Condenada una progenitora a 21 años de guandoca por agresión sensual, vejar y lesionar "con crueldad" a sus hijos pequeños a los que enviaba a por droja

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Tenía cinco hijos de entre 2 y 10 años. Los golpeaba con palos, cinturones o hierros, les tiraba del pelo y les arrastraba por el suelo. A uno de los niños le llegó a poner una cuchara hirviendo en la zona genital y permitió que agredieran sexualmente a otra hija
Condenada una madre a 21 años de cárcel por agresión sexual, vejar y lesionar con crueldad a sus hijos pequeños a los que enviaba a por droga

EMILIAN ROBERT VICOLPixabay
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castellón ha condenado a una mujer a 21 años y medio de prisión por delito continuados de agresión sensual, exhibicionismo y exhibición de material pronográfico a menor, lesiones de grave enfermedad psíquica y malos tratos habituales en el ámbito familiar cometidos sobre tres de sus hijos, menores de edad.

Según informa el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana en un comunicado, la Sala ha apreciado en su conducta las atenuantes de drojadicción y dilaciones indebidas, así como la agravante de parentesco para todas estas infracciones penales a excepción de las lesiones.


El padre de las víctimas también ha sido condenado a seis meses de prisión y a multas por un delito de malos tratos habituales en el ámbito familiar, exhibicionismo y exhibición de material pronográfico a los menores.



Ambos progenitores no podrán acercarse a menos de 200 metros ni comunicarse con los perjudicados y tendrán que indemnizar conjuntamente con 20.000 euros a cada uno de ellos.



El fallo también impone a la mujer condenada la obligación de indemnizar con 60.000 euros a su hija mayor, por los daños y las secuelas que sufrió a consecuencia de los hechos.


Relato de los hechos



Los dos acusados tuvieron cinco hijos, cuatro chicas y un chico, entre los años 1999 y 2008. Según el relato de hechos probados recogido en la resolución judicial, desde el nacimiento ninguno de los progenitores afrontó el menor cuidado de los niños e incumplieron de forma grave y reiterada los deberes de la patria potestad.



Así, los indicadores de riesgo apreciados en los menores respondían a alimentación inadecuada, delgadez, ropa no apropiada o en mal estado, retraso en el desarrollo, absentismo escolar o dificultades en las relaciones.



De las cinco víctimas, fueron las tres más mayores, dos niñas y un niño, los que se vieron afectados en mayor medida por estas negligencias, debido al tiempo que pasaron con sus padres, frente a las otras dos hermanas, que tenían 2 y 4 años cuando se les declaró en situación de desamparo y su tutela fue asumida por la Administración.



Las conductas se vieron agravadas por las vejaciones reiteradas de la progenitora hacia sus hijos, a los que infligía malos tratos físicos y psicológicos sin que el padre, que pasaba periodos de tiempo en prisión, les defendiera o los intentara evitar.



Así, los tres niños eran agredidos físicamente por la progenitora, que les golpeaba con palos, cinturones o hierros, les tiraba del pelo y les arrastraba por el suelo. Al niño varón le llegó a poner una cuchara hirviendo en la zona genital en una ocasión.


Usaban a los niños para vender droja




Ambos progenitores consumían cocaína y heroína a diario delante de los pequeños, quienes además se ocupaban de suministrar a terceros la droja o ir en busca de ella. Según la sentencia, incluso llegaron a consumir estos estupefacientes.



Por otro lado, la pareja también mantenía relaciones sensuales delante de los menores y era frecuente que visionara con ellos películas de contenido pronográfico, por lo que el chico comenzó a desarrollar conductas sensuales inapropiadas para su edad.



Cuando el procesado ingresó en prisión, entre 2004 y 2007, la hija mayor, que en ese momento tendría 6 ó 7 años, fue objeto de abusos y agresiones sensuales por parte de un familiar y por una de las parejas que entonces tenía su progenitora, sin que ella lo impidiera.



Esta experiencia ha provocado a esta víctima graves secuelas psicológicas tanto a nivel de salud mental como de desarrollo de su personalidad.

La sentencia dictada por la Sección Segunda de la Audiencia de Castellón puede ser recurrida en apelación ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.

 
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