bisabuelo Maximiliano (como mínimo 12). Sigmund Freud identifica que una de las características de los obsesivos es tener un reducido impulso sensual y sentirse poco atraído por las mujeres.

Y mas sarama de esta guano de Albion

Geoffrey Parker: «Felipe II merece el título de imprudente»

¿Por qué Imprudente?

—Tras la fin del rey, su historiador, Antonio de Herrera y Tordesillas, preparó una «Historia del mundo en tiempo de Felipe II». Sugiere que, como todos los reyes castellanos de la historia, Felipe merece un epíteto. El sabio, el católico, el bueno… fueron los de reyes del pasado. Para su rey propone una docena de títulos, y uno de ellos era el prudente. Hay una marca en el documento, una flecha que indica que ese fue el epíteto elegido, el que le pareció mejor.

¿Y porque otro historiador, Parker, le enmienda la plana?


—Pienso que merece también el Imprudente de mi libro porque algunas de sus decisiones condenaron a España a malgastar sus recursos. Especialmente contra Inglaterra, empezando en 1571, cuando por primera vez gastó muchísimo dinero en destronar a Isabel Tudor. La Armada no fue el único empeño caro. Y también con los moriscos, porque la guerra de las Alpujarras era totalmente innecesaria, una especie de Irak.

]¿Qué peso se puede otorgar a su carácter inflexible, intransigente, en el retrato real?

En 1571 trata de apiolar o prender a la reina Isabel. Los consejeros hablan de que está inflamado, como si no hubiera tenido en cuenta lo que le escribió el duque de Alba, que Isabel conocía sus planes. El rey perdió el sentido de la realidad. Con la Armada se repite. Todos los cambios de estrategia y la decisión final de requerir la reunión de la flota y el ejército es una tontería. Santa Cruz se lo hace ver y Felipe responde que es arriesgado «pero Dios, cúya es la causa va a proveer buen tiempo». Eso es la fe.

No la perdió cuando fracasa la Armada.

—Hay dos documentos en archivos diferentes sobre la desesperación que vivió ante la falta de noticias. En el primero dice «muy presto nos habremos de ver en cosa que no querríamos ser nacidos» y está en el archivo Zabálburu. Y en Simancas está el documento del día siguiente sobre la propuesta a su consejo, en el que les anima a intentar un nuevo ataque.

¿Qué le gusta menos del rey?


Cómo malgastó tiempo en cosas como la oleada turística de Inglaterra en lugar de mejorar las infraestructuras. Fue una oportunidad perdida para hacer de España una nación más grande. La Gran Armada costó más que El guanol. Lo más admirable es su red de información en un imperio tan grande y su capacidad para estar al tanto de todo. Su visión para lo grande y lo pequeño de su tarea es admirable.

Y desestima la batalla de Lepanto, aquí denota envidia y repruebo en la entrevista

¿Algo más?

Por la inflexibilidad en su política contra los protestantes, judíos y fiel a la religión del amores. En 1559 estaba en negociaciones con Francia y también a punto de lograr una tregua con el turco. Ganada la paz con Francia, dice: suprimimos las negociaciones con el turco. ¡Qué tontería! Veinte años de guerra en el Mediterráneo: ¡Imprudente!

Pero si esa la ganamos en Lepanto.

—Claro que Lepanto es muy importante. La flota otomana estaba en Grecia, en una gran incursión al oeste. Fue muy importante esa victoria, pero fue táctica, en mi opinión. No estratégica. No se fue a Constantinopla. La guerra continúa. Y eso se habría evitado tal vez con paz en 1559. La tregua llegó en 1577. Fueron 18 años de guerra sin necesidad.





Por el querido forista Hacendado


¿Por que la gente sólo conoce la primera batalla donde España fue parada que no vencida y sin embargo la batalla donde atacó Inglaterra donde perdió mas de 10.000 hombres por 900 españoles no es tan conocida?

La armada invencible, 1588: España ataca Inglaterra para controlar las agresiones de Isabel I e injerencias para perjudicar la hegemonia española.

Ingleses:
10 000 muertos en combates, epidemias y naufragios
400 heridos

Españoles:
37 barcos perdidos. Fuentes inglesas elevan la cifra a 63 barcos.[3] [4]
10 000 muertos en combates, epidemias y naufragios. Fuentes inglesas elevan la cifra a 20 mil.[5]
800 heridos
397 prisioneros


Invencible inglesa, 1589: Inglaterra ataca a España para intentar machacar la armada invencible que salvo mas que los muebles, de paso acabar con el maponopolio de ultramar de los españoles.

Españoles:
900 muertos (incluidos civiles).

Ingleses:
~40 buques hundidos o capturados[6]
36 buques desertores
15.000 muertos.[6]
5.000 desertores.




Pobre España, mucha quinta columnas, muchos enemigos alimentados con nuestros impuestos.
 
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