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Será en Octubre
Compartir piso a los 60 años: «Sientes que has fracasado, pero los precios del alquiler son imposibles»
UXÍA CARRERALUGO / LA VOZ
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Ángela Gálvez tiene que compartir piso con una familiar de cuatro personas Óscar Cela
Cada vez más trabajadores de Lugo tienen que optar por alquilar una habitación, como Ángela Gálvez, que convive con una familia de cuatro personas
23 feb 2023. Actualizado a las 05:00 h.
Comentar · 6
La inflación y la subida de los precios de alquiler hace que para muchos trabajadores vivir solos en un piso ya sea un privilegio. El último informe de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) concluye que el alquiler de habitaciones coge fuerza también en la provincia de Lugo especialmente entre los jóvenes que empiezan en el mundo laboral.
La oferta de viviendas en alquiler está en mínimos históricos y el número de habitaciones individuales disponibles también es escaso. Aun así, es una opción a la que se recurre cada vez más y, en la ciudad de Lugo, ya son casi la mitad de los pisos en alquiler. Hay 90 viviendas en el circuito de comercialización, según Fegein, y 40 habitaciones. En toda la provincia, el total de pisos es de 300 y el de habitaciones, 75.
Por tanto, la mayoría de las opciones se encuentran en la capital ya que también es donde el coste de vida es mayor y más gente tiene que optar por compartir piso. Como explica Fegein, estos números no tienen en cuenta a los estudiantes sino que la mayoría son personas de entre 18 a 40 años que con sus ingresos no pueden hacer frente a un alquiler de manera personal. «Puede llegar a suponer más de un 50 % de sus ingresos», explican.
Sobre 200 euros
Mientras es prácticamente imposible encontrar un piso para una persona por menos de 400 euros en la ciudad de Lugo, el precio medio de las habitaciones se ubica en 225 euros. En algunas ocasiones, ya incluye los gastos aunque en la mayoría de casos van aparte y son compartidos. A nivel provincial, el precio medio por un cuarto es de 190 euros.
Actualmente, en la capital lucense se pueden encontrar habitaciones desde 150 euros, como el caso de una pequeña estancia en un piso de A Milagrosa. Cuenta con cama y mesa camilla. Una importante cantidad de opciones se ubican en la Ronda das Fontiñas. Los precios oscilan entre los 160 euros y los 280, sin los gastos incluidos. En su mayoría, son habitaciones con camas pequeñas y muebles bastante antiguos. También hay opciones dentro del recinto amurallado o en Augas Férreas. En este segundo caso los precios llegan hasta los 350 euros, incluyendo agua, luz, wifi, calefacción e incluso servicio de limpieza.
A nivel provincial tan solo hay ofertas disponibles en A Mariña, en Chantada o en A Terra Chá. En Vilalba hay dos habitaciones en alquiler, una de ellas por 250 euros y otra por 350. En el sur de la provincia, hay cuartos por 300 euros y en Chantada, un lucense alquilar la primera planta de su chalé y hay habitaciones por 250 euros.
Alquilar habitaciones ya cuesta como arrendar un piso en Galicia hace cinco años
D. CASAS
Larga lista de condiciones
Poder encajar en alguna de las habitaciones ofertadas en la provincia de Lugo tampoco es una tarea sencilla. Los propietarios particulares incluyen en los anuncios una larga lista de condiciones, en algunos casos. Por ejemplo, una de las habitaciones solo está disponible para trabajadores de la Xunta, del HULA o profesorado. Otras buscan expresamente solo chicas o solo chicos; y también las hay que prohíben fumar, escuchar música con altavoces, tener mascotas, hacer fiestas, invitar a gente a casa o que alguien se quede a dormir.
Ángela Gálvez, comparte piso a los 60 años: «Es muy frustrante, todas las experiencias que tuve fueron malas»
Los jóvenes que empiezan su trayectoria laboral con trabajos precarios no son los únicos que se ven obligados a compartir piso. «Cada vez somos más mayores», asegura Ángela Gálvez. Esta sevillana afincada en Lugo desde hace más de 20 años recientemente tuvo que volver a vivir de alquiler en una habitación porque se quedó sin trabajo. «Los precios son imposibles, incluso las habitaciones están caras, como mínimo 200 euros», explica.
Gálvez se mudó a Lugo tras quedarse viuda, justo cuando estaba intentando quedarse embarazada tras superar un cáncer de cuello de útero. Necesitaba cambiar de aires, pero llegar sola a una ciudad no es fácil así que al principio tuvo que compartir piso. Sin embargo, en cuanto consiguió trabajo pudo mudarse a una vivienda ella sola.
Ángela fue costurera, pescadera y trabajó en Correos, entre otras cosas. Sin embargo, la fibromialgia que padece fue menguando sus capacidades. «Tengo agotamiento crónico y mucho dolor, llegó un momento en el que estaba incapacitada para trabajar». Fue entonces cuando volvió, hace menos de dos años, a alquilar una habitación. «Sientes que has fracasado, pero es la única opción», sentencia.
La sevillana cuenta que todas las experiencias que tuvo en las distintas habitaciones fueron malas. «Es muy frustrante». De hecho, este mismo miércoles firmó el contrato de un nuevo piso que compartirá con otra mujer porque en el que está, donde convive con cuatro personas de una familia, tiene muchas humedades. Anteriormente ya se tuvo que cambiar varias veces por mobiliario que no funcionaba, por estar sin calefacción o por mala convivencia. «Algunos propietarios no me dejaban llevar a nadie al piso, otros compañeros hacían tanto ruido que no me dejaban dormir e intentaron hacerme pagar más luz de la que debía. Acabé teniendo crisis nerviosas», cuenta.
Además, Gálvez tiene una gata, lo que hace más complicado encontrar un hogar. «Toda mi familia está en Sevilla, ella es mi familia aquí pero nadie quiere animales». Ahora la sevillana espera mejorar sus condiciones en la nueva habitación, por la que pagará 200 euros. Mientras, está pendiente de acudir a un tribunal médico para recibir la incapacidad laboral. Para ganar algo de dinero, vende artículos artesanales en su página Cucadas de Ángela. Hace prendas femeninas y de bebé por encargo. «Aunque mi situación sea precaria es importante seguir haciendo lo que a una le gusta».
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Ángela Gálvez tiene que compartir piso con una familiar de cuatro personas Óscar Cela
Cada vez más trabajadores de Lugo tienen que optar por alquilar una habitación, como Ángela Gálvez, que convive con una familia de cuatro personas
23 feb 2023. Actualizado a las 05:00 h.
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La inflación y la subida de los precios de alquiler hace que para muchos trabajadores vivir solos en un piso ya sea un privilegio. El último informe de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein) concluye que el alquiler de habitaciones coge fuerza también en la provincia de Lugo especialmente entre los jóvenes que empiezan en el mundo laboral.
La oferta de viviendas en alquiler está en mínimos históricos y el número de habitaciones individuales disponibles también es escaso. Aun así, es una opción a la que se recurre cada vez más y, en la ciudad de Lugo, ya son casi la mitad de los pisos en alquiler. Hay 90 viviendas en el circuito de comercialización, según Fegein, y 40 habitaciones. En toda la provincia, el total de pisos es de 300 y el de habitaciones, 75.
Por tanto, la mayoría de las opciones se encuentran en la capital ya que también es donde el coste de vida es mayor y más gente tiene que optar por compartir piso. Como explica Fegein, estos números no tienen en cuenta a los estudiantes sino que la mayoría son personas de entre 18 a 40 años que con sus ingresos no pueden hacer frente a un alquiler de manera personal. «Puede llegar a suponer más de un 50 % de sus ingresos», explican.
Sobre 200 euros
Mientras es prácticamente imposible encontrar un piso para una persona por menos de 400 euros en la ciudad de Lugo, el precio medio de las habitaciones se ubica en 225 euros. En algunas ocasiones, ya incluye los gastos aunque en la mayoría de casos van aparte y son compartidos. A nivel provincial, el precio medio por un cuarto es de 190 euros.
Actualmente, en la capital lucense se pueden encontrar habitaciones desde 150 euros, como el caso de una pequeña estancia en un piso de A Milagrosa. Cuenta con cama y mesa camilla. Una importante cantidad de opciones se ubican en la Ronda das Fontiñas. Los precios oscilan entre los 160 euros y los 280, sin los gastos incluidos. En su mayoría, son habitaciones con camas pequeñas y muebles bastante antiguos. También hay opciones dentro del recinto amurallado o en Augas Férreas. En este segundo caso los precios llegan hasta los 350 euros, incluyendo agua, luz, wifi, calefacción e incluso servicio de limpieza.
A nivel provincial tan solo hay ofertas disponibles en A Mariña, en Chantada o en A Terra Chá. En Vilalba hay dos habitaciones en alquiler, una de ellas por 250 euros y otra por 350. En el sur de la provincia, hay cuartos por 300 euros y en Chantada, un lucense alquilar la primera planta de su chalé y hay habitaciones por 250 euros.
Alquilar habitaciones ya cuesta como arrendar un piso en Galicia hace cinco años
D. CASAS
Larga lista de condiciones
Poder encajar en alguna de las habitaciones ofertadas en la provincia de Lugo tampoco es una tarea sencilla. Los propietarios particulares incluyen en los anuncios una larga lista de condiciones, en algunos casos. Por ejemplo, una de las habitaciones solo está disponible para trabajadores de la Xunta, del HULA o profesorado. Otras buscan expresamente solo chicas o solo chicos; y también las hay que prohíben fumar, escuchar música con altavoces, tener mascotas, hacer fiestas, invitar a gente a casa o que alguien se quede a dormir.
Ángela Gálvez, comparte piso a los 60 años: «Es muy frustrante, todas las experiencias que tuve fueron malas»
Los jóvenes que empiezan su trayectoria laboral con trabajos precarios no son los únicos que se ven obligados a compartir piso. «Cada vez somos más mayores», asegura Ángela Gálvez. Esta sevillana afincada en Lugo desde hace más de 20 años recientemente tuvo que volver a vivir de alquiler en una habitación porque se quedó sin trabajo. «Los precios son imposibles, incluso las habitaciones están caras, como mínimo 200 euros», explica.
Gálvez se mudó a Lugo tras quedarse viuda, justo cuando estaba intentando quedarse embarazada tras superar un cáncer de cuello de útero. Necesitaba cambiar de aires, pero llegar sola a una ciudad no es fácil así que al principio tuvo que compartir piso. Sin embargo, en cuanto consiguió trabajo pudo mudarse a una vivienda ella sola.
Ángela fue costurera, pescadera y trabajó en Correos, entre otras cosas. Sin embargo, la fibromialgia que padece fue menguando sus capacidades. «Tengo agotamiento crónico y mucho dolor, llegó un momento en el que estaba incapacitada para trabajar». Fue entonces cuando volvió, hace menos de dos años, a alquilar una habitación. «Sientes que has fracasado, pero es la única opción», sentencia.
La sevillana cuenta que todas las experiencias que tuvo en las distintas habitaciones fueron malas. «Es muy frustrante». De hecho, este mismo miércoles firmó el contrato de un nuevo piso que compartirá con otra mujer porque en el que está, donde convive con cuatro personas de una familia, tiene muchas humedades. Anteriormente ya se tuvo que cambiar varias veces por mobiliario que no funcionaba, por estar sin calefacción o por mala convivencia. «Algunos propietarios no me dejaban llevar a nadie al piso, otros compañeros hacían tanto ruido que no me dejaban dormir e intentaron hacerme pagar más luz de la que debía. Acabé teniendo crisis nerviosas», cuenta.
Además, Gálvez tiene una gata, lo que hace más complicado encontrar un hogar. «Toda mi familia está en Sevilla, ella es mi familia aquí pero nadie quiere animales». Ahora la sevillana espera mejorar sus condiciones en la nueva habitación, por la que pagará 200 euros. Mientras, está pendiente de acudir a un tribunal médico para recibir la incapacidad laboral. Para ganar algo de dinero, vende artículos artesanales en su página Cucadas de Ángela. Hace prendas femeninas y de bebé por encargo. «Aunque mi situación sea precaria es importante seguir haciendo lo que a una le gusta».