castguer
Madmaxista
Engatusados por el mandamiento de amar el despotismo oligárquico depositando una papeleta en el altar de la urna, tanto el compulsivo consumidor de cosa poco buena televisiva como el lector de Kundera adolecen de las mismas incultura, inconsciencia e irresponsabilidad políticas. Cuando los potentados temían que con el voto de las masas y de las mujeres sobreviniera un gobierno de los pobres, aquél no era un deber ni un derecho, sino un privilegio de los varones ricos. Después de la conversión del voto restringido en un derecho político al sufragio universal, los oligarcas, que son legitimados por la participación electoral, quieren presentarlo arteramente como un deber cívico.
Demos
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