Israel Gracia
Madmaxista
https://www.mediterraneodigital.com/images/2022/10/jovenlandes-orense.jpg
Facebook Twitter instagram WhatsApp Telegram Email
«Ha quedado acreditado que la víctima vivía en un clima habitual de violencia física y psíquica», asegura la magistrada del Juzgado de lo Penal 1 de Ourense, que acaba de condenar a un año de prisión al responsable de esa situación. La sentencia recoge un historial de malos tratos sufrido por una mujer de origen jovenlandés que se casó con solo 15 años y que, después de haberse trasladado con su marido a residir a la comarca de Valdeorras, vivió una pesadilla provocada por el hombre y consentida por el entorno más cercano de él.
Así lo recoge la sentencia, que relata que la pareja se casó en el año 2014 tras un acuerdo entre familias. Poco después el marido se trasladó a O Barco, localidad a la que también llegó la víctima en febrero del 2017. Dos años después el matrimonio, que ya había tenido una hija, viajó a jovenlandia y fue a partir de ese momento cuando las cosas se complicaron para ella. El acusado, Bilal K., se volvió a Galicia y dejó a su mujer sin documentación en el país africano, lo que motivó que no pudiera regresar hasta el 2020. Antes de eso, el marido ya había interpuesto una demanda de divorcio, solicitando que se investigaran los actos de su esposa y su posible infidelidad.
Pero sus pretensiones no fueron adelante y esto pudo haber originado que a partir de entonces empezara a maltratar a su mujer. Ha quedado probado que le daba golpes, la insultaba y la amenazaba. Así lo aseguró ella durante la vista oral, celebrada el pasado mes de febrero. «En una ocasión me dijo que me iba a tirar al río y me pegó en la boca», declaró ante la jueza, dando cuenta del sometimiento que soportaba. «No me dejaba dinero, íbamos juntos al supermercado porque yo no podía ir comprar sola», explicó, asegurando además que tampoco el hombre le permitía salir con sus amigas. También relató que durante una agresión el acusado llegó a meterle una fregona en la boca para que ella no gritara.
La jueza concede total credibilidad a la declaración de la víctima, a pesar de que el sospechoso negó las agresiones. Lo condena a un año de prisión y le impide contactar con la perjudicada durante tres años.
Una voluntaria de Cruz Roja se va a vivir con un viajero jovenlandés y la intenta degollar
Facebook Twitter instagram WhatsApp Telegram Email
«Ha quedado acreditado que la víctima vivía en un clima habitual de violencia física y psíquica», asegura la magistrada del Juzgado de lo Penal 1 de Ourense, que acaba de condenar a un año de prisión al responsable de esa situación. La sentencia recoge un historial de malos tratos sufrido por una mujer de origen jovenlandés que se casó con solo 15 años y que, después de haberse trasladado con su marido a residir a la comarca de Valdeorras, vivió una pesadilla provocada por el hombre y consentida por el entorno más cercano de él.
Así lo recoge la sentencia, que relata que la pareja se casó en el año 2014 tras un acuerdo entre familias. Poco después el marido se trasladó a O Barco, localidad a la que también llegó la víctima en febrero del 2017. Dos años después el matrimonio, que ya había tenido una hija, viajó a jovenlandia y fue a partir de ese momento cuando las cosas se complicaron para ella. El acusado, Bilal K., se volvió a Galicia y dejó a su mujer sin documentación en el país africano, lo que motivó que no pudiera regresar hasta el 2020. Antes de eso, el marido ya había interpuesto una demanda de divorcio, solicitando que se investigaran los actos de su esposa y su posible infidelidad.
Pero sus pretensiones no fueron adelante y esto pudo haber originado que a partir de entonces empezara a maltratar a su mujer. Ha quedado probado que le daba golpes, la insultaba y la amenazaba. Así lo aseguró ella durante la vista oral, celebrada el pasado mes de febrero. «En una ocasión me dijo que me iba a tirar al río y me pegó en la boca», declaró ante la jueza, dando cuenta del sometimiento que soportaba. «No me dejaba dinero, íbamos juntos al supermercado porque yo no podía ir comprar sola», explicó, asegurando además que tampoco el hombre le permitía salir con sus amigas. También relató que durante una agresión el acusado llegó a meterle una fregona en la boca para que ella no gritara.
La jueza concede total credibilidad a la declaración de la víctima, a pesar de que el sospechoso negó las agresiones. Lo condena a un año de prisión y le impide contactar con la perjudicada durante tres años.
Una voluntaria de Cruz Roja se va a vivir con un viajero jovenlandés y la intenta degollar
